martes, 31 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 1

Nikkit no podía evitar mirar hacia detrás mientras se alejaba junto a Durgul, habían sido muchas vivencias junto a Erwin y Ogmund, para él eran parte de su familia y el tener que dejarlos le había causado un gran dolor, aunque en el fondo sabía que de esta forma les estaba protegiendo, nunca había creído mucho en Sigmar pero Ogmund  había conseguido cambiar eso, ahora solo esperaba que Sigmar ayudase a sus dos amigos en la peligrosa empresa que tenían por delante..., el tiempo diría si se volverían a encontrar.


Durgul les contó que sus peores presagios se podrían haber cumplido, creía que Wasmeier había utilizado los conocimientos aprendidos durante las últimas semanas para junto al poder que había desatado en el templo volver a levantar al no muerto Constant Drachenfels, según una antigua profecía su regreso significaba la muerte del Emperador y la caída del Imperio, Durgul intentaría encontrar a Wasmeier y a Gideon mientras ellos se encargaran de encontrar el castillo Drachenfels y eliminar a Constant, tanto si había vuelto a la no vida como si aún seguía en su lecho de muerte, para ello deberían cruzar las Montañas Grises a través del  Paso del Mordisco del Hacha,  hasta llegar a Bretonia, a la ciudad de Montfort, en ella deberían de buscar a un estudioso, Ramkir Siegfried,  quizás él podría saber la ubicación del castillo, por desgracia atravesar las Montañas del Fin del Mundo en invierno era una locura por lo que Durgul utilizaría su poder para poder abrir un portal que los llevaría cerca del Paso del Mordisco del Hacha, pero deberían esperarse al día siguiente para que pudiera recuperar fuerzas, por desgracia Nikkit tenía que darles una triste noticia a Erwin y a Ogmund, no les acompañaría en esta nueva empresa, descubriendo su pecho les enseño la marca de Slaanesh que allí llevaba, estaba marcado y no quería poner mas en peligro a sus amigos por su culpa, además las esporas del templo pronto le convertirían en un no muerto si Durgul no encontraba una cura para ello, de momento marcharía con Durgul, este se encargaría de mantenerlo escondido de las garras de Slaanesh mientras intentaba encontrar una cura, a la vuelta del castillo de Drachenfels se volverían a encontrar en Kislev, la noche transcurrió en un ambiente melancólico ante la inminente separación del grupo, al día siguiente como Durgul había prometido consiguió abrir un portal , tras un sincero abrazo Nikkit se despidió de Erwin y de Ogmund con un hasta pronto...


Erwin y Ogmund aparecieron en un lugar desértico, ante ellos se levantaba una gran cordillera, Erwin la reconoció como las Montañas Grises, gracias a sus conocimientos consiguieron encontrar pronto el Paso del Mordisco del Hacha, atravesarlo les llevo varios días, su camino era estrecho, lo justo para que pasaran dos caravanas, el trayecto transcurrió sin problemas hasta que llegaron a la ciudad de Montfort, sin duda era la mayor ciudad-fortaleza que habían visto, compuesta por siete murallas, las tres primeras iban de lado a lado del paso y las otras cuatro circundaban al castillo que desde lo alto controlaba el paso y las tierras adyacentes, en la primera muralla una gran puerta daba acceso a una parte de la ciudad, en ella pagaron el peaje y buscaron una posada donde alojarse, ahora deberían buscar a Ramkir.


Tras recorrer varias librerías en una de ellas consiguieron averiguar que alguien con ese nombre había estado buscando un mapa de las Montañas Grises, poco más sabia de esa persona salvo que era del Imperio, pero si que les pudo describir como era, con esa descripción y buscando por varias posadas pudieron dar donde estaba hospedado, cogieron alojamiento allí mismo y esperaron a que regresara a la posada, tras unas horas de espera alguien con la descripción que tenían apareció por la puerta, Ogmund avanzó hasta él y presentadose mantuvo una conversación con el.
Era la persona que buscaban, Ramkir Siegfried y como su aspecto presagiaba era un Hechicero del Saber del Fuego, por un lado los conocía bastante y sabía de sus andanzas en Middenheim, conocía a Heironymus Blitzen y a Albrecht Helseher, ambos en su momento  le habían hablado sobre ellos, y aunque las palabras de Sigfrido Heinselh otro hechicero del Fuego atestiguaban que habían matado a Heironymus él nunca las había creído del todo, a fin de cuentas sus ansias de poder no lo hacían una persona muy de fiar pero por desgracia tenia buenos padrinos, para suerte o desgracia Ogmund y Erwin necesitaban a Ramkir para encontrar el Castillo de Drachenfels, y Ramkir necesitaba un grupo para poder penetrar en sus ruinas y poder dar con Constant, por lo que de momento trabajarian juntos y el tiempo se encargaría de quitar las pequeñas sospechas que aún pudieran quedar entre ellos.


Ramkir había encontrado una pista sobre la persona que estaba buscando, Jeann Dáncord, al parecer había encontrado un castillo entre las brumas del las Montañas Grises, pero desde entonces no dejaba de decir incoherencias que le habían dado la fama de estar loco,  unos jovenzuelos lo habían visto entrar en una casa de los bajos fondos maniatado por dos hombres encapuchados, al día siguiente junto a Erwin y a Ogmund se acercaron al lugar, era una casa abandonada, tras un vistazo por la parte trasera descubrieron que había una trampilla que bajaba al sótano, con cuidado abrieron sus puertas y empezaron a bajar las escaleras que daban  al sótano, un desagradable olor subía de su interior, Erwin encabezaba el grupo, justo cuando llego al final de la escalera dos hombres se abalanzaron sobre él, al primero lo pudo esquivar pero al segundo no lo vio venir,  cogido por sorpresa no pudo evitar el golpe de espada, otra cicatriz en su cara, por suerte varias bolas de fuego de Ramkir y el martillo de Ogmund acudieron en su ayuda acabando con los dos hombres, al iluminar la estancia pudieron ver que ambos hombres presentaban signos de putrefacción y un pequeño altar de Nurgle estaba en el fondo de la estancia, en un lateral y tras una reja había tres hombres, por su aspecto y acento eran campesinos bretonianos, cuando los liberaron no dejaron de agradecérselo, les contaron que el día anterior había venido un hombre encapuchado, ese hombre se había llevado a su primo Jeann Dáncord, ellos habían venido desde su aldea al Sur de Montfort para intentar encontrar un remedio para la locura de su primo, pero desde que llegaron habían ido desapareciendo para aparecer aquí, no paraban de lamentarse de haber salido de su pueblo, Serrac, y solo querían volver a el, otro de sus miembros había sido llevado a la habitación que había cerrada enfrente, pero cuando la examinaron y vieron que había sido descuartizado en otro altar improvisado de Nurgle, les dijeron que allí no estaba, que eran libres y que se marcharan...

miércoles, 25 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 22

Cuanto mas se acercaba mas podía sentir los vientos de la magia, como había sospechado Wasmeier se encontraba en las antiguas ruinas del templo del Caos rodeado de cientos de demonios, con los conocimientos que había atesorado en Bolgasgrad había conseguido despertar el antiguo poder que allí palpitaba esperando ser restaurado..., la lucha fue despiadada, la magia que allí había era demasiado fuerte, incluso para el mismo Durgul, de cada demonio que destruía se volvían a formar dos mas, pero el poder que Durgul había aculmulado durante estos cientos de años le hacia ser un hechicero mas que temible, exhausto consiguió acabar con todos sus enemigos hasta conseguir llegar a Wasmeier, o lo que que quedaba de lo que un día fue el juez de Middenheim, ahora su cuerpo había mutado, varios tentáculos salían de su cuerpo y su cara había dejado de ser humana, por desgracia cuando Durgul pudo llegar hasta donde estaba Wasmeier este traspaso un portal desapareciendo del lugar, dejando a Durgul con las manos crispadas, mientras un grito de frustración recorría el lugar...



Con cautela empezaron a caminar por el túnel que habían salido las ratas gigantes, poco a poco fueron avanzando, en la tierra se podían apreciar huellas de varias de esas criaturas, llegaron hasta un cruce donde dos corredores se dirigían hacia el Norte mientras un tercero se abría hacia el Este, de este último se apreciaba que venía un ruido de agua, el silencio mas sepulcral reinaba en el lugar, con mucha cautela Erwin y Nikkit se dirigieron hacia el corredor del Este mientras Ogmund les cubría las espaldas por lo que pudiera suceder de los corredores del Norte, cuando Erwin y Nikkit entraron en el corredor pudieron ver que comunicaba con una gran caverna por donde discurre un río subterráneo, poco mas pudieron apreciar puesto que varias de esas ratas se abalanzaron sobre ellos, al mismo tiempo Ogmund pudo escuchar ruido de pisadas que venían corriendo hacia él desde los corredores del Norte, a los pocos segundos de esas alimañas se abalanzaron sobre él, el combate fue duro pero poco a poco estaban consiguiendo mermar a sus enemigos, pero del fondo de la caverna una de esas ratas apareció masticando un extraño polvo negro mientras hacia claros gestos de magia, una guadaña se manifestó en sus garras, por desgracia Erwin pudo sufrir en sus propias carnes el poder de dicho arma, por suerte Sigmar estaba a su lado protegiéndolo de todo mal, Erwin contraatacó hiriéndola de gravedad, pero no pudo evitar que volviera a usar su poder para que una gran nube fétida inundara la caverna haciendo que primero Ogmund y luego el resto cayeran al suelo inconscientes, presas de terribles pesadillas, por suerte antes de que Erwin cayera pudo atravesar a tan vil criatura destrozando su corazón y con ello habiendo eliminado a todas las ratas que allí había.



Primero despertó Ogmund, iluminar la estancia pudo ver a todas las ratas muertas y a sus dos compañeros tumbados en el suelo, heridos pero vivos, poco a poco fueron despertando de sus propias pesadillas, juntaron todos los cuerpos y les prendieron fuego mientras desandaban sus pasos hasta el antiguo templo de Sigmar y luego hasta volver al templo de los Enanos a través de la puerta secreta, volvieron a cruzar esa parte del templo hasta la puerta que no habían abierto la anterior vez, cuando llegaron ante ella pudieron ver que la pared que antes daba por terminado el pasillo ya no estaba, el pasillo continuaba dando paso a un pasillo que había sido excavado, antes de seguir por allí abrieron la última de las puertas que les quedaba por examinar, en su interior pudieron ver una habitación que parecía el dormitorio de Durgul, pudieron percatarse que varios de sus libros cambiaban de sitio, incluso Ogmund pudo ver durante un segundo como unos ojos aparecían en uno de los lomos de  uno de los libros,  con cautela abandonaron la habitación y siguieron por el pasillo, el pasillo en todo momento ascendía hasta que por fin salieron al exterior, estaban en los pantanos que había fuera de la ciudad, de repente pudieron oír la voz de una mujer entonar un conjuro, en ese momento la tierra tembló levantándose ante ellos un dragón, o mejor dicho lo que quedaba de un dragón, en varias partes de su cuerpo se podían ver sus huesos o la piel colgando, sus ojos emitían un color verde fantasmagórico, a su lado una mujer caminó hacia ellos, esa mujer humana era Durgul, en sus  ojos se podían apreciar los cientos de años que había vivido y en sus palabras siempre utilizaba el masculino, tras escuchar las palabras de nuestros héroes su tono fue relajándose pasando del enojo a la resignación por haber destruido el templo de Zubassin y la muerte de Alexis III, sus acciones habían sentenciado a la ciudad, con la muerte de Alexis III la gente había perdido a su caudillo y con la destrucción del templo de Zubassin,  Necoho se haría con el control, perdiendo la ciudad la protección que estos le proporcionaban, el Norte volvía a ser fuerte y grandes cambios se avecinaban, incluso los Skaven volvían a hacerse de notar tras cientos de años de estar escondidos, las tierras del Imperio volvían a enfrentarse entre ellos por tener el control para cuando el emperador enfermo cayera, todos estos presagios solo podían significar una cosa, el Caos estaba a punto de volver a parecer y con ello el Imperio ardería en llamas, Wameier les había engañado acumulando y robando un poder muy peligroso, en el Norte se había desatado un gran poder, Wasmeier podía ser el causante de ello, Durgul junto a su dragón zombi partieron hacia allí, mientras nuestros héroes volvieron sobre sus pasos saliendo del templo por donde hacia varias horas habían entrado, con rapidez consiguieron llegar hasta la casa del hechicero, allí le contaron todo lo sucedido menos el descubrimiento del templo de Sigmar, le apremiaron para que informara a Bogdanov de lo que allí habían descubierto y con su ayuda salieron de la ciudad tomando el camino del Norte, la travesía de varias horas hacia el Norte les llevo hasta las antiguas ruinas de un templo dedicado al Caos, allí pudieron encontrar a Durgul, sus manos aun estaban en carne viva, de sus ropas solo quedaban jirones, el cansancio se reflejaba en su cara, alrededor suya se podían ver cientos de restos de cuerpos deformes de color rosa, el aire crepitaba en pequeños chispazos de pura magia, el poder allí desatado había sido de tal magnitud que aun quedaban resquicios que poco a poco iban despareciendo, pero por desgracia Durgul no había podido atrapar a Wasmeier, o lo que quedaba de el, ahora estaba tocado por el Caos, su cara había envejecido, se le había escapado entre los dedos a través de un portal, ahora mismo nadie podía saber donde había ido....

miércoles, 18 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 21

Skeech no podía evitar mirar el agua con regocijo, por fin habían dado con el río subterráneo que cruzaba la ciudad, cuando terminaran de contaminar el río solo faltarían unos días para que la enfermedad se propagara entre sus malolientes humanos, muy pronto todo el Imperio seria pasto de una purga en la que los pocos que consiguieran sobrevivir caerían bajo las huestes de los Skavens que vendrían después,  en su búsqueda habían encontrado lo que parecía ser una antigua cripta, había mandado a sus Alimañas a investigarla, pero solo habían encontrado huesos, Skeech había notado una presencia en aquella cripta, una presencia que le había erizado los pelos del lomo, de momento se había retirado lo mas lejos posible, ya tendría tiempo de averiguar mas cuando la ciudad cayera en sus manos...





Después de acabar con Alexis III nuestros héroes siguieron avanzando por el pasillo flanqueado por columnas, el pasillo acababa abruptamente en una pared, pero antes de acabar salían cuatro bifurcaciones que daban a otras tantas habitaciones, con cuidado se acercaron a sus puertas de madera donde después de escuchar no percibieron ningún ruido, con cuidado las fueron abriendo, en una de ellas pudieron encontrar lo que parecía ser una despensa, repleta de alimentos de primera calidad, en otra de las puertas una especie de cocina, lo cual les resultó muy extraño ya que no disponía de ningún tipo de ventilación por donde poder evacuar el humo, en la tercera puerta encontraron una biblioteca, llena de libros sobre astronomía, historia, hierbas y nigromancia, algunos de los volúmenes estaban escritos en élfico, pero en muchos la letra era de la misma persona, quizás eran obras del propio Durgul, por último se dirigieron hacia la última habitación, pero justo cuando se disponían a abrirla decidieron volver sobre sus pasos, Ogmund había empezado a escuchar como alguien pronunciaba su nombre y le guiaba por algún motivo, siguiendo las indicaciones de Ogmund avanzaron hacia la parte Norte del templo hasta llegar donde se encontraba el derrumbe, allí en una de las paredes encontraron una puerta secreta que por el polvo que dentro se encontraba nadie había pisado en cientos de años, con cautela avanzaron por un oscuro pasillo que poco a poco ascendía, por fin llegaron hasta otra puerta secreta que tras accionarla penetraron en una estancia que parecía que en su día había servido para preparar los cadáveres antes de ser enterrados, de sus paredes colgaban sudarios deshilachados por el paso del tiempo, en la puerta del Sur pudieron ver que se encontraba una despensa, la otra puerta daba a una gran sala, en ella subida a un pedestal había una gran estatua de Sigmar orientada hacia la fortaleza enana de Karaz-a-Karak, uno de sus brazos empuñaba su martillo mientras la otra estaba levantada como otorgando una bendición, en la bóveda del techo se podía ver frescos que representaban la vida de Sigmar, en la pared del fondo dos antorchas permanecían encendidas iluminando la estancia, mientras Erwin y Nikkit permanecían vigilantes y miraban por la estancia. Ogmund se acercó con solemnidad a la estatua de su Dios, al acercarse pudo ver que en unos de sus lados había una llave y un gran libro de cuero que narraba la vida y obra de Sigmar, debajo del libro un pergamino contenía una parte de la profecía en la que Sigmar volvería para salvar al Imperio en su hora mas aciaga, al pronunciar la profecía la luz de la habitación disminuyó a la vez que los ojos de la estatua refulgieron, en la cabeza de Ogmud volvió a escuchar la voz que le había guiado hasta allí, ``El momento se aproxima, ¿estarás listo?´´, y tras la respuesta afirmativa de Ogmud, la voz le volvió a hablar ``Te daré una señal,ve y encuentra la fuente del Caos que mancha mis tierras´´, tras lo cual la luz de la habitación recuperó su intensidad y el refulgor en los ojos de la estatua desaparecieron, cogieron la llave y siguieron investigando el templo, al Este pudieron encontrar otra despensa mas grande que la que vieron anteriormente, también dieron con la que sería la habitación del abad y gracias a la llave pudieron acceder a la biblioteca del templo, en ella pudieron ver volúmenes con la historia del templo desde su construcción, también pudieron averiguar que en sus criptas estaba enterrado un antiguo héroe del Imperio, Siegfried Von Kesselring,  el cual gracias a su espada mágica Barrakul (Esperanza de las Montañas) había conseguido mantener a raya a los hombres bestia y a su líder un guerrero del Caos hasta que pudieron venir refuerzos, pero en la lucha sufrió heridas que le causaron la muerte, al Sur de la sala del altar una puerta daba a un vestíbulo que comunicaba con unas escaleras que ascendían hacia el exterior, pero por desgracia un derrumbamiento había taponado ese camino, pensando que en la sala principal del altar debería haber algún acceso a las criptas empezaron a buscar allí, Ogmund derramando agua sobre el altar pudo percatarse que el agua desaparecía por debajo del pedestal donde se izaba la estatua, examinando con detenimiento la estatua al tocar el brazo que tenía extendido esté bajo haciendo que la estatua junto al pedestal descendieran hasta un nivel inferior, ante ellos tenían el acceso a las criptas, con cuidado descendieron, ante ellos pudieron ver un ancho pasillo del que partían otros mas estrechos donde había nichos, mientras avanzaban tanto Ogmund como Erwin pudieron oír el ruido de agua y unos pasos que se arrastraban, el típico ruido de una rata pero mucho mas fuerte, con cautela avanzaron hasta donde habían escuchado ese ruido y aunque no vieron a nadie si que al fondo de ese pasillo en la pared se podía ver un agujero que daba a un túnel, y por el suelo vieron con claridad huellas de ratas pero del tamaño de un enano, con cautela Erwin y Nikkit se quedaron vigilando que nadie entrara por allí mientras Ogmund buscaba la tumba de Siegfried Von Kesselring, la cual se encontraba escondía tras otra, oculta a la vista de cualquier ladrón de tumbas, en ella estaba el esqueleto de Siegfried Von Kesselring, y sobre su pecho descansaba Barrakul, un mandoble con una vaina de cuero enjoyada, tanto la vaina como el mandoble parecía que hubiesen sido forjados hacia poco tiempo, con un gran respeto Ogmund cogió el arma volviendo sobre sus pasos, en ese momento tres enormes ratas del tamaño de un enano y armadas con armas entraron a través del agujero cargando sobre Erwin y Nikkit, la primera cayó ante los disparos de ambos, mientras que su compañera llegaba ante ellos cayendo bajo la espada de Erwin, la tercera portaba una especie de incensario que hacia girar sobre su cabeza esparciendo un humo fétido a su alrededor, Erwin y Nikkit la mantuvieron a raya hasta que Ogmund apareció desenvainando el mandoble y dándole el golpe de gracia a esa abobinación.



Tras meditarlo, Ogmund le entregó el arma a Erwin, de momento por sus conocimientos el era el mas indicado para blandir el mandoble, del agujero de donde habían aparecido las ratas se podía escuchar ruido de agua y del alguna mas de esas criaturas, de la última rata que habían dado muerte vieron que portaba unas esferas que desprendían un olor a putrefacción, si el ruido de agua que se oía era del que se abastecía la ciudad de agua, era posible que estuvieran intentando envenenarla, solo tenían dos opciones, o volver al antiguo templo enano para seguir buscando al hechicero y su demonio o penetrar por el túnel y acabar con la amenaza de las ratas, tras meditarlo decidieron adentrarse por el túnel y acabar con lo que allí hubiera...

jueves, 12 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 20

Mikhail Lementov tenía pequeños momentos de lucidez, aunque cada vez eran menos frecuentes, apenas recordaba cómo había llegado hasta donde se encontraba encerrado, aunque poco o nada importaba ya, recordaba como lo que parecía ser el Príncipe Alexis III le había ensartado el pecho con un  mandoble, eso debería haber sido su muerte pero tras agonizar el dolor fue desapareciendo hasta dejar de sentir nada, para su propio asombro podía andar con ese agujero en el pecho, mas tarde gracias a las palabras de la mujer humana que se hacía llamar Durgul  empezó a comprender que no respiraba ni sentía nada porque ahora era un no muerto, se había convertido en todo aquello que como cazador de brujas había perseguido...


Al igual que en el nivel superior Nikkit avanzó por el ancho pasillo flanqueado por columnas, hacia el Sur una niebla ocultaba que había mas allá, un olor a incienso provenía de allí, además Ogmund podía sentir un foco de poder poderoso, por lo que Nikkit dirigió sus pasos hacia en el Norte, en esa dirección el pasillo terminaba abruptamente en lo que parecía había sido un derrumbamiento, pero en el pasillo  había cuatro cámaras, dos a cada lado, tres de ellas estaban repletas de nichos funerarios del tamaño de Enanos, pero estaban vacíos, la cuarta cámara estaba cerrada con una puerta de madera, con un pequeña ventana de barrotes de hierro a mitad de altura, en su interior había un hombre, Mikhail Lementov, aunque después de mirarlo bien pudieron percatarse de que aparte de tener un gran agujero en el pecho la carne se le estaba secando y empezando a caer, como él mismo les dijo era un no muerto, había sido muerto por el Príncipe Alexis III y según le había contando la mujer humana que se hacía llamar Durgul y su amigo el Tileano había contraído la plaga al respirar unas esporas en los jardines del nivel superior, y eso era lo que había provocado que no hubiese muerto para convertirse en lo que era ahora, no podía sentir nada, ni hambre, ni dolor, nada, y eso por lo visto les tenía intrigados a Durgul y al Tileano, tras hablar un poco mas con el y viendo que había perdido la cabeza con todo lo que le había sucedido, decidieron que lo mas seguro era dejarlo allí antes que liberarlo, y haciendo acopio de valor decidieron entrar en la niebla que había al Sur del pasillo, si las palabras de Mikhail eran ciertas allí podría encontrarse el Príncipe Alexis III, y así fue, en medio de una gran cámara circular pudieron ver un altar dedicado a Zuvassin, la sala estaba  repleta de esqueletos de Enanos y al lado del altar un enorme guerrero ataviado con lo que parecía ser una  armadura del Caos y un gran mandoble, su cara era cadavérica, pero aun así el parecido con el Príncipe Alexis II era mas que manifiesto, era su hijo, el caudillo del pueblo de Bolgasgrad, el Príncipe Alexis III, y aunque Ogmund por una vez intento dialogar con el, no hubo respuesta alguna por su parte, con rapidez cargo sobre ellos, mas aun cuando de su interior saco una gema de color rojo que al aplastar con su mano provoco que un demonio se manifestara, un sacasangre se materalizo al lado del altar y tras un alarido de rabia su mirada se fijo en Nikkit, cargando sobre el, Erwin se enfrento a Alexis III mientras Nikkiit se defendía como podía del demonio, mientras tanto Ogmund ponía todo su empeño en destruir el altar, al fin lo consiguió,  justo a tiempo de que Alexis III aplastara otra de sus gemas para levantar a los esqueletos de los Enanos que allí había, la destrucción del altar  provoco que eso no ocurriese y que  el demonio tras un grito de fustracion fuera devuelto al plano del que provenía, aun así Alexis III propino golpes mortales con su mandoble, pero Sigmar estaba de parte de nuestros héroes y milagrosamente pudieron esquivarlos dejando la muerte para otro momento, el combate fue duro y interminable, hasta que por fin se dieron cuenta que los golpes que le propinaban no parecía que le afectasen, con lo que decidiron quemarlo vaciando la carga de aceite del farol que Nikkit llevaba, y así es como al final el Príncipe Alexis III encontró la muerte...


                                     
Sin apenas fuerzas  tras el combate contra Alexis III decidieron parar unos minutos para recuperarse y para así vendar las heridas de Erwin, al otro lado de la sala pudieron ver que seguía el pasillo flanqueado por columnas ...

jueves, 5 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 19

El cielo poco a poco se iba tornando de color rojizo, las nubes eran atraídas hacía donde estaba el gran circulo de piedras, tan antiguo que nadie sabia desde cuando estaba allí, solo los Dioses del Caos conocían su antigüedad, y allí abajo rodeados de esas extrañas piedras se encontraba un hechicero junto a un pequeño demonio alado, aquella no era la primera vez que había visitado aquel lugar, ni seguramente la última, el hechicero portaba entre sus manos un gran libro de tapas negras de cual mientras pasaba sus extrañas páginas entonaba extraños cánticos que resonaban dentro del circulo de piedras, poco a poco los vientos de la magia danzaban alrededor de aquel lugar desprendiendo destellos de pura energía...




Con cautela avanzaron por la ciudad hasta llegar a la entrada secreta del templo de los Antiguos Aliados, una vez dentro consiguieron llegar hasta la biblioteca del templo, en la cual tras asegurarse de que no había nadie abrieron la puerta que tenían enfrente, dicha puerta daba acceso a una habitación que parecía un trastero, en ella se había varios cofres donde se había guardado todos los objetos litúrgicos de los antiguos dioses que antes eran venerados en la ciudad, también había un par de cofres que contenían guirnaldas y objetos de decoración, y debajo de ellos descubrieron que había una trampilla que daba acceso a unas escaleras que descendían a lo que parecía un nivel inferior del templo, con cautela empezaron a descender por las escaleras, cerrando la trampilla para que nadie pudiera notar nada extraño, descendieron varios metros hasta que por fin llegaron a una gran sala donde se podía apreciar unas dobles puertas de bronce, pero gracias a la aguda vista de Nikkit pudo vislumbrar un extraño movimiento en la parte mas oscura de la habitación, tras iluminar hacia esa zona pudo ver como un oso caminaba hacia ellos, rápidamente formaron una línea de para poder luchar contra el y aprovechar la ventaja numérica, al fijarse en el pudieron ver que era un oso no muerto, entre los tres consiguieron reducir al oso haciendo que cayera al suelo, para una vez allí reducir su cabeza a pequeños trozos esparcidos por la habitación, una vez eliminado el peligro pudieron fijarse un poco en los símbolos que había inscritos en las puertas, según Ogmund eran caracteres Enanos, parecían runas de protección para que el lugar no fuera profanado, pera las runas habían sido rotas, con solo tocar las puertas con la mano están se abrieron silenciosamente dando paso a unas escaleras de caracol que descendían.


Descendieron un buen rato hasta llegar a lo que parecía un pasillo de varios metros de ancho con dos filas de columnas que lo recorrían, del Norte del pasillo pudieron ver que venía una luz tenue, mientras del Sur amortiguado por la distancia parecía provenir ruido de alguien que estuviera trasteando, Nikkit avanzo con cautela hacia el Norte, allí pudo ver como el pasillo desembocaba en una gran sala circular, esta tenía en todo su perfil distintos bultos de entre 1.50 a 1.80 de largo enrollados en linio blanco y en el centro de la estancia estaba Leonid Barismann en estado de trance o meditación, según se acerco a la sala a Nikkit pudo apreciar el poder que emanaba de allí, algo que lo incomodaba, con cautela se fue retirando hacia donde estaban Erwin y Ogmund, les contó lo que allí había visto y decidieron que primero intentarían averiguar que había en la otra dirección, ese lado del pasillo desembocaba en otra gran sala circular, en la que había distintas parcelas de tierra donde crecían distintas variedades de plantas, según entraban en la sala y notaban un gran picor que les hacia estornudar, pero nadie pareció percatarse de aquello, nadie menos un grupo de no muertos enanos que avanzaron hacia cualquiera que entrara en la sala, al parecer deberían de tener muchos años, de ellos solo quedaban los huesos, y iban ataviados con distintos utensilio de jardinería, al parecer eran los encargados de cuidar de aquel invernadero tan peculiar, atrayéndolos a uno de los lados de la sala y corriendo luego hacia el otro lado descubrieron como el pasillo continuaba, adentrándose por ese pasillo vieron como de uno de sus lados había una abertura que daba acceso a otro tramo de escaleras circulares que descendía , pero antes de bajar Nikkit inspeccionó donde acababa el pasillo, este terminaba en otra sala donde un hombre de mediana edad vestido con una bata y un sombrero blanco deambula de aquí para allá tarareando un canción en Tileano mientras llevaba distintas probetas, la sala en un lado estaba repleta de distintos objetos de todas las partes del Imperio, muebles y lujosas alfombras de Arabia, mientras que el otro lado había probetas y tubos de ensayo propios de un científico, con la misma cautela que había llegado Nikkit se retiro hasta donde estaban sus otros dos compañeros, decidiendo que mejor seguirían bajando hacia el siguiente nivel antes que arriesgarse a hacer ruido y ser descubiertos, con suma cautela descendieron hasta dar paso a una abertura que daba a un pasillo muy similar al del piso superior..., lo que habría en aquel pasillo pronto lo iban a descubrir...