viernes, 31 de diciembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 33

Todo se había derrumbado como un castillo de naipes, aquel estúpido se había dejado coger, ahora solo sería cuestión de tiempo que fueran a por él, pero ya no podrían parar lo que hace mucho tiempo tenía que haber ocurrido, aquel falso dios debía ser erradicado, pisoteado de una vez, y junto a él sus estúpidos y engreídos siervos, sus leales guardias cabalgaban a su lado, hacía el arropo de sus hermanos de armas.


Simon les trajo nuevas, se había pagado una generosa cantidad  de dinero al posadero del Imperial para paliar los daños sufridos por la explosión, cuando regresaran tendrían esperándoles unos baños calientes donde poder relajarse de lo ocurrido los últimos días, mientras, sus ropas serian remendadas y limpiadas para la ocasión, pues esa misma noche tenían una invitación para acudir a la casa de Middenheim en Altdorf, cansados de la ajetreada noche que habían tenido se dispusieron a volver al Imperial, en él pudieron darse ese baño caliente y descansar unas horas, aunque Íñigo primero prefirió gastar sus últimas fuerzas en un conocido lupanar bien conocido por Ramkir, luego se reunió junto al resto en el Imperial.

Por la noche acudieron a su cita, allí fueron recibidos por su anfitrión, que no era otro que el propio hijo del Graf Boris, Heinrich Todbringer, cenaron generosamente mientras conversaban de asuntos intrascendentes, después de cenar se juntaron en un pequeño salón donde ya solos si que Heinrich fue preguntando por los sucesos que habían sucedido desde que salieran de Kislev,  mostrándose sorprendido con la verdadera identidad del hermano Karl, agradeciéndoles en todo momento lo que habían conseguido en favor del Imperio, sintiéndose en deuda con ellos. Sabiendo de las creencias de Ogmund y teniendo en cuenta las circunstancias de como se produjo su juramente como Caballero Pantera, le libro de dicho juramento, y igual pensaba hacer con Erwin, pero antes de que pudiera pronunciar esas palabras Erwin pidió a Heinrich que si era digno de poder pertenecer al Circulo interior de los Caballeros Pantera, aquello cogió desprevenido al hijo del Graf, dejando ver por unos segundos la alegría y orgullo que significaba aquella petición, por supuesto accedió a ella, al igual que a Leopold le fue entregado el medallón de los Caballeros Pantera, pasando a ser uno de ellos, durante la velada también fueron informados de que el Graf entraría mañana en la ciudad para reunirse con el Emperador y así discutir la estrategia para intentar para esta guerra, mientras eso ocurría les aconsejo que descansaran, ya avanzada la noche se despidieron de su anfitrión hasta que recibieran nuevas de él.

Como bien les había informado Heinrich, el Graf Boris junto a su guardia personal llegaron a la ciudad a mitad de mañana, las trompetas anunciaron su llegada, la gente empezó a amontonarse en las calles sorprendida, y aunque algún que otro lanzaba insultos en voz baja, la mayoría de gente mostraba cierto respeto, en Palacio fueron recibidos por el Emperador, la Condesa de Nuln y toda la gente importante de la corte, tras los saludos protocolarios el Emperador, la Condesa y el Graf se encerraron en el salón del trono, nuestros héroes decidieron no moverse del Palacio y estar atentos, sospechaban que estando el Emperador y el Graf juntos algo podría pasar, pero por suerte nada extraño ocurrió, Íñigo tuvo un encuentro un poco desafortunado con Martín Fechner, el asesor del Príncipe, este de malas formas aparto a su secretaria Greta Cranach cuando Íñigo intentaba ayudarla con unos papeles, lo siguiente fue un cruce de palabras entre ambos que no fue a más gracias a la intervención de la mujer, lo cual más tarde le ocasiono algún disgusto en forma de golpe.


Durante los dos días que estuvieron vigilando la gente que se movía por Palacio Ramkir tuvo la oportunidad de hablar con el Canciller y primo del Emperador el Conde Siegfried, este le informo de que el Patriarca Supremo de los Colegios de la Magia le había pedido que pusiera a la guardia a buscarlo, por lo visto se le acusaba de usar magia prohibida en la ciudad, la misma que se había usado hace unas semanas en el santuario de la Piedra Brillante, se le acusaba de la muerte de los sacerdotes que allí vivían y de un joven estudiante de medicina, además de los miles de muertos que habían perecido en el incendio de Altdorf, junto a los daños que se habían producido en la ciudad, el Conde prometió a Ramkir interceder por él en cuanto se pudiera hacer publico todo lo ocurrido, pero de momento le aconsejo no salir de Palacio y no mostrarse mucho, por lo visto las acusaciones venían de un protegido del propio Patriarca, de un viejo amigo de Ramkir y sobre todo de Ogmund y Erwin, Sigfrido.

El veneno que Íñigo había usado contra el hermano Karl les había salvado la vida, así que Íñigo intento tirar de los contactos en los bajos fondos, acudió al mismo hombre que les había dado la información sobre la reunión de la Mano Purpura para intentar conseguir algunas dosis, y tras un día de espera pudo conseguir una, quizás a un valor desorbitado, pero si era tan eficaz como la anterior vez bien valía ese dinero, ese mismo día habían recibido una nota para acudir a la casa de Middenheim a las 10 de la noche, -que podría significar aquello?, difícil saberlo, por lo que Íñigo decidió visitar el lupanar por lo que pudiera ocurrir, Erwin decidió esperarle fuera, cerca de la puerta de entrada, poco a poco el tiempo iba transcurriendo sin que Íñigo saliera de aquel antro de perversión, por lo que ya cansado de esperar Erwin decidió entrar para ver donde estaba su compañero, tras hablar con la mujer que regentaba el lugar y más tarde con la chica que había elegido Íñigo pudo averiguar que este había salido por la puerta trasera, la chica ignoraba el motivo, quizás su mujer sabía que estaba aquí o había visto a alguien en la calle, ella que iba a saber, y aunque Erwin amenazo a la chica con su daga, esta aterrorizada no pudo decirle nada más, Erwin salió por la puerta trasera, pero allí no había nada que le pudiera dar una pista de lo ocurrido, empezó a vagar por las calles de alrededor sin ningún resultado por lo que decidió permanecer cerca del puente que cruzaba hacia la otra parte de la ciudad, y allí fue donde vio venir a Íñigo, o más bien lo que quedaba de él, apenas se mantenía de pie, su rostro bien podría haber sido el de un cadáver, el rostro blanquecino y las pupilas enrojecidas, apenas podía hablar, con la ayuda de Erwin consiguieron llegar hasta el Palacio donde pudo recuperarse un poco, lo suficiente para relatarles a todos lo que había ocurrido, cuando dejo a Erwin entro en el lupanar, allí estuvo buscando con que chica o chico pasaría un buen rato, una vez elegida subieron a la parte superior del lugar, a las habitaciones, pero camino de ellas a través de una ventana  vio una cara que juraría haber visto días atrás, no sabía si los habían seguido hasta aquí o la coincidencia los había juntando, con rapidez salió por la puerta trasera para intentar dar caza a esa persona antes de que se escabullera, pero de repente su cuerpo empezó a fallarle, todo empezó a dar vueltas, le pareció que ando entre las calles una eternidad  hasta que todo se volvió negro, lo siguiente que recordaba fue despertar con la boca reseca, su cuerpo apenas le obedecía pero poco a poco había conseguido ir hacia el Palacio hasta que Erwin vino a él, alguien le había envenenado, quien, cuando o donde, lo desconocía...


Con Íñigo ya mejor, pero reposando en cama, se empezaron a preparar para su cita en la casa de Middenheim...

sábado, 25 de diciembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 32

Diederick Kastner, un bastardo nacido de una violación en una incursión de una tribu de Norscan en las tierras de Nordland, su propio padre un Campeón de la tribu de los Varg lo repudio al ser un bastardo, tras la muerte de su madre y el odio de su padre por sus orígenes bastardos, un joven sacerdote lo acogería y lo adoctrinaría en la fe de Sigmar, luchando valiente y fielmente al servicio de Sigmar, pero aquello cambio, su destino no era estar al lado de Sigmar, un destino mucho más oscuro le estaba preparado, un destino que haría temblar a todo el Imperio, un destino que aun estaba por llegar..., su solo nombre seria temido en todo el Imperio, sería conocido como Archaon El Elegido.


El fuego se iba extendiendo por esa parte de la ciudad, las llamas danzaban alegremente de casa en casa, los sectarios que salían ardiendo del almacén también se encargaban de que el fuego fuera propagándose con rapidez por más partes de la ciudad, a su vez las calles se empezaban a llenar de un humo que hacía que hasta el respirar fuera algo complicado, pero en el centro de aquel infierno nuestros héroes se enfrentaban a un adversario complicado de doblegar, aunque estaban más que dispuestos a que esta vez no se les escapara entre los dedos, Ogmund y Leopold lo tenían delante de ellos, a unos escasos veinte metros, Karl-Heinz Wasmeier irradiaba un aura que solo alguien de una gran voluntad podía hacer frente, y Ogmund desde luego que la tenía, sabía que solo tendría una oportunidad para intentar invocar la ayuda de Sigmar y acabar con Wasmeier, y quizás las prisas fueron las que le jugaron una mala pasada, algo en la invocación fallo y no pudo encontrar ese hilo que le hacía conectar con su Dios y canalizar su poder, Leopold se coloco delante de él para protegerlo de posibles ataques, y aunque le pudo defender del ataque de varios sectarios no pudo hacer nada ante la magia de Wasmeier, este moldeo el humo que había a su alrededor creando varios puñales oscuros que volaron hacia el sacerdote atravesándolo, y aunque aguanto con bravura el primer envite al segundo su cuerpo dijo basta y cayo al suelo perdiendo la conciencia, mientras tanto Leopold conseguía defenderse de los sectarios que lo habían rodeado, su brazo derecho ya colgaba inerte, la magia lo había dejado así, aun así mientras se defendía con su escudo también iba golpeando a sus enemigos con el, y aunque muy mal herido aun aguantaba de pie, aunque su final cada vez estaba más cerca, pero el que aguantara en pie al final fue crucial para lo que ocurrió después, ya que sin su acto de valor Íñigo no hubiera podido atacar a Wasmeier y a su acompañante por la espalda...


Íñigo al igual que el resto escucharon los gritos de Leopold avisando que el hermano Karl estaba saliendo del almacén por la puerta trasera, con rapidez se fue moviendo hacía allí, ataviado con la capa negra le fue fácil pasar desapercibido del resto de sectarios que huían de aquel lugar perseguidos por los incineradores de Tzeentch, por suerte ninguno de estos demonios se percato de su presencia, cuando llego a la esquina del almacén miro la escena que tenía ante él, Ogmund ya había caído y Leopold a duras penas aguantaba de pie, Wasmeier y su acompañante miraban la escena dándole la espalda, era su momento, en su estoque había untado la ultima de las dosis que le había quitado al cuerpo del asesino, y aunque en ese momento no lo sabía aquello les iba a salvar la vida a todos, cogiendo aire se preparo para cargar por la espalda pero sus piernas no se movían, no era miedo ya que sabía que después de su ataque quizás lo siguiente que llegaría seria su muerte, estaba más que preparado para recibirla con los brazos abiertos, pero no era aquello lo que no le dejaba moverse, era algo más extraño, algo que nuca había experimentado, hacía que todo pasara lentamente y que fuera un simple espectador, veía como Leopold seguía recibiendo más golpes y su sangre iba salpicando el suelo mientras Wasmeier y su acompañante empezaban a irse del lugar, o lo intentaba ahora o todo estaría perdido, quizás el recuerdo de su madre o la esencia que aun quedaba de ella en su estoque hizo que aquella sensación desapareciera, con sigilo se movió hasta Wasmeier sin que nadie se percatara y con un ataque preciso consiguió que su estoque golpeara su cuello, pero apenas le hizo un rasguño del que salió un fino hilo de sangre, pero lo suficiente para que el veneno que impregnaba su estoque se mezclara con su sangre, aquello hizo que Wasmeier se girara entre asombrado y furioso por aquel ataque inesperado, su compañero al que llamo Diederick también se giro dispuesto a atravesarlo con su espada, aunque no fue necesario, Wasmeier extendió su mano hacía Íñigo para luego cerrarla con brusquedad, Íñigo empezó a retorcerse de dolor mientras una sensación de vacío inundaba su cuerpo, parecía que alguien estuviera extrayendo su alma, en apenas unos segundos su cuerpo yacía tendido en el suelo como un cascaron vacío, unos segundos antes Ramkir había llegado hasta el  lugar desde una calle lateral, había presenciado el sacrificio de sus compañeros, sabía que el hechizo que estaba a punto de conjurar acabaría con la vida de Leopold, aparte de poder meterle en problemas, pero sabía que tenía que intentarlo, recogiendo todos los vientos de la magia que pudo consiguió domarlos a su gusto y una gran columna de fuego se materializo donde estaba Wasmeier y a su alrededor, pero para su asombro este parecía que no sufría ningún daño, no así los sectarios, que caían al suelo entre gritos de dolor, Leopold también sucumbió ante las llamas de su amigo, Diederick también se retorcía de dolor pero permanecía de pie, ¿ quien era Diederick ?, para Wasmeier debería de ser alguien al importante ya que con su magia lo saco de aquel infierno para acto seguido decirle que se fuera de allí, que ya sabia con quien tenia que ir, que su destino era mucho más importante que todo aquello, que él ya acabaría con aquella escoria y se reuniría con él, este tras unos segundos de confusión hizo lo que le habían ordenado y se escabullo entre las calles llenas de humo, en ese momento Wasmeier solo tenía una cosa en su cabeza, quemar a aquel hechicero brillante, con un movimiento de su mano su cuerpo empezó a levantarse del suelo hasta sobrepasar la altura de los tejados, desde allí podía ver con claridad a a Ramkir, a la vez que este ascendía Erwin llegaba hasta la escena, por desgracia salvo intentar auxiliar a sus amigos poco podía hacer, Wasmeier no estaba a su alcance, aunque si bajaba estaría preparado para atravesarlo con su mandoble.

A la desesperaba y mientras buscaba un lugar donde alejarse de su vista,  Ramkir conjuro varias bolas de fuego que fueron impactando en Wasmeier sin apenas causarle daño, una mueca de perversa maldad se refregaba en su rostro mientras se preparaba a darle a Ramkir de su propia medicina, pero cuando estaba a punto de moldear los vientos de la magia un rictus de dolor se reflejo en su rostro, aquello hizo que perdiera el control de los vientos de la magia, furioso volvió a intentarlo pero esta segunda vez el dolor fue más intenso, haciendo que de su boca emanaran hilos de sangre, su cuerpo se retorció mientras emitía un grito de agonía, su cuerpo empezó a caer al vacío, golpeando con fuerza contra el suelo, rebotando en él varias veces, Erwin con un ataque preciso le separo la cabeza del cuerpo, conservando su cabeza como prueba, ya que el resto del cuerpo empezó a hincharse hasta que exploto, Ogmund había recuperado la conciencia justo para ver como el cuerpo de Wasmeier caía del cielo, aunque mal herido ayudo a Erwin y Ramkir a alejar del lugar los cuerpos de Íñigo y Leopold, a los que  pudieron reanimar para con rapidez abandonar aquel lugar, el fuego y el humo inundaban esa parte de la ciudad, con gran esfuerzo consiguieron llegar hasta la capilla de Morr, donde como bien les había prometido la Gran Indagatrix Inga les estaría esperando, con rapidez curo sus heridas mientras estos le explicaban lo sucedido, tras evaluar la situación abandonaron la capilla de Morr para recoger el cuerpo del Capitán del Príncipe y dirigirse a Palacio, cerca del rio la gente había empezado a hacer una cadena para llevar cubos de agua hasta el fuego, pero toda esa parte de Altdorf estaba en llamas, hasta las primeras horas del alba el fuego no pudo ser controlado, miles de personas perecieron esa noche y de los que sobrevivieron la mayoría se convertirían en vagabundos...


En Palacio pudieron entrevistarse con el Campeón del Emperador, al que relataron todo lo ocurrido aquella noche, este tomo buena nota de ello, días más tardes pudieron enterarse que entre los guardias del Príncipe encontraron a un par más con el tatuaje de la Mano Purpura, pero ni el Príncipe ni nadie de sus asesores lo tenían, también pudieron averiguar que el tal Diederick Kastner era un templario de Sigmar que llevaba desaparecido varias semanas..., desde el Palacio se podía ver parte de la ciudad, el humo ascendía en grandes columnas mientras el fuego se iba apagando al no encontrar nada más que poder consumir, el alba trajo una ligera brisa, mientras contemplaban aquella escena, cada uno sumido en sus propios pensamientos una voz conocida les interrumpió, - señor Erwin, me ha resultado difícil encontrarles, les traigo un mensaje...,- cuando se giraron, ante ellos pudieron ver la cara conocida de su ayudante de cámara Simon Helmholtz...

sábado, 4 de diciembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 31

Las horas iban pasando lentamente, ya habían pasado varias desde que se había producido aquella desgracia, se había intentado todo lo posible pero nada había servido para mitigar aquella situación, todo hacía pensar que antes de que llegara un nuevo día todo habría acabado, que podía suceder o que consecuencias podría conllevar aquello era toda una incógnita, una oscura y peligrosa incógnita...



La noche ya hacía tiempo que había caído sobre la ciudad, Íñigo espera escondido entre las sombras algún movimiento sospechoso alrededor del Palacio, pero este no se había producido, la medianoche cada vez estaba más cerca, en silencio abandono su posición y con precaución abandono aquel lugar para dirigirse a la otra parte de la ciudad, pero al poco de alejarse del Palacio sus atentos ojos vieron como al final de la calle una sombra se deslizaba por la fachada del edificio hasta la calle, aquello no podía suponer nada bueno, por lo que sin pensarlo mucho y espada en mano salió corriendo hacía aquella sombra, en su carrera fue capaz de esquivar dos de los cuatro cuchillos que empezaron a volar en su dirección, por suerte los dos que consiguieron impactarle no le causaron mucho daño, después el combate apenas duro unos segundos, un golpe certero de Íñigo atravesó el pecho de aquel asesino acabando con rapidez con su vida, un tatuaje de Khaine atestiguaba la profesión que aquel hombre tenía,  sus armas y un par de dosis de lo que parecía un veneno era lo único que llevaba encima, sin tiempo que perder se dirigió al punto de encuentro, cuando llego hasta el lugar de encuentro no había ni rastro de sus compañeros, por lo que se dirigió hasta donde en teoría se iba a producir el encuentro entre los sectarios, el barrio era un barrio pobre, lleno de casas o chabolas a punto de derrumbarse, en esa parte de la ciudad no se veían patrullas de guardias, se podía ver a gente en la calle intentando hacer más llevadero el calor sofocante que aun de noche caía sobre la cuidad, en su camino por esas calles pudo escuchar como un grupo de gente se arremolinaba en una casa  mientras chillaban venganza por la muerte de algún miembro conocido, como bien pudo averiguar después sus compañeros en el camino hasta la plaza de la fuente de cobre se habían encontrado con un grupo de matones del lugar, y Leopold se había encargado de atravesar el cuello al gordo que llevaba la voz cantante y que no paraba de amenazarles, aquellas amenazas le habían salido caras, de un solo tajo, Leopold había acabado con sus bravatas, el resto de matones al ver aquello habían salido corriendo para salvar sus vidas, Íñigo se encontró con sus compañeros mientras estaban escondidos mirando lo que estaba pasando en la plaza.


Con la llegada de Íñigo y la facilidad con la que este podía pasar desapercibido pudieron averiguar los signos que se hacían la gente que acudía a la reunión en el viejo almacén, en cada una de sus tres puertas había apostados tres hombres encargados de certificar aquello, incluso a alguno le hacían que mostrara su tatuaje de la mano purpura, mientras Íñigo averiguaba aquello, Ogmund acompañado por Leopold se encargaron de buscar por las alcantarillas si había alguna entrada al almacén, pero su búsqueda no obtuvo ningún resultado, poco a poco el goteo de gente que llegaba fue disminuyendo hasta que cerraron las puertas, quedando un hombre vigilando cada puerta, aquello fue aprovechado por nuestros héroes para acercarse a cada una de las puertas acabando con sus vigilantes sin apenas hacer ruido, Leopold y Ogmund se encargaron de la puerta trasera, Íñigo de la puerta lateral y Erwin de la delantera, mientras que Ramkir desde una posición más alejada controlaba la zona de Íñigo y Erwin, como habían planeado rociaron todo el almacén con aceite para quemar y prendieron fuego al almacén, de dentro llegaban voces un poco subidas de tono, los allí presentes no parecían dispuestos a que un norteño fuese el nuevo líder de la secta, más aun cuando alguien importante de la Corte Imperial era la otra opción, incluso la opción de entregar a Karl a los guardias podría aun más afianzar a esa otra persona, pero lo que sucedió después de aquellas palabras nadie lo sabe, el fuego ya consumía gran parte del almacén y los gritos de dentro del almacén llegaban al exterior, a la vez que los vientos de la magia sufrían una alteración de las puertas del almacén empezaron a salir sectarios envueltos en llamas, algunos tropezaban con sus compañeros muertos cayendo al suelo, mientras otros corrían huyendo de aquel lugar perseguidos por varios incineradores de Tzeentch , con rapidez el fuego iba saltando de casa en casa propagándose por esa parte de la ciudad y llenado el lugar de un humo denso, una parte del almacén se había venido abajo a causa del fuego mientras por la puerta trasera un hombre vestido con hábitos rojos  empezaba a abandonar aquel lugar protegido por varios sectarios, ese hombre con ropajes rojos era una persona bien conocida para Ogmund, su rostro enjuto parecía más una calavera que la de un ser vivo, pero aun así a quien tenía Ogmund y Leopold delante era el hermano Karl, aunque su nombre verdadero era Karl-Heinz Wasmeier, el antiguo juez de Middenheim...





viernes, 19 de noviembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 30

La sangre corría por su espalda, con cada latigazo su carne se abría dejando pequeños surcos de sangre, el dolor daba paso al placer, el placer daba paso a la adoración al dios de la sangre, Khaine, Khaine, Khaine, el nombre se repetía con cada latigazo...., había vuelto a fracasar y se merecía ese castigo, con delicadeza, como quien trata a una amante, guardo el látigo ensangrentado, se enfundo sus ropas negras mientras su mirada repasaba las armas que tenía encima de la mesa...





La noche cayo sobre Altdorf, el calor durante el día había sido agobiante y la noche no se presentaba mucho mejor, por la ventana de la habitación del Imperial no entraba ni una gota de aire, a mitad de noche Leopold se despertó con una sensación extraña, con cautela se acerco hasta la puerta, pero allí no noto nada extraño, se encamino a la ventana, según se acerco a ella pudo empezar a escuchar como un siseo continuo, al asomarse lo primero que vio fue la silueta de alguien envuelto en ropas negras que se movía por la esquina de la calle, pero no pudo centrarse mucho en esa extraña figura, el ruido que había escuchado provenía de una redoma que estaba sujeta en la parte alta de la ventana, esta tenía una mecha que estaba apunto de llegar a su fin, con rapidez afianzándose con una de sus manos se impulso hacía arriba consiguiendo con la otra mano lanzar la redoma a la calle, esta exploto en medio de la calle, aquello despertó de sus sueños al resto del grupo, pero antes de que ni siquiera pudieran hacerse una idea de lo que estaba pasando una fuerte explosión se produjo sobre sus cabezas, el techo de la habitación se desplomo sobre ellos, y Leopold salido despedido por la ventana a causa de la onda expansiva, por suerte era un primer piso y la caída no fue muy dura, cuando pudo incorporarse vio como al final de la calle la figura de negro caminaba hacia donde él estaba, con rapidez corrió para intentar esconderse en una de las calles laterales, por suerte pudo esconderse y volver a la posada, para cuando llego encontró a Íñigo ayudando a sus amigos a salir de entre los escombros, la buena noticia es que todos estaban vivos, con algún que otro rasguño pero nada grave, mientras en la calle varios de los huéspedes gritaban indignados al dueño del Imperial por lo ocurrido, a la vez que culpaban de aquello a algún ulricano,  tras recuperar sus pertenencias y contestar alguna pregunta de la guardia pasaron lo que quedaba de noche en la habitación de Íñigo, la cual estaba en buen estado, la noche paso sin más sobresaltos.

Al día siguiente el calor asfixiante no había disminuido, eso junto a la escasez de cerveza hacía que la gente de Altdorf estuviera bastante irritada, por la mañana fueron a visitar al primo del Emperador y nuevo Canciller Siegfried von Walfen, el accedió a conseguirles permisos para que pudieran moverse por la ciudad después del toque de queda, aunque esperaba que fueran lo más discretos posibles, les informo que el Emperador cada día estaba mejor y que pronto encabezaría el ejercito, también se intereso en lo ocurrido la noche anterior, intentaría averiguar quien había podido estar detrás de ese atentado, por desgracia alguna que otra vez no le quedaba más remedio que acudir a ese tipo de gente para realizar ciertos trabajos, tras pasar parte de la mañana con el Canciller se despidieron de él y volvieron a la posada no sin antes comprar varías redomas de aceite para quemar, una vez en la posada esperaron hasta que la tarde estuviera avanzada para coger posiciones, pero cuando estaban a punto de ello uno de los guardias del Canciller les comunico un mensaje, el hombre que había intentado matarles era un asesino llamado Eugen Klopstock, vivía cerca del sanatorio, si no le encontraban él los encontraría a ellos hasta acabar con todos.

Erwin, Ogmund y Ramkir permanecían escondidos en la otra parte de la ciudad, controlando los puentes que estaban más al este, mientras Íñigo y Leopold permanecían cerca del Palacio Imperial intentando ver quien podría ser uno de los futuros jefes de la Mano Purpura, aun faltaba cerca de una hora para medianoche cuando de Palacio salió un grupo de cinco guardias, aquello podría haber sido algo normal, pero Leopold pudo distinguir entre ellos al Capitán de la guardia del Príncipe, ante la duda Leopold decidió seguirlos, mientras Íñigo permanecía vigilando el Palacio por si salía alguien más, estos se dirigieron hasta los puentes del este, allí les dejaron pasar sin ningún problema cuando vieron quien se encontraba entre ellos, Leopold se acerco al rio para con el farol hacerles las señales establecidas al grupo del otro lado, Erwin, Ramkir y Ogmund empezaron a moverse deprisa entre los almacenes de esa parte del puerto, ocupando sus posiciones para emboscar al grupo cuando llegara donde ellos estaban, el combate que se produjo fue rápido, los cogieron por sorpresa, antes incluso de saber que estaba pasando, dos de los guardias cayeron abatidos y von Mühlerberg se vio envuelto en un fuego causado por Ramkir, aún así pudo hacer que Ogmund probara su acero antes de caer bajo su martillo implacable, el resto de los guardias fue cuestión de tiempo que sucumbieran a los ataques de Erwin y Ogmund, para entonces Leopold llego hasta donde estaban, todos ellos llevaban unas tiras de color morado y los cuatro guardias lucían en sus pechos el tatuaje de la mano purpura, von Mühlerberg no tenía dicho tatuaje, pero en su pecho mostraba una zona de su piel arrugada por los efectos de haber sufrido alguna herida con fuego, con rapidez quitaron los cuerpo de allí y los escondieron en una de los almacenes, para cuando acabaron de esconder los cuerpos casi era medianoche, Íñigo no había aparecido aún, no podían esperar más, aún tenían que llegar al punto de la reunión, por lo que los cuatro se embozaron en sus capas negras y se encaminaron hacía allí mientras esperaban que Íñigo los alcanzara por el camino...

jueves, 11 de noviembre de 2021

EL ENEMIGOO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 29

Dos buenas bolsas de coronas de oro descansaban sobre la mesa, una cantidad de oro bastante importante, mucho más dinero de lo que el trabajo en si requería, un pago más que generoso, pero si estaba dispuesto a pagarlo no había más que hablar, con rápido gesto recogió las dos bolsas guardándolas entre sus ropas, con un asentamiento de cabeza abandono el lugar.....a esa hora era cuando más nerviosos se ponían, los gritos se podían escuchar claramente desde su cuarto, aunque a cualquiera esos gritos le pondrían nervioso a él aquello le servía para relajarse, para visualizar lo que tenía que hacer y como llevarlo a cabo, ya había perdido un día y eso era algo que le desagradaba...


Ramkir se dirigió a los Colegios de la Magia, en ellos volvió a ver a parte de sus compañeros de estudios, con ellos dialogo intentando averiguar si estaban al tanto de lo que estaba ocurriendo y de que lado se habían posicionado, el Gran Patriarca Thyrus Gormann siempre había sido leal al Emperador y así seguiría, en cuanto a los problemas más mundanos se mantenían aparte como siempre había ocurrido, los hechiceros de batalla se estaban preparando para entrar en combate, por lo que ocurría en el Este todo hacía presagiar que pronto Altdorf mandaría sus fuerzas hacía allí, poca más información podía sacar de allí, aunque antes de abandonar los Colegios hizo por encontrar a Sigfrido, y así ocurrió, en uno de los muchos pasillos pudo cruzar varías palabras con él, su arrogancia había ido en aumento, el trato que recibió de él fue claramente ofensivo, intentando menospreciarle, aunque la cosa no fue a mayores y cada uno siguió su camino a expensas de en un futuro rendirse cuentas mutuamente.

Tras su pequeña visita a los Colegios de la Magia se volvieron a juntar todos en el Imperial, por la tarde Íñigo y Ogmund tenían que encontrarse con el hombre de Francesco, este les informo que el hermano Karl no había tenido tratos con los chicos de Dieter, también les dijo que una nueva pandilla de gente de Altdorf se había formado en la parte noreste de la ciudad, en los barrios más marginales, por lo visto se hacían llamar los Purpuras o Morados, no habían intentado entablar contacto con ninguna otra banda de alrededor, tras la reunión quedaron en encontrarse en un par de días por si descubría algo más sobre esa nueva pandilla y por si averiguaba algo del secretario del Príncipe Martín Fechner, esa noche descansaron tranquilamente en el Imperial, aunque a la vuelta Íñigo pudo atrapar a un joven que les había estado siguiendo, el cual acabo desangrado en medio de un callejón tras no haber sacado nada en claro de sus explicaciones, a la mañana siguiente les habían dejado una nota anónima para que acudieran a la posada del Ahorcado si querían información sobre la Mano Purpura, aunque sospechaban que aquello podía ser una trampa a quien encontraron allí fue al Doktor Fassbinder, básicamente les conto lo que ya sabían de la nueva pandilla que se había formado en la ciudad, aunque seguía con la certeza de que alguien cercano a la corte o al Príncipe estaba involucrado, en pocos días se produciría una reunión de los integrantes de la secta para ver quien sería su cabecilla, al parecer nadie sabía quien era la persona cercana a la Corte Imperial, esperaba que pudieran llevar a buen puerto esta empresa y que por fin pudieran coger al hermano Karl, él esta misma tarde abandonaría Altdorf en una barcaza en dirección Sur, ya lo habían intentado matar una vez y si se enteraban que seguía vivo no creía que fallaran una segunda vez, con un fuerte abrazo se despidieron.

Tras volver al Imperial decidieron que esta misma noche la pasarían fuera, escondidos cerca de los dos puentes que estaban más al este de Altdorf, aunque había más puentes en la ciudad esos quizás eran los más directos hacía el barrio donde en teoría debería producirse la reunión de la secta, tampoco conocían que noche se produciría por lo que habría que estar alerta, antes de que cayera la noche tomaron posiciones, exceptuando Leopold que tubo que abandonar su puesto por miedo a que una patrulla de guardias lo pudiera ver, el resto pudo permanecer toda la noche en sus escondite, vigilando en la distancia los puentes, pero la noche paso sin que nadie cruzara por allí, con las primera luces de la mañana regresaron al Imperial, donde pudieron descansar hasta la hora de comer, por la tarde Íñigo y Ogmund se volvieron a entrevistar con el hombre de Francesco, de Martín Fechner no había podido averiguar nada, era un hombre que no salía de Palacio, en cambio de la pandilla de los Purpura si que tenía noticias frescas, por un lado confirmo lo que les había dicho Fassbinder de que estaban preparando una reunión para ver quien sería su líder, por lo visto había una pelea de gallos entre alguien importante de Altdorf del cual se desconocía su identidad y ese tal Karl, la reunión se iba a a producir en un almacén al lado de la fuente de cobre, una parte delicada de ese barrio marginal, por lo visto la reunión seria mañana a medianoche, con aquella información en su poder tenían un día para pensar como actuar, si involucraban a alguien en todo aquello podían espantar a sus lideres y no cogerles, por lo que al parecer otra vez deberían actuar solos, esa misma tarde hablaron con la Gran Indagatrix, si en una persona podían confiar era en ella, les comunico que sus servicios habían sido requeridos en Stirland, varios casos de nigromancia hacían que tuviera que partir hacía allí, por suerte hasta dentro de dos días no abandonaría Altdorf, por lo que accedió a sus planes, se encargaría de guardar sus armas en la capilla de Morr, y ella misma estaría allí mañana por la noche por si tenían que llevar a alguien ante ella para con sus conocimientos hacerle hablar, a fin de cuentas era lo mínimo que podía hacer por ellos después de todo lo que habían arriesgado ellos por el Imperio, solucionado el tener preparadas sus armas para esa noche y el tener a la Gran Indagatrix a su disposición por si la necesitaban para sacar información a algún sectario se dirigieron al Imperial, debían hilar muy bien como iban a moverse esa noche y que pasos iban a dar, esta noche por lo menos podrían descansar entre cómodos colchones de pluma, si algo salía mal quizá para algunos de ellos podría ser la ultima vez...



jueves, 28 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 28

 Aun era mitad de noche, algo había despertado a Ramkir, una sensación extraña, un mal presentimiento, sus ojos veían la ventana por donde entraba algo de luz, allí no había nadie, pero al mover sus ojos al otro lado pudo contemplar lo que allí había, un cuerpo ennegrecido, al que le faltaban trozos de su carne, su rostro desfigurado miraba fijamente a Ramkir a través de unos ojos conocidos, Ernst Heidelmann empezó a hablar mientras en su mano crecía una llama con la que iba prendiendo la cama y ropas de Ramkir, al cual su cuerpo no le obedecía, por suerte si que podía hablar y gritar, y esto ultimo fue lo que hizo mientras que Ernst se reía de su fragilidad ante el fuego y ante el Gran Mutador, los gritos no surtieron efecto y ninguno de sus compañeros acudió en su ayuda, poco a poco las llamas le fueron devorando...


Por fin pudieron pasar una noche en una cama confortable, más aun tras relajarse con un buen baño, la noche paso sin ningún contratiempo, salvo para Ramkir que al día siguiente se levanto cansado tras haber pasado una mala noche, extraños sueños no le habían dejado dormir mucho, apenas hubieron desayunado fueron requeridos en la sala de audiencias del castillo, allí fueron recibidos por el Emperador junto al general de los ejércitos de la Reiksguard Kurt Helborg, tras el Emperador estaba el recientemente nombrado Campeón del Emperador, Ludwig Schwarzhelms, tras las oportunas presentaciones y la requeridas formalidades Kurt les puso al corriente de que había llegado una carta de Altdorf informando del secuestro del Emperador, y de que sus captores debían ser ahorcados en cuanto fueran capturados, aunque eso no iba a suceder, serían más útiles formando parte de la guardia de honor del propio Emperador, al día siguiente junto a una parte del ejército partirían hacia Altdorf acompañando a Karl Franz para recuperar su trono, durante el resto de la mañana les pusieron al corriente y contestaron a las preguntas que les fueron haciendo de lo sucedido durante estas ultimas semanas, por la tarde pudieron vagar libremente por el castillo y sus alrededores, como bien habían aconsejado que hicieran, fuera se podía ver a varios grupos de soldados con el torso al descubierto mientras sus superiores buscaban algún tatuaje con la forma de una mano de color purpura.



Al día siguiente, a primera hora una fuerza de unos 60 caballeros comandados por Kurt Helborg escoltaron a Karl Franz en dirección a Altdorf, cerca del Emperador cabalgaban nuestros héroes, en unas cinco horas recorrieron el trayecto que les separaba de la capital de Imperio, las trompetas sonaron para anunciar su llegada, las calles de Altdorf se llenaron de gente sorprendida de ver a Karl Franz, pero la sorpresa dio a paso a una alegría que se fue extendiendo como la pólvora, entre esa gente Ramkir pudo ver a un antiguo compañero de sus años de estudio, Sigfrido, alguien con un gran afán de poder y completamente diferente  a él, el trayecto de la comitiva acabo en las puertas del Palacio Real, allí fueron recibidos por el Príncipe heredero junto a sus consejeros, y aunque las palabras que se escucharon fueron las correctas, el ambiente y las caras mostraban con claridad la tensión del momento,  junto al consejero del Príncipe había una mujer que bien podría tratarse de su secretaria, era una mujer joven, de una gran belleza, la cual fue abordada por los galanes modales de Íñigo, pero rápidamente fue requería de muy malas maneras por Martín Fechner, tras ese primer encuentro Karl Franz volvió a recuperar su funciones como Emperador del Imperio y ocupo de nuevo su trono, durante el resto del día pudieron hablar con el Conde Siegfried von Walfen, el cual había sido liberado de las mazmorras, se mostro contento de volver a verlos a todos, y tras ponerlo al día de todo lo ocurrido les comunico que tenían habitaciones preparadas en El Imperial, allí se encaminaron pasada ya la tarde.

Al día siguiente visitaron a la Gran Indagatrix,  poniéndose al día sobre lo acontecido desde que se vieron la ultima vez, ella había intentado averiguar más sobre el hermano Karl, pero hasta el momento sin éxito, tras abandonar el templo de Morr, Erwin y Leopold se dirigieron de nuevo a la posada, mientras que Íñigo se perdía por la ciudad en busca de ingredientes que no pudo encontrar salvo si recurría al mercado negro, Ogmund se acerco al templo de Sigmar intentando sondear que posición tenía el actual Teogonista en funciones ante la llegada al trono de Karl Franz, aunque básicamente lo que escucho fue lo que ya le había contado el padre Beoca, era un hombre menos tolerante que Yorri XV y más dispuesto a recurrir a las armas para hacer ver sus ideas, por otro lado Ramkir se dirigió a las Escuelas de la Magia, desde que las abandono para viajar al Oeste hacia Bretonia no las había vuelto a pisar...



martes, 19 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 27

Había llegado el momento, hacía días que lo había presentido, desde que percibió ese gran poder algo en su interior le decía lo que había pasado, se había negado a creerlo pero ahora tenia la certeza de lo ocurrido, era el momento de dar un paso la frente, estaba preparado para ello, sentía que su poder era inmenso, aquellos que habían perpetrado ese acto comprobarían hasta donde llegaba su poder y crueldad, y sabía quienes eran...


Ante ellos tenían el corredor principal del alcantarillado, el olor que de él emanaba era insoportable, por lo menos para cualquier mortal así hubiera sido, pero para ellos el deber les hacía que aquel olor fuera más llevadero, como bien les había indicado Simon avanzaron hacía la izquierda, en busca del quinto pilar, allí debería encontrarse la puerta secreta, para llegar primero debían saltar al otro lado del cauce del alcantarillado si no querían sumergirse en el agua sucia que lo atravesaba, salvo Ramkir y Leopold que tuvieron que ser ayudados para no caer al agua el resto consiguió saltar sin ningún problema, una vez en el otro lado les resulto sencillo encontrar la piedra que abría la puerta secreta, esta desembocaba en un pasadizo que comunicaba al acuífero de Palacio, claramente la construcción era de manufactura enana y estaba flanqueada por una estrecha pasarela y su respectiva barandilla, a la izquierda se podían ver unas escaleras de piedra que ascendían, en la parte contraria por donde habían llegado deberían encontrar otra de las puertas secretas, hacía allí se dirigieron con rapidez, abriéndola y penetrando en un pequeño pasadizo donde estaban las ropas para que se pudieran cambiar, además de perfume para intentar desprenderse o enmascarar el olor de las alcantarillas, ante la duda de a  donde podrían dar los escalones de piedra, Íñigo y Leopold se acercaron con cautela para dejar en uno de sus escalones unos de los faroles, en caso de huir por allí el derramar aceite sobre ellos les podría dar ventaja si estaban siendo perseguidos, una vez cambiados de ropa y abierta la puerta secreta del pasadizo empezaron a ascender por unos escalones que les deberían de llevar hasta la habitación del Emperador, y así fue cuando al llegar al final de los escalones abrieron la ultima puerta, esta movió la estatua del antiguo Emperador Wilhem II,  ante ellos tenían una antesala con un gran sofá enfrente de una chimenea que aun estaba encendida, de las paredes colgaban tapices que mostraban los acontecimientos más importantes de Magnus el Piadoso y de Wilhem II, a su derecha unas grandes puertas que debían de dar a algún pasillo, mientras que a la izquierda una gran puerta entreabierta dejaba ver una cama con dosel, con cuidado fueron entrando en la habitación, pero cuando Leopold que era quien cerraba el grupo estaba a punto de entrar escucharon una pequeña conversación detrás de las dobles puertas, para acto seguido ver como el pomo empezaba a girar para abrir una de ellas, rápidamente cada uno se escondió donde pudo, la puerta se abrió y una anciana con los ropajes de Shallya entro en la habitación, cerrándose la puerta de nuevo, en sus manos llevaba una bandeja con una sopa caliente, pan, queso y una manzana troceada, con rapidez Erwin la inmovilizo mientras Ramkir cogía la bandeja para que nada cayera al suelo, la anciana no opuso resistencia y al poco la tenían tendida en el suelo atada, amordazada y con los ojos vendados.


En la otra habitación estaba el Emperador dormido, desde que lo habían visto en el funeral del Gran Teogonista Yorry XV había mejorado su aspecto, aun se le veía débil, pero ya no aparentaba la edad de un anciano, a través de un gran ventanal que daba al patio interior de Palacio pudieron ver que ya estaba amaneciendo,  no tenían tiempo que perder, ante el miedo de que el Emperador no pudiera entender la situación y se pusiera a gritar decidieron inmovilizarlo y amordazarlo, ya habría tiempo después de explicarle todo muy bien, ya que el trato que le iban a dar no iba a ser el más apropiado, y de esa forma volvieron a descender por los estrechos escalones que daban al pasadizo, allí tras cumplir con la etiqueta le terminaron de explicar la situación, este una vez libre de ataduras les pregunto sus nombres dándoles las gracias por haberle sacado de su jaula, y aunque débil intentaría no ser una gran carga, Ogmund intento mitigar en lo posible la debilidad del Emperador mediante diferentes bendiciones, ahora debían de salir de la ciudad, si volvían sobre sus pasos debían atravesar el acuífero, si no, podían intentarlo por el otro lado del pasadizo que debía de dar al alcantarillado que desembocaba en el pequeño Reik, empezaban a escuchar ruido de pisadas pero sin poder ubicarlas con exactitud, por lo que decidieron probar suerte por el alcantarillado que daba al pequeño Reik, avanzaron con cautela, incluso tuvieron que esconderse en una de las ramificaciones, sumergidos en las fétidas aguas hasta las rodillas,  hasta que una patrulla de guardias de alcantarillas pasaba de largo buscando el origen de la luz que habían visto, tras andar durante un buen rato el corredor se ensancho dando paso a una gran estancia, la canalización de agua seguía más adelante pero unos gruesos barrotes les impedían continuar su camino, en uno de los laterales unos escalones daban paso a una puerta que debía de dar a alguna sala donde descansaban o pasaban el tiempo los guardias de alcantarillas, en  el techo una pequeña rejilla traía el ruido de sus voces, los barrotes eran lo suficientemente gruesos para que no pudieran ser doblados, pero Ramkir utilizo sus artes mágicas para calentarlos y así poder doblar un par de ellos, mientras esto ocurría de la parte superior pudieron oír como un guardia entre insultos  mandaba a los guardias de alcantarilla a patrullar por el alcantarillado, en busca de cualquier cosa que vieran sospechosa, eran ordenes de Palacio, se empezaron a escuchar pasos que se iban acercando a la puerta, Íñigo se había encargado de esparcir en los escalones aceite, a la vez que Ramkir consiguió doblar el ultimo barrote para poder salir  la puerta se abrió, los dos hombres que iban en cabeza resbalaron rodando escaleras abajo, lo que ocurrió después fue rápido,  Ogmund cogió al Emperador pasando entre el hueco de los barrotes doblados, Leopold los siguió un poco más rezagado por si la cosa se complicaba detrás, mientras Íñigo en un rápido movimiento cogía el farol que había soltado el guardia al caer y lo lanzo contra los peldaños de la escalera, esto provoco que el aceite que había sobre ellas prendiera, para acto seguido ensartar con su Vizcaína al guardia que aun estaba en el suelo, ayudado por Erwin acabaron con otros dos guardias mientras daban tiempo a que Ramkir utilizando de nuevo su magia volviera a doblar unos de los barrotes para dejarlo en su sitio y así que nadie les pudiera seguir, tras avanzar durante unos cientos de metros por fin salieron al exterior, ante ellos tenían un pantano y a sus espaldas a unos trescientos o cuatrocientos metros los muros de la ciudad de Altdorf.

Sin tiempo para descansar y con el Emperador exhausto siguieron avanzando hasta alcanzar la carretera de Bögenhafen, en ella estaba esperándolos Erich Alder junto a seis caballos, sin mediar palabra les ayudo a montar y salieron al galope hacía el pueblo de Hartsklein en el canal de Weissbrück, allí tenían habitaciones reservadas donde tenían todas sus pertenencias, y donde descasaron hasta mitad de tarde, ya que decidieron esperar a Ramkir que se había quedado bastante rezagado, aunque esto le sirvió para ver como dos jinetes de la guardia de Altdorf atravesaron Hartsklein y siguieron hacía adelante, ellos podían hacer noche en la posada o seguir camino a Walfen, con el riesgo que les caería la noche antes de llegar, decidieron esto ultimo, avanzaron por el camino que llevaba a Walfen hasta que ya caída la noche una patrulla del ejercito de la Reikland les intercepto, fueron escoltados hasta el campamento donde intentaron hablar con Kurt Helborg, pero sus peticiones no fueron atendidas y un lugarteniente fue quien se intereso por ellos y por sus motivos, aquello podría haber sido un problema pero fue el propio Emperador quien se mostro ante todos antes de que eso ocurriera, aquello cogió por sorpresa a los soldados que estaban cerca y poco a poco la voz se fue corriendo por todo el campamento...

Tanto el Emperador como sus rescatadores fueron escoltados hasta el castillo de Walfen, allí el Emperador se separo de ellos, fueron llevados a habitaciones individuales donde tenían preparado un baño caliente, cómodas camas y ropa limpia, después de un día tan estresante bien se merecían un descanso...

lunes, 11 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 26



Hacía más de dos años que en un recodo del camino había comenzado todo, en ese entonces no eran más que un cazarratas y un ayudante de cámara acompañados por un pequeño Halfing en busca de un futuro mejor, de algunas monedas que les hicieran la vida más fácil, en esa época como hicieron en Bögenhafen  habrían salido corriendo del peligro nada más olerlo, temerosos y asustados ante lo que pudiera ocurrir, pero ya no eran los mismos, habían cambiado, ya no eran simples gentes del Imperio, eran Erwin Schulz, Caballero Pantera, Héroe y Campeón del Imperio por méritos propios, y Ogmund Silverhand ungido y tocado por la mano de Sigmar, no caminaban solos, a su lado otros tres valientes compartían el mismo destino, Ramkir Siegfried no solo un hechicero de batalla de la Orden Brillante, si no también un miembro de la ancestral Orden de los Buscadores de la Luz, Leopold Kossmann un defensor acérrimo de Ulric y de su Graf Boris, defensor de un Imperio unido por sus gentes, y por último Íñigo Krauszer de Antúñez, un extranjero venido de tierras lejanas pero con cualidades dignas de mención, sin quizás ninguna lealtad hacia el Emperador pero si hacía sus compañeros de armas, la decisión era fácil de adivinar, intentarían ayudar al Emperador o darían sus vidas por intentarlo.

                                            


Hicieron noche en el templo de Morr, al día siguiente Ogmund ayudo a la Gran Indagatrix a descifrar el código del diario que el Canciller tenía escondido en sus dependencias, en el básicamente confirmaba las palabras de Dieter y lo incriminaba sin ninguna clase de duda, por la tarde tenían preparadas habitaciones en la parte pudiente de la ciudad, en un local de respetable clientela, en El Imperial, allí pudieron darse un buen baño caliente y descansar sobre cómodos colchones,  Ogmund volvió a tener el mismo sueño que noches anteriores, pero esta vez el Grifo portaba entre sus garras algo brillante, por su silueta bien podría tratarse de un martillo, al despertar en su palma derecha tenía claramente marcado un cometa de dos colas.
Ese día decidieron aprovecharlo para hacer una visita a la parte donde tenía sus dominios el señor del crimen Francesco Sarducci, a través del barman de una taberna consiguieron concretar una entrevista con alguien relacionado con ese hombre, este desconocía si ese tal Karl estaba en la ciudad o no, ni si estaba en tratos con algún otro grupo de delincuentes, básicamente tenia conocimiento de lo que ellos ya sabían del tema de los barriles de pólvora, además de que Vesper pagaría unas buenas monedas por atraparlos, por lo visto uno de sus chicos había desaparecido y todo apuntaba hacía nuestros héroes, había gente que afirmaba haber visto como se lo llevaron a la fuerza, en cuanto al tema de Karl, por una módica bolsa llena de 50 coronas de oro acepto intentar conseguir información de si ese tal Karl había tenido tratos o estaba entre los hombres de Vesper o Dieter, en un plazo de cuatro días intentaría averiguar algo más, si tenía información se lo haría llegar al barman para concretar una entrevista.
Después de aquello decidieron visitar las dependencias de Fassbinder, en ellas aun quedaban restos de sangre seca, el cuarto estaba completamente patas arriba, se habían encargado registrarlo de arriba a abajo, en el suelo de  la entrada aun se podía adivinar más o menos el contorno del cuerpo, aunque para Leopold la muerte estaba claro que se había producido por un disparo en la cabeza, a la altura de la cabeza, en la pared, se podían ver las salpicaduras y restos pequeños de metal, el resto ya lo sabían por Inga, le había destrozado la cabeza, seguramente a golpes, y desmembrado su cuerpo, en el cuarto poco más había que pudiera darles alguna pista, prácticamente era la hora de comer, por lo que volvieron a El Imperial, allí pudieron dar buena cuenta de un Estofado mientras recogían una nota con el sello de la Gran Indagatrix, les instaba a que se reunieran con ella en la Capilla de Morr a ultima hora de la tarde, en esa entrevista les puso al corriente de lo que ya habían oído por las calles durante la mañana, Altdorf ya no se mantenía neutral y apoyaba a Ostland en la guerra, además era cuestión de días que el Emperador sería apartado de sus funciones para que su sobrino pudiera proclamarse nuevo Emperador del Imperio,  aquello solo traería desgracias y muerte, la vida del Emperador y del propio Imperio pendía de un hilo, se estaba tejiendo un plan a la desesperada para intentar que eso no ocurriera, incluso a ella misma le quedaban horas para que los hombres del Príncipe la fueran a buscar y acabara en las mazmorras al igual que el primo del Emperador, también le habían llegado noticias de que el Canciller y el carcelero habían sido encontrados muertos, sin signo de lucha, con el cuello roto, se estaban haciendo indagaciones al respecto pero desconocía los resultados, para nuestros héroes había llegado el momento de decidir que hacer, huir de la ciudad y dejar a su suerte al Emperador y al Imperio, o volver a enfrentarse al peligro que supondría tener que salvar a Karl Franz, la decisión no era fácil de tomar, debían meditarla tranquilamente mientras descansaban en El Imperial, aunque desde un principio su idea era seguir adelante, no habían llegado hasta aquí para ahora abandonar todo, Inga seguramente ya no los volvería a ver así que se despedido de ellos agradeciéndoles todo lo realizado hasta el momento, y rezando a Morr y a Sigmar para que siempre tuvieran sus ojos puestos sobre ellos.





Al día siguiente esperaron pacientemente en El Imperial, a primera hora de la mañana la alegría inundo la ciudad, los pregoneros gritaban la noticia de que el ejercito de Altdorf comandado por Kurt Helborg había vencido al ejercito de Middenlan que avanzaba hacía la ciudad, eso junto con los refuerzos que venían de Nuln hacían ver el futuro de la ciudad con ojos más optimistas, a mitad de la tarde el hermano Philip les trajo una nota, en ella se les instaba a que acudieran a una dirección al sur de las murallas dos horas antes de amanecer, guiados por Íñigo acudieron a la cita esquivando a las patrullas de guardias que se encargaban de que se respetara el toque de queda, cuando llegaron al lugar de la cita una puerta se abrió para darles paso franco a una estancia donde Simon, su antiguo ayudante de cámara les aguardaba, este les explico el plan, deberían llegar hasta la habitación del Emperador a través del alcantarillado que había debajo del Palacio Imperial, a través de varias puertas secretas que tenían marcadas en el mapa que les entrego, les dijo como se podían abrir cada una de ellas, antes de la ultima puerta debería haber ropas dispuestas más acorde con las de Palacio para que se pudieran cambiar y perfume para tapar el olor de las alcantarillas, una vez tuvieran al Emperador tenían varias formas de salir, o bien a través de palacio, la cual parecía muy peligrosa y abocada al fracaso, por las alcantarillas y salir a algún lugar de Altdorf, o a través de sus dos canales principales de alcantarillado, uno salía al Reik, y el otro se usaba para cuando el Reik venia crecido y desembocaba en el pequeño Reik, una vez fuera en la carretera de Bögenhafen estarían dispuestos caballos para que pudieran cabalgar hasta el paso del canal de Weissbrück, allí en la posada de las Siete Estrellas tendrían todo su equipo, desde allí deberían llegar hasta Walfen, donde estaba acuartelado el ejercito del victorioso Kurt Helborg, este era leal a Karl Franz y protegería al Emperador, a sus pies tenían dispuesto las ropas de los guardias de alcantarillas junto a cinco faroles, tras vestirse adecuadamente encaminaron sus pasos hasta la zona del Palacio Imperial, saltando la verja llegando sin ningún contratiempo hasta la estatua del Emperador Wilhelm II que estaba detrás de la Cancillería, en ella se encontraba la puerta secreta que daba acceso al corredor que desembocaba en el  alcantarillado, con rapidez penetraron en aquel tosco corredor que descendía hasta otra puerta secreta que daba a uno de los corredores principales del alcantarillado de Altdorf, había una estrecha pasarela a cada uno de sus lados, mientras que el agua sucia corría por el medio, alguna rata se dejaba ver por la estrecha pasarela, saliendo corriendo en cuanto la luz de los faroles llegaba hasta ellas, a ambos lados distintos corredores cilíndricos traían las sucias aguas de la ciudad hasta el canal principal, un sepulcral silencio reinaba en el lugar, con cuidado empezaron a moverse pegados a la pared en busca del quinto pilar que estaba marcado en el mapa, allí debería encontrarse otra de las puertas ocultas, una vez llegaran ya pensarían como cruzar al otro lado...





viernes, 8 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 25

En apenas unos segundos el fuego había empezado a devorar la casa, los muchachos habían corrido los últimos metros de la calle lanzando las botellas encendidas a través de las ventanas, las llamas se alzaban como si bailaran en una sincronización perfecta, desde pequeño aquella imagen le había fascinado, no había nada semejante a aquello, sus ojos permanecían fijos mirando aquel espectáculo, sin apenas pestañear, inmóvil en medio de la calle, hasta que una mano lo zarandeo gritándole que la guardia estaba a punto de llegar, aquello le hizo espabilar y a regañadientes abandono el lugar sin dejar de mirar hacia detrás, hacia el fuego que ya devoraba por completo la casa...



Ya habían sacado la mayoría de la información al hermano Dieter, pero aún mantuvieron el interrogatorio un poco de tiempo más, Dieter desconocía quien era el responsable de la secta en la ciudad de Nuln, al igual que tampoco sabía el grado  de implicación de la familia Blucher dentro de la secta, lo que si confirmo fue el odio que le tenían a otra de las sectas que operaban en la ciudad, la secta de la Corona Roja, la cual estaba encabezada por Ernst Heidelmann, y por los poderes que tenía alguien de dentro de los Colegios de la Magia tenía que haberlo enseñado, alguien que dominara el fuego, poco más se podía sacar de lo que quedaba de Dieter, ahora tenían que decidir que paso seguir, las opciones eran intentar o bien secuestrar al Canciller y que Erwin se hiciera pasar por él, o entregar a Dieter a los Templarios del Corazón Ardiente, la decisión la tenían que tomar ellos, la primera era muy arriesgada, pero el poder secuestrar y torturar al Canciller quizás les podría proporcionar muchas respuestas, pero al final decidieron que Inga entregara a Dieter a los Templarios y esperar acontecimientos, ya era medianoche por lo que decidieron pasar la noche en el Templo de Morr, fuera si que se oía más movimiento de guardias que de normal, al día siguiente pudieron averiguar el motivo, habían intentado asesinar al Príncipe, por suerte el asesino fallo, causándole una profunda herida en un brazo en vez de una herida mortal, el asesino antes de morir a causa de ingerir un veneno se mostro como un acérrimo seguidor ulricano, este suceso lo aprovecho el Príncipe para hacer una caza de brujas en la ciudad, cualquier seguidor o amigo de los ulricanos sería apresado y colgado en las distintas plazas que había en Altdorf, aquello también incluía a aquellos que habían defendido la paz entre ulricanos y sigmaritas, cualquiera podía ser sospechoso de ser encarcelado.


Por la mañana Inga se dirigió a las instancias del Templo de Sigmar para entregar a Dieter mientras nuestros héroes se dirigían a su casa, pero cuando llegaron lo único que encontraron fue lo que quedaba de ella, lo que no había sucumbido al fuego se había derrumbado, la gente les conto que ha medianoche unos jóvenes habían lanzado botellas en llamas dentro, para luego desaparecer de allí, el fuego se había extendido por toda la casa con rapidez, para cuando llegaron los guardias y la gente se organizo poco se pudo hacer, mientras Erwin estaba hablando con esta persona un virote de ballesta paso cerca suyo, el primero erro su blanco, y el segundo no habría errado si no hubiese sido por aquel hombre, que sin saberlo se interpuso en la trayectoria de aquel virote mortal, el virote se le incrustó en la espalda lanzándolo al suelo gritando de dolor, para un poco más tarde morir a causa del veneno en el que estaba impregnado.

Ramkir había localizado la ventana de donde habían disparado, aprovechando su magia se impulso hasta ella de un salto, siendo recibido por un cuchillo  que le hizo un buen corte en el cuello, mientras Leopold y Erwin tiraban abajo la puerta de aquella casa, Íñigo y Ogmund corrieron hacía la parte trasera para evitar que pudiera escapar por detrás, la asesina tenía esa intención pero Erwin la pudo placar antes de que esto ocurriera, la asesina una vez apresada y viendo que estaba claramente en desventaja no opuso ninguna resistencia, por lo que sin ninguna complicación se la llevaron al Templo de Morr para que Inga pudiera interrogarla, pero al contrario que Dieter, esta no opuso ninguna resistencia a responder a sus preguntas, a fin de cuentas no tenía nada personal contra Erwin, solo le habían encargado un trabajo y eso es lo que había intentado realizar, tenía que eliminar a Erwin, había sido el Canciller Johann Heinz el que había pagado por ello, tras la confesión de la mujer esta fue puesta en manos de las autoridades, Inga les informo que el Canciller había sido arrestado, se habían estado buscando pruebas en sus dependencias, encontrando unos papeles con algún código secreto, se los habían entregado para intentar descifrar su contenido,  también le había llegado una triste noticia, habían encontrado el cuerpo del Doktor Fassinder en sus dependencias de la Universidad, o más bien lo que quedaba de él, la cara completamente desfigurada y su cuerpo troceado, se habían ensañado con él.

Por el momento podían permanecer en el Templo mientras les encontraba un lugar donde poder acomodarse..., habían podido desenmascarar al Canciller y su plan, pero aun quedaban muchas preguntas sin responder sobre el hermano Karl, aunque ahora mismo lo que más preocupaba era el futuro inmediato del Emperador Karl Franz, cada día que pasaba el poder del Príncipe era mayor, hasta tal punto de que pudiera autoproclamarse Emperador del Imperio en detrimento de su tío...

sábado, 2 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS, Sesión 24

La noche ya hacía rato que había caído sobre la ciudad de Altdorf,  pero aun siendo ya tarde siempre había algo que hacer, a fin de cuentas esa era una de las tareas menos gratificantes pero necesarias, con esas ideas divagaba su cabeza cuando unos pasos se acercaban hacía él, un sirviente con un poco de vino, aquella idea le hizo olvidarse por un momento de los papeles que tenía delante, lo siguiente ocurrió muy rápido, el ruido del cristal rompiéndose al caer al suelo, seguido por un grito exaltando a Ulric y deseando la muerte a los sigmaritas, asustado por el ruido por instinto se movió hacia un lado, aquello quizás le salvo la vida, el filo de algo afilado le atravesó el brazo haciendo que de su garganta saliera un grito de dolor y pánico..



La noche paso sin ningún percance, descansaron hasta mediodía menos Ramkir que bajo a primera hora de la mañana, fue Simón el que le entrego la nota que se encontró por la mañana clavada en la puerta, la nota estaba dirigida a Lieberung (Erwin), recordándole que no se habían olvidado de él y amenazándolo para que abandonara la ciudad.

Una vez se levantaron todos, comieron juntos mientras decidían los pasos a seguir, el primero fue visitar a la Gran Indagatrix Inga, pero antes de llegar fue Íñigo el que se dio cuenta que alguien le estaba siguiendo, y aunque le intento atraer a una trampa para poder apresarlo este desapareció entre las calles, por esas mismas calles corrían las noticias de la muerte del Reikmarshall von Bock y la derrota del ejercito de Altdorf a manos de las tropas de Middenland, el miedo corría por la ciudad como la pólvora, dando paso a disturbios por los barrios más pobres, una vez en el templo de Morr le contaron lo sucedido el día anterior y sus sospechas sobre el ayudante del Lector de la Corte, esta les pudo dar la información que buscaban, Dieter no dormía en Palacio, su residencia estaba cerca de la Catedral, en un complejo de pequeños apartamentos, durante el resto de la tarde pudieron visitar los alrededores de la casa de Dieter, después de asegurarse que no había ninguna trampa en la puerta, Leopold se encargo de abrirla, su interior no tenía ningún lujo, una pequeña sala de estar que daba paso a un baño y un dormitorio donde dieron con papeles en los que se había quedado marcado lo que se había escrito en la última nota, en ella le comunicaba a alguien sobre la presencia de Kastor Lieberung y la necesidad de tomar una decisión sobre ello, con tranquilidad esperaron a que empezara a caer la noche para que Dieter regresara a su casa, según entro por la puerta y antes de que se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo entre Erwin, Ogmund y Leopold lo redujeron dejándolo inconsciente, desde allí se lo llevaron hasta el Templo de Morr para junto a la Gran Indagatrix sonsacarle todo lo que supiera, en cuanto el tatuaje de la Mano Purpura y una mutación de escamas en su espalda salieron a la vista, Dieter no tuvo otra que rendirse a la evidencia, él le había estado proporcionando una pequeña dosis de polvo de disformidad al Emperador, para así ir incapacitándolo poco a poco, doblegando su voluntad a los deseos de la Secta, su primera versión fue que el propio Gran Teogonista Yorri XV había sido quien estaba detrás de todo, y que incluso el propio Príncipe Heredero había venido a unirse a la secta, pero nadie en esa sala creyeron las palabras de Dieter, incluso a la Gran Indagatrix le costo esfuerzo doblegar la resistencia de Dieter, pero al final esta cayo, el Canciller Johann también era miembro de la Secta de la Mano Purpura, y era el Gran Magister en la ciudad, el asesinato del Gran Teogonista les había cogido por sorpresa, entorpeciendo y retrasando sus planes, al igual que la llegada del Príncipe Heredero, desde su llegada no habían podido acercarse a Karl Franz, en cuanto al tal hermano Karl desconocía de quien podría tratarse o los motivos que le impulsaban...



sábado, 25 de septiembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 23

Aun no era la hora, había aun tiempo para preparar todo, lo habían hablado y era mejor quitarse el problema antes de que pudieran ser un incordio mayor, el gran mutador recibiría hoy su sacrificio..., había que darse prisa, ya estaban allí, aquellos miserables llegaban antes de tiempo, el ritual aun no estaba preparado para invocar a todos, sus pensamientos corrían por su cabeza como la pólvora, o se marchaban o seguían adelante..., la puerta del almacén se abrió poco a poco desvelando el contorno de cuatro figuras, un suspiro escapo de su boca mientras se preparaba para ejecutar su plan...



Leopold corrió entre las calles que había cerca de los muelles, por un momento pensó que había conseguido dar esquinazo a los guardias pero para su desgracia sus pies le llevaron hasta un callejón sin salida, para cuando intento retroceder la patrulla de guardias ya estaban en la entrada, jadeantes pero con una malévola sonrisa en su cara, el intento de Leopold de convencerles para que le dejaran marchar solo sirvió para que se dieran cuenta que su acento era norteño, lo cual solo sirvió para empeorar aun más las cosas, sin ganas de que lo volvieran a capturar como en Bergsburg, a la desesperada lanzo coronas de oro donde estaban los guardias para intentar salir corriendo entre ellos, aquella distracción hizo que varios de los guardias se agacharan a recogerlas, de los que no lo hicieron uno de ellos consiguió impactar con su espada en el pecho de Leopold, causándole una fea herida, Leopold corrió sin rumbo intentando alejarse lo más lejos posible, detrás suyo se oían los gritos de sus perseguidores, casi exhausto llego hasta un patio interior de una casa en ruinas, en el patio tres extrañas figuras se calentaban al lado de un fuego, Leopold les lanzo unas monedas y busco cobijo entre las ruinas del edificio, al poco pudo escuchar como los guardias entraban, pudo oír como preguntaban a aquellos desconocidos por él, si respondieron desde luego él no lo oyó, al poco los guardias abandonaron el lugar, cuando Leopold salió las tres figuras estaban en el mismo lugar, cerca del calor de las llamas, dejándoles unas cuantas monedas más abandono el lugar, dejando atrás una sensación de intranquilidad y de temor desde que entro en aquel patio, lo que no sabría decir es si era por las tres figuras que allí había o por sus perseguidores...


Mientras, Íñigo, Erwin, Ramkir y Ogmund inspeccionaban los exteriores del almacén, sin ver nada o ha nadie extraño, sin esperar a ser justo medianoche decidieron entrar al almacén, como bien decía la nota la puerta trasera no estaba cerrada, al abrirla pudieron ver una luz encendida en medio del almacén, detrás de ella apoyada en unas cajas se podía vislumbrar el contorno de una figura humanoide, en los laterales también había cajas almacenadas, una voz proveniente de la figura que estaba en penumbras les invito a entrar y acercarse a la luz para ver que traían el dinero, con cautela avanzaron unos pasos hacia el interior pero sin alejarse mucho de la puerta, en ese momento Ramkir sintió alteraciones en los vientos de la magia, a la vez que Ogmund escuchaba en ambos laterales como si algo raspara el suelo, preparados como estaban por si aquello podía ser una trampa no fueron cogidos por sorpresa, de ambos laterales empezaron a salir seres horribles, Ramkir los reconoció como aberraciones del caos, demonios rosas, los cuales al morir se separaban en dos demonios de color azul, retrocediendo consiguieron llegar hasta la puerta para que no les rodearan, allí se hicieron fuerte acabando con ellos no sin haber sufrido diferentes heridas, Ramkir con su magia envolvió en una bola de fuego a la figura que les había hablado, cuando después del combate se acercaron a ella se dieron cuenta que esa persona debería de ser un vagabundo al que habían sacado su corazón para seguramente invocar a aquellos demonios, al lado de las cajas encontraron una trampilla que después de romperla pudieron ver que desembocaba en las alcantarillas de la ciudad, intentaron seguir el rastro de las huellas de unas cuatro personas que allí había, pero les fue difícil conseguirlo, aun así creían que dos de esas huellas habían salido al exterior cerca del puente principal que cruzaba la ciudad, siguiendo en dirección a la zona de la Catedral, sin más que poder hacer volvieron sobre sus pasos hasta el almacén donde se pudieron rencontrar con Leopold, de allí volvieron con cuidado hacía su casa donde ya tranquilos y seguros le contaron a Leopold lo ocurrido, y mientras así lo hacían Erwin y Ogmund coincidían en que esa voz que escucharon en el almacén aunque venía distorsionada tenia un claro parecido con la voz que habían escuchado esa misma mañana, la voz del hermano Dieter, el cual los había recibido en las dependencias del Lector de la Corte Metternich....



jueves, 16 de septiembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 22

Johann Heinz apenas podía esconder su enfado por como se estaban sucediendo los acontecimientos, a fin de cuentas era el Canciller de Altdorf y por ende del Imperio, aquel niñato con aires de grandeza pagaría cara su osadía, pagaría con creces la desfachatez con que había tratado a la Corte Real de Altdorf..., llevaba paseando dos días por el largo pasillo que daba paso a la estancia del trono, aquellas puertas se mantenía cerradas para él, solo había mantenido unas pocas palabras con aquel consejero de poca monta que se hacía llamar Martín Fechner, se atrevía a mirarle por encima del hombro mientras le decía que el Príncipe estaba muy ocupado y que le atendería en cuanto le fuera posible, que mejor se fuera a descansar a sus dependencias hasta que fuera avisado...




La noche paso sin problemas, con la salvedad que Ogmund volvió a soñar el mismo sueño de dos días atrás, con la diferencia que esta vez la serpiente alada estaba montada por un enorme y fiero señor de la guerra orco, al día siguiente acudieron a su cita con el Lector de la corte Lothar Metternich, tras ser escoltados por un grupo de guardias el hermano Dieter hizo de anfitrión mientras Lothar acudía a la cita, el hermano Dieter era el mismo que se sorprendió al ver a Erwin durante la procesión del difunto Yorri XV, del Lector de la corte poco pudieron sacar, salvo que el Príncipe heredero Wolfgang había incomunicado al Emperador y que no concedía ninguna audiencia, Lothar escucho atentamente todo lo que le contaron sobre la investigación de la muerte de Yorri XV, sobre todo se sintió incomodo y preocupado  ante la posibilidad de que ese tal hermano Karl en verdad fuera un miembro de la hermandad Crimsonita, con la promesa de mantenerlo informado de lo que descubrieran abandonaron el Palacio Real para después de comer poner en antecedentes a la Gran Indagatrix y dirigirse de nuevo a la Universidad, en busca del Doktor Fassbinder, esta vez si que lo encontraron en sus dependencias, de unos 50 años con ropas pasadas de moda y unos ojos que no paraban de fijarse en todo, tras presentarse y pedirle disculpas a Erwin por lo sucedido hace dos años les conto lo que sabía, llevaba mucho tiempo investigando la secta de la Mano purpura, creía que tanto en la Cancillería como dentro de la Iglesia de Sigmar tenían a alguien infiltrado, así como en los Hijos de Ulric, de este si que sabía quien era, un tal Reinhardt von Kutenholz, ese nombre ya lo habían escuchado antes, en una de las cartas de Middenheim del que se hacia llamar el Heredero, en la que dejaba ver que era un hombre de su confianza, Fassbinder también creía bastante probable que también podría haber alguien infiltrado dentro del personal del Príncipe heredero, aunque teniendo en cuenta lo sorprendente de su llegada parecía que no estuvieran trabajando juntos, en cuanto al estado de salud del Emperador, Fassbinder sospechaba que la dolencia podía estar siendo causada por una pizca de polvo de distorsión,  algo que Íñigo ya había empezado a sospechar, aunque él la conocía como piedra de disformidad, en cuanto al Canciller no había podido encontrar nada en su contra, se había licenciado en Derecho en la Universidad siendo un estudiante modélico, uno de sus profesores así lo pudo corroborar, trabajo en la Cancillería hasta llegar a ser el ayudante del anterior Canciller y pasando a ocupar su cargo hacia un par de años cuando su antecesor se retiro del cargo, tras pasar la tarde en aquel lugar se despidieron de Fassbinder con la esperanza de volverse a ver.


La tarde ya estaba empezando a decaer por lo que se marcharon hacía su casa, allí Simón les entrego una nota que había traído una joven con la librea de los mensajeros de Altdorf, en ella un desconocido les emplazaba en el almacén numero 3 esta medianoche para contarles información sobre la muerte del Gran Teogonista a cambio de una buena bolsa de coronas de oro, sin esperar a medianoche se acercaron a  los muelles hasta encontrar el almacén numero 3, la niebla ya había empezado a subir desde el rio empezando a cubrir todo bajo su manto, aquello también propicio que se pudieran esconder de los ojos de los guardias que patrullaban la ciudad, pero por desgracia Leopold no los vio venir hasta casi tenerlos delante, poco podía hacer salvo correr para intentar alejarse de ellos y así en alguna de las bocacalles darles esquinazo...




martes, 7 de septiembre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS, Sesión 21

 El muchacho tenía las piernas arqueadas, su manos se sujetaban en las rodillas mientras todo su cuerpo intentaba recuperarse de la carrera, una carrera que bien conocía por aquellos tortuosos pasillos, una vez recupero lo suficiente el aliento como para poder hablar le describió el aspecto de la gente que había estado preguntando por él, antes de marcharse y como recompensa recibió unas monedas de aquel hombre mayor y unos golpecitos en el hombro en señal de afecto...


La noche había caído sobre aquel pequeño pueblo pesquero, los caballos los dejaron dentro de la empalizada que servía de pequeña protección para lo que el bosque pudiera esconder durante la noche, Íñigo y Leopold  se encargarían de ver si en la posada estaba el hombre que habían seguido, Ramkir vigilaría la parte donde estaban atracadas las barcazas, mientras que Erwin y Ogmund permanecerían junto a los caballos esperando acontecimientos, efectivamente aquel hombre se encontraba dentro de la concurrida posada, bebiendo cerveza junto a tres de los marineros, Leopold fue visto por un viejo amigo, Josef Quartjin, ya con unas cuentas jarras de cerveza entre pecho y espalda le atrajo hacía su grupo de donde hasta más tarde no pudo escabullirse, Íñigo aviso al resto de que tenía localizado a su objetivo, al cual no les resulto difícil secuestrar cuando junto a un marinero salieron a la parte trasera a vaciar la vejiga, un rato más tarde el marinero acabo ahogado en el río y ante el temor de que antes del alba se pudiera dar la alarma sobornaron a quien estaba de guardia en la puerta, avanzaron en la noche hasta alejarse lo suficiente de aquel lugar sin abandonar el margen del río, descansaron lo que quedaba de noche  y al día siguiente interrogaron a su presa.



Aquel hombre claramente era un miembro de la Mano Purpura, su tatuaje en la espalda lo delataba, tras varías amenazas consiguieron sonsacarle que venía de Nuln, llego junto con los tres barriles de pólvora para entregarlos a un miembro de la secta, de nombre Karl, era alguien que había estado y había escapado a lo ocurrido en los carnavales de Middenheim, apenas había hablado con el tal hermano Karl, el primer día para entregarle los barriles y la noche de antes de la explosión, donde le dio unos polvos que debía mezclar con los alimentos para tres hombres que viajarían con ellos de vuelta a Nuln, pero no llego a hacerlo ya que cuando estaban a punto de abandonar Altdorf se levantaron las cadenas del puerto y no pudieron salir, aquellos hombres se lanzaron al agua y nadaron hacia los muelles del sur, desde entonces no los había vuelto a ver, ni a ellos ni al hermano Karl, la secta era tan paranoica que se comunicaban intentando no mostrar sus identidades, más aun después de lo sucedido en Middenheim, sin más información que poder sonsacarle fue pasado a cuchillo y como muchos otros su cuerpo acabo en el  Reik para alimento de los peces.

Durante el resto del día cabalgaron de vuelta a Altdorf, cuando llegaron pudieron ponerse al día de lo ocurrido en los dos días que habían estado fuera, el Príncipe heredero Wolfgang Holswig-Abenauer se había autoproclamado protector de la ciudad, y ante la incapacidad de su tío había cogido el mando, había decretado la Ley Marcial, nadie salvo la guardia podía portar armas y desde una hora después de anochecer hasta el alba estaba prohibido andar por la ciudad, además había decretado a Götz von Bock como comandante de la tropas de Altorf, las cuales avanzarían hacía el norte para enfrentarse a los fuerzas de Middenland, todo esto fue confirmado al día siguiente en la entrevista que mantuvieron con la Gran Indagatrix, por lo poco que había visto al Príncipe heredero, tenía aspecto de ser un joven  simplón entrado en kilos y con un semblante muy pálido, rodeado en todo momento de sus asesores y del capitán de la guardia del castillo Reikguard, todo aquello había cogido de improvisto a la Corte Imperial, nadie esperaba la llegada del Príncipe, ni las consecuencias que podrían acarrear, tras abandonar el templo de Morr aprovecharon la tarde para visitar al Doktor Fassbinder, tras acercarse a la zona de la Universidad y preguntar por fin pudieron llegar hasta sus dependencias en el sótano de la Universidad de Historia, en un tortuoso ir y venir de corredores, pero la habitación estaba vacía, el Doktor no se encontraba en ella, Ramkir pudo intuir por los papeles que había dispersos que estaba interesado en las distintas sectas que había en el Imperio, durante todo el tiempo que por allí estuvieron Leopold se sintió intranquilo, observado, pero no pudo encontrar ninguna razón papa ello, sin nada mas que hacer allí regresaron a su casa, cuando llegaron Simón les entrego una carta que había llegado esa tarde, el sello con la forma del cometa de Sigmar dejaba intuir de que se podría tratar, habían sido convocados para una reunión mañana por la mañana en el Palacio Real con el Lector de la Corte y confesor del Emperador.