domingo, 30 de abril de 2023

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS, Sesión 49

Juro ante Sigmar y Ulric, y en presencia de la compañía aquí reunida, servir a la antigua y noble Orden de los Caballeros Pantera de forma honesta y leal hasta la muerte, cumpliendo las Leyes de la Orden:

  • Servir y proteger al Graf, su familia, sus legítimos sucesores y los funcionarios por él designados hasta la muerte.
  • Rendir un servicio total y sin reservas a mis superiores en la Orden y a aquellos que nombren por encima de mí.
  • No permitir que una persona o cosa que lleve la marca del Caos viva mientras quede aliento en mi cuerpo.

La Orden tiene mi juramento, y sólo la muerte puede romperlo. Todos los aquí presentes son testigos.


El combate había llegado a su fin, Leopold había agarrado a Helmut y con su espada rozándole el cuello hizo que los cinco guardias que aun quedaban de pie se rindieran, mientras tanto Ramkir que aun estaba medio escondido en el bosque sintió algo raro entre la oscuridad de las ramas, a su espalda pudo distinguir el gran cuervo que habían visto el día anterior en la encrucijada de caminos, pero esta vez lo tenia a apenas unos metros, por lo que pudo apreciar que aquel cuervo aunque se movía y lo miraba fijamente en verdad no estaba vivo, de repente de su pico emitió un extraño graznido, y entonces Ramkir dejo de notar su brazo izquierdo, asustado corrió hacia el claro donde estaban sus compañeros gritándoles lo que había ocurrido, pero a la vez que esto ocurría de repente los soldados muertos empezaron a levantarse atacando tanto a sus antiguos camaradas como al grupo de héroes, uno de los soldados cayo bajo la espada de aquel no-muerto mientras los otros cuatro horrorizados huyeron del claro ante la visión de sus antiguos camaradas de nuevo en pie , por suerte Ramkir utilizo su magia para que aquellas criaturas volvieran a descansar en el sueño eterno del que no tendrían que haber despertado, pero sus problemas no habían acabado aun, el cuervo había sobrevolado el claro y junto a él había descendido del cielo un grifo que claramente había sido reanimado con artes nigrománticas, con toda certeza un nigromante debía estar cerca, el grifo ataco con ferocidad a Ogmund, pero este empezó a blandir el Ghal-Maraz, con él no le resulto complicado parar sus golpes, y entre Ogmund y Erwin acabaron con aquella abominación, para después lanzar el martillo al árbol donde estaba el cuervo, un crujido seco se escucho cuando este le golpeo, partiendo al cuervo en varios trozos que cayeron al suelo como un cascara vacía.


Fue Leopold quien lo vio, de la parte oeste del bosque tres hebras negras salieron en dirección a Ogmund, atravesándolo mientras le causaban un gran dolor, Leopold espada en mano corrió en esa dirección mientras volvía a ver otra vez como otras tres hebras negras volvían a salir hacía Ogmund, pero por suerte para él el Ghal-Maraz empezó a emitir una luz que disolvieron aquellos puñales de oscuridad, lo que ocurrió después apenas fueron duro unos segundos, Leopold por fin encontró al causante de todo aquello, una figura alta ataviado con ropas negras y una gran capucha que ocultaba su rostro, y aunque intento acabar con la vida de Erwin la magia le fue esquiva y ya no tuvo una segunda oportunidad para poder intentarlo, su cuerpo cayo inerte al suelo atravesado por las espadas de Leopold y Erwin, cuando lo arrastraron al claro y le quitaron la capucha pudieron ver lo que seguramente seria un humano joven si no fuera por su cara consumida y marchita a causa del uso de la nigromancia, aquel rostro claramente les recordaba a Erwin y a Ogmund a Ondurin Vonreuter, quien tenían delante debería ser su hijo mayor Sothelin Vonreuter, el cual fue al único que no vieron antes de acabar con el resto de su familia y quemar la mansión donde vivían, aquello ocurrió cuando abandonaron a la carrera Bögenhafem, de eso  ya hacía varios años, dejaron que su cuerpo se consumiera en la hoguera mientras rebuscaban en la tienda de Helmut, allí lo único relevante que encontraron fue la nota del mensajero que vieron llegar la tarde anterior, en ella se mencionaba que dentro de dos días se iba a producir una nueva reunión de todas las partes implicadas, que por fin el Graf Boris Todbringer les apoyaría para que Karl Franz renunciara al trono del Imperio y que por fin un verdadero Rey Norteño fuera el elegido para mandar al Imperio, sitiado y sin apoyos al traidor y débil Karl Franz no le quedaría otro camino que ceder ante sus demandas.

Debían decidir como traspasar las líneas de los ejércitos que estaban sitiando al ejercito de Altdorf, disponían de los trajes de los guardias de Helmut por si les servían para algo, pero antes debían decidir que hacer con Helmut, claramente podían sospechar que si era entregado a Karl Franz y este junto al Ghal-Maraz volvía a unificar al Imperio entregaría a Helmut al Graf Boris, no hacerlo solo podría acarrear nuevos enfrentamientos en el futuro, por lo que Helmut tendría que defender su inocencia ante un plebeyo que lo acusaba de la muerte de Ar-Ulric, claramente sin ninguna otra prueba la palabra de un noble valía más que la de un plebeyo, por lo que recuperaría sus posesiones, entre ellas la de su mujer, Ramkir y Ogmund querían juzgar y ajusticiar a Helmut allí mismo, su sentencia era clara, la muerte, pero Erwin no estaba de acuerdo con aquello, sus pensamientos eran entregarlo a la justicia para que fuera juzgado, el matarlo así de esa forma rompía sus votos de caballero, pero quizás más que eso iba en contra de sus creencias, de su honor, de la forma de ver la vida, a fin de cuentas todo el mundo tiene un limite, y si sobrepasa de que sirve todo lo realizado hasta entonces, quizás y solo quizás el Caos habría vencido..., pero y Leopold, sin duda la muerte o la vida de Helmut era a quien más le podía afectar, ya sea directa o indirectamente , pero en todo momento había permanecido apartado, casi sin entrar en la discusión que mantenían Ogmund y Ramkir con Erwin, una discusión que poco a poco iba subiendo de intensidad y que no parecía que fuera a llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes, la  tensión era más que palpable, si no fuera por todo el tiempo que llevaban juntos la discusión podría haber acabado de una forma más violenta,  por lo que antes que aquello fuera a más decidieron llevarse a Helmut atado y amordazado, tenían unas horas para pensar y ver que decisión tomar, aunque pasado ese tiempo el dilema seguiría siendo el mismo....



domingo, 2 de abril de 2023

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 48

Un graznido se escucho en el ahora silencioso bosque, un hombre muerto, y sobre él un cuervo completamente negro picoteaba sobre el rostro de aquel cadáver, arrancándole sus ojos...

Simbólicamente, los cuervos son un símbolo de la muerte y el proceso de transformación del mundo físico al espiritual. Sin embargo, en el lenguaje espiritual, la muerte no significa el acto físico de morir; más bien la muerte representa cambio, transición, transformación, y nuevos comienzos .

Si bien los cuervos representan la muerte y la agonía, esto también abre el camino a nuevas oportunidades y formas de crecer y evolucionar. El acto de morir representa la muerte del ego y la identidad superficial, y un recuerdo de la esencia más elevada,  representando el final y la separación de un estado del ser que conduce al comienzo de una existencia espiritual superior. A menudo, este puede ser un período difícil y desafiante, lleno de dolor, pérdida y agitación. Es por eso que los cuervos generalmente se asocian con energía negativa o de mal augurio. 




El camino estaba claro, debían viajar lo más rápido posible al Norte, a Delberz, y que mejor que seguir el gran camino que hacía allí discurría, siempre pegados a uno de sus lados por si debían esconderse en el bosque, y así les ocurrió a lo largo de ese día, una patrulla de seis jinetes galopaban en dirección Sur, eran seis soldados con los emblemas de Hochland, por suerte para ellos no fueron detectados y cada uno de los grupos siguió su camino sin problemas, pero antes de mediodía divisaron una carreta que había tenido algún percance y que su propietario estaba intentando arreglar, con cautela se acercaron hasta ella, quedaba claro que el hombre viajaba con su mujer y sus dos hijas, en la carreta llevaba todo lo que había podido cargar antes de huir de la guerra que se libraba en las inmediaciones de Delberz, el hombre en cuanto se percato de su presencia saco un viejo y oxidado trabuco con el cual les apunto, pero su nerviosismo era más que notable, más aun cuando reconoció a Leopold como soldado de Middenheim, les costo pero al final consiguieron tranquilizarlo prometiéndole que le ayudarían con la rueda estropeada, y así lo hicieron, pero mientras estaban en ello Ramkir sospechaba que algo escondían, el nerviosismo de toda la familia y las miradas de reojo que echaban a la parte trasera del carro no eran muy normal, y en un momento de distracción con un fuerte golpe consiguió que el trabuco cayera al suelo, lo que escondían en el carro a parte de sus posesiones era el cadáver de un soldado de Middenheim, pero no de uno cualquiera, en su librea portaba la heráldica de Helmut Todbringer...

El hombre temeroso por lo que les pudiera ocurrir a él y a su familia les conto lo ocurrido la noche anterior, habían encontrado un claro al lado del camino donde poder pasar la noche, pero antes de anochecer un grupo de soldados llegaron y acamparon cerca de ellos, eran soldados de Middenheim, en un principio nada ocurrió, se les veía contentos, celebrando con bebida que por fin que el Graf de Middenheim se uniría a los ejércitos del Norte para por fin reclamar el mando del Imperio, pero justo cuando ya se disponían a dormir uno de los soldados abandono su campamento y fue a visitarlos, estaba muy ebrio, en cuanto vio a la mayor de sus hijas no aparto sus ojos de ella, hasta que se abalanzo sobre su presa, en el forcejeo de su padre con aquel soldado este recibió un golpe fatal causándole la muerte, con miedo a lo que pudiera pasar cuando sus compañeros vieran el cadáver lo escondieron dentro de la carreta, y antes del alba emprendieron viaje hacía el sur...

El grupo termino de reparar la carreta mientras otros escondían el cadáver en el interior del bosque, el buen hombre no dejo en ningún momento de agradecerles lo que estaban haciendo y de que no le hicieran ningún daño a él y su familia, y así separaron sus caminos, aquella familia hacía un futuro incierto y ellos en busca de aquel grupo de soldados, al cual como bien les había informado aquel hombre los encontraron acampados en un lado del camino, pero antes de tomar una decisión querían asegurarse quien estaba allí, fue Leopold el que con cautela se acerco lo suficiente echar un vistazo, eran un grupo de doce soldados, los cuales estaban comandados por Helmut Todbringer, aunque nadie lo pudo ver, varias emociones recorrieron el rostro de Leopold, aquel hombre había maltratado y humillado a su madre y hermanas, pero bien sabía que por mucho que hubiera intrigado contra el Graf su sangre era real, y eso lo hacía intocable, en ese momento en su cabeza se producía una lucha, por un lado la sed de venganza por su familia, pero por otra su deber como Caballero Pantera, sus votos le obligaban a defender con su propia vida al Graf o a su familia, y la sangre del Graf corría por las venas de aquel hombre..., en el tiempo que estuvo observando el campamento un soldado de Hochland llego por el camino del Norte, regresando por donde había venido después de permanecer unos momentos con Helmut.


A medianoche se produjo el ataque, Ramkir permanecía en el interior del bosque lo suficiente cerca del claro para no ser visto y el poder ver lo que allí ocurría, sus bolas de fuego se encargaron de hacer arder las tiendas de los soldados, mientras el resto cargaba primero contra los guardias y una vez cayeron estos sobre los hombres que salían de las tiendas en llamas, la mitad de los soldados habían sucumbidos a sus ataques y Helmut al salir de su tienda se vio avasallado por los ataques de Erwind y Leopold, lo cual hizo que tirara su espada al suelo y levantando los brazos se rindiera, Leopold lo tenia delante, indefenso, a su merced, era el momento de rendir cuentas, pero su honor y lealtad al juramento dado gano la batalla del conflicto interno que le atormentaba, en el ultimo momento giro su espada y golpeo a Helmut en la cabeza con la parte plana, el fuerte golpe hizo que Helmut aturdido cayera al suelo......