martes, 27 de febrero de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 3.

Los pulmones estaban diciendo basta, pedían mas aire mientras sentía como se quejaban dando  punzadas de dolor, corría lo mas deprisa posible, pero le faltaba el aire y sus piernas se quejaban del esfuerzo, tenia que aguantar, un poco mas y por fin llegaría al final de la calle, a la vuelta del almacén que estaba a su izquierda estaba el final de su carrera, solo un ultimo esfuerzo.

Exhausta por el esfuerzo, con el frío aire que corría por el puerto haciendo revolotear sus rojos cabellos pudo ver como  de Kemperbard se alejaba un barco, un barco al que tenia que haber llegado a tiempo, un barco en donde marchaban a quienes su maestro la había mandado encontrar, para darles un mensaje de ayuda, un barco al que habría de seguir..., por suerte un barco estaba siendo cargado y en pocas horas zarparía en esa misma dirección, en el, un hombre grande con unos cuantos kilos de mas y una voz atronadora no dejaba de mirarla desde la cubierta, la miraba con una mirada que de sobra conocía, no tenia mas opciones, debía partir cuanto antes si quería encontrar a las personas que buscaba, cogiendo aire se dirigió hacia el barco mientras con sus ágiles dedos repasaba que todos los ingredientes de sus hechizos estuvieran en la bolsa que llevaba al cinto, esperaba no tener que recurrir a ellos, pero llegado el caso no dudaría en ello...


Los días iban pasando, no paraba de llover y el viaje se hacia monótono, tras haber abierto el baúl y haber leído la carta decidieron que seguirían adelante, contaban con la sorpresa y el haber dado media vuelta para tener una conversación con Mathias Blucher les podría haber traído mas problemas, también decidieron confiar en el Padre Marcus, este escucho atentamente su historia y tras ver los objetos quedo claro que eran simples bagatelas sin ningún valor, los cuales mas tarde fueron arrojados por la borda hundiéndose en el Reik, por desgracia el Padre Marcus no disponía de los medios necesarios para ayudarlos, pero su viaje a Altdorf era a causa de que había sido convocado por el Gran Teogonista para participar en un cónclave a causa de los disturbios que se estaban produciendo en el Norte por el resurgir de los Hijos de Ulric, allí expondría su caso y intentaría ayudarles en lo que pudiera, también les pidió un favor si sus pasos se dirijan hacia Middenheim, a ochenta kilómetros de la ciudad en un claro retirado del camino había un pequeño santuario en el que había vivido de novicio, en el tanto los discípulos de Sigmar como los de Ulric vivían en hermandad, el santuario se había construido guardando una roca negra  que fue usada por Sigmar para defenderse de sus enemigos, y de la cual el Padre Marcus se había llevado una esquirla de la roca, quería que devolvieran la esquirla al lugar del que nunca tenia que haber partido.

Tras realizar el ultimo tramo del viaje y sin ningún contratiempo llegaron a la capital del Imperio, el Padre Marcus les bendijo en repetidas ocasiones y se despidieron cada uno siguiendo su camino, sin tiempo que perder Ogmund se encamino a los barrios bajos de Altdorf para conseguir una copia del sello de los Blucher, para así poder lacrar otra vez la carta, mientras Nikkit y Erwin cambiaron el baúl por uno mas pequeño y averiguaron que mañana una gran caravana saldría hacía Middenheim, eran cuatrocientos kilómetros los que les separaba de Middenheim, todos ellos a través del bosque de Drakwald, por lo que viajar en compañía era la mejor opción, una vez dispuesto y con Ogmund con el sello en el bolsillo se sentaron en la mesa de la taberna para un merecido descanso, fue Nikkit quien se percato de la presencia de Wanda en la taberna, la cual tras verlos mostró alegría, les había estado buscando, Heironymus necesitaba nuevamente de su ayuda, entre las ruinas del castillo Wittgenstein habían encontrado una carta que certificaba que aun quedaba vivo un descendiente, el cual se había asentado en Middenheim hacia unos meses, también había rumores de problemas en la ciudad desde hacia unos meses, quizás podría tratarse a que Gotthard Wittgenstein se hubiera servido de la piedra de disformidad para sus propios asuntos en la ciudad, Heironymus les pedía que intentaran encontrarlo y así poder averiguar si tenia la piedra de disformidad con el, y si estaba influyendo el o cualquier otro en los problemas que había en la ciudad, por otro lado Wanda también les comunico que las ultimas noticias de las que disponían de Hans y de Johann eran de que partieron hace varias semanas en dirección a Middenheim.

Al día siguiente partieron con la caravana hacia Middenheim, por el camino tuvieron algún altercado, pero gracias al ser un grupo numeroso no paso a mayores, también escucharon varios rumores sobre ciertos impuestos que la ciudad estaba cobrando a los sacerdotes, hechiceros y enanos, los cuales fueron corroborados según se iban acercando a la ciudad al ver alguno de estos tres grupos abandonar la ciudad con todas sus pertenencias, también se escuchaban rumores que el Graf Boris Todbringer había dictaminado esos impuestos para preparar la guerra contra el Emperador Karl Franz I, también se decía que este año el invierno seria duro, los lobos cada vez se acercaban mas a las poblaciones.

Como les había dicho el Padre Marcus a unos ochenta kilómetros de Middenheim vieron como una piedra marcaba el camino hacia el santuario, la piedra tenia los símbolos de Sigmar y de Ulric, uno a cada lado de la piedra, el de Sigmar había sido golpeado con una maza hasta desfigurarlo, desviándose por el camino y tras haber andando medio kilómetro, el camino desemboco en un claro en el que pudieron ver el santuario que buscaban, detrás de el un río atravesaba el claro para volver a perderse en la espesura del bosque, mas al norte casi al linde del bosque una casa alargada hacia de vivienda para los sacerdotes encargados del cuidado del santuario, alrededor del santuario seis guardia de brillantes armaduras blancas con un corazón ardiente en su pecho custodian las puertas del santuario y los siete caballos apostados en un lado de la edificación, Erwin reconoce que son Caballeros de la Orden del Corazón Ardiente, Templarios de Sigmar, los cuales tras hablar con ellos les dicen que tendrán que esperar a que termine una ceremonia privada para poder tener acceso al santuario, mientras hablaban Erwin se percata de que la persona que venia con los caballeros entro al santuario con cuatro sacerdotes de Sigamr, cuando el Padre Marcus les había dicho que allí convivían dos sacerdotes de Sigmar y dos de Ulric, tras comunicárselo al Capitán de los Caballeros las dudas hicieron mella en el y mientras se giraba para ordenar a uno de sus hombres que entrara a comprobar que todo estuviera en orden, una explosión proveniente del  interior del santuario hizo temblar el suelo haciendo que  las vidrieras saltaran por los aires en mil pedazos...






martes, 20 de febrero de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 2.

La mañana ya estaba bien avanzada, un hombre elegantemente vestido caminaba por el puerto frotándose las manos como quien se quiere quitar el frío, minutos antes había cerrado un trato con un insignificante capitán de barco, un mercader de pelo de caballo, un trato que a ojos de cualquiera seria insignificante, pero que para sus futuros intereses podría ser crucial, si su instinto no le fallaba, como nunca le había ocurrido, por tres pasajes para Altdorf obtendría grandes beneficios, las puertas del lejano Norte parecían que estaban mas cercas, con aire ausente y una gran sonrisa en la cara el hombre se volvió a frotar las manos pero esta vez la causa no era el frío, si no por el trabajo bien hecho, grandes cambios se avecinaban en el Imperio, y el estaba dispuesto a no dejar pasar la oportunidad que se le brindaba....



Ya avanzada la noche las llamas de la barcaza fueron por fin apagadas, la barcaza seguía a flote, pero los daños eran cuantiosos, poco mas se podía hacer durante la noche así que apesadumbrados por lo ocurrido nuestros tres aventureros se dirigieron a la Taberna el Cuello del Cisne, en ella varios de los comerciantes que allí se hospedaban y a los que habían conocido la noche anterior les acogieron con diferentes muestras de compañerismo ante lo ocurrido, tras darles ánimos y intentar mitigar sus penas con alguna que otra copa el tema de conversación fue derivando a la fiesta del Señor Matthias Blucher.

A la mañana siguiente, a primera hora inspeccionaron lo que quedaba de su barcaza, los daños eran cuantiosos, así que encaminaron sus pasos hacia los almacenes Blucher, allí era donde la noche anterior los había emplazado Matthias Blucher, estaba consternado por lo ocurrido, se había perdido toda la carga, nadie sabia o había visto nada, pero movería sus propios contactos para intentar averiguar quien estaba detrás de todo esto, también en cierta medida lamentaba lo ocurrido con la barcaza y se sentía en deuda con Erwin, Ogmund y Nikkit, así que les ofreció un trabajo, la mitad de lo acordado del viaje a Mariemburgo por llevar un arcón a Middenheim antes de que comenzara el Carnaval, y así con ese dinero se podrían arreglar los desperfectos de su barcaza, pero nuestros aventureros aun conservaban el contrato en el que claramente se podía leer que el responsable de reparar los desperfectos del barco era la familia Blucher, Matthias tras releerlo varias veces no tubo mas remedio que admitir que así era, estaba escrito y firmado así que se haría cargo de los daños que había sufrido la barcaza, Erwin, Ogmund y Nikkit tras meditarlo también accedieron a hacer el transporte del arcón a Middenheim, dos barcos zarpaban al día siguiente hacia Altdorf, el del gordo y mal hablado Alex Eisen, y el de Uairi Roddy un comerciante de pelo de caballo, tras haber tenido Nikkit una pequeña diferencia con Alex Eisen,  decidieron que viajarían hasta Altdorf con Uairi Roddy, se lo notificaron a Matthias para que se encargara de los tramites y del pago, mientras ellos visitaban la ciudad para reponer sus equipos perdidos en el incendio.

Al día siguiente, antes de mediodía por fin ponían rumbo hacia la capital del Imperio, justo antes de soltar amarras, al barco se le unieron tres nuevos pasajeros, tres sacerdotes de Sigmar, el padre Rolf y el padre Martin,  veinteañeros con torsos y brazos fuertes, y un tercero de mediana edad con cara de bonachón, el padre Marcus,  los dos jóvenes novicios portaban espadas al cinto como si con ellas quisieran proteger algo o ha alguien, provenían de un monasterio cercano a Dunkelberg, Nikkit entablo cierta amistad con el padre Rolf y el padre Martin averiguando que se dirigían a una reunión importante del padre Marcus en el templo de Sigmar en Altdorf, era la primera vez que ambos salían del monasterio y sus alrededores, les costaba esconder la emoción que sentían de poder vislumbrar las maravillas de Altdorf, el padre Marcus permanecía la mayor parte del tiempo bajo cubierta enfrascado en la lectura de un gran libro, aunque ello no le privo de sentir la perdida de fe en Ogmund y movido por ello tuvo un acercamiento hacia el, ofreciéndole su apoyo por si necesitaba hablar como amigo o como confesor...

Tras varios días de viaje tanto Ogmund, Erwin y Nikkit decidieron abrir tanto el arcón como la carta que se les había entregado, en el arcón no encontraron nada importante, una urraca disecada, una vaina de espada oxidada, una concha de mar grande y un manto de un peregrino cubierto con parches de santuarios de todo el Imperio, pero en cambio la carta si que desvelo oscuras intenciones, tras leerla varias veces pudieron entender que los objetos del arcón no valían nada, que en realidad la mercancía que debía llegar a Middenheim eran ellos tres, para quien o que...

martes, 13 de febrero de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 1.

La noche caía inexorable sobre la ciudad de Kemperbad, poco a poco sus gentes se refugiaban en sus casas después de una dura jornada de trabajo, pero aun con la fría noche envolviendo todo dos puntos de luz se alzaban sobre la ciudad, uno de ellos era en las afueras de la ciudad, en una gran casa se celebraba una gran fiesta a la que acudían toda la gente importante de la región, en el otro, un grupo de hombres se afanaban por acabar su jornada laboral, con la luz de sus candiles terminaban de cargar una barcaza que mañana partiría con las primeras luces del alba, pero la luz que emitían los candiles se fue empequeñeciendo a causa del fuego que empezó a engullir la bodega de la barcaza, y que poco a poco iba consumiéndolo todo..., mientras, alguien oculto en las sombras observaba como las llamas bailaban de alegría encima de la cubierta...


Después de dos semanas de un merecido descanso en casa del Hechicero Heironymus era hora de partir, Erwin, Ogmund y Nikkit habían casi decidido poner rumbo hacia la ciudad de Marienburgo pero Heironymus les pidió un ultimo favor, necesitaba que lo llevasen tanto a el como a Wanda  a Kemperbad, allí se iba a realizar una reunión secreta con sus colegas sobre lo acontecido en el castillo de Wittgenstein, sin perder mas tiempo al día siguiente emprendieron viaje hacia Altdorf y después hacía Kemperbad, un viaje sin contratiempos ni sobresaltos, tras 11 días de navegar por fin tenían ante si las altas paredes escarpadas de Kemperbad, antes de atravesar las esclusas con palabras de agradecimiento  se despidieron de Heironymus y de Wanda.

Mientras maniobraban para amarrar la barcaza en la zona portuaria dos hombres que allí había les llamaron la atención, parecía que hablaban entre ellos mientras miraban hacia la barcaza, uno de ellos alto y de avanzada edad asintió con la cabeza para acto seguido dirigirse a uno de los almacenes que tenia a su espalda, mientras el otro, un joven de veintipocos años se dirigía hacia la barcaza con una sonrisa en la cara, tras presentarse como Matthias Blucher, un joven alegre y con don de gentes, un importante mercader de esta zona del Imperio, les ofreció que fueran a ver a su camarada Max Wagner, necesitaban un barco como el de ellos para realizar un transporte, y seguro que el negocio les satisfaría con creces,  y así ocurrió, hablaron con el hombre mas mayor, Max Wagner, el trabajo era fácil, transportar una carga de lujosa porcelana venida de Catai hasta Marienbrugo, por ello Max les ofreció 600 coronas de oro, pero visto el poco interés que despertó en nuestros aventureros tubo que subir su oferta inicial hasta 750 coronas de oro para poder cerrar el trato y firmar el contrato, y que mejor forma de celebrarlo que en una buena taberna.

Una vez la barcaza estuvo amarrada en los muelles privados de los Blucher, Ogmund, Erwin y Nikkit se encaminaron hacia la Taberna Cuello de Cisne, de la taberna salia un olor a buena comida y vino peleón, dentro el ambiente era agradable, la taberna estaba muy concurrida de diferentes comerciantes venidos de todo el Imperio, mientras llenaban sus estómagos y refrescaban sus gargantas en ella conocieron a un tipo gordinflón de rudos modales y voz fuerte, Alex Eisen, el cual les contó lo bien que le habían ido los negocios y que pasado mañana partiría hacia a Altdorf desde donde luego se dirigiría hacia Middenheim para disfrutar del Gran Carnaval de la ciudad, y de sus mujeres en especial,  durante la cena también conocieron a Ruairi Roddy, un joven comerciante en un alto estado de embriaguez, el cual creía conocer lo que causo el derrumbe del castillo Wittgenstein, desde los enanos cavando bajo tierra hasta los hombres pez mordisqueando la arena, por suerte para ellos Thierry Ostend un comerciante de la zona se los quito de encima para que siguiera diciendo sus locuras en otro lugar de la taberna.

Sin mucho mas que hacer descansaron en la taberna para al día siguiente dar una vuelta por la ciudad hasta pasado el mediodía que se dirigieron hacia el puerto, esa era la hora en que debería de llegar la mercancía para ir cargándola en la barcaza, allí también estaban esperando un grupo de estibadores comandados por Klaus, un hombre muy corpulento, una vez llegada la mercancía y habiendo sido examinada por nuestros aventureros para ver que en realidad era porcelana se dio la orden para que se empezara a cargar en la bodega, en ese momento Klaus les entrego una carta del señor Matthias Blucher, era una invitación para esa misma noche en su mansión de las afueras, se celebraba el primer aniversario de su boda y se exigía etiqueta para poder asistir, Erwin aun conservaba un par de trajes que podrían valer para tal evento, uno para el y otro para Ogmund, así que con apenas tiempo buscaron una sastrería para poder confeccionar uno para el pequeño Nikkit, una vez los tres estuvieron elegantes se dirigieron dando un largo paseo hacia la mansión de Matthias Blucher.

A la fiesta había asistido la flor y nata de la alta sociedad de Kemperbad como de sus alrededores, incluso gente venida de Altdorf o Nuln, en ella nuestros aventureros estaban como pez fuera del agua, cuando eran presentados a alguien importante y se enteraban que no eran grandes empresarios o no tenían títulos eran ignorados, en la fiesta también se encontraba Luigi Belladona, el cual intercambio unas palabras con Erwin y Nikkit, mientras esto ocurría Ogmundo conoció a Rudolf Meier un mercader de Bohengafen, el cual guardaba un gran resentimiento hacia Matthias Blucher y el hermano de su mujer Karoline, un tal Heinrich Steinhager, desde que se produjo ese matrimonio de un Blucher con una Steinhager habían empezado a acaparar la mayor parte del negocio al Oeste de Altdorf, arruinando a su paso a mas de un pequeño comerciante.

Llegada la medianoche muchos de los invitados empezaron a marchar subidos en sus ostentosos carruajes mientras otros pocos preferían volver dando un fresco paseo a la luz de las estrellas, segun caminaban hacia la ciudad se podía observar un aura anaranjada que emergía de la zona del puerto, segun se fueron acercando el olor a quemado se hizo plausible, hasta que cuando por fin tuvieron a la vista el puerto, sus peores sospechas se hicieron realidad, un barco ardía en el puerto, y ese barco era el suyo, Klaus y los estibadores a su cargo se afanaban en apagar el fuego, un fuego que había consumido la carga que deberían de haber llevado a Marienburgo y que había dejado inservible el barco, cuando el fuego fue apagado por completo también descubrieron que parte de sus pertenencias habían ardido, el fuego había sido provocado pero nadie sabia quien había podido ser el causante, una hora mas tarde el señor Matthias Blucher apareció por el puerto, desolado ante lo que sus ojos contemplaban y obteniendo las mismas respuestas que ellos habían tenido sobre la posible identidad del culpable les invito a que pernoctaran el la Taberna Cuello de Cisne, los gastos correrían por su cuenta, ahora debía atender otras cuestiones y ya mañana hablarían de lo ocurrido...

Con pasos cansados y sin apenas mediar palabra Ogmund, Erwin y Nikkit se encaminaron hacia la taberna, por el camino en mayor o menos medida a su mente acudía la duda de que pasaría ahora con la barcaza y el cargamento que allí se alojaba, quien se haría cargo de todo ello....