martes, 31 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 1

Nikkit no podía evitar mirar hacia detrás mientras se alejaba junto a Durgul, habían sido muchas vivencias junto a Erwin y Ogmund, para él eran parte de su familia y el tener que dejarlos le había causado un gran dolor, aunque en el fondo sabía que de esta forma les estaba protegiendo, nunca había creído mucho en Sigmar pero Ogmund  había conseguido cambiar eso, ahora solo esperaba que Sigmar ayudase a sus dos amigos en la peligrosa empresa que tenían por delante..., el tiempo diría si se volverían a encontrar.


Durgul les contó que sus peores presagios se podrían haber cumplido, creía que Wasmeier había utilizado los conocimientos aprendidos durante las últimas semanas para junto al poder que había desatado en el templo volver a levantar al no muerto Constant Drachenfels, según una antigua profecía su regreso significaba la muerte del Emperador y la caída del Imperio, Durgul intentaría encontrar a Wasmeier y a Gideon mientras ellos se encargaran de encontrar el castillo Drachenfels y eliminar a Constant, tanto si había vuelto a la no vida como si aún seguía en su lecho de muerte, para ello deberían cruzar las Montañas Grises a través del  Paso del Mordisco del Hacha,  hasta llegar a Bretonia, a la ciudad de Montfort, en ella deberían de buscar a un estudioso, Ramkir Siegfried,  quizás él podría saber la ubicación del castillo, por desgracia atravesar las Montañas del Fin del Mundo en invierno era una locura por lo que Durgul utilizaría su poder para poder abrir un portal que los llevaría cerca del Paso del Mordisco del Hacha, pero deberían esperarse al día siguiente para que pudiera recuperar fuerzas, por desgracia Nikkit tenía que darles una triste noticia a Erwin y a Ogmund, no les acompañaría en esta nueva empresa, descubriendo su pecho les enseño la marca de Slaanesh que allí llevaba, estaba marcado y no quería poner mas en peligro a sus amigos por su culpa, además las esporas del templo pronto le convertirían en un no muerto si Durgul no encontraba una cura para ello, de momento marcharía con Durgul, este se encargaría de mantenerlo escondido de las garras de Slaanesh mientras intentaba encontrar una cura, a la vuelta del castillo de Drachenfels se volverían a encontrar en Kislev, la noche transcurrió en un ambiente melancólico ante la inminente separación del grupo, al día siguiente como Durgul había prometido consiguió abrir un portal , tras un sincero abrazo Nikkit se despidió de Erwin y de Ogmund con un hasta pronto...


Erwin y Ogmund aparecieron en un lugar desértico, ante ellos se levantaba una gran cordillera, Erwin la reconoció como las Montañas Grises, gracias a sus conocimientos consiguieron encontrar pronto el Paso del Mordisco del Hacha, atravesarlo les llevo varios días, su camino era estrecho, lo justo para que pasaran dos caravanas, el trayecto transcurrió sin problemas hasta que llegaron a la ciudad de Montfort, sin duda era la mayor ciudad-fortaleza que habían visto, compuesta por siete murallas, las tres primeras iban de lado a lado del paso y las otras cuatro circundaban al castillo que desde lo alto controlaba el paso y las tierras adyacentes, en la primera muralla una gran puerta daba acceso a una parte de la ciudad, en ella pagaron el peaje y buscaron una posada donde alojarse, ahora deberían buscar a Ramkir.


Tras recorrer varias librerías en una de ellas consiguieron averiguar que alguien con ese nombre había estado buscando un mapa de las Montañas Grises, poco más sabia de esa persona salvo que era del Imperio, pero si que les pudo describir como era, con esa descripción y buscando por varias posadas pudieron dar donde estaba hospedado, cogieron alojamiento allí mismo y esperaron a que regresara a la posada, tras unas horas de espera alguien con la descripción que tenían apareció por la puerta, Ogmund avanzó hasta él y presentadose mantuvo una conversación con el.
Era la persona que buscaban, Ramkir Siegfried y como su aspecto presagiaba era un Hechicero del Saber del Fuego, por un lado los conocía bastante y sabía de sus andanzas en Middenheim, conocía a Heironymus Blitzen y a Albrecht Helseher, ambos en su momento  le habían hablado sobre ellos, y aunque las palabras de Sigfrido Heinselh otro hechicero del Fuego atestiguaban que habían matado a Heironymus él nunca las había creído del todo, a fin de cuentas sus ansias de poder no lo hacían una persona muy de fiar pero por desgracia tenia buenos padrinos, para suerte o desgracia Ogmund y Erwin necesitaban a Ramkir para encontrar el Castillo de Drachenfels, y Ramkir necesitaba un grupo para poder penetrar en sus ruinas y poder dar con Constant, por lo que de momento trabajarian juntos y el tiempo se encargaría de quitar las pequeñas sospechas que aún pudieran quedar entre ellos.


Ramkir había encontrado una pista sobre la persona que estaba buscando, Jeann Dáncord, al parecer había encontrado un castillo entre las brumas del las Montañas Grises, pero desde entonces no dejaba de decir incoherencias que le habían dado la fama de estar loco,  unos jovenzuelos lo habían visto entrar en una casa de los bajos fondos maniatado por dos hombres encapuchados, al día siguiente junto a Erwin y a Ogmund se acercaron al lugar, era una casa abandonada, tras un vistazo por la parte trasera descubrieron que había una trampilla que bajaba al sótano, con cuidado abrieron sus puertas y empezaron a bajar las escaleras que daban  al sótano, un desagradable olor subía de su interior, Erwin encabezaba el grupo, justo cuando llego al final de la escalera dos hombres se abalanzaron sobre él, al primero lo pudo esquivar pero al segundo no lo vio venir,  cogido por sorpresa no pudo evitar el golpe de espada, otra cicatriz en su cara, por suerte varias bolas de fuego de Ramkir y el martillo de Ogmund acudieron en su ayuda acabando con los dos hombres, al iluminar la estancia pudieron ver que ambos hombres presentaban signos de putrefacción y un pequeño altar de Nurgle estaba en el fondo de la estancia, en un lateral y tras una reja había tres hombres, por su aspecto y acento eran campesinos bretonianos, cuando los liberaron no dejaron de agradecérselo, les contaron que el día anterior había venido un hombre encapuchado, ese hombre se había llevado a su primo Jeann Dáncord, ellos habían venido desde su aldea al Sur de Montfort para intentar encontrar un remedio para la locura de su primo, pero desde que llegaron habían ido desapareciendo para aparecer aquí, no paraban de lamentarse de haber salido de su pueblo, Serrac, y solo querían volver a el, otro de sus miembros había sido llevado a la habitación que había cerrada enfrente, pero cuando la examinaron y vieron que había sido descuartizado en otro altar improvisado de Nurgle, les dijeron que allí no estaba, que eran libres y que se marcharan...

miércoles, 25 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 22

Cuanto mas se acercaba mas podía sentir los vientos de la magia, como había sospechado Wasmeier se encontraba en las antiguas ruinas del templo del Caos rodeado de cientos de demonios, con los conocimientos que había atesorado en Bolgasgrad había conseguido despertar el antiguo poder que allí palpitaba esperando ser restaurado..., la lucha fue despiadada, la magia que allí había era demasiado fuerte, incluso para el mismo Durgul, de cada demonio que destruía se volvían a formar dos mas, pero el poder que Durgul había aculmulado durante estos cientos de años le hacia ser un hechicero mas que temible, exhausto consiguió acabar con todos sus enemigos hasta conseguir llegar a Wasmeier, o lo que que quedaba de lo que un día fue el juez de Middenheim, ahora su cuerpo había mutado, varios tentáculos salían de su cuerpo y su cara había dejado de ser humana, por desgracia cuando Durgul pudo llegar hasta donde estaba Wasmeier este traspaso un portal desapareciendo del lugar, dejando a Durgul con las manos crispadas, mientras un grito de frustración recorría el lugar...



Con cautela empezaron a caminar por el túnel que habían salido las ratas gigantes, poco a poco fueron avanzando, en la tierra se podían apreciar huellas de varias de esas criaturas, llegaron hasta un cruce donde dos corredores se dirigían hacia el Norte mientras un tercero se abría hacia el Este, de este último se apreciaba que venía un ruido de agua, el silencio mas sepulcral reinaba en el lugar, con mucha cautela Erwin y Nikkit se dirigieron hacia el corredor del Este mientras Ogmund les cubría las espaldas por lo que pudiera suceder de los corredores del Norte, cuando Erwin y Nikkit entraron en el corredor pudieron ver que comunicaba con una gran caverna por donde discurre un río subterráneo, poco mas pudieron apreciar puesto que varias de esas ratas se abalanzaron sobre ellos, al mismo tiempo Ogmund pudo escuchar ruido de pisadas que venían corriendo hacia él desde los corredores del Norte, a los pocos segundos de esas alimañas se abalanzaron sobre él, el combate fue duro pero poco a poco estaban consiguiendo mermar a sus enemigos, pero del fondo de la caverna una de esas ratas apareció masticando un extraño polvo negro mientras hacia claros gestos de magia, una guadaña se manifestó en sus garras, por desgracia Erwin pudo sufrir en sus propias carnes el poder de dicho arma, por suerte Sigmar estaba a su lado protegiéndolo de todo mal, Erwin contraatacó hiriéndola de gravedad, pero no pudo evitar que volviera a usar su poder para que una gran nube fétida inundara la caverna haciendo que primero Ogmund y luego el resto cayeran al suelo inconscientes, presas de terribles pesadillas, por suerte antes de que Erwin cayera pudo atravesar a tan vil criatura destrozando su corazón y con ello habiendo eliminado a todas las ratas que allí había.



Primero despertó Ogmund, iluminar la estancia pudo ver a todas las ratas muertas y a sus dos compañeros tumbados en el suelo, heridos pero vivos, poco a poco fueron despertando de sus propias pesadillas, juntaron todos los cuerpos y les prendieron fuego mientras desandaban sus pasos hasta el antiguo templo de Sigmar y luego hasta volver al templo de los Enanos a través de la puerta secreta, volvieron a cruzar esa parte del templo hasta la puerta que no habían abierto la anterior vez, cuando llegaron ante ella pudieron ver que la pared que antes daba por terminado el pasillo ya no estaba, el pasillo continuaba dando paso a un pasillo que había sido excavado, antes de seguir por allí abrieron la última de las puertas que les quedaba por examinar, en su interior pudieron ver una habitación que parecía el dormitorio de Durgul, pudieron percatarse que varios de sus libros cambiaban de sitio, incluso Ogmund pudo ver durante un segundo como unos ojos aparecían en uno de los lomos de  uno de los libros,  con cautela abandonaron la habitación y siguieron por el pasillo, el pasillo en todo momento ascendía hasta que por fin salieron al exterior, estaban en los pantanos que había fuera de la ciudad, de repente pudieron oír la voz de una mujer entonar un conjuro, en ese momento la tierra tembló levantándose ante ellos un dragón, o mejor dicho lo que quedaba de un dragón, en varias partes de su cuerpo se podían ver sus huesos o la piel colgando, sus ojos emitían un color verde fantasmagórico, a su lado una mujer caminó hacia ellos, esa mujer humana era Durgul, en sus  ojos se podían apreciar los cientos de años que había vivido y en sus palabras siempre utilizaba el masculino, tras escuchar las palabras de nuestros héroes su tono fue relajándose pasando del enojo a la resignación por haber destruido el templo de Zubassin y la muerte de Alexis III, sus acciones habían sentenciado a la ciudad, con la muerte de Alexis III la gente había perdido a su caudillo y con la destrucción del templo de Zubassin,  Necoho se haría con el control, perdiendo la ciudad la protección que estos le proporcionaban, el Norte volvía a ser fuerte y grandes cambios se avecinaban, incluso los Skaven volvían a hacerse de notar tras cientos de años de estar escondidos, las tierras del Imperio volvían a enfrentarse entre ellos por tener el control para cuando el emperador enfermo cayera, todos estos presagios solo podían significar una cosa, el Caos estaba a punto de volver a parecer y con ello el Imperio ardería en llamas, Wameier les había engañado acumulando y robando un poder muy peligroso, en el Norte se había desatado un gran poder, Wasmeier podía ser el causante de ello, Durgul junto a su dragón zombi partieron hacia allí, mientras nuestros héroes volvieron sobre sus pasos saliendo del templo por donde hacia varias horas habían entrado, con rapidez consiguieron llegar hasta la casa del hechicero, allí le contaron todo lo sucedido menos el descubrimiento del templo de Sigmar, le apremiaron para que informara a Bogdanov de lo que allí habían descubierto y con su ayuda salieron de la ciudad tomando el camino del Norte, la travesía de varias horas hacia el Norte les llevo hasta las antiguas ruinas de un templo dedicado al Caos, allí pudieron encontrar a Durgul, sus manos aun estaban en carne viva, de sus ropas solo quedaban jirones, el cansancio se reflejaba en su cara, alrededor suya se podían ver cientos de restos de cuerpos deformes de color rosa, el aire crepitaba en pequeños chispazos de pura magia, el poder allí desatado había sido de tal magnitud que aun quedaban resquicios que poco a poco iban despareciendo, pero por desgracia Durgul no había podido atrapar a Wasmeier, o lo que quedaba de el, ahora estaba tocado por el Caos, su cara había envejecido, se le había escapado entre los dedos a través de un portal, ahora mismo nadie podía saber donde había ido....

miércoles, 18 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 21

Skeech no podía evitar mirar el agua con regocijo, por fin habían dado con el río subterráneo que cruzaba la ciudad, cuando terminaran de contaminar el río solo faltarían unos días para que la enfermedad se propagara entre sus malolientes humanos, muy pronto todo el Imperio seria pasto de una purga en la que los pocos que consiguieran sobrevivir caerían bajo las huestes de los Skavens que vendrían después,  en su búsqueda habían encontrado lo que parecía ser una antigua cripta, había mandado a sus Alimañas a investigarla, pero solo habían encontrado huesos, Skeech había notado una presencia en aquella cripta, una presencia que le había erizado los pelos del lomo, de momento se había retirado lo mas lejos posible, ya tendría tiempo de averiguar mas cuando la ciudad cayera en sus manos...





Después de acabar con Alexis III nuestros héroes siguieron avanzando por el pasillo flanqueado por columnas, el pasillo acababa abruptamente en una pared, pero antes de acabar salían cuatro bifurcaciones que daban a otras tantas habitaciones, con cuidado se acercaron a sus puertas de madera donde después de escuchar no percibieron ningún ruido, con cuidado las fueron abriendo, en una de ellas pudieron encontrar lo que parecía ser una despensa, repleta de alimentos de primera calidad, en otra de las puertas una especie de cocina, lo cual les resultó muy extraño ya que no disponía de ningún tipo de ventilación por donde poder evacuar el humo, en la tercera puerta encontraron una biblioteca, llena de libros sobre astronomía, historia, hierbas y nigromancia, algunos de los volúmenes estaban escritos en élfico, pero en muchos la letra era de la misma persona, quizás eran obras del propio Durgul, por último se dirigieron hacia la última habitación, pero justo cuando se disponían a abrirla decidieron volver sobre sus pasos, Ogmund había empezado a escuchar como alguien pronunciaba su nombre y le guiaba por algún motivo, siguiendo las indicaciones de Ogmund avanzaron hacia la parte Norte del templo hasta llegar donde se encontraba el derrumbe, allí en una de las paredes encontraron una puerta secreta que por el polvo que dentro se encontraba nadie había pisado en cientos de años, con cautela avanzaron por un oscuro pasillo que poco a poco ascendía, por fin llegaron hasta otra puerta secreta que tras accionarla penetraron en una estancia que parecía que en su día había servido para preparar los cadáveres antes de ser enterrados, de sus paredes colgaban sudarios deshilachados por el paso del tiempo, en la puerta del Sur pudieron ver que se encontraba una despensa, la otra puerta daba a una gran sala, en ella subida a un pedestal había una gran estatua de Sigmar orientada hacia la fortaleza enana de Karaz-a-Karak, uno de sus brazos empuñaba su martillo mientras la otra estaba levantada como otorgando una bendición, en la bóveda del techo se podía ver frescos que representaban la vida de Sigmar, en la pared del fondo dos antorchas permanecían encendidas iluminando la estancia, mientras Erwin y Nikkit permanecían vigilantes y miraban por la estancia. Ogmund se acercó con solemnidad a la estatua de su Dios, al acercarse pudo ver que en unos de sus lados había una llave y un gran libro de cuero que narraba la vida y obra de Sigmar, debajo del libro un pergamino contenía una parte de la profecía en la que Sigmar volvería para salvar al Imperio en su hora mas aciaga, al pronunciar la profecía la luz de la habitación disminuyó a la vez que los ojos de la estatua refulgieron, en la cabeza de Ogmud volvió a escuchar la voz que le había guiado hasta allí, ``El momento se aproxima, ¿estarás listo?´´, y tras la respuesta afirmativa de Ogmud, la voz le volvió a hablar ``Te daré una señal,ve y encuentra la fuente del Caos que mancha mis tierras´´, tras lo cual la luz de la habitación recuperó su intensidad y el refulgor en los ojos de la estatua desaparecieron, cogieron la llave y siguieron investigando el templo, al Este pudieron encontrar otra despensa mas grande que la que vieron anteriormente, también dieron con la que sería la habitación del abad y gracias a la llave pudieron acceder a la biblioteca del templo, en ella pudieron ver volúmenes con la historia del templo desde su construcción, también pudieron averiguar que en sus criptas estaba enterrado un antiguo héroe del Imperio, Siegfried Von Kesselring,  el cual gracias a su espada mágica Barrakul (Esperanza de las Montañas) había conseguido mantener a raya a los hombres bestia y a su líder un guerrero del Caos hasta que pudieron venir refuerzos, pero en la lucha sufrió heridas que le causaron la muerte, al Sur de la sala del altar una puerta daba a un vestíbulo que comunicaba con unas escaleras que ascendían hacia el exterior, pero por desgracia un derrumbamiento había taponado ese camino, pensando que en la sala principal del altar debería haber algún acceso a las criptas empezaron a buscar allí, Ogmund derramando agua sobre el altar pudo percatarse que el agua desaparecía por debajo del pedestal donde se izaba la estatua, examinando con detenimiento la estatua al tocar el brazo que tenía extendido esté bajo haciendo que la estatua junto al pedestal descendieran hasta un nivel inferior, ante ellos tenían el acceso a las criptas, con cuidado descendieron, ante ellos pudieron ver un ancho pasillo del que partían otros mas estrechos donde había nichos, mientras avanzaban tanto Ogmund como Erwin pudieron oír el ruido de agua y unos pasos que se arrastraban, el típico ruido de una rata pero mucho mas fuerte, con cautela avanzaron hasta donde habían escuchado ese ruido y aunque no vieron a nadie si que al fondo de ese pasillo en la pared se podía ver un agujero que daba a un túnel, y por el suelo vieron con claridad huellas de ratas pero del tamaño de un enano, con cautela Erwin y Nikkit se quedaron vigilando que nadie entrara por allí mientras Ogmund buscaba la tumba de Siegfried Von Kesselring, la cual se encontraba escondía tras otra, oculta a la vista de cualquier ladrón de tumbas, en ella estaba el esqueleto de Siegfried Von Kesselring, y sobre su pecho descansaba Barrakul, un mandoble con una vaina de cuero enjoyada, tanto la vaina como el mandoble parecía que hubiesen sido forjados hacia poco tiempo, con un gran respeto Ogmund cogió el arma volviendo sobre sus pasos, en ese momento tres enormes ratas del tamaño de un enano y armadas con armas entraron a través del agujero cargando sobre Erwin y Nikkit, la primera cayó ante los disparos de ambos, mientras que su compañera llegaba ante ellos cayendo bajo la espada de Erwin, la tercera portaba una especie de incensario que hacia girar sobre su cabeza esparciendo un humo fétido a su alrededor, Erwin y Nikkit la mantuvieron a raya hasta que Ogmund apareció desenvainando el mandoble y dándole el golpe de gracia a esa abobinación.



Tras meditarlo, Ogmund le entregó el arma a Erwin, de momento por sus conocimientos el era el mas indicado para blandir el mandoble, del agujero de donde habían aparecido las ratas se podía escuchar ruido de agua y del alguna mas de esas criaturas, de la última rata que habían dado muerte vieron que portaba unas esferas que desprendían un olor a putrefacción, si el ruido de agua que se oía era del que se abastecía la ciudad de agua, era posible que estuvieran intentando envenenarla, solo tenían dos opciones, o volver al antiguo templo enano para seguir buscando al hechicero y su demonio o penetrar por el túnel y acabar con la amenaza de las ratas, tras meditarlo decidieron adentrarse por el túnel y acabar con lo que allí hubiera...

jueves, 12 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 20

Mikhail Lementov tenía pequeños momentos de lucidez, aunque cada vez eran menos frecuentes, apenas recordaba cómo había llegado hasta donde se encontraba encerrado, aunque poco o nada importaba ya, recordaba como lo que parecía ser el Príncipe Alexis III le había ensartado el pecho con un  mandoble, eso debería haber sido su muerte pero tras agonizar el dolor fue desapareciendo hasta dejar de sentir nada, para su propio asombro podía andar con ese agujero en el pecho, mas tarde gracias a las palabras de la mujer humana que se hacía llamar Durgul  empezó a comprender que no respiraba ni sentía nada porque ahora era un no muerto, se había convertido en todo aquello que como cazador de brujas había perseguido...


Al igual que en el nivel superior Nikkit avanzó por el ancho pasillo flanqueado por columnas, hacia el Sur una niebla ocultaba que había mas allá, un olor a incienso provenía de allí, además Ogmund podía sentir un foco de poder poderoso, por lo que Nikkit dirigió sus pasos hacia en el Norte, en esa dirección el pasillo terminaba abruptamente en lo que parecía había sido un derrumbamiento, pero en el pasillo  había cuatro cámaras, dos a cada lado, tres de ellas estaban repletas de nichos funerarios del tamaño de Enanos, pero estaban vacíos, la cuarta cámara estaba cerrada con una puerta de madera, con un pequeña ventana de barrotes de hierro a mitad de altura, en su interior había un hombre, Mikhail Lementov, aunque después de mirarlo bien pudieron percatarse de que aparte de tener un gran agujero en el pecho la carne se le estaba secando y empezando a caer, como él mismo les dijo era un no muerto, había sido muerto por el Príncipe Alexis III y según le había contando la mujer humana que se hacía llamar Durgul y su amigo el Tileano había contraído la plaga al respirar unas esporas en los jardines del nivel superior, y eso era lo que había provocado que no hubiese muerto para convertirse en lo que era ahora, no podía sentir nada, ni hambre, ni dolor, nada, y eso por lo visto les tenía intrigados a Durgul y al Tileano, tras hablar un poco mas con el y viendo que había perdido la cabeza con todo lo que le había sucedido, decidieron que lo mas seguro era dejarlo allí antes que liberarlo, y haciendo acopio de valor decidieron entrar en la niebla que había al Sur del pasillo, si las palabras de Mikhail eran ciertas allí podría encontrarse el Príncipe Alexis III, y así fue, en medio de una gran cámara circular pudieron ver un altar dedicado a Zuvassin, la sala estaba  repleta de esqueletos de Enanos y al lado del altar un enorme guerrero ataviado con lo que parecía ser una  armadura del Caos y un gran mandoble, su cara era cadavérica, pero aun así el parecido con el Príncipe Alexis II era mas que manifiesto, era su hijo, el caudillo del pueblo de Bolgasgrad, el Príncipe Alexis III, y aunque Ogmund por una vez intento dialogar con el, no hubo respuesta alguna por su parte, con rapidez cargo sobre ellos, mas aun cuando de su interior saco una gema de color rojo que al aplastar con su mano provoco que un demonio se manifestara, un sacasangre se materalizo al lado del altar y tras un alarido de rabia su mirada se fijo en Nikkit, cargando sobre el, Erwin se enfrento a Alexis III mientras Nikkiit se defendía como podía del demonio, mientras tanto Ogmund ponía todo su empeño en destruir el altar, al fin lo consiguió,  justo a tiempo de que Alexis III aplastara otra de sus gemas para levantar a los esqueletos de los Enanos que allí había, la destrucción del altar  provoco que eso no ocurriese y que  el demonio tras un grito de fustracion fuera devuelto al plano del que provenía, aun así Alexis III propino golpes mortales con su mandoble, pero Sigmar estaba de parte de nuestros héroes y milagrosamente pudieron esquivarlos dejando la muerte para otro momento, el combate fue duro y interminable, hasta que por fin se dieron cuenta que los golpes que le propinaban no parecía que le afectasen, con lo que decidiron quemarlo vaciando la carga de aceite del farol que Nikkit llevaba, y así es como al final el Príncipe Alexis III encontró la muerte...


                                     
Sin apenas fuerzas  tras el combate contra Alexis III decidieron parar unos minutos para recuperarse y para así vendar las heridas de Erwin, al otro lado de la sala pudieron ver que seguía el pasillo flanqueado por columnas ...

jueves, 5 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 19

El cielo poco a poco se iba tornando de color rojizo, las nubes eran atraídas hacía donde estaba el gran circulo de piedras, tan antiguo que nadie sabia desde cuando estaba allí, solo los Dioses del Caos conocían su antigüedad, y allí abajo rodeados de esas extrañas piedras se encontraba un hechicero junto a un pequeño demonio alado, aquella no era la primera vez que había visitado aquel lugar, ni seguramente la última, el hechicero portaba entre sus manos un gran libro de tapas negras de cual mientras pasaba sus extrañas páginas entonaba extraños cánticos que resonaban dentro del circulo de piedras, poco a poco los vientos de la magia danzaban alrededor de aquel lugar desprendiendo destellos de pura energía...




Con cautela avanzaron por la ciudad hasta llegar a la entrada secreta del templo de los Antiguos Aliados, una vez dentro consiguieron llegar hasta la biblioteca del templo, en la cual tras asegurarse de que no había nadie abrieron la puerta que tenían enfrente, dicha puerta daba acceso a una habitación que parecía un trastero, en ella se había varios cofres donde se había guardado todos los objetos litúrgicos de los antiguos dioses que antes eran venerados en la ciudad, también había un par de cofres que contenían guirnaldas y objetos de decoración, y debajo de ellos descubrieron que había una trampilla que daba acceso a unas escaleras que descendían a lo que parecía un nivel inferior del templo, con cautela empezaron a descender por las escaleras, cerrando la trampilla para que nadie pudiera notar nada extraño, descendieron varios metros hasta que por fin llegaron a una gran sala donde se podía apreciar unas dobles puertas de bronce, pero gracias a la aguda vista de Nikkit pudo vislumbrar un extraño movimiento en la parte mas oscura de la habitación, tras iluminar hacia esa zona pudo ver como un oso caminaba hacia ellos, rápidamente formaron una línea de para poder luchar contra el y aprovechar la ventaja numérica, al fijarse en el pudieron ver que era un oso no muerto, entre los tres consiguieron reducir al oso haciendo que cayera al suelo, para una vez allí reducir su cabeza a pequeños trozos esparcidos por la habitación, una vez eliminado el peligro pudieron fijarse un poco en los símbolos que había inscritos en las puertas, según Ogmund eran caracteres Enanos, parecían runas de protección para que el lugar no fuera profanado, pera las runas habían sido rotas, con solo tocar las puertas con la mano están se abrieron silenciosamente dando paso a unas escaleras de caracol que descendían.


Descendieron un buen rato hasta llegar a lo que parecía un pasillo de varios metros de ancho con dos filas de columnas que lo recorrían, del Norte del pasillo pudieron ver que venía una luz tenue, mientras del Sur amortiguado por la distancia parecía provenir ruido de alguien que estuviera trasteando, Nikkit avanzo con cautela hacia el Norte, allí pudo ver como el pasillo desembocaba en una gran sala circular, esta tenía en todo su perfil distintos bultos de entre 1.50 a 1.80 de largo enrollados en linio blanco y en el centro de la estancia estaba Leonid Barismann en estado de trance o meditación, según se acerco a la sala a Nikkit pudo apreciar el poder que emanaba de allí, algo que lo incomodaba, con cautela se fue retirando hacia donde estaban Erwin y Ogmund, les contó lo que allí había visto y decidieron que primero intentarían averiguar que había en la otra dirección, ese lado del pasillo desembocaba en otra gran sala circular, en la que había distintas parcelas de tierra donde crecían distintas variedades de plantas, según entraban en la sala y notaban un gran picor que les hacia estornudar, pero nadie pareció percatarse de aquello, nadie menos un grupo de no muertos enanos que avanzaron hacia cualquiera que entrara en la sala, al parecer deberían de tener muchos años, de ellos solo quedaban los huesos, y iban ataviados con distintos utensilio de jardinería, al parecer eran los encargados de cuidar de aquel invernadero tan peculiar, atrayéndolos a uno de los lados de la sala y corriendo luego hacia el otro lado descubrieron como el pasillo continuaba, adentrándose por ese pasillo vieron como de uno de sus lados había una abertura que daba acceso a otro tramo de escaleras circulares que descendía , pero antes de bajar Nikkit inspeccionó donde acababa el pasillo, este terminaba en otra sala donde un hombre de mediana edad vestido con una bata y un sombrero blanco deambula de aquí para allá tarareando un canción en Tileano mientras llevaba distintas probetas, la sala en un lado estaba repleta de distintos objetos de todas las partes del Imperio, muebles y lujosas alfombras de Arabia, mientras que el otro lado había probetas y tubos de ensayo propios de un científico, con la misma cautela que había llegado Nikkit se retiro hasta donde estaban sus otros dos compañeros, decidiendo que mejor seguirían bajando hacia el siguiente nivel antes que arriesgarse a hacer ruido y ser descubiertos, con suma cautela descendieron hasta dar paso a una abertura que daba a un pasillo muy similar al del piso superior..., lo que habría en aquel pasillo pronto lo iban a descubrir...

sábado, 30 de noviembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 18

Todo estaba yendo según lo previsto, había pensado mucho en todo aquello y por fin se acercaba el día de dar el golpe definitivo, cuando llegase ese día todo el Imperio se postrarían ante él, y después seguirán el resto del Viejo Mundo, ese hechicero del tres al cuarto se creía que tenia controlada la situación, pero como muchos otros simplemente era un pequeño títere al que usaría hasta que no lo necesitase...




Tras surgir el nombre del que fuera juez de Middenheim, el juez Wasmeier, Nikkit narro lo que allí ocurrió durante el carnaval, según Nikkit su tía que trabajaba en el palacio y le había contado  todo lo que allí ocurrió, con pelos y señales y cien por cien verídico, esa fue la coartada que utilizó Nikkit para no desvelar sus verdaderas identidades y para intentar poner en alerta de las intenciones del juez Wasmeier y su aliado Gideon, tras su narración el Príncipe Alexis II se mostró realmente preocupado y sintió alivio al saber que el Graff Boris no había sufrido ningún daño, tras ello mando al Sacerdote Barismann que intentara averiguar si ese tal juez Wasmeier tenía algo que ver con el Hechicero que era conocido de su consejero Vladimir.
Por otro lado el Sacerdote Barismann invito a Ogmund a que paseara junto a él por la ciudad, en esa visita Barismann intento que Ogmund entendiera el bien que le hacia todo el tema de los no muertos a la ciudad, y también al resto del Imperio, pero Ogmund era fuerte en sus creencias y las ideas de Barismann las rebatió con las suyas propias sobre la integridad de no tocar nada que estuviera tocado por el Caos, pero Barismann tenia guardada una noticia que verdadera o falsa hizo que por un segundo Ogmund titubeara sobre sus ideas, le hizo participe de que viajaba con alguien que estaba tocado por el Caos, mas concretamente por Slaanesh, y ese amigo suyo era el halfling Nikkit, al cual si el quería le podían ayudar a eliminar cualquier estigma que pudiera tener, y aunque mas tarde fue el propio Ogmund quien se lo pregunto abiertamente a Nikkit este en todo momento lo desmintió, aunque en Ogmund la duda ya estaba sembrada, tras su largo paseo con Barismann por fin se despidieron amablemente y encaminó sus pasos hacia la posada, allí no se encontraban sus amigos, por lo visto hacía ya rato que habían salido, aunque no tuvo que esperar mucho para averiguar donde habían ido, un chico le trajo una invitación del hechicero de la ciudad Vladimir Slepov para que se reuniera con ellos en su casa, y hacia allí dirigió Ogmund sus pasos.




Mientras tanto en los jardines del Príncipe Alexis II, Vladimir Slepov se acerco a Nikkit y a Erwin para invitarles a su casa, y con voz baja les dijo que quizá podrían hablar sobre el difunto Olvaga, allí acudieron después de dejar sus pertenencias en la posada, en un principio tuvieron una charla en la que Vladimir dejo entrever que estaba al tanto de los descubrimientos de Olvaga y que creía que había muerto por culpa de la maldición, una maldición que creía que se contraía cuando entrabas a formar parte del culto, no podía hablar con nadie de sus secretos o la maldición podía manifestarse como así parecía que había ocurrido, también les habló abiertamente al decirles que también trabajaba para Bogdanov, aunque su coartada en la ciudad estaba mas que asegurada, ya que el que informaba de todo lo que en la ciudad ocurría era Olvaga, nunca se había visto comprometido y así debería de seguir siendo, hasta ese momento todo parecía ir bien pero sin saber como y cuando, sin darse cuenta cayeron en un sueño muy profundo, despertando cada uno en una habitación distinta completamente a oscuras, Vladimir les interrogó uno por uno, la causa de todo aquello es que Vladimir pertenencia a un grupo de sabios que se hacían llamar el Circulo Dorado, intentaban hacer frente a cualquier peligro mágico o demoníaco que pudiera poner en peligro a las gentes del Imperio, Heironymus Blitzen era un gran amigo suyo al cual ya hacía años le había entregado el anillo que Nikkit portaba en su dedo, Heironymus llevaba perdido varios meses, lo último que se sabía de él es que había regresado de las Montañas Negras y que un grupo de dos humanos y un halfling lo había raptado o eliminado en Kemperbad, todo ello había sido corroborado por un hechicero de Altdorf, un antiguo conocido de ellos, Sigfrido Winsford, por suerte para ellos las versiones de Nikkit y de Erwin fueron las mismas haciendo que Vladimir les creyera y confiara en ellos, no así Erwin que desde entonces su propio orgullo de haber sido tratado como un misero ladrón hizo que mas adelante negara cualquier ayuda de Vladimir hacia ellos, tras ese pequeño incidente y una vez claro su papel en todo lo referente a Heironymus, Vladimir les insto a que entraran en el templo para intentar encontrar a ese tal Wasmeier y a su aliado Gideon, también les pidió que intentaran encontrar el libro de hechizos de Durgul, si es que realmente estaba en el templo, ya que nunca lo había visto, pero ante la negativa de Nikkit suavizo sus palabras dejándolas en que si veían algo que podría ser peligroso lo cogieran para luego destruirlo, el no podría ayudarles en el templo ya que no entraría con ellos, si alguien lo veía su coartada se vendría abajo, los vientos de la magia se estaban moviendo en el Norte y ahora mas que nunca su papel aquí era de máxima importancia, pero podía ayudarles con los no muertos, podía hacer que no los detectasen y si salían podía hacer que salieran de la ciudad sin que nadie los viera, pero desaconsejando sus palabras prefirieron no aceptar su ayuda y valerse por ellos mismos, a fin de cuentas era lo que hasta ahora siempre habían echo, y no les había ido nada mal, así que se prepararon y esa misma noche escondidos entre las sombras se dirigieron hacia la entrada secreta del templo...


martes, 19 de noviembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 17

Los últimos rayos de luz se iban desvaneciendo en el horizonte, hasta donde le llegaban los ojos podía vislumbrar un cielo que cambiaba de color, aquello no presagiaba nada bueno, en el propio aire se podía respirar que algo estaba próximo a ocurrir, y ese algo podría engullir todo a su paso, mientras estaba pensaba que debían hacer, con su mano acariciaba el hocico de su inseparable  montura...



Con paso raudo llegaron hasta la posada y de allí a sus habitaciones, donde decidieron que irían esa misma noche hasta el templo, sin el mapa de Olvaga era correcto esta misma noche penetrarían en el, tras recorrer ,a ciudad esquivando a las patrullas por fin llegaron a la parte trasera del templo, allí es donde debería esconderse la puerta secreta que figuraba en el mapa, con cautela se acercaron hasta donde debería estar y mientras Nikkit y Ogmund buscaban como entrar Erwin vigilaba la puerta de la cocina desde donde se podían oír claramente los pasos de alguien, Nikkit por fin pudo encontrar dos piedras que al presionarlas dejaron entrever el contorno de una puerta, pero al empujarla para abrirla un fuerte chillido fue acompañado con el estruendo de un armario al caer al suelo, estaba colocado justo detrás de la puerta y al abrirla se precipitó al suelo, y aunque Nikkit pudo cogerlo no pudo evitar que se desplomara, con rapidez volvieron a cerrar la puerta y corrieron hasta la seguridad de unas piedras que estaban en la oscuridad, de la puerta de la cocina un iniciado salió y tras cerciorarse que fuera no había nada extraño  volvió a sus quehaceres en la cocina, tras el susto inicial volvieron hasta donde estaba la puerta secreta y tras accionarla por segunda vez entraron cerrándola tras ellos, tras encender una lámpara pudieron examinar la estancia, por su estado parecía que hacía mucho que nadie la había pisado, en ella había varios objetos litúrgicos de un Dios del Caos renegado, Ogmund pudo distinguirlo como Zuvassin el Deshacedor, al fondo de la estancia había un panel de madera que tras encontrar su mecanismo en un lateral de la pared se abrió deslizándose, con cautela avanzaron por un corredor que daba a otro panel de madera lisa, este cedió hacia adelante permitiéndoles la entrada hacia la biblioteca, en ella lo único reseñable que pudieron encontrar fue unas líneas escritas por el propio Olvaga de la cronología de Bolgasgrad y como fue  formado el Culto, con esos papeles y tras esconderse de la vista de unos pasos que cruzaron la biblioteca decidieron salir del templo y volver a sus habitaciones en la posada.



Al día siguiente una de las hijas de la posadero les despertó con un nota que había traído la alguacil Katya, en ella eran invitados a un almuerzo en los jardines de Palacio, para así poder comprobar sus telas y sedas, sin tiempo que perder prepararon la carreta con las muestras de tela y con su propio equipaje por si tenían que salir de la ciudad con premura, se encaminaron hacia Palacio donde tras el registro de rigor de los guardias entraron, allí estaban reunidos el Príncipe Alexis II junto a su esposa y hermana, el médico y hechicero de la ciudad y varios miembros importantes de la ciudad, mientras Erwin exponía su muestrario apareció un hombre alto y robusto, con una barba bien cuidada, de unos cincuenta años, haciéndose a un lado hablo con el Príncipe Alexis II, Nikkit pudo medio escuchar que le daba la noticia de que Olvaga había fallecido esa misma madrugada, quizás por culpa de la maldición, y que anoche el consejero Vladimir había estado por el templo junto a su amigo de Middenheim, tras la insistencia del Príncipe el sumo Sacerdote Leonid Barismann accedió a almorzar junto a ellos, en el almuerzo fue presentado ante Erwin, Nikkit y Ogmund, al parecer ya conocía de su visita a casa de Olvaga y de que su señor había tenido alguna relación con el bibliotecario Olvaga, aunque por sus palabras dejaba entrever que algo no le terminaba de cuadrar, por otro lado mantuvo una amistosa charla con su homólogo Ogmund sobre lo que estaba bien o no de las prácticas religiosas que se estaban haciendo en la ciudad, les contó algo del nuevo culto que allí se había erigido, pero dejo bastante claro que para profundizar en el deberían antes hacerse miembros, al parecer Durgul era el principal artífice de que el culto fuera posible y de que la ciudad tuviera un ejercito no muerto, además otro nombre conocido planeo sobre la mesa, hacía un mes que un hechicero de Middenheim bajo la protección del consejero Vladimir había entrado a formar parte del Culto, ese hechicero era Karl-Heinz Wasmeier, un antiguo conocido que durante su estancia en Middenheim casi les llevo hasta la muerte...



miércoles, 13 de noviembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 16

Allí estaba, ante él lo que tanto había anhelado durante todos estos años, por fin lo tenía a su alcance, sus dedos se crisparon mientras lo sostenía en sus años, llenos de satisfacción a la vez que de placer, lo que había sido un sueño ahora se hacía realidad, una sensación de victoria lo embargaba según iba pasando hoja tras hoja de aquel libro, en su cabeza memorizaba cada una de sus palabras, cada una de sus complicadas fórmulas...



Una vez en la ciudad de Bolgasgrad se encaminaron hacía una de las posadas que les había dicho Katya Villanova, en concreto a la de la Cigüeña y el Armiño, una posada dirigida por Daryenka Alendrova y sus dos hijas, por lo menos  la posada estaba limpia y su comida era decente, en ella alquilaron una habitación para Erwin y otra para sus ayudantes Nikkit y Ogmund, durante la cena pudieron entablar un poco de conversación con una de las hijas de la posadera, informándose un poco de quien dirigía el culto a los antiguos aliados, y de que la ciudad contaba con un saludable comercio, con comerciantes que venían del Norte, de Praag, y algún que otro extranjero que como ellos había venido de la lejana Middenheim,  también pudieron percatarse que la gran mayoría de sus habitantes portaban un colgante del que colgaba una estrella y sobre ella una doble Y invertida, al parecer era el emblema del culto, el cual estaba comandado por su líder espiritual, según ellos un gran hombre, lleno de bondad hacia sus feligreses, el sacerdote Leonid Barismann.





A la mañana siguiente se dedicaron a pasear por la ciudad, pudieron percatarse que nadie les seguía y que no había rastro alguno de las deidades oficiales del Imperio, prácticamente toda la ciudad había abrazado la nueva religión, incluso la convivencia de los vivos con los no muertos parecía de los mas normal, a mitad de mañana encaminaron sus pasos hacia el templo donde como cada día a mediodía se realizaba un acto religioso, pero antes de llegar se informaron que si no pertenecían al culto no podrían presenciar ni participar de dicho acto, por lo que dieron media vuelta dirigiéndose de nuevo a la posada, en la cual durante la comida pudieron hablar primero con una de las muchachas y luego con su madre Dayenka sobre Julius Olvaga, esta les dijo donde vivía junto a su hermana Ivinia Olvaga, aunque no los había vuelto a ver desde que Julius se desplomó fulminado en medio de la calle, por lo visto su cerebro había sufrido un colapso mientras regresaba del templo camino a casa, él siempre había sido el encargado de la biblioteca que el templo poseía, incluso cuando el templo estaba dedicado a los dioses del Imperio el ya se encargaba de los libros que allí había, también durante la comida tuvieron la visita de la alguacil Kayta Villanova, les traigo una invitación para Erwin y los ayudantes que creyera oportunos para cenar en la mansión del Príncipe, en presencia de este y de sus familiares, estaba interesado en las telas y sedas con las que comerciaban.

Con la tarde por delante, antes de la cena en la mansión del Príncipe decidieron visitar a la hermana de Julius Olvaga para poder verlo con sus propios ojos, Ivinia una mujer de unos cincuenta años les contó lo mismo que la posadera Dayenka, su hermano era un apasionado de los libros y toda su vida la había dedicado  a ellos, siendo el encargado de la pequeña biblioteca del templo, el sacerdote Barismann en persona había visitado varias veces a Julius pero por desgracia nada se podía hacer por su estado, ante la insistencia de Ogmund Ivinia les permitió subir a las habitaciones a visitarlo y aunque se le notaba nerviosa y incomoda consiguieron que Ogmund y Nikkit se quedaran a solas durante unos minutos con Julius, Ogmund pudo constatar que en verdad Julius había sufrido un colapso cerebral irreversible y también pudo escuchar como de forma mecánica repetía varias frases sin sentido y hacía mención a un mapa, un mapa que Nikkit encontró escondido debajo de unos de los cajones de la mesa de estudio  de Julius, el mapa mostraba las dependencias del templo y en ella se mostraba una puerta secreta para entrar en el propio templo y llegar hasta la biblioteca, con el mapa en sus manos se despidieron de Ivinia volviendo a la posada para acicalarse para la cena con el Príncipe.

Como mandaba la etiqueta se presentaron en palacio cinco minutos antes de la hora, allí tras comprobar sus nombres fueron conducidos hasta un gran salón donde compartieron cena junto al médico de la ciudad Aleksandre Gapon, un hombre de unos cincuenta años con el pelo corto y blanco ya entrado en carnes, también junto a Vladimir Slepov, un hombre alto y delgado, de pelo negro y lago y con un bigote estrecho y largo que le llegaba hasta el mentón, al estilo oriental, al poco hicieron acto de presencia el Príncipe Alexis Chokin II, un hombre de unos ochenta y seis  años de aspecto activo, acompañado de su mujer Annya Dobrovna y su hermana Magda Dobrovna, y junto a ellos el consejero del Príncipe Vladimir Yurik, un hombre de unos sesenta años, con poco pelo ya entrado en carnes pero con paso enérgico.



                                                                                                                                                                 
Durante la cena el Príncipe se disculpó por la ausencia de su hijo Alexis III, el cual ocupaba su tiempo en liderar a las tropas de Bolgasgrad y en mantener su espíritu en comunión con los antiguos aliados, se interesó por las telas y sedas que comerciaban así como del lugar de donde provenían, quedando gratamente satisfecho por las explicaciones que le iban dando, quedando convencido de volverse a ver en brevedad para poder ver esa mercancía, lo poquito que pudieron hablar con el médico Ogmund pudo deducir que mas bien era un médico de pacotilla, con poca idea de lo que alardeaba, de Vladimir Slepov pudieron averiguar que era un hechicero, un poco reservado y el único que no portaba el colgante del culto de los antiguos aliados, y con quien mas intercambiaron palabras fue con el consejero del Príncipe, el cual se mostró de una forma bastante descortés con ellos, hasta tal punto que el Príncipe harto de su descaro le mando que se marchara a ocuparse de ciertos asuntos, disculpándose ante Erwin por sus modales, atribuyéndolo a su estado desde hacía aproximadamente un mes cuando recibió la visita de un conocido venido del Imperio, con la promesa de volver a encontrarse pronto para poder ver el género que habían traído abandonaron el palacio, acompañados hasta la verja de salida por Katya Villanova, ya de camino a la posada un extraño olor llamo la atención de Erwin, su mano derecha tenía un ligero olor a ajo, esa era la misma mano que había estrechado al consejero del Príncipe antes de que este abandonara el gran salón, ese olor tan peculiar ya lo había olido antes, en Middenheim, en Gideon, el cual casi estuvo apunto de acabar con el Graff y suplantar su persona, el demonio que se les escapo por poco junto al hechicero Wasmeier, quizá podría tratarse de la misma persona o simplemente era una extraña coincidencia, con estos oscuros y atemorizadores pensamientos en sus cabezas dirigieron sus pasos a la posada, donde por lo menos tenían la certeza que una cómoda cama les esperaba...

martes, 5 de noviembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 15






Bogdanov se mesaba sus largos bigotes mientras con la mirada ausente miraba a través de la ventana, ya hacía varios minutos que había visto partir a los tres extranjeros, hasta ahora habían 
sido una grata sorpresa para la Nación de Kislev, pero ahora el asunto era mucho mas serio, si sus sospechas eran ciertas el problema de Bolgasgrad podría inflamar todo lo que tenía alrededor...





Tras haber dejado atrás el ahora desierto y abandonado pueblo de Morton su marcha hacia Kislev no tuvo ningún otro contratiempo, como la anterior vez fueron llevados hasta una habitación en un lateral del Palacio, allí se volvieron a encontrar con Bogdanov, el cual tras recriminarles que no hubieran traído con ellos a Gurthgano escucho atentamente todo lo que habían visto y descubierto en la ciudad de Chernozavtra, tras digerir todo aquello y pensar cual seria su siguiente movimiento les comunico a Erwin, Ogmund y Nikkit que se prepararan para partir hacia la ciudad de Bolgasgrad, en la ciudad tenían un infiltrado que les estaba informando de lo que allí estaba ocurriendo, había confirmado que los muertos caminaban por la ciudad entre los vivos, el culto a los principales dioses habían sido suplidos por el culto a los Antiguos Aliados, del cual apenas se sabía a quien adoraba, por desgracia desde hacía tres meses no habían tenido noticias de su confidente Julius Mikhailovitch Olvaga, deberían viajar hasta la ciudad y averiguar que le había sucedido a Julius Olvaga y seguir con sus pesquisas, averiguar que había detrás del culto a los Antiguos Aliados y ocuparse de Durgul, para ayudarles en esto último les entrego una daga a la que denominó como la perdición de los elfos, además se comprometio a proporcionarles todo aquello que necesitaran para preparar su coartada para entrar en la ciudad.

Aprovechando que aún tenían medio día por delante  se acercaron al templo de Verena para intentar encontrar algo de información sobre la ciudad de Bolgasgrad, allí mantuvieron una interesante conversación con el hermano Stefan, el cual les entrego un mapa de la ciudad junto a una pequeña cronología de la ciudad y de sus actuales gobernantes, la familia Chokin, los cuales se habían sublevado de Kislev autoproclamandose un estado independiente, por desgracia del culto a los Antiguos Aliados no sabían apenas nada y de Durgul solo que se relacionaba ese nombre desde cinco siglos atrás.



Tras su visita al templo de Verena decidieron que irían a la ciudad  como emisarios de un rico mercader de sedas de Middenheim, para ello prepararon un carro con distintas clases de seda de muestra, el viaje desde Kislev hasta Bolgasgrad discurrió sin ningún contratiempo, apenas a medio día de la ciudad se cruzaron con un pastor, el cual mientras fumaba una buena pipa controlaba como dos no muertos hacían su trabajo, en las pocas palabras que tuvieron con el pastor pudieron ver como este aprobaba el poder contar con no muertos para ayudarle en sus tareas, así como el apoyo incondicional al culto de los Antiguos Aliados, tras seguir el camino por fin llegaron hasta la ciudad, allí en el puente que cruzaba el río antes de entrar en la ciudad había un puesto de guardia apostado por dos torres de madera, en ellas había varios no muertos defendiendo el paso y junto a ellos una mujer que les dio el alto, Katya Villanova les informo sobre las costumbres de la ciudad, básicamente de que se respetase a sus gentes y la de no molestar a los no muertos, y que cada día se tenían que presentar ante ella, aquí en el puesto de guardia o por la noche en las dependencias del Príncipe, tras ello pudieron cruzar el puente y dirigirse hacia las puertas de la ciudad de Bolgasgrad...














































































































































































































































































































































































viernes, 1 de noviembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR.ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 14

Todo estaba yendo como lo habían planeado, habían tenido algún contratiempo, pero nada de lo que sucediera cambiaría los planes que tenían dispuestos, ni siquiera la intromisión de aquellos tres extranjeros trastocaría nada de lo planeado, pero no olvidaría sus caras, le habían importunado y se habían escapado con vida y eso era algo que no volvería a ocurrir, cuando tuviera tiempo para ello saldaría cuentas pendientes, entonces se divertiría viéndoles sufrir..., pero ahora no era momento de pensar en minucias, tenían cosas que hacer. se avecinaban tiempos de cambios....





Poco a poco dejaron atrás las interminables estepas hasta que por fin llegaron hasta la estribaciones de las Montañas del Fin del Mundo, según seguían el paso que las cruzaba iban ascendiendo y con ello el tiempo empezó a empeorar dando paso a un agua nieve constante que les iba calando poco a poco, por suerte para ellos a mitad de camino podrían calentarse y dormir bajo techo en el poblado de Morton, allí la vieja Bruja del Hielo Yulenka Vólkova podría examinar la herida de Erwin, la cual no parecía que estuviera curándose bien, pero según se aproximaban al poblado en el horizonte pudieron ver distintas columnas de humo, un humo que según se acercaron olía a madera quemada, cuando llegaron hasta el poblado de Morton vieron que había sido atacado, sus casa ardían y cuerpos de aldeanos tenían la nieve de rojo, según se aproximaban al pequeño templo pudieron escuchar un grito de dolor seguido del andar de varias pezuñas, el ruido provenía de detrás del templo, con cautela se aproximaron descubriendo a tres hombres bestias a los cuales dieron muerte rápidamente, para después entrar dentro del templo, allí estaba la anciana Bruja del Hielo Yulenka Vólkova, maniatada entre dos hombres bestias mientras otro ataviado con extraños cachivaches le iba propinando cortes a la vez que le gritaba en un idioma muy tosco, en cuanto lo vieron lo reconocieron como el shaman hombre bestia que se les escapo en la gruta de los espíritus, por el templo también se percataron de que había dos  hombre bestia mas, aunque uno de ellos mas parecía una abominacion del Caos, con temor por estar en inferioridad numérica decidieron hacerse fuertes en las puertas del templo, allí se enfrentaron a varios hombres bestias entre los que se encontraba ese ser tan monstruoso, pero con un gran esfuerzo y valentía consiguieron acabar con el, en ese momento Erwin y Ogmund corrieron hacia el altar para intentar salvar a la Bruja del Hielo, pero ya era demasiado tarde, el shaman hombre bestia había acabado con ella dejando solo un cuerpo consumido, por su parte Nikkit con su honda no dejaba de lanzar piedras hacia el shaman intentando con algún tiro afortunado acabar con el, mientras Ogmund corría por el templo sucedió algo extraordinario, de repente se escucho un trueno que hizo temblar hasta los mismos cimientos del templo, dando paso a una luz tan fuerte que cegó a todos los que allí había, esa luz  envolvió a Ogmund, el sintió como su cuerpo era ungido, dejando sus pesares y su cansancio atrás, parecía y sentía como si un nuevo Ogmund  hubiera nacido, sentía que Sigmar caminaba a su lado ofreciéndole toda su ayuda, poco a poco la luz fue desapareciendo mientras todo volvía a la normalidad, entre Erwin y Ogmund acabaron con los hombres bestias que quedaban. mientras Nikki aguantaba los embates del shaman hasta que con la ayuda de Erwin por fin consiguieron acabar con el antes de que consiguiera huir como la anterior vez.



Comprobaron que la Bruja de Hielo Yulenka Vólkova estaba muerta y que nada podían hacer por ella, los cuerpos de los hombres bestias los arrastraron fuera del templo y antes de que cayera la noche los quemaron en una gran fogata, sin ningún sitio mejor al que poder ir se prepararon a pasar la noche en el templo, por lo menos allí estarían al resguardo del frío viento y de la lluvia que no cesaba de caer suave y constantemente...



miércoles, 23 de octubre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 13

Ahí estaban esos tres extranjeros, a punto de descolgarse por las murallas de la ciudad,  con un simple movimiento de su mano podría impedir que escaparan de la ciudad, como todos, solo buscaban el oro, pero hacía muchos, muchos años que no había escuchado el nombre de Sulring Durgul, quizás fuera un simple disparate pero hacía muchos años que había dejado de creer en las simples coincidencias, los vientos del Norte estaban empezando a soplar con fuerza y aun sin saberlo esos tres desagradecidos le podrían ser de ayuda para sus propios planes...







Tras el ataque por sorpresa de Ogmund a Annandil todo ocurrió muy deprisa, Ogmund siguió enarbolando el martillo delante suyo, incluso lanzó el agua de su cantimplora alrededor con la intención de intentar localizarlo por si estaba invisible, pero de nada sirvió todo aquello, Erwin se movió con cautela hacia un lateral de la habitación, alerta ante lo que pudiera ocurrir, mientras que Nikkit permanecía alerta al lado de la escalera, él fue el primero que vio como la escalera se iba derrumbando, las piedras rodaban hasta ir juntándose formando un cuerpo humanoide de casi dos metros y medio, el combate fue duro pero tras varios golpes espectaculares por fin pudieron derrotarlo y con rapidez subieron hasta la azotea de la torre, allí se produjo un pequeño enfrentamiento entre Nikkit y Ogmund, Nikkit le recrimino a Ogmund el ataque sin sentido sobre Annandil, el cual les podría haber costado la vida a los tres, pero Ogmund lo justifico con que era un nigromante y que todo lo que había realizado en la ciudad era mas que suficiente para que mereciera la muerte, con los no muertos viniendo hacia donde se encontraban dejaron esa discusión apartada y tras pensarlo decidieron que irían a la casa mas lujosa de la ciudad para ver si encontraban en ella algo de oro para los Dolgan o al propio Annandil para darle muerte, tras correr por las murallas saltaron sobre el tejado de la mansión, con tan mala suerte que Nikkit cayó sobre una zona del tejado que no estaba en buenas condiciones, haciendo que parte de el se derrumbara bajo su peso, cayendo en medio de una habitación bastante amplia, tras Nikkit descendieron Ogmund y Erwin, la habitación era una gran alcoba, en ella sentada delante de un tocador había una no muerta vestida con ropajes recargados y varias joyas de gran valor,  acompañada por dos no muertas vestidas como damas de compañía, una de ellas le peinaba el pelo mientras la otra recogía los mechones de pelo que se le desprendían para volver a colocarlos con alguna especie de pasta, para que así se quedarán de nuevo pegados en la cabeza, las tres no muertas se giraron hacia ellos pero no se movieron ni respondieron ante las preguntas de Nikkit, tras unos segundos salieron por la puerta dejando a las tres no muertas detrás para ir inspeccionando la primera planta de la mansión, tras recorrer varias habitaciones de invitados llegaron al final del pasillo donde detrás de una gran puerta accedieron a un gran despacho, Erwin encontró un diario donde se relataba los últimos días de la ciudad cuando cayó presa de la peste, mientras Ogmund encontró una caja fuerte detrás de uno de los cuadros, tras varios intentos infructuosos de abrirla hizo acopio de fuerzas y con la palanca que llevaban forzó la caja fuerte hasta abrirla, en ella había una gran cantidad de monedas además de un sello real del Zar de Kislev, con todo ello y con los no muertos escuchándose en el piso de abajo salieron corriendo por donde habían entrado, ascendieron por el tejado y de allí hasta las murallas desde donde descendieron hasta ponerse a salvo de la ciudad maldita de Chernozavtra, ahora solo les quedaba lidiar con los Dolgan y con los Hobgoblins para salir de allí.

A Dafa le contaron que habían acabado con el nigromante que allí vivía, pero que la ciudad estaba maldita y que tardaría años en que todo volviera a como debería de ser, para reforzar sus palabras le entregaron el diario que habían traído de la ciudad para que pudiera dar validez a sus palabras delante de los Jefes de los Dolgan en el se relataba como una extraña enfermedad había acabado con mas de la mitad de la población, y como por el bien del Zar y de Kislev habían cerrado las puertas para que nadie pudiera salir y extender la enfermedad, incluso ante la falta de alimentos dándose casos de canibalismo, Dafa creyó sus palabras y ayudado por el diario convenció a los Jefes de que debían abandonar las pretensiones de entrar en la ciudad,  después de reunirse con ellos les devolvió el diario y entre ambos decidieron que llevarían el oro que habían sacado de la ciudad a Habblo para pagar el paso del vado a los Dolgan, pero los jefes Dolgan no tenían que enterarse de aquello, para ellos sería que los Hobgoblins les dejaban pasar porque no querían enfrentarse en combate, sin perder tiempo cogieron el dinero de la ciudad y unas joyas que el propio Dafa tenía y se dirigieron hasta el vado, cruzaron y fueron escoltados por los hobgoblins hasta la tienda de Habblo, allí le hicieron entrega del pago de los Dolgan, y aunque se mostró un poco desconfiado de la prominencia de las monedas de oro, con la ayuda de las palabras de Ogmund y de Nikkit consiguieron convencerle de que el oro era de los Dolgan y que para nada ellos habían penetrado en la ciudad de los muertos, tras el pago acordaron que al día siguiente los Dolgan abandonarían el lugar, esa noche durmieron en la tienda de Habblo, para al día siguiente junto a los jefes tribales  encabezaron la caravana de los Dolgan mientras cruzaban el vado y el campamento Hobgoblin, la tensión se palpaba en el ambiente, con miradas asesinas en ambos bandos, pero Habblo mantuvo su palabra y no se produjo ningún ataque y los Dolgan por fin abandonaron aquel lugar para dirigirse a sus tierras mientras nuestros tres héroes seguían su camino en dirección contraria, hacia las Montañas del Fin del Mundo, en dirección a Kislev, durante tres días una gran patrulla de Hobgoblins montados en lobos estuvo intentando dar con ellos, pero tras varios días de fracaso decidieron volver sin su presa...


miércoles, 16 de octubre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV, Sesión 12

Gurthgano Gorthaudh o mejor dicho Annandil contemplaba los cabellos de su amada Amrunmiriel mientras los volvía a pegar con delicadeza en la cabeza, como cada noche acudía a la alcoba de su amada a buscar su compañía y como cada noche durante estos últimos años salían a pasear a la luz de la luna, desde las murallas contemplaban las hogueras de los campamentos de los Dolgan y de los Hobgoblins, nunca les había quitado nada y en cambio ellos solo querían tomar la ciudad para saquearla y volver a dejarla abandonada, en todos estos años su poder y conocimiento sobre la nigromancia habían ido en aumento, sentía que le faltaba poco para dar con la clave para poder evitar la muerte y el sufrimiento de cualquier ser, y eso podría ser un gran logro para los tiempos que estaban por venir..., quizá entonces la gente empezara a ver que no todos los nigromantes eran malvados como algunos querían hacerles ver...


Tras pensarlo durante varias horas decidieron que al día siguiente volverían a entrar a la ciudad de los muertos, esta vez irían directamente a la torre de guardia, ayudados de unas cuerdas y garfios intentarían  trepar hasta su azotea donde cuatro no muertos hacían guardia, hablaron con Dafa para que parlamentara con los jefes tribales dolgans para preparar el señuelo en la otra parte de la ciudad, Dafa se reunió con ellos, además de conseguir su ayuda también trajo consigo unos pocos hombres para que les ayudasen en su intento de entrar en la ciudad, y junto a ellos un ultimátum de los jefes, o volvían con algo o sus vidas podrían ser el precio.
A la mañana siguiente y tal como habían planeado los dolgans se abalanzaron sobre la puerta de entrada a la ciudad para atraer sobre ella a los no muertos, aprovechando esa situación Erwin, Ogmund y Nikkit acompañados cada uno por un dolgan escalaron las murallas de la ciudad y tomaron posiciones, Nikkit ayudado por el dolgan consiguió subir hasta el tejado de la casa de lo que en su día había sido la torre de vigilancia, escondiéndose agazapado detrás de la chimenea mientras atraía a los cuatro no muertos que estaban de guardia en la azotea de la torre, en ese momento Erwin y Ogmund se acercaron a la carrera a la torre y ayudados por los dolgan y las cuerdas con garfios consiguieron subir hasta donde estaban los no muertos, cargando sobre ellos, al mismo tiempo en su regreso el dolgan que había bajado hasta la ciudad para ayudar a Nikkit fue interceptado por cuatro no muertos que al notar su presencia habían salido de una de las casas, presa del pánico se quedó paralizado mientras estos le agarraban y le arrastraban a la parte trasera de la torre de guardia, mientras alguien vestido de hechicero y con voz de hobgoblin les ordenaba hacerlo, para suerte de nuestros héroes no se percataron de lo que estaba sucediendo en la azotea de la torre, tras desaparecer de su vista Nikkit también consiguió subir donde estaban sus compañeros y entre los tres consiguieron reducir a los no muertos, en la azotea había una trampilla, gracias a la palanca que llevaban consiguieron forzarla descendiendo a lo que parecían unos aposentos de algún erudito, en ellos pudieron encontrar ropas holgadas, viales y pergaminos vacíos junto a tita y plumas, con cautela bajaron al siguiente nivel, allí encontraron lo que parecía ser un laboratorio de un alquimista o mago, y en el, absorto en su trabajo había un humano de pelo blanco y ojos almendrados, con unas extrañas orejas, la parte superior de ellas estaban como cosidas, aunque era algo que claramente intentaba ocultar con su pelo, no se percato de su presencia hasta que Nikkit habló, era Gurthgano Gorthaudh, también conocido como Annandil, tras su primera sorpresa de como habían entrado allí y de saber sus motivos les contó lo que sabia de Sulring Durgul, había mantenido correspondencia con el aunque ya hacia mucho de ello, a el le debía todos sus conocimientos sobre nigromancia, la primera vez que entablo contacto estaba en Arabia y desde ese momento entre ellos se creo un vinculo, le ayudo a poder traer de vuelta a su amada muerta, ella murió por su causa cuando intento frenar que lo desterraran de su casa por ser un mestizo, en ese momento de desaparición la ayuda de Sulring fue como una bendición, el vinculo entre ambos solo se rompió cuando se entero que Annandil no era un eltharin como Sulring, aunque odiaba a su propia raza seguía defendiendo los grandes descubrimientos culturales de sus ancestros, Sulring tenia mas de cinco mil años, y unos conocimientos de la hechiceria, la nigromancia y la alquimia muy superiores a cualquiera, habiendo viajado por todo el Viejo Mundo, su obsesión era la búsqueda del secreto de la inmortalidad, era algo que ya entonces le obsesionaba y lo atormentaba.
Tras charla durante un buen rato con el, Annandil se relajo ofreciéndoles una taza de té a cada uno de ellos, hacía mucho que no mantenía una conversación con extranjeros, eso hizo que se fuera relajando, con lo que no vio venir los sucesos que estaban por producirse, Annandil les dijo que podrían marchar libremente de la ciudad con solo una condición, una promesa, la de no atacar a ningún nigromante por solo el echo de serlo, si no era malvado y no hacía ningún mal a nadie no dejaba de ser como otra persona cualquiera, mientras acababa su frase de repente Ogmund de un salto se impulso con rapidez hacia Annandil, blandiendo su arma consiguiendo golpearle en un brazo, durante unos segundos de desconcierto Erwin también acudió raudo al combate mientras Nikkit gritaba que pararan y guardaran sus armas, pero Ogmund en su afán de limpiar este mal volvió a enarbolar su arma contra Annandil, pero justo en ese instante Annandil con un movimiento de su mano desapareció de su vista mientras unas palabras recorrían la habitación....esto es lo de siempre, os doy mi hospitalidad y me pagáis con ingratitud...

martes, 8 de octubre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 11

Dafa miraba como nuestros héroes escalaban los muros de la ciudad, a lo lejos se oían los ruidos que provocaban los Dolgan para atraer a los no muertos al otro lado de la ciudad, aquello les daría un tiempo precioso para que pudieran escalar las murallas y pudieran descender hasta las calles de la antigua ciudad de Chernozavtra, con desesperación rezaba a sus sagrados espíritus para que sus propósitos se cumplieran, pero un rato mas tarde sus mas oscuros presentimientos se vieron cumplidos cuando vio como a toda prisa nuestros héroes volvían a descender de las murallas, abatido dirigió sus pasos hacía ellos, otra vez había fracasado y con cada fracaso sus propios fantasmas cobraban mas fuerza...



Erwin despertó en la cabaña del chamán Dafa, allí también estaban Ogmund y Nikkit, por orden de Dafa el resto de dolgans habían abandonado la cabaña, tras preguntarles los motivos de su visita les puso un poco en antecedentes de la situación, habían intentado entrar en la ciudad pero sin ningún resultado salvo el de proporcionar mas no muertos a la ciudad, habían intentado quemar la puerta y las casas en su interior pero por alguna extraña razón no ardían, incluso consiguieron capturar a un no muerto con una cuerda pero al tirar de ella fue imposible moverlo, rompiéndose la cuerda en el intento, uno de sus guerreros consiguió escapar en una de las incursiones y en su huida corto uno de los brazos de un no muerto que lo tenía cogido, el brazo cayó fuera de las murallas pudriéndose en cuestión de minutos.
Cuando le preguntaron por Gurthgano Gorthaudh se encogió de hombros, nunca había oído ese nombre, pero si que conocía algo de eltharin y su significado era ``comandante muerto de la ciudad maldita´´, tampoco le sonaba el nombre de Sulring Durgul, pero una anciana les había visitado hacía unos meses, fue algo extraño, al igual que vino se fue, sin dejar rastro, comía y dormía con los guerreros, y estuvo visitando las murallas y pintando extraños símbolos rojos allí donde ya antes había extrañas marcas, toda ella desprendía magia, después de estar hablando durante un rato salieron al exterior, Dafa los llevo hasta las murallas y en ellas pudieron ver a los no muertos como patrullaban y también los extraños símbolos que en ellas había, también pudieron comprobar por ellos mismos como los no muertos parecía que sentían a los vivos siguiéndolos allá donde iban, durante su paseo por el campamento dolgan pudieron percatarse que aunque en tamaño podría ser como el campamento hobgoblin, había tiendas vacías, no serían ni la mitad que las tropas hobgoblins.

Tras pensarlo largamente decidieron que mañana a primera hora los dolgans harían una aproximación a la ciudad para atraer a la mayor parte de no muertos, para que así ellos pudieran entrar a la ciudad por el lado opuesto, el plan funcionó como lo habían planeado de antemano, con la distracción provocada por los dolgans pudieron escalar la muralla sin ser descubiertos, bajando a la ciudad por las escaleras del sur, las calles de la ciudad están llenas de basura, con cautela se dirigieron hacia la casa de la esquina sureste, una casa de dos pisos con paredes de ladrillo, con cautela abrieron la puerta la cual no estaba cerrada con llave, en su interior cuatro no muertos se estaban levantando, empezando a dirigirse hacia ellos, haciéndose fuertes al otro lado de la puerta esperaron a que uno de ellos saliera para con varios golpes certeros conseguir destrozarle la cabeza, pero aun así el no muerto se abalanzo sobre Ogmund cogiéndole fuertemente su escudo y empujándole hacia atrás provocando que otro no muerto saliera de la casa, ante la imposibilidad de matarlos con rapidez deciden salir corriendo no sin antes mirar la casa que estaba pegada a lo que antiguamente sería la  torre de vigilancia de la ciudad, en ella ven un establo con cuatro caballos no muertos y otros cuatro no muertos realizando tareas dentro de la caballeriza, sin tiempo para pensar mucho salen corriendo de la ciudad descendiendo por donde hacía unos minutos habían conseguido entrar.


Fuera les estaba esperando el chamán de los dolgans Dafa, abatido y con resignación vuelven al campamento, allí los cuatro jefes mantuvieron una acalorada discusión con el chamán, la tensión se podía palpar en el ambiente, el poder que el chamán pudiera tener o haber tenido sobre los dolgans se estaba debilitando, su propia vida pendía de un hilo, temeroso de ello confeso a Erwin, Ogmund y Nikkit que los dolgans no podían combatir contra los hobgoblins ni contra los no muertos, estaban en una clara inferioridad numérica, tampoco tenían el oro para pagar lo que Habblo pedía para poder cruzar el vado, eso suponiendo que los jefes dolgans accedieran a agachar la cabeza ante un piel verde, cosa difícil de conseguir, aunque creían que en la ciudad había oro para eso y mucho mas...

Por momentos la situación se ponía cada vez mas complicada, ni siquiera sabían si a quien buscaban estaría en al ciudad, y si volvían a entrar no se convertirían de uno mas de sus habitantes, por sus cabezas también pasaba la idea de abandonar aquel maldito lugar, pero de momento lo único que les salvaba de los cuatro jefes tribales era la protección del chamán, pero por cuanto tiempo, era difícil adivinarlo, eso sin contar al recibimiento que les daría Habblo si no regresaban con su oro, poco a poco el cerco se iba cerrando, quizá el destino habría dispuesto que acabarán sus vidas en esa inhóspitas tierras...