martes, 28 de enero de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 4

El caballo cabalgaba veloz a través del bosque, esos malditos extranjeros venidos del Imperio buscaban el castillo Drachenfels, pero solo el tenia la llave para poder encontrarlo, y nadie se lo iba a arrebatar, el maldito muchacho le diría donde se encontraba y luego recibiría el mayor don de su Dios, la pestilencia..., y esta misma noche sacrificaría a su Dios al arrogante señor de Kemperbard..., con esos pensamientos cabalgaba el Conde Enguerrant mientras una maléfica sonrisa se le  dibujaba en sus labios.


La noche avanzaba mientras nuestros héroes intentaban escapar de sus perseguidores, por desgracia el sonido de los perros era cada vez mas cercano, en su huida llegaron hasta un pequeño claro donde dos hombres encapuchados les estaban esperando, portaban armas aunque no las tenían sacadas, poco después pudieron percatarse que estaban rodeados por mas hombres vestidos de igual forma, los dos encapuchados del claro se acercaron hasta el grupo, uno de ellos habló, al parecer era el jefe, el cual quería mantener el anonimato aunque Erwin pudo percatarse que debía de ser alguien de cierta importancia, tras dialogar con ellos averiguaron que hacia el Este, cerca de las estribaciones de las Montañas Grises sus hombres creían haber visto mutantes, cerca de un antiguo túmulo abandonado, su nuevo amigo encapuchado les dejo a uno de sus hombres para que les llevará hasta ese sitio, mientras él y el resto de sus hombres entretenían a los hombres del Conde, también él se encargaría de los tres campesinos.



Cada grupo se se separó y sin tiempo que perder fueron atravesando el bosque en dirección Este, guiados por uno de los hombres del sin rostro, cuando estaba empezando a amanecer llegaron hasta el punto que les había contado el primo de Jeann Dáncord, desde allí en apenas diez minutos llegaron hasta el túmulo, escondidos en el bosque podían ver la entrada al túmulo, no parecía que allí hubiera nadie, pero aun así se fueron aproximando con cautela, Erwin encaminaba el grupo cuando a escasos pasos de la entrada fue sorprendido por dos flechas, una rebotó en la piedra delante de el mientras la otra hacía lo propio contra el peto de coraza que llevaba en el pecho, de la otra parte del bosque dos hombres volvían a cargar sus arcos para volver a disparar, Erwin con espada en mano salio corriendo hacia ellos, mientras Ramkir utilizaba los vientos de la magia para crear tres bolas de fuego que impactaron contra uno de ellos, haciendo que cayera muerto entre una explosión de llamas, Ogmund se cubrió con las piedras mientras vigilaba la entrada del túmulo por si de allí venían mas enemigos, Erwin consiguió contra el que aun quedaba con vida, el cual apenas tuvo tiempo para hacer sonar un pequeño cuerno antes de que Erwin lo atravesara con su espada,  tras lo sucedido el grupo permaneció expectante pero nadie acudió a la llamada del cuerno, así que tras varios minutos esperando a ver que sucedía decidieron entrar con cautela dentro del túmulo, en su interior el olor a putrefacción era insoportable, a Ogmund le recordaba cuando se ganaba la vida de cazarratas en las alcantarillas de Kemperbad,  parecía que hacía una eternidad de eso y apenas había pasado un año, delante de ellos una puerta de madera les impedía el paso, la puerta estaba entornada y un olor a humo provenía de dentro, despacio Erwin abrió un poco la puerta, lo suficiente para descubrir lo que allí había, una sala mas grande donde se había improvisado una especie de cocina, había varias puertas al Norte y al Sur de la cámara y una doble puerta al fondo, en la cámara había otro mutante el cual poco pudo hacer cuando de improvisto fue asaltado por Erwin y el caballero que les acompañaba, entre ambos acabaron con el con rapidez mientras Ramkir volvía a utilizar su magia para que no pudiera gritar y así avisar a sus demás compañeros si en verdad estaban en el túmulo, como así resulto ser, pero Ogmund y el caballero acabaron con los que se encontraban en la habitación del Sur, mientras Erwin hizo lo propio con la habitación del Norte, otra de las habitaciones hacia la función de celda, en ella estaba encerrado un joven el cual les pudo contar que el conde Enguerrant era un adorador del Dios de la pestilencia y que la tarde anterior  había venido a buscar a Jeann Dáncord y se lo había llevado, también les contó que la habitación que tenia una puerta de hierro con una cadena había algo muy peligroso, o eso por lo menos es lo que había oído hablar a los mutantes, una vez liberado solo les quedaba ver que les aguardaba tras las dobles puertas del fondo, lo que allí descubrieron resulto de lo mas desagradable, un templo dedicado a Nurgle, varios cuerpos podridos formaban una montaña, y encima de ella una especie de antorcha rezumaba como un vomito verde, toda la habitación estaba llena de gusanos también de ese mismo color malsano, y que mejor manera para purificar aquel lugar que el fuego, abandonaron el lugar antes que el fuego empezara a extenderse.



El caballero volvería con su señor para informarle de lo que allí había ocurrido y visto, desde luego la ayuda de Erwin, Ogmund y Ramkir segura de mucha ayuda, pero decidieron que aquello no era de su incumbencia y que se internarían en las Montañas Grises en busca del castillo por sus propios medios, quizás el castillo de Drachenfels les encontraría a ellos, así que despidiéndose del caballero siguieron camino hacia el Este, ante sus ojos unos picos nevados les aguardaban, allí hasta la vista les alcanzaba podían ver las Montañas Gises, por donde deberían empezar a buscar?....

miércoles, 22 de enero de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 3

Poco a poco el banquete llegaba a su fin, y con la misma cautela que había llegado ahora se marchaba, cada vez las diferencias con las formas de actuar del Conde eran mayores, la forma en que trataba a sus campesinos no era la adecuada para un Caballero Bretón, aunque por derecho podía hacerlo, pero antes de abandonar el salón se acercó con cautela a uno de los ayudantes de cámara encargados de que no faltara de nada a los Caballeros y Damas allí reunidos, apenas fueron unos segundos los que necesito para susurrarle algo al oído, tras lo cual el mayordomo asintió levemente con la cabeza mientras con paso ligero se dirigió hasta donde un juglar descansaba esperando su momento para entretener a los allí reunidos..., el juglar se estiro sus ropas, y dando unos últimos ajustes a su arpa empezó a cantar la Leyenda del Castillo Drachenfels...




Erwin, Ogmund y Ramkir se encaminaron al salón del trono para asistir al banquete que el Conde Enguerrant daría en su honor, poco a poco fueron llegando todos los invitados, la gran mayoría caballeros del propio Conde, junto a sus damas, el propio Conde fue el último en llegar dando comienzo al banquete, la mesas se llenaron de todo tipo de manjares, regados por buen vino bretoniano, durante la cena Erwin pudo averiguar que había tensión con los condados cercanos, por lo visto no aprobaban la conducta del Conde hacia sus campesinos, por otra parte Ogmund y Ramkir también pudieron confirmar que parte de sus caballeros no aprobaban la dureza de los castigos que se les infligia a los campesinos, aunque se cuidaban de no alzar demasiado la voz, a fin de cuentas era su señor y por juramento se debían a él, la velada fue pasando bastante tranquila hasta que el Conde se enzarzó en una disputa verbal con Erwin, supuesto señor de Kemperbad, intentando ridiculizarle y  acusándolo de abandonar a sus súbditos para salir en busca de cuentos, como el Castillo Drachenfels, en sus tierras abandonar sus obligaciones estaba penado con la horca, pero Erwin en vez de amilanarse prácticamente llamó necios al Conde y a los allí presentes, durante unos segundos la tensión se palpó en el ambiente, pero entre carcajadas el Conde aplaudió las palabras de Erwin garantizandole una buena carrera de bufón si alguna vez quería renunciar a su cargo de señor de Kemperbad, acto seguido el juglar intervino de repente para entonar los primeros compases de la Leyenda del Castillo Drachenfels, muchos de los allí presentes lo miraron atónitos y el propio Conde abandonó el salón bastante contrariado.



Poco a poco la velado fue llegando a su fin, un ayudante de cámara acompañó a nuestros héroes a sus aposentos, por el camino y tras una mirada para comprobar que no había oídos indiscretos les dijo que si estimaban sus vidas debían abandonar el castillo con brevedad, que mientras permanecieran en el se encontraban en peligro, tras las palabras del ayudante de cámara decidieron que esa misma noche intentarían salir del castillo, dejaron que pasaran varias horas para asegurarse que la mayoría de gente estaba dormida y salieron con cuidado de sus habitaciones, con discreción consiguieron bajar hasta los niveles inferiores de la torre y tras descolgarse por una ventana consiguieron llegar hasta la parte trasera, de allí fueron hasta las caballerizas moviéndose entre las sombras, en la puerta había un guardia al que consiguieron reducir y amordazar antes de que pudiera dar la alarma, dentro otro guardia dormitaba, al igual que el anterior acabo amordazado, ante ellos tenían sus caballos, pero como abandonar el castillo con ellos, iba a resultar imposible salir por la puerta, la cual estaba cerrada y custodiada por dos hombres sin hacer que dieran la alarma, decidieron dejar los caballos y escapar a pie, aprovechando la oscuridad se deslizaron hasta un extremo de la empalizada de madera que hacia de muralla y ayudándose de una cuerda consiguieron deslizarse al otro lado abandonando las inmediaciones del castillo, con rapidez se dirigieron hacia el pueblo, concretamente hacia el centro del pueblo donde estaban los tres campesinos encerrados en la picota, un guardia los custodiaba, sentado junto a la horca dormía un plácido sueño ajeno al peligro que se le avecinaba, con rapidez Erwin y Ogmund lo redujeron mientras Erwin les hacía gestos a los tres campesinos para que guardaran silencio mientras los sacaba de la picota, tras recuperarse un poco de lo sucedido empezaron a entender las demandas de Ramkir y caminando por el pueblo les llevaron hasta una choza de quien al parecer había encontrado a  Jeann Dáncord, al llamar una mujer mayor abrió la puerta, pero al ver a los tres campesinos y a Erwinn y compañía intento cerrarla, Erwin interpuso su pie impidiéndolo y entrando todos en tropel dentro de la choza, allí estaba su hijo, el cual había sido quien había encontrado a  Jeann Dáncord perdido en el bosque con la mirada perdida y apenas balbuceando cosas sin sentido, habían partido antes del alba, su primo Jeann Dáncord, su hermano y el mismo al bosque llegando casi a las Colinas, pero por mas que lo busco no pudo encontrar a su hermano teniendo que regresar antes de que la noche les alcanzara, les dio indicaciones para llegar al lugar donde había encontrado a  Jeann Dáncord, sin nada mas que hacer allí abandonaron el pueblo internándose en el bosque junto a los tres campesinos, mientras a lo lejos, del castillo salían caballeros enarbolando antorchas mientras cabalgaban...

jueves, 9 de enero de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 2

El encapuchado entró dentro del sótano con paso firme y seguro, los dos sectarios echaron un paso atrás mientras inclinaban la cabeza en un claro signo de obediencia, este se acercó hasta la celda donde se encontraban los atemorizados campesinos, levantando un dedo señalo a uno de ellos, el señalado era un chico joven con la mirada perdida, con diligencia fue sacado de la celda y cogido de un brazo abandonó el lugar junto al encapuchado, fuera les aguardaban caballos...


Tras acabar con los sectarios y liberar a los campesinos decidieron examinar con mas detenimiento el lugar, aparte de unas cuantas coronas de oro encontraron unos recordatorios de cuatro posadas, según Ramkir dos de ellas del mismo Montfort, una de ellas estaba seguro que estaba cerca de donde estaban hospedados, la otra le sonaba el nombre pero desconocía donde se situaba, otra cosa que les llamó la atención fue las capas que portaban los sectarios, eran capas de buena calidad.
Tras abandonar con cautela el sótano y terminar de inspeccionar los pisos superiores de la casa volvieron a la posada, por el camino pudieron averiguar que la otra posada se encontraba en la parte mas pobre de la ciudad, tras una buena cena decidieron que al día siguiente la visitarán, la noche transcurrió sin ningún problema y como habían decidido se dirigieron hacia la parte mas pobre de Montfort, con facilidad llegaron hasta la posada que buscaban, la posada era un granero reconvertido, con toneles vacíos habían formado todo el mobiliario y al fondo había una sala comunal repleta de paja  para poder dormir, la clientela eran campesinos que venían por alguna razón a la ciudad, tras saborear una copa de vino decidieron marcharse de allí, si pensaban pasar desapercibidos estaban muy equivocados, encaminaron sus pasos hasta la posada que Ramki conocía, en ella se alojaron y dividiéndose controlaron distintas partes del salón esperando ver o reconocer a algún otro miembro de los sectarios, por desgracia nada de esto ocurrió y tras descansar decidieron salir por el sur de Montfort hacia el pueblo de Serrac, quizás allí podrían averiguar algo.



Serrat no estaba a mas de un día de camino, pero el lento trote del caballo de Ogmund y Ramkir hizo que tuvieran que pernoctar en una posada que había a un lado del camino, justamente era una de las que aparecía en los recordatorios que tenía uno de los sectarios, en ella pudieron hablar con algún que otro comerciante, aunque poco pudieron averiguar de lo que se traían entre manos, los rumores de la enfermedad del Emperador y de las luchas internas entre los Electores había llegado a Bretonia, al día siguiente marcharon a primera hora hacia Serrac, cuando llegaron pudieron ver que la población de Serrat vivía en al miseria, sus ropas estaban desgastadas y sus cuerpos presentaban signos de desnutrición, la plaza del pueblo parecía mas un lodazal que otra cosa, en ella se encontraba una jaula, dentro los campesinos que habían liberado de los sectarios en Montfort, mas tarde consiguieron averiguar que el Conde Enguerrant los había apresado por fugitivos, y que el castigo para los campesinos que huyen es la muerte por ahorcamiento, al día siguiente a primera hora serian ahorcados allí mismo, evitando pasar cerca de ellos para no ser reconocidos se dirigieron hacia el otro lado del pueblo, a los pies de una colina se erigía el castillo, en un fuerte contraste con la pobreza del pueblo se erigía el castillo de Serrac, mucho mas esplendido de lo que cabría esperar teniendo en cuenta el tamaño del pueblo, a sus puertas un grupo de guardia les dio el alto, Erwin se presento como el señor de Kemperbad, fueron cortésmente invitados a entrar y conducidos a una estancia donde esperaron un par de horas hasta que fueron atendidos por el propio Conde de Serrac en el salón del trono, el Conde Enguerrant era un caballero de unos cuarenta años, de largos bigotes y semblante serio, cortésmente se intereso por los quehaceres que habían traído al Señor de Kemperbad a Bretonia y como que viajaba con una comitiva de gente tan corta, le ofreció su morada el tiempo que creyera necesario, aunque eso cambio después de que sacaran el tema del castillo Drachenfels, en todo momento negó que existiera, no eran mas que historias para asustar a los niños antes de irse a dormir, tras esto les invito a que descansaran para la cena que tendría lugar en honor al Erwin, Señor de Kemperbad, y así mañana podrían partir con las primeras luces del día en dirección a Parravon, abandonaron el salón para ir a sus habitaciones donde decidieron que acudirían a la cena, la otra opción era abandonar el castillo y liberar a los campesinos, pero de momento no querían tener al Conde de enemigo, así que esperarían a ver que acontecía en ella...