sábado, 13 de junio de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 20

Sigrid avanzaba sin apartar la mirada de aquella neblina, había cientos de cosas que flotaban en ella, ya le había dicho a su compañero que debían tener cuidado, aquel lugar no presagiaba nada bueno, pero el sacerdote de Morr no parecía compartir sus miedos, aquel estúpido kislevita los llevaría a la muerte, todo paso muy deprisa, en la neblina se empezaron a formar caras cada cual más terrorífica, el sacerdote parecía un faro para ellas, se arremolinaban a su alrededor mientras no paraba de gritar desplomándose en el suelo, venciendo su miedo y el impulso de salir corriendo de aquel horrible lugar, corrió hacia su compañero, para cuando llegó a su lado el sacerdote yacía muerto con una mirada de terror en sus ojos, con rapidez dio media vuelta mientras las almas se arremolinaban a su alrededor, se metían en su cabeza, aquello era horrible, una imagen detrás de otra, su cerebro decía basta ante aquel sufrimiento, en sus manos notaba el roce de la madera de la puerta, un paso más y estaría fuera pero en ese momento su mente no pudo más y todo se volvió negro...





Descendieron por las escaleras hasta llegar a las mazmorras del castillo, siguiendo por el pasillo del Norte bordearon toda aquella planta hasta llegar a la puerta que estaba cerrada, con una de las llaves que habían recuperado del reloj consiguieron abrirla, al empujarla para abrirla notaron cierta resistencia hasta que lo que hubiera detrás de ella se desplomó en el suelo, ante ellos tenían un cuerpo humano, por las vestimentas parecía un hechicero, en medio de la habitación había otro cuerpo en posición fetal agarrándose la cabeza con ambas manos, este último vestía unos hábitos con los símbolos del Dios de la muerte Morr, toda la habitación estaba llena de una neblina que ocultaba el techo, al fondo se podía ver una especie de rectángulo que ascendía del suelo y en el que había dos puertas que parecían conducir al mismo sitio, mediante una cuerda y un gancho sacaron el cuerpo del hechicero de la habitación, su muerte no debía haber ocurrió hace mucho ya que su cuerpo estaba poco descompuesto, aunque el frío que reinaba en la habitación bien podría haber ayudado a ello, su cara reflejaba angustia y terror, entre sus enseres pudieron encontrar una carta escrita en kislevita en la que dejaba bien claro lo peligroso del castillo y  lo frustrante de no haber encontrado aun a Drachenfels, tambien se hicieron con una piedra de poder y un talismán de protección que Ramkir guardo para sus uso y una capa que desprendía una ligera sensación de frío y que protegía a su portador de cualquier fuego, esta última se la quedo Erwin, ahora solo tocaba entrar en aquella extraña y peligrosa habitación y correr hacia las puertas, así lo hicieron, pero lo que a primera vista eran unos metros se convirtieron en muchos más, parecía que apenas se acercaban a ellas, mientras tanto alrededor del sacerdote de Sigmar se arremolinaban almas en pena que flotaban en la neblina, están tenían los ojos velados en un blanco lechoso pero según se le acercaban sus pensamientos pasaban a la cabeza de Ogmund, sintiendo la agonía de sus muertes, con fuerza empezó a cogerse la cabeza incapaz de aguantar semejante agonía, por suerte Sigmar no lo había abandonado y con la fuerza de su fe consiguió resistir hasta que Erwin de un empujón lo arrastro al interior de aquel rectángulo, por suerte la misma llave que había abierto la puerta de la habitación abrió una de esas puertas dando paso a un escalera que descendía.



Ante ellos tenían un corredor que bien podría ser una traquea humana, sus paredes tenían un tono rojizo y se movían con un ligero mimbreo, como el recibido por el latir de un corazón, con cautela fueron avanzando por aquel extraño pasillo, durante su recorrido pasaron por distintas intercesiones y por puntos de teletransportacion que gracias a la antorcha de Snitlit consiguieron evitar hasta que llegaron a una zona del corredor en la que había una extraña oscuridad, ni siquiera la antorcha conseguía penetrar en ella, por un instante un espectro envuelto en ropajes negros se perfilo en el borde de la oscuridad, con cautela penetraron en la oscuridad, dentro ni se veía ni se oía nada, Ogmund fue atacado por aquel ser pero interponiendo sus martillo bendecido consiguió mantenerlo alejado mientras conseguía salir por el otro lado, Erwin tambien fue atacado, y aunque el espectro consiguió tocarlo no pareció que le hiciera daño, pero Erwin antes de salir de la oscuridad si que consiguió atravesarlo con su espada, pero como pudieron comprobar más tarde a quien de verdad atravesó fue a Ramkir, el cual al notar como algo afilado atravesaba su pierna retrocedió, aunque una vez repuesto del susto consiguió atravesar la oscuridad y reunirse con sus amigos, unos metros más adelante ante ellos tenían una gran sala en forma de corazón, en ella a ambos lados había distintas figuras de  esbirros del Caos, a su derecha una diablilla de Slaanesh y un incinerador de Tzeentch, a su izquierda un  desangrador de Khorne y una gran inmundicia de Nurgle, pero al fondo de la habitación y sobre un sarcófago descansaba el esqueleto de Constant Drachenfels, ataviado con una brillante armadura y su ya conocida máscara, el camino para llegar allí había sido arduo y peligroso como para dar media vuelta ahora, aun sabiendo que en cuanto entraran aquello podría ser una trampa mortal no les quedaba más remedio que entrar, así lo hicieron, corrieron hacia el sarcófago mientras las figuras empezaban a cobrar vida, Ramkir lanzo sus bolas de fuego sobre la cabeza de Drachenfels provocando tal explosión que su cráneo se desintegro haciendo saltar su mascara por los aires, mientras tanto Erwin y Ogmund destrozaban otras partes de su cuerpo con sus armas, con el cuerpo destrozado de Drachenfels se giraron hacia aquellos cuatro demonios, Erwin se enzarzo en combate con el desangrador, mientras Ogmund se enfrentaba a la diablilla, Ramkir se mantenía concentrado para seguir lanzando sus bolas de fuego cuando el incinerador le lanzo un torrente de fuego, en apenas unos segundos el cuerpo de Ramkir se convirtió en una gran bola de fuego, entre grandes alaridos cayo al suelo para instantes después dar pequeños espasmos mientras el fuego lo seguía consumiendo, mientras tanto Erwin y Ogmund seguían luchando por sus vidas, Ogmund recibió varias heridas de la diablilla pero al final sus martillo acabo con ella al igual que Erwin acabo con el desangrador, después entre ambos consiguieron acabar con la gran inmundicia que lentamente se arrastraba hasta ellos, durante el combate Erwin había notado un cosquilleo en su espalda, el mandoble bendecido por Sigmar volvía a mostrar sus habilidades mágicas otra vez.
Ante ellos tenían el cuerpo de Ramkir consumido por el fuego, un incómodo silencio reinaba en la habitación, no llevaban mucho con Ramkir pero ya había pasado a formar parte de ellos, su muerte era un duro golpe, lo mas normal hubiese sido dejar allí su cuerpo y abandonar aquel siniestro lugar lo antes posible, pero Ogmund en un acto reflejo se arrodillo ante Ramkir y rezo para que Sigmar acogiera su alma, lo que ocurrió a continuación fue un milagro, una luz de tonos blancos y amarillos envolvió el cuerpo de Ramkir y el de ellos, el cuerpo de Ramkir flotaba unos centímetros por encima del suelo, poco a poco su cuerpo fue curándose recuperando su aspecto hasta que por fin la luz desapareció a la vez que sobresaltado abría los ojos, durante unos segundos los tres se miraron intentando entender que había ocurrido y lo cerca que habían sentido la presencia de Sigmar...


sábado, 6 de junio de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 19

La Leyenda de Constant Drachenfels

Drachenfels. El Gran Hechicero. Un Demonio con forma humana, que engañó a la muerte quién sabe durante cuántos siglos; un hombre con apetitos insaciables; un nigromante, torturador de muertos, desmembrador de espíritus; la vileza hecha carne; un mago, un erudito, un monstruo. El extremo de su crueldad es ignoto, sus traiciones incontables, increíbles sus atrocidades. Jamás tal perversidad nació de la carne mortal, solo Sigmar, un mortal convertido en Dios pudo derrotarlo pero no eliminarlo hasta el fin de los tiempos.
Drachenfels es un "hombre" imponente de más de un metro ochenta de estatura.Se cubre su rostro con una máscara, las manos con delicados guantes y el cuerpo con delicados ropajes salvo en batalla que cubre su cuerpo con una ornamentada armadura mágica que lo hace invulnerable a los ataques, excepto de las armas más poderosas, y empuña el terrible Bastón de Polvo y Cenizas, cuyo toque puede hacer envejecer cientos de años en un solo segundo. Pero el poder más cruel de Drachenfels es la terrible maldición que pesa sobre aquellos que miran su rostro. Cuando se quita su máscara, aquellos que ven su marchita faz ven su propia muerte, que suele acaecer en unos pocos días a causa de algún terrible accidente.
Existe un antiguo refrán en el Imperio... Todos los males humanos salen de la oscuridad, donde no hay nada que persiga constantemente al hombre ofreciéndole la imagen de su propia deformidad.
Hacia que oscuridad se estaban encaminando, quizás a sus propios demonios...


Como habían decidido ascendieron por la escalera de caracol hasta la puerta a mitad de escalera, al abrirla ante ellos tenían el pasillo lleno de tapices de la planta baja del castillo, los tapices que tanto les habían costado descolgar otra vez estaban colocados en su sitio, seguramente el propio Bardul los habría vuelto a colocar para que su amo no se disgustara con él, dejando atrás la puerta terminaron de subir las escaleras hasta llegar a la sala de los portales, desde allí solo tenían dos caminos, o bien seguir subiendo por las escaleras hasta el piso superior o subir por la escalera lateral hasta la puerta que se veía encima de los portales, hacia esta ultima se encaminaron, como en el resto del castillo la puerta era de roble, pero en este caso el roble tenia un color muy oscuro, casi negro, con claridad se percibía magia en ella, con cautela Ramkir la abrió viendo que había mas allá, en este caso solo se veía oscuridad, una oscuridad que ni siquiera la antorcha de Snitlet podía penetrar, cogiéndose entre ellos penetraron en aquella oscuridad pero antes de entrar del todo notaron como Ramkir se soltaba y se quedaba detrás, retrocedieron con rapidez para ver que había sucedido, ante ellos podían ver a Erwin con la mirada perdida, emitiendo sonidos raros a la vez que babeaba, era como si su cerebro fuera el de un bebe de seis meses, hasta tal punto que empezó a moverse sin ton ni son por los alrededores, por miedo a que pudiera hacerse daño lo ataron y lo amordazaron en cuanto empezó a a lanzar chillidos en forma de queja, por suerte en cuanto se le paso el berrinche cayo profundamente dormido, durante aquella pintoresca escena Ogmund percibió movimiento en el piso superior y aunque estuvieron atentos a lo que de allí pudiera bajar no sucedió nada, ante la situación que tenían decidieron volver  a bajar y buscar refugio en las celdas donde habían descansado la noche anterior, cogiendo a Erwin lo fueron llevando hasta allí, algo había cambiado desde que la abandonaron aquella mañana, el cuerpo del torturador no estaba en su celda y tampoco se veía ningún rastro que pudiera dar una pista de lo que había podido pasar.
Por suerte para ellos al cabo de una hora de estar en la celda Erwin volvió a ser el Erwin de siempre, Snitlet no cabía de gozo dando saltos de alegría mientras se abrazaba a su cuello, tras la alegría de todos por ver de vuelta a su compañero decidieron recuperar fuerzas antes de volver a intentar pasar por aquella puerta, cenaron una cena ligera ya que las provisiones empezaban a escasear y se dispusieron a descansar.

La primera guardia la hizo Ogmund, solo tenían la luz de la antorcha de Snitlet, todo estaba en silencio cuando de repente al fondo del pasillo se escucho como algo metálico chocaba contra la puerta de la primera celda, este ruido fue golpeando cada una de las puertas de las celdas acercándose poco a poco hasta donde ellos estaban, con rapidez Erwin y Ramkir se levantaron y armándose de valor salieron al pasillo justo cuando quien estuviera golpeando las celdas estaba a punto de llegar hasta donde estaban,  pero ante ellos solo estaba el pasillo vacío, no había nadie a la vista y el ruido había cesado, intranquilos volvieron a la celda, durante la guardia de Erwin una de las celdas contigua a la suya se abrió emitiendo un fuerte chirrido, lo que ocurrió después fue que el monje vestido con los símbolos de Sigmar que estaba siendo torturado en una de las celdas se asomaba por la rendija, Erwin no se lo pensó y dando un fuerte puntapié a la puerta la abrió estampando al monje contra la pared, el ruido despertó a Ogmund y Ramkir que con rapidez se armaron, mientras tanto el monje se había levantado y tambaleándose volvió a mirar a través de la mirilla y otra vez Erwin volvió a lanzar otro puntapié a la puerta volviendo a mandarlo contra la pared, este quedo tendido en el suelo, Ramkir utilizando su magia lo envolvió en fuego mientras Ogmund con su martillo le aplasta el cráneo, cansados por la noche que estaban pasando se volvieron a encerrar en la celda, esta vez la ultima guardia estaba a cargo de Ramkir, al poco de empezarla empezó a percibir música y risas de la parte Oeste de esa planta del castillo, mientras estaba concentrado intentando escuchar algo más por la otra parte de la celda distintos espectros empezaron a aparecer en la celda, con rapidez Ramkir y sus compañeros empezaron a retroceder saliendo de la celda mientras mas espectros aparecían a través de las rocas a la vez que del pasillo se volvía a oír el ruido de alguien golpeando las celdas, pero en cuanto salieron al pasillo de repente todo ceso, los espectros desaparecieron al igual que el ruido de golpear las puertas de las celdas, el único ruido que se oía eran las risas amortiguadas de la otra parte de esa zona del castillo, incluso en esas risas burlonas creyeron percibir como se pronunciaban sus nombres con cierta sorna, por suerte al poco tiempo tambien desaparecieron dejando un inquietante silencio, cansados por la noche que habían pasado recogieron sus pertrechos y subieron hasta la puerta oscura del día anterior, esta vez si que los tres consiguieron atravesarla, lo que vieron fue una habitación alargada llena de distintos cachivaches y trastos, todos ellos con signos de mutaciones o alguna parte terrorífica, y al fondo un gran reloj de pared donde unas llaves colgaban de uno de sus tiradores, pero en cuanto entraron las manecillas del reloj empezaron a girar frenéticamente en sentido contrario mientras el reloj emitía campanadas al azar, ante aquella situación Ogmund salio corriendo hacia las llaves que colgaban del reloj pero para su asombro las dos cadenas del reloj salieron despedidas hacia ellos, una se enrollo en torno a Ogmund arrastrándolo hacia él mientras la otra cadena paso rozando a Erwin mientras corría espada en mano para destrozar aquel reloj, mientras Ramkir intentaba arremolinar a su alrededor los vientos de la magia, pero la molestia del cuco que había salido del reloj no le dejaba concentrarse lo suficiente para poder realizar sus conjuros, Erwin consiguió llegar hasta el reloj y a cada espadazo saltaban trozos de madera y Ogmund dejándose arrastrar por la cadena llego hasta la altura de las llaves pudiéndolas coger a la vez que con el martillo golpeaba con todas sus fuerzas el reloj, entre ambos destrozaron aquel maldito reloj de pared, pero no sin que antes volviera a tocar la hora, en ese momento todo se ralentizo para segundos después pasar todo muy deprisa, después con mas tranquilidad pudieron darse cuenta que su aspecto había envejecido unos cuantos años, aunque quien mas sufrió las consecuencias fue Snitlet, el pobre piel verde había envejecido de tal forma que su cuerpo era el de alguien muy mayor, apenas tenia fuerzas ni para respirar, aunque su ultimo aliento fue para sonreír mientras miraba a Erwin, en cambio el único gesto que tuvieron hacia Snitlet fue el llevarse su antorcha, a fin de cuentas era un ser insignificante y el Viejo Mundo era un mundo duro y cruel....


Con rapidez abandonaron la habitación por donde habían llegado y empezaron a descender por la escalera de caracol hacia las profundidades del castillo...


sábado, 30 de mayo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 18

En el silencio hay ausencia de palabras, es cierto. Pero también los silencios entrañan una presencia, la presencia de un mensaje que no se ha dicho, pero que está ahí. Los silencios no son vacío de comunicación, sino que comunican algo que no se dice con palabras.
Así como hay palabras que no dicen nada, también hay silencios que lo dicen todo. Hay silencios que acusan y hay silencios que matan. Silencios que nacen de la imposibilidad, el miedo o el desconcierto y silencios que expresan poder supremo. Hay silencios prudentes y silencios que angustian, y en medio de aquel silencio un manojo de llaves colgaba de un antiguo.....



Con cuidado fueron desandando sus pasos hasta llegar a la parte Norte de esa planta del castillo, ante ellos tenían un pasillo largo con varias puerta a  ambos lados, las fueron abriendo en zigzag, la primera daba paso a una habitación llena de tierra donde aún quedaban restos disecados de distintas plantas junto a moho en las paredes, a la vista no se veía ningún lugar donde pudiera haber alguna llave, cerrando la puerta se dirigieron a la siguiente, en la siguiente habitación pudieron ver que estaba repleta de estanterías llenas de un especie de grasa amarillenta que según Ogmund era grasa humana,  al fondo en cuatro atriles cuatro libros con grandes tapas de cuero que bien podían ser grimonios, mientras contemplaban todo aquello de repente el suelo se abrió por la mitad haciéndoles caer a un agujero de ocho metros de profundidad con afilados pinchos, Ramkir y Ogmund cayeron llevándose Ramkir la peor parte, por suerte Erwin pudo cogerse al suelo de la habitación que habían abierto y con rapidez subió hasta ella al tiempo que el suelo del pasillo volvía a su posición cerrando el agujero, junto a Erwin estaba su amigo Snitlet que se había quedado cogido a su pierna salvándose de una muerte segura, tras inspeccionar la puerta pudo descubrir en su interior el mecanismo que hacia que la trampa se activase, y con la ayuda de Snitlet la fue activando para poder sacar de allí a sus amigos, no sin sufrir un pequeño sobresalto al intentar rescatar a Ramkir, Snitlet se puso nervioso y no atinaba a activarla y si no es por la rápida intervención de Erwin, Ramkir hubiese acabado partido por la mitad, una vez fuera y recuperados del susto decidieron no rebuscar en esa habitación, se dirigieron a la siguiente tomando más precauciones, en esta nueva habitación vieron distintos materiales quirúrgicos y detrás de una mampara bajo una débil luz que poco a poco iba subiendo de intensidad había un ser medio humano, medio reptil, estaba profundamente dormido pero parecía que según subía la intensidad de la luz iba recuperando la conciencia, quien era, o que hacia allí nunca lo sabrían ya que Ogmund avanzo hacia el con rapidez y en dos certeros golpes esparció sus sesos por la habitación, sin ningún peligro aparente echaron un vistazo por el resto de la habitación, Ramkir se quedo vigilando el cuerpo inerte del mutante pudiendo ver como de repente su pecho empezó como a contorsionarse hasta que de su pecho emergió una criatura pequeña, de unos treinta centímetros,  negra como la noche con unos dientes afilados, con una gran rapidez se abalanzo hacia ellos pero entre el martillo de Ogmund y la magia de Ramkir acabaron con ella carbonizandola, aun con el susto en el cuerpo se encaminaron a la siguiente puerta, esta daba aun corto pasillo donde otra puerta daba a un a habitación con pentagramas de invocación grabados en el suelo, al fondo un espejo de un cristal negro era el único mobiliario que había, con miedo a tocar nada retrocedieron volviendo al pasillo principal, la siguiente habitación contenía cuatro largas mesas llenas de distintas atrocidades, desde una calavera hasta tarros llenos de corazones que parecían palpitar, pero si algo les llamo la atención fue algo con forma cuadrada que estaba tapado con un trozo de seda negra, a su lado había tres botellas con sangre de demonios  y cada una de ellas con un símbolo distinto de los poderes ruinosos, Ogmund decidió entrar solo, con cuidado de no tocar nada se dirigió hacia el trozo de seda negra, mientras avanzaba hacia ella al pasar cerca de los tarros llenos de corazones palpitantes  noto un cierto calor en el anillo de Verena que había encontrado en las celdas de tortura, con cuidado aparto el trozo de seda negra, bajo ella pudo ver un sello cuadrado de oro macizo, de medio metro de lado y con extraños símbolos grabados en su superficie, con el mismo cuidado volvió a taparlo y abandono la habitación, la ultima puerta del pasillo era un poco especial, tenia dos pomos en lugar de uno y Ramkir pudo notar cierta magia sobre ella por lo que prefirieron no tocarla, el pasillo giraba hacia el Sur, el final del pasillo daba a la escalera de caracol por donde habían llegado y a mitad una puerta que daba a una habitación ocupada por un pequeño escenario, a cada lado del escenario había unas especies de cambiadores llenos de ropa y esparcidos por el suelo distintos maniquís vestidos con ropas variopintas, antes de subir por las escaleras por las que habían llegado decidieron volver a la habitación de la balconada y la niebla, una vez allí y tras dar dos golpes con el bastón de mando la niebla desapareció, ahora se podía ver una gran sala mucho mas grande debería de ser, en ella se podía ver una gran fiesta, mucha gente no paraba de bailar mientras partes de sus cuerpos se iban desprendiendo, mientras mutantes de distintas clases sentados en largas mesas comían esos trozos de carne que caían al suelo, pero si algo les heló la sangre fue verse a ellos mismos allí abajo, Ogmund estaba lleno de pústulas como el Dios del Caos Nurgle, Ramkir tenia la cara esquelética como si hubiera sucumbido a la nigromancia y Erwin portaba una armadura con los símbolos de Khorne, y ante ellos estaba un personaje alto imbuido en una armadura completa con una mascara tapándole el rostro, Ramkir reconoció aquella mascara en cuanto la vio, era el propio Constant Drachenfels, con rapidez abandonaron aquella monstruosidad volviendo sobre sus pasos y dirigiéndose hacia las escaleras por donde habían llegado, tendrían que buscar las llaves en otro lugar del castillo, apenas intercambiaron palabras cada uno preocupado en sus propios pensamientos, tras cinco días en aquel siniestro castillo el animo y la esperanza  poco a poco empezaba a quebrarse...


martes, 19 de mayo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 17

Por fin había llegado el momento, volvía a estar completo, sus fuerzas habían vuelto a su cuerpo después de tantos cientos de años, aún recordaba el frío acero que lo había enviado a su tumba, a su eterno descanso, pero aquello ya era fruto del pasado, ahora había regresado y el Viejo mundo volvería a conocer de sus actos...



Poco a poco la noche fue pasando lentamente, aunque Ramkir y Ogmund intentaron dormir los lamentos que provenían de las demás celdas y el propio ambiente del castillo no les dejó conciliar un sueño tranquilo, a primera hora pegaron un bocado rápido y se dispusieron a seguir inspeccionando aquella planta del castillo, ya habían pasado diez horas desde que perdieran a Erwin y las esperanzas de volver a encontrarlo eran cada vez menores, salieron por la puerta de los calabozos y decidieron inspeccionar la puerta que tenían al lado, dentro pudieron ver un antiguo laboratorio de alquimista lleno de botellas rotas y polvo, decidieron no entrar y dirigirse a la siguiente puerta, esta daba a una habitación muy grande llena de diferentes instrumentos de tortura, al fondo había celdas, todas ellas estaban vacías menos una que debería de ser la habitación del carcelero, en una estantería tenía distintos tarros llenos de ojos, al parecer clasificados por razas, Ogmund intento buscar alguna puerta oculta sin ningún éxito, lo que si que encontró fue un anillo de Venera escondido detrás de un trozo de piedra suelta de la pared de una de las celdas, antes de seguir inspeccionando aquel pasillo decidieron volver sobre sus pasos y buscar en la zona donde Erwin había desaparecido, volvieron a la habitación en la que Ogmund había notado un ligero olor a azufre, con unas ganzúas hurgo en la cerradura pero fue incapaz de abrirla por lo que intentaron ver si la siguiente se podía abrir, esta no estaba cerrada con llave, su interior como poco era espeluznante, un esternón de hueso recorría toda la  estancia y de él salían costillas que llegaban hasta las paredes laterales, a sus pies estaba todo lleno de huesos y donde acababa el esternón había un asiento de huesos y hierro sobre el que estaba sentado un esqueleto con un hábito negro de Morr, en sus manos sujetaba un varita en la que claramente Ramkir pudo percibir magia, con cautela volvieron a cerrar la puerta sin pisar un pie dentro de la habitación, esta vez se dirigieron hacía el Sur, hacia la puerta en la que Ogmund había detectado olor a humo, la abrieron con cuidado, esta daba a un pasillo horizontal, en uno de sus lados se podía divisar una puerta y enfrente de ellos otra, esta última estaba cerrada y protegida con magia,
mientras Ogmund estaba revisándola Ramkir noto algo extraño en su espalda, al girarse pudo ver a un anciano completamente desnudo que lo miraba con unos ojos negros como pozos sin fondo, el pelo y la barba apenas dejaban ver mas de su cara pero claramente parecía que estaba perturbado mentalmente, Ramkir y Ogmund dieron un paso hacia detrás esperando acontecimientos cuando de repente el anciano empezó a gritar pero de su boca no salio ningún sonido hasta que de golpe se convirtió en una pira ardiente llegando las llamas hasta ellos, del la onda expansiva Ramkir reboto contra la pared y cayó envuelto en llamas al suelo, Ogmund aguanto mejor el envite y logró contraatacar con su martillo, por desgracia parecía que aquello no era suficiente para acabar con aquel ser, por suerte para él al implorar la bendición de Sigmar sobre su arma esta si que empezó a hacerle daño, al igual que con él carcelero del día anterior estuvo a punto de claudicar pero gracias a su tesón y la ayuda  de Sigmar pudo acabar con su enemigo antes de caer bajo sus llamas, con rapidez se acercó ante Ramkir para ver su estado, estaba mal herido pero con sus curaciones consiguió que recuperara la conciencia y volviera a levantarse justo para escuchar unos pasos que venían en su dirección por el pasillo del Norte.



Mientras tanto Erwin seguía deambulando por otra parte del castillo con su nuevo amigo, Snitlet lo llevo por un largo pasillo que daba a una escalera de caracol como por la que él había descendido, pero esta tambien ascendía, pero ese trozo de escalera daba la sensación como si nimiamente temblara, Erwin empezó a subir nervioso por si ocurría algo pero no sucedió nada extraño,en todo momento Snitlet había ido caminando sin separarse de su pierna mirando nervioso y temeroso hacia todos los lados, cuando terminaron de subir llegaron a un pasillo en el que había distintas ventanas desde las que podía ir viendo las habitaciones que cruzaron cuando Bardul les condujo por el pasillo de la niebla, mas adelante el corredor giraba para dar a otro corredor vertical, en este tambien pudo ver un par de ventanas, una daba al gran salón donde estaba la tarima de los músicos y la otra a la cocina, al final del corredor un trozo de él tambien temblaba ligeramente al igual que le ocurrió con la escalera, al cruzar no noto ni ocurrió nada extraño y desde las siguientes ventanas vio el gran salón donde estaban multitud de esqueletos sentados alrededor de una gran mesa y la habitación llena de relojes donde encontraron a Bardul, al final del corredor este seguía a su izquierda perdiéndose en la oscuridad y a su derecha acababa en una pared, pero esta pared temblaba ligeramente, hacía ella encaminaron sus pasos atravesándola y apareciendo en una especie de celda, por donde habían venido no había rastro del pasillo, en su lugar podía ver un derrumbe de rocas, pero tambien se notaba un ligero temblor en ellas.
Por suerte la puerta de esa celda estaba abierta así que con cautela salieron fuera, había un largo pasillo lleno de celdas con distintos prisioneros en su propio purgatorio, pero en ninguno vio a sus compañeros por lo que salió al exterior, ante él tenía dos largos pasillos, mientras pensaba por donde ir un ligero ruido a combate vino del pasillo del Sur, por lo que hacia allí se dirigió, cuando llegó al lugar el combate había cesado pero de las sombras salieron sus dos compañeros Ramkir y Ogmund, tras asegurarse que en verdad era Erwin y no un impostor se pusieron al día de lo que les había acontecido y conocieron al nuevo amigo de Erwin, Snitlet en todo momento no se despegó de la pierna de Erwin mientras miraba desconfiado hacia ellos, una vez juntos decidieron mirar que había tras la otra puerta de ese pasillo, detrás de ella había una balconada con una barandilla, a cada lado una escalera bajaba haciendo un semicírculo, de la parte de abajo provenían ruidos pero no eran capaces de identificarlos, una densa niebla cubría todo, no dejando ver ni oír lo que allí hubiera, en medio de la balconada había un bastón de mando de los que se usaban para anunciar a la gente importante cuando acudían a una recepción, de momento prefirieron no tocar nada y volver a la zona norte de esa parte del castillo  para ver que podían encontrar, desde luego si querían abrir la otra puerta necesitarían encontrar la llave, con precaución empezaron a caminar hacia allí cuando tambien Ogmund y Ramkir pudieron ver como un trozo del pasillo que tenían delante temblaba ligeramente, al final se dieron cuenta que por la razón que fuera la luz mágica que emitía la antorcha que portaba Snitlit dejaba a la vista diferentes puntos de teletransportación....

lunes, 11 de mayo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 16

El pequeño ser resoplaba con esfuerzo mientras tiraba de aquel humano muerto, ya hacía mucho que ningún animal había aparecido muerto en aquella misteriosa escalera, ni tampoco su corta inteligencia le daba para pensar el motivo por el que aparecían allí, pero se tenía que dar prisa, sabía que no estaba solo y si aquella cosa regresaba se lo comería y le dejaría sin su comida, cuando por fin consiguió arrastrarlo cerca de su escondrijo se quedo mirándolo con cara bobalicona mientras se relamía  pensando el festín que se daría durante días. 


Por fin empezaron a descender por las oscuras escaleras, mas o menos Ogmund calculo que habían descendido unos siete metros cuando una puerta de roble apareció en el lateral de la pared, al otro lado no se escuchaba ningún ruido, tras pensarlo decidieron no abrirla y seguir descendiendo para comprobar donde acababa la escalera de caracol, tras unos treinta metros por fin llegaron al final, ante ellos tenían dos puertas, las cuales tras examinarlas Ogmund le pareció que una de ellas había sido mas usada que la otra, la mas usada daba a un pasillo largo que luego giraba hacia la derecha, en la parte derecha del pasillo se veían varias puertas, en cambio la puerta menos usada daba a un pasillo mas corto que luego giraba a la derecha, tras hablar entre ellos decidieron seguir la teoría de Ramkir y seguir por la puerta menos usada, con cautela se internaron por el pasillo, al poco de girar a la derecha pudieron ver una puerta que estaba cerrada con llave, Ogmund intento forzar su cerradura pero ceso en su empeño al notar un ligero olor a azufre en su interior, pero mientras Ogmund estaba intentándolo Ramkir y Erwin avanzaron por el pasillo para asomarse por la esquina y ver hasta donde llegaba, pero de repente como por arte de magia Erwin desapareció de la vista de Ramkir, con rapidez Ramkir aviso a Ogmund de lo sucedido y se internaron en el pasillo esperando desaparecer como le había pasado a Erwin y así poder juntarse con él, pero tanto Ramkir como Ogmund caminaron por el pasillo sin que sucediera nada, siguieron inspeccionando hasta llegar a un pasillo que iba en dirección Sur, desembocando en una puerta donde llegaba un cierto olor a humo, decidieron no abrirla y retroceder para seguir en dirección Norte, en su camino pasaron por una zona que tanto la puerta como las paredes desprendían magia, con cautela decidieron pasar de largo hasta llegar al final del pasillo que volvía a girar hacia el Oeste, en el pasillo del Oeste se veían varias puertas a ambos lados, pero por el pasillo que habían venido había una ultima puerta de la que Ogmund pudo percibir ruidos amortiguados, con la esperanza que pudieran ser de Erwin intentaron abrirla pero para su desgracia estaba cerrada con llave, Ramkir utilizo parte de sus poderes para calentar la cerradura hasta partirla y así poder abrir la puerta, pero parte de ese calor le fue devuelto por la magia del castillo notando una gran quemazón  en su brazo y pecho, dentro pudieron ver un largo pasillo repleto de celdas, caminando por ellas fueron descorriendo las mirillas y viendo lo que contenían, seguramente fuesen encarcelados y torturados allí por el propio Drachenfels, cada uno vivía en un eterno suplicio, pero de Erwin ni rastro, de una de las celdas donde había lo que en su día habría sido una bella dama y que ahora solo quedaba un esqueleto andante, empezó a suplicarles que la salvaran, que estaba dispuesta a dar su amor al  valiente que así lo hiciera, por desgracia aquellos gritos lo único que hicieron fue atraer la atención del carcelero, lo que fuera un hombre de dos metros y pico entro por la puerta, en una de sus manos portaba un largo cuchillo de carnicero mientras en la otra una agarraba una larga vara con la punta incandescente, su pecho estaba abierto por una serie de hierros  dejando ver sus huesos, Ogmund enarbolo su martillo enfrentándose a él mientras Ramkir un poco retrasado le lanzaba su magia,  el combate fue duro y a vida o muerte, Ogmund sufrió dos fuertes ataques que parecían su final pero cuando mas difícil parecía la situación consiguió sacar fuerzas de su interior,  con la ayuda de Sigmar enarbolo su martillo golpeando con todas sus fuerzas el pecho de aquel ser haciendo que cayera hacia detrás casi partido en dos, exhaustos y cansados decidieron descansar en una de las celdas vacías, mientras en otra encerraban el cuerpo de aquel ser, cansados se dispusieron a pasar la noche en aquella celda mientras rezaban para que Erwin allí donde estuviera siguiera con vida...




Mientras tanto a Erwin lo habíamos dejado que había desaparecido del pasillo, de repente una gran oscuridad cayo en torno suyo, por desgracia no disponía de ninguna luz por lo que tubo que valerse de sus manos para ir tanteando el terreno, tocando una pared fue avanzando, la pared ya no era lisa, esta era abrupta, como la de una caverna, despacio fue avanzando hasta llegar a una escalera que descendía, quizás pensando que aquella escalera pudiera llegar hasta el propio Drachenfels decidió dar la vuelta y ver hasta donde conducía el otro lado del pasillo, tras caminar por el un buen rato también llego hasta una escalera de descendía, con cautela empezó a descender, un paso tras otro y así sin parar, según bajaba notaba como sus fuerzas le iban abandonando, incluso su cuerpo dejaba de obedecerlo, él quería volver para detrás pero su cuerpo no dejaba de descender hasta que exhausto cayo tendido sobre los escalones mientras sus ojos poco a poco se cerraban...

Lo primero que noto fueron ligeros pinchazos por varias partes de su cuerpo, eso le fue sacando de su agotamiento, tenia sus manos y sus pies atados y junto a su cuerpo un snotling de apenas unos cuarenta centímetros  con un tenedor en su mano iba pinchando las partes mas blandas de Erwin, en cuanto el ser se giro y vio los ojos de Erwin mirándolo pego un salto horrorizado y salio corriendo a esconderse en su madriguera, en aquel salto tanto el tenedor como la antorcha que portaba en la otra mano salieron volando, Erwin intento reptar hasta la antorcha para intentar quemar las cuerdas pero cuando llego hasta ella pudo notar que aquella antorcha emita luz pero ningún tipo de calor, por lo que haciendo fuerza con sus brazos consiguió aflojar el nudo de la cuerda que le sujetaba las manos hasta soltarse, avanzando por donde el snotling había huido en seguida llego hasta su madriguera, allí en una esquina estaba acurrucado mirando aterrorizado a Erwin, al final tras varios intentos Erwin, hablándole muy despacio y dándole una de sus raciones  consiguió comunicarse con él para intentar convencerlo de que lo sacara de allí, Snitlet paso de tener miedo de Erwin a abrazarse a su pierna diciéndole Papa...., y con rapidez recogió sus pocas pertenencias que tenia y con alegría de tener un amigo si no otra cosa encamino la marcha mientras cogía con su mano la pierna de Erwin a la vez que posaba su carita y limpiaba sus lágrimas y los fluidos que le colgaban de la nariz....




lunes, 4 de mayo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 15

Sus colmillos se clavaron con fuerza en el cuello de su indefensa víctima, era tal el ansia que tenía que segundos más tarde el cuerpo de la mujer descansaba en el suelo sin una gota de sangre que derramar, poco a poco el cuerpo de Maximilian fue cerrando sus graves heridas, aún así el ansia de sangre era fuerte aunque nada comparable con el sentimiento de odio y venganza sobre aquellos tres humanos que habían acabado con su compañera, pero de momento su venganza tendría que esperar, tenía que descansar y recuperar sus fuerzas para volver a entrar en el castillo, entonces descargaría toda su furia sobre ellos en una muerte perpetua, si una cosa tenía era tiempo....




El hombre descendió de su ataúd con una velocidad asombrosa, era un hombre alto de bellas facciones, con un porte aristocrático y una voz aterciopelada levantó una de sus manos mientras les invitaba a deponer las armas y llegar a un acuerdo fructífero para ambas partes, pero Ramkir no quiso oír semejantes palabras y repitió la misma jugada, pero esta vez sus bolas de fuego se estrellaron sobre Maximilian, aquello hizo que su rostro cambiara y unos largos colmillos asomaban en su boca, la mujer tambien sufrió la misma transformación mientras se lanzaba sobre Ramkir, de sus dedos se habían formado unas largas uñas con la intención de despedazar al hechicero, por suerte para él en el último instante se pudo retirar hacia atrás mientras Ogmund acudía en su ayuda, por otro lado Erwin se enfrentaba a Maximilian él cual intentó captar la mirada de Erwin mientras combatían, por suerte para él eso no ocurrió pero sí que pudo comprobar lo poderosos que resultaban sus golpes, y con horror sentir como sus colmillos penetraban con avidez en su cuello absorbiendo parte de su sangre, por suerte pudo zafarse de él a tiempo, mientras tanto entre Ogmund invocando la ayuda de Sigmar y las bolas de fuego de Ramkir despedazaron el cuerpo de la mujer cayendo al suelo mientras su cuerpo se convertía en ceniza, aunque aquella muestra de poder hizo desfallecer a Ogmund hincando su rodilla en el suelo mientras recuperaba el aliento, aquello hizo enfurecer a Maximilian hasta tal punto que desentendiéndose de Erwin avanzó con odio hacia Ramkir, un viento gélido con hebras oscuras se empezó a formar a su alrededor  pero por suerte salvo aquello no les afectó en absoluto, en cambio los ataques de Erwin y Ramkir si que consiguieron destrozar parte del cuerpo de Maximilian que convirtiéndose en una ligera bruma desapareciendo por el suelo donde estaba el símbolo de Khaine.

El silencio se apoderó de la estancia, aun temerosos de que pudiera volver permanecieron alerta mientras Ogmund intentaba rezar a Sigmar para cerrar sus heridas, por suerte nada ocurrió y pudieron descansar mientras pensaban cómo salir de aquel lugar, tras inspeccionar el circulo de Khaine pudieron percatarse de dos cosas, aquello parecía preparado para realizar un ritual de adoración a la sangre y no un portal para desplazarse a otro lugar, y lo segundo es que debajo de la pintura que daba forma al circulo se apreciaba una ligera luz rojiza, con cautela fueron tanteando el interior del circulo dándose cuenta que las baldosas se movían y tenían una textura esponjosa, con precaución fueron levantándolas dando lugar a un circulo de unos tres metros de diámetro, en su interior se podía ver un líquido espeso de un color rojizo y sobre el una niebla tambien del mismo color que llegaba hasta la altura de los adoquines.



Con cautela arrancaron un listón de madera del ataúd y atándolo con distintas prendas Ogmund fue deslizándolo por el agujero intentando encontrar fondo, pero cuando este se sumergió por completo en aquel líquido fue tal el tirón que se produjo que a Ogmund no le dio tiempo a soltarse, cuando lo hizo ya estaba cayendo dentro del agujero sumergiéndose por completo en aquel líquido viscoso, todo empezó a girar a su alrededor perdiendo la orientación de donde estaba o lo que ocurría a su alrededor, de repente noto como sus pies se posaban sobre algo sólido, estaba en una sala circular pero antes de poder ver con más detalle lo que tenía alrededor tuvo que hacer frente a una nueva amenaza, delante de él tenía a una diablesa que venía hacia él con no muy buenas intenciones, se defendió de ella como pudo hasta que por suerte sus compañeros aparecieron en la estancia y con la ayuda de Ramkir se deshicieron de ella, ahora con más calma pudieron ver la habitación, era circular con varios pórticos a su alrededor, en cada uno de ellos se podía ver una imagen muy real, desde la ciudad de Kislev a un cementerio donde necrofagos escarbaban en las tumbas en busca de comida, o los lejanos desiertos del Caos,  al parecer podría  tratarse de portales pero prefirieron de momento no acercarse mucho a ellos, una escalera en un lateral ascendía hasta la parte superior de los pórticos donde se podía ver en su parte Norte una puerta de madera, en el centro de la habitación tambien había un sillón donde mediante una cadena larga había estado atada la diablesa y una gran escalera de caracol de ascendía hasta los pisos superiores de la torre donde tanto Ramkir como Ogmund habían percibido por un lado la magia que ya notaron en la torre exterior como otra magia aún más poderosa, una magia parecida a la que notaban en todo el castillo pero mucho más poderosa, la misma escalera de caracol tambien descendía hacia las profundidades, tras volver a leer la nota que Ramkir encontró en la torre del engendro del Caos decidieron seguir las indicaciones esas indicaciones y descender hacia las profundidades de aquella escalera...


martes, 28 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 14

Maximilian von Steinhoff y Juliane Fassbinder habían recorrido un largo y tortuoso camino hasta llegar, aquello había dejado muy mermado sus poderes, necesitaba descansar antes de penetrar en el corazón del castillo, allí estaba lo que tanto ansiaba, podía percibir su poder, casi tocarlo con sus delgados dedos..., la mano de su amada rozó la suya, si, notaba el cálido olor a sangre caliente, estaban cerca, abrió los ojos mientras una implacable sed de sangre lo envolvía...



Bardul les acompañó hasta el final del pasillo, allí estaba la habitación del escribano, penetraron en ella, la estancia había tenido días mejores, parte de la estantería estaba rota, los libros y papeles se deshacían con el tacto de los dedos,  junto a un escritorio estaba Stanislav Goethe, o más bien su silueta traslúcida, como bien les había advertido Bardul era un fantasma, los huesos descansaban en un montón al lado del escritorio, en el escritorio se podían ver distintos libros con anotaciones de entradas de mercancías, Stanislav era un hombre con descendencia kislevita, de un humor de perros, los trato como patanes hasta que Ogmund audazmente saco a relucir el nombre de Durgul, por lo visto el odio que sentía hacía aquel personaje era más fuerte que las dudas que tuviera de las intenciones de nuestros héroes hacia su señor Drachenfels, trato a Durgul como un sucio ladrón del tres al cuarto, alguien que nunca llegaría a hacer sombra a su señor, tras hablar con él les quedó claro que no sabía cómo penetrar a la torre central del castillo y con ello a las catacumbas donde descansaba su señor, aunque según sus palabras en ellas había más huéspedes, un mutante llamado Gerd y un antiguo aprendiz de Drachenfels que perdió su cordura hace tiempo, lo que si que hizo fue ordenar a Durgul que les buscara habitaciones para que pudieran descansar hasta que su señor subiera de su descanso, seguro que estaría ansioso de las nuevas noticias que traían sobre Durgul, aquello les acarrearía  grandes recompensas de su señor, con estas últimas palabras y con una sonrisa taimada abandonaron la habitación, una vez fuera convencieron a Bardul para que les llevará a esas escaleras que descendían hasta una puerta que el miedo y lo que le dijo su amo tanto le aterraba, acompañando a Bardul descendieron las escaleras que les habían llevado hasta su habitación, cuando llegaron al pasillo y se dieron la vuelta las escaleras en vez de ascender ahora descendían, descendieron por ellas y caminaron por un largo pasillo que poco a poco se fue envolviendo en niebla, primero una niebla ligera hasta hacerse tan densa que les impedía cualquier visión, cogidos de las manos llegaron hasta el final del pasillo, allí les aguardaba una puerta de roble con finas filigranas, al tocar  la puerta estas empezaron a moverse formando un Sol, una Luna y un cuadrado sin nada en su interior, con miedo a lo que pudiera ocurrid Ramkir abrió la puerta, una luz dorada inundaba todo el lugar sin poder ver lo que les aguarda en su interior, uno detrás de otro entraron en su interior.

Ante ellos tenían una gran sala iluminada por una luz dorada que entraba por una ventana situada en un  lateral, delante de ellos había una mesa con jarras ornamentadas llenas de un delicioso vino, a su lado bandejas de galletas recién cocinadas, enfrente de la mesa una tumbona con cómodos cojines que parecían invitarlos a tumbarse a descansar, al fondo de la habitación tres espíritus guardaban una puerta, los tres espíritus eran elfos vestidos con largos hábitos con un laúd bordado, parecían iniciados del Dios élfico Liadriel, patrón de la poesía, música, baile y el vino, parecían igual de aturdidos que ellos de estar en aquel lugar, con cautela empezaron a intentar hablar con ellos para saber sus intenciones, los fantasmas no les dejarían pasar, más allá de esa puerta sólo había muerte y lo que era peor, la pérdida de sus almas, y no podían permitir que aquello les ocurriera y podían evitarlo, nuestros héroes intentaron convencerles de que aquello era a lo que habían venido, a acabar con ese mal, pero según pasaba el tiempo empezaron a sentirse más cansados y como una ligera somnolencia les inundaba, con lo que tanto Ogmund como Ramkir empezaron a lanzar sus hechizos para fortalecer sus armas, en ese momento los fantasmas élficos empezaron a pronunciar palabras extrañas y del suelo delante de ellos se elevó una barrera de zarcillos que se elevó hasta el techo, por suerte la magia de Ramkir esta vez si que funciono y con un circulo de su mano hizo desaparecer esa pared desapareciendo según caía al suelo, con urgencia Ramkir volvió a hablar con los espíritus pues las ganas de dormir eran  cada vez era más intensas, no querían hacerles ningún daño, no les habían atacado, solo querían pasar y acabar con el mal que había mas allá, antes esas ultimas palabras los espíritus se apartaron dejando paso franco a un Erwin aún en pie, cargado con el cuerpo de Ramkir y de Ogmund atravesó la puerta.


Al otro lado de la puerta la luz era completamente distinta, una luz violeta dejaba vislumbrar una habitación parecía de la que venían, al lado de la mesa había un incensario del cual emanaba un ligero humo que inundaba toda la sala, al lado en una especie de tumbona estaban dos bellas mujeres con apenas ropa que tapara sus esbeltos cuerpos, en cuanto Erwin las vio dejó a sus compañeros apoyados en la pared, mientras las dos mujeres se levantaron dejando caer al suelo la poca ropa que tapaba sus encantos, ante aquella visión Erwin empezó a despojarse de sus pertenencias mientras se acercaba hasta ellas sumido completamente en sus encantos, estas lo recibieron con los brazos abiertos mientras acariciaban su cuerpo con  sus manos y lenguas, en ese momento Ramkir recuperó la conciencia viendo una escena muy distinta a la que Erwin estaba viviendo, rodeando a Erwin había dos diablillas de Slaanesh, por suerte su grito de aviso hizo salir de su estado a Erwin logrando apartarse de ellas antes de que pudieran acabar con él, en ese momento junto a Ogmund que despertó un poco más tarde se enzarzaron en combate logrando acabar con ellas y tras cerrar alguna herida de Erwin con las plegarias de Ogmund siguieron por la puerta del otro lado de la estancia.



La tercera habitación tenía el mismo mobiliario, en la mesa se podían ver jarrones con agua cristalina y grandes lirios, la luz que inundaba esta estancia era de un blanco puro, y al final custodiando la puerta un guerrero con un mandoble y una coraza les miraba tan aturdido y confuso como ellos, en su pecho de su coraza llevaba el emblema de un puño dorado, el emblema de Solkan, el Dios de los cazadores de brujas, encargado de erradicar al Caos en todas sus formas, por desgracia la confusión le duró apenas unos segundos, tras lo cuales cargó hacía ellos, por suerte entre los tres pudieron hacerle entender que buscaban el mismo propósito, el de acabar con el mal que habitaba en ese castillo, incluso se dispuso a acompañarlos ante semejante empresa, por desgracia en cuanto intentó atravesar la puerta desapareció de sus vistas, con cautela cruzaron la puerta entrando a una habitación donde no había ninguna puerta, detrás de ellos solo ya no había puerta, la estancia estaba iluminada de un tono rojizo, frente a ellos una gran mesa presidía la escena, sobre ella había un ataúd abierto y a su lado una mujer con ropajes negros y la tez muy pálida los miraba fijamente, a su alrededor se veían los dibujos pintados en el suelo que representaban al Dios de la sangre  Khaine, cuatro candelabros negros con sendas velas negras estaban colocados en cada una de las esquinas y en su centro cuatro cuencos con algún líquido rojo, la mujer en cuanto les vio aparecer toma la palabra, con un pergamino en la mano y acercándolo a la vela intentó que la escucharan antes de cometer una imprudencia, al igual que ellos querían entrar en la torre del gran hechicero Drachenfels, buscaban un objeto que les pertenecía y solo mediante el hechizo que tenía en la mano y con la colaboración de todos podrían abrir el portal, era el momento de unir fuerzas momentáneas, mientras la mujer les exponía sus ideas del ataúd pudieron ver cómo un hombre joven y apuesto se levantaba, su tez al igual que la de la mujer era pálida, contrastando con sus ojos enrojecidos, en ese momento Ramkir dio un paso adelante y manejando los vientos de la magia creo tres bolas de fuego que lanzo sobre la mujer haciendo que parte de sus ropas y el propio pergamino ardieran, tanto la mujer como el hombre  mostraron unos largos colmillos mientras sus miradas de odio miraban a nuestros héroes...



lunes, 20 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 13

Según iba quitando los tapices del pasillo sus ojos no podían evitar mirar las imágenes que allí había, en ellas empezó a distinguir escenas donde la gente incitada por los sacerdotes llevaba a los hechiceros hasta la hoguera, la ira le iba embargando dándose cuenta de lo que le deparaba de Ogmund y Erwin, o acababa con ellos o ellos lo terminarían matando por la espalda, con determinación empezó a conjurar unos de sus hechizos mientras Ogmund le daba la espalda...





Delante de ellos tenían la esfera de oscuridad, sin saber que hacer con ella o que podría pasar si penetraban en su oscuridad probaron a conjurar las bolas de fuego de Ramkir al centro de la habitación, las bolas cruzaron toda la estancia sin toparse con nada tangible hasta estrellarse en la pared de enfrente oscureciéndola de negro por culpa de los impactos, sin nada más que hacer sin correr riesgos decidieron descender por la torre y volver al castillo para volver al pasillo donde se teletransportaron, pero antes tenían que pasar por el largo pasillo con tapices colgados donde Erwin había intentado atacar a Ramkir, tras plantear varias ideas al final decidieron que Erwin no entrara mientras Ogmund y Ramkir iban descolgando tapices por si eran la causa de la locura de Erwin, pero según estaban descolgando tapices la ira se apoderó de Ramkir empezando a conjurar uno de sus hechizos haciendo que tres bolas de fuego impactaran en el cuerpo de Ogmund, por suerte Ogmund aguantó el envite y mal herido retrocedió por el pasillo escondiéndose junto a Erwin en la habitación de los relojes, por suerte Ramkir al abandonar el pasillo volvió a tomar el control de si mismo y así se lo hizo saber a sus compañeros, tenían que encontrar alguna manera de poder atravesar el pasillo que tenían delante sin que se mataran entre ellos, al final se vendaron los ojos para evitar ver los tapices y manteniendo el contacto entre ellos empezaron a atravesar el pasillo lentamente, al poco de entrar en él escucharon como se abría una puerta delante de ellos, unos pasos se arrastraron por el pasillo en su dirección hasta que de golpe se pararon, Erwin pregunto por Bardul a la par que retrocedían por el pasillo hasta salir de él, efectivamente Bardul había aparecido por el otro lado del pasillo con un cubo y una escoba, al verlos se quedó bastante sorprendido por volverlos a ver y más de la forma en que iban con los ojos vendados, entre todos lo tranquilizaron, primero por lo que se acordaba de Erwin cuando intentó matar a Ramkir y por otro lado al ver los tapices del pasillo enrollados en el suelo, el temor al amo ante aquel desaguisado le tenía atenazado de miedo, pero ante la promesa que luego le ayudarían a poner todo en su sitio les llevo cogidos de la mano hasta el pasillo de teletransporte y de allí subiendo unas escaleras hasta su habitación, esta estaba ubicada al principio de un pasillo donde en el ala Este había varias puertas, como luego Erwin vio en este orden están correspondían a la propia habitación de Bardul, la habitación donde en teoría Drachenfels eliminaba a sus prisioneros, una despensa con una gran cantidad de aceite de lámpara, una cocina pequeña con un hornillo donde había una rata abierta a medio cocinar y al fondo el agujero de la chimenea que hacia la función de cagadero, y la última habitación debería pertenecer a la del bibliotecario, en cambio en el ala Oeste solo había una puerta al principio del pasillo, según Bardul en ella su amo entraba con algún prisionero al que ya no se volvía a ver, su amo le dijo que en ellas había una gran magia y que no entrara en ellas, al igual que por donde habían venido, en vez de subir por las escaleras podían bajar y llegar hasta un pasillo con niebla que acababa en una puerta, aquel lugar también le había dicho su amo que era muy peligrosa y no debía acercarse, al hablar de ambos lugares se podía apreciar el miedo que le inspiraba su sola mención, durante el almuerzo estuvieron amablemente hablando con Bardul de las tierras del Imperio mientras ganaban su confianza y le iban sacando todo la información que podían, tras el almuerzo y acompañados por su nuevo amigo se acercaron hasta el fondo del pasillo a visitar al bibliotecario...



lunes, 13 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 12

La cólera no le permitía pensar con claridad, el enfrentamiento con esa monstruosidad había conseguido que hasta la sangre le hirviera, ahora solo sentía deseos de destruir todo aquello que se le pusiera por delante, abajo de la torre se encontraban sus compañeros pero no los necesitaba, nunca los había necesitado, sus poder era más que suficiente para enfrentarse a cualquier cosa, con paso firme y haciendo oídos sordos a sus consejos se volvió a internar en la torre...





De repente ya no estaba en el pasillo, Ramkir miró a su alrededor y pudo comprobar que ya no estaba  junto a sus compañeros, volvía a estar en alguna de las torres del castillo, había una escalera de caracol que ascendía y una trampilla en el suelo que bajaría al sótano, había también una puerta que daba al exterior, pero podía sentir que había alguna protección sobre ella por lo que descarto salir a través de ella, con cautela fue bajando al sótano, estaba vacío, salvo un dibujo de Tzeentch en el suelo por lo que decidió empezar a ascender por los diferentes pisos de la torre, en el siguiente nivel salvo algún virote de ballesta poco más había, pero en el segundo nivel se podían ver dos puertas cerradas que deberían de dar a las almenas de la muralla, pero lo que más le preocupó fue lo que había en el suelo, estaba lleno de un légamo resbaladizo y cuerpos muertos, antes de entrar aprovechando la manta se enrolló las piernas y los brazos para así tener mejor agarre para no resbalarse con el légamo,  con cautela entró en la habitación en dirección hacia una de las puertas, pero en cuanto entró en la habitación cuatro de los cuerpos que estaban en el légamo se levantaron y empezaron a caminar hacia él, parecían humanoides pero sus caras iban cambiando de forma cada segundo, por suerte Ramkir pudo ir acabando poco a poco con cada uno de ellos mientras se encaminaba a la puerta que daba al Sur, pero en ese momento pudo ver una sombra en la escalera que seguía subiendo por la torre, por el hueco había salido un ser monstruoso, sus piernas eran como tentaculares, con ellas se mantenía pegado en el techo desplazándose con una rapidez endiablada, su cara también cambiaba de forma cada segundo, Ramkir al ver a la criatura abalanzándose sobre él en un último esfuerzo concentró su magia sobre la criatura que tenía delante de la puerta para poder derribarla y abriendo la puerta se lanzó al exterior, al atravesarla noto que algún encantamiento ligado a ella se había roto, su esperanza era que la criatura no saliera de la torre pero su esperanza duró poco, la criatura salió por detrás de Ramkir y saltando se puso delante de él mientras por detrás avanzaba la última criatura que había sobrevivido de las que se habían levantado del légamo, Ramkir tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para concentrar los vientos de la magia para así poder lanzar un conjuro con el que acabar con aquella monstruosidad del Caos, por suerte tras varios intentos y estando a punto de caer por las heridas sufridas pudo invocar con acierto el hechizo y acabar con sus oponentes envolviéndolos en ambas bolas de fuego, justo en ese momento Ogmund y Erwin llegaron hasta la base de la torre, habían decidido salir fuera del castillo para buscar a Ramkir por si había aparecido en alguna de las torres, por suerte para todos así había ocurrido.

Erwin y Ogmund empezaron a preparar una cuerda para poder bajar a Ramkir pero este haciendo oídos sordos a sus palabras entró de nuevo en la torre, se le notaba bastante enfurecido y raro en él fuera de sí, ante aquella actitud Erwin y Ogmund decidieron entrar en la torre por la puerta de abajo, Erwin abrió la puerta y entró en ella, en su interior no se veía nada extraño, justo en ese momento Ogmund se percató de que si no había nada extraño y Ramkir no había salido por allí algo extraño podía ocurrir, por lo que recomendó a Erwin salir y esperar fuera, al cabo de cinco minutos Ramkir volvió a salir a las murallas, con la ayuda de la cuerda consiguió bajar hasta ellos, ya se le veía mucho más tranquilo, les contó que en el piso superior de la torre había encontrado un par de cofres, en uno de ellos había varias armas normales y una armadura del Caos seguramente del ser con el que había acabado hacía unos minutos, todo aquello lo había dejado sin tocar, en cambio en el otro cofre había un collar de oro con diez dientes de dragón, un par de botellas de vodka kislevita y una bolsa que contenía cuatro coronas de oro acuñadas en Kislev relativamente recientes, en uno de sus lados se podía ver al actual Zar Radii Bohka, tambien en su interior había una nota escrita en kislevita, la bolsa además tenía propiedades mágicas, había conseguido meter una de las botellas de vodka dentro siendo la bolsa más pequeña que la botella, la nota dejaba entrever que para poder acceder a las mazmorras solo se podía a través de un portal en la torre del diablo, justo desde el patio se podía ver una veleta con forma de diablo que también hacia de pararrayos en la cúspide de la torre central que estaba en la parte superior del castillo, la tarde ya estaba bastante avanzada por lo que decidieron refugiarse en las habitaciones de invitados, en la habitación que consagró el clérigo y que les daba algo más de seguridad, de camino hacia ella tanto Ogmund como Ramkir pudieron sentir como en la torre central del lado Este se notaba un flujo de magia mucho mayor, por lo que decidieron que al día siguiente investigarían aquella torre antes de volver a entrar en el castillo.




La noche paso tranquila hasta unas horas antes de amanecer, de repente en la puerta empezaron a escuchar como si alguien la estuviera arañando a la vez que la temperatura bajaba creando escarcha alrededor de la puerta, un grito escalofriante recorrió el pasillo para volver de nuevo el más absoluto silencio, con cautela salieron de la habitación en cuanto las primeras luces del día aparecieron por el Este, aunque la tormenta seguía azotando el castillo, como habían decidido el día siguiente se encaminaron hacia la torre central del lado Este del castillo, su puerta estaba abierta, con cautela empezaron a subir, la torre era más alta que el resto por lo que tenía que tener algún nivel más, los tres primeros niveles estaban vacíos a excepción de algún mueble roto o algún virote oxidado, el acceso al cuarto nivel de la torre era a través de una trampilla, lo primero que notaron fue que a la luz le costaba penetrar la oscuridad, cuando penetraron en ese piso de las sombras empezaron a surgir espectros que se abalanzaron sobre ellos atravesando sus cuerpos mientras les causaban un gran dolor, por suerte entre el martillo de Ogmund y la magia de Ramkir pudieron acabar con ellos, ya que el mandoble de Erwin por alguna extraña razón había perdido su poder mágico, en el techo pudieron ver otra trampilla, con cautela Ogmund subió al siguiente piso, aquel era el último de la torre, una esfera de oscuridad ocupaba la mayor parte del quinto piso de la torre, la visibilidad era nula dentro de ella y en toda la habitación reinaba un aire gélido, de ella emanaba la magia que habían percibido desde abajo además de una energía emocional negativa...

martes, 7 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 11

Quien se creía que era aquel hechicero del tres al cuarto, llevaba unos días con ellos y ya creía que podía decirle cómo tenía que hacer las cosas, tan arrogante era que creía que su magia lo mantendría vivo, sin una buena espada no duraría ni un día en el castillo, aún resonaban en su cabeza las palabras del día anterior, si no hubiera sido por Ogmud allí mismo le hubiera volado su cabeza de un tiro, pero cada vez lo veía con más claridad, quería dividirlos para conseguir el poder que el castillo escondía y después matarlos, pero no estaba dispuesto a que lo hiciera, con fuerza aferró la empuñadura de su pistola y levantando su brazo apuntó a la cabeza del hechicero mientras accionaba el gatillo...



Ogmund fue ascendiendo con cautela hasta el siguiente piso de la torre, allí solo había muebles rotos por el paso del tiempo y alguna saeta inservible por lo que siguió ascendiendo hasta el segundo piso, antes de entrar en él pudo ver una puerta a cada lado y en el suelo grabados extraños signos, los cuales al prestarles mayor atención pudo darse cuenta de que se trataban de los cuatro Dioses principales del Caos interpuestos unos sobre otros y rodeados por un circulo plateado, con sumo cuidado y pegado a la pared fue bordeando la torre sin entrar dentro del circulo plateado hasta llegar a una de las puertas, por suerte esta estaba abierta por lo que pudo salir al exterior de la torre, estaba en la parte trasera del castillo y desde donde estaba no se veía a nadie, en ese momento de la torre emergió una figura fantasmal que atravesó el cuerpo de Ogmund causándole un gran dolor y haciendo que se alejara de la torre horrorizado, con paso rápido se acercó hasta la torre del Oeste, por suerte justo cuando estaba a punto de entrar en ella pudo ver a Erwin y a Ramkir salir de otra de las torres, gritando sus nombres y moviendo el candil pudo hacer que lo vieran y se volvieran a juntar...

Ramkir y Erwin entraron dentro de la estancia del segundo piso, en ese momento pudieron ver como de unos de los cuerpos muertos en el suelo se levantaba un espíritu, el cual se deslizó hasta donde ellos estaban pidiendo ayuda, suplicaba para que sus cuerpos fueran enterrados fuera del castillo, cuando Ramkir accedió a ello el espíritu desapareció dejando la estancia en silencio, mediante una manta fueron cargando los huesos de los quince cuerpos que allí había y los dejaron amontonados en el patio de armas hasta ver que hacían con ellos, mientras hacían un segundo viaje para dejar los cuerpos escucharon los gritos de Ogmund, los llamaba desde la parte trasera del castillo, con rapidez avanzaron hasta allí, la torre del Noroeste los separaba, con cautela abrieron las puertas, dentro se podían ver varios cadáveres cubiertos por una gruesa capa de légamo maloliente, volvieron a cerrar las puertas y mediante una cuerda consiguieron bajar hasta el patio de armas sin ningún percance, una vez abajo decidieron recoger los huesos que Erwin y Ramkir habían dejado y bajar hasta el bosque a enterrarlos y que Ogmund les diera una sepultura digna, prácticamente eso les llevo toda la mañana, después de comer volvieron al castillo, volviendo a pasar por el pasillo de las estatuas que sobresalían de las paredes, a Ogmund le entro un ataque de pánico pero Ramkir consiguió calmarlo y al final lo convenció para entrar al castillo, mientras tanto Erwin esperaba al fondo del pasillo y desde allí escuchó el ruido amortiguado por la distancia de como se cerraba una puerta, así que con sumo cuidado se dirigieron hacia el Este, en la habitación de los seis cuerpos despellejados cuando entraron empezaron a contraer sus músculo al igual que a mover sus mandíbulas, algunos de las sujeciones se soltaron pero no ocurrió nada más y pudieron pasara hasta el pasillo, en él, en la habitación de los relojes encontraron a un habitante del castillo, a Bardul, un enano de edad avanzada con una barba descuidada y con restos de porquería, estaba escondido entre los relojes pero en cuanto fue descubierto se presentó como un criado del amo, se encargaba de mantener limpia las estancias de esta parte del castillo, tras hablar un poco con él pudieron averiguar que no conocía donde descansaba su amo, por lo visto en las mazmorras, pero desconocía el como llegar a ellas, también les hablo de su amigo el bibliotecario, pero les advirtió que no le dijeran que estaba muerto, eso le enfurecía mucho, así que les animo a que fueran con el al piso superior donde tenia sus habitaciones y donde podría invitarlos a un té mientras dialogaban, le siguieron hacía el Norte, pero en el pasillo largo Erwin volvió a girarse hacía Ramkir empezando a recriminarle sus formas mientras empezaba a sacar su espada, Ramkir reculo saliendo del pasillo pero Erwin deshaciéndose de Ogmund lo siguió, por suerte cuando abandono el pasillo la cólera hacía Ramkir desapareció volviendo a ser dueño de sus actos, mientras tanto Bardul asustado había corrido abandonando el pasillo por la puerta del Norte, Ogmund se asomó y lo pudo ver acurrucado en el pasillo donde se habían teletrasportado por la mañana, llevándose un dedo a la boca indico a Ogmund que guardara silencio, de la habitación de al lado en ocasiones había escuchado fuertes golpes y por su cara parecía que le tenía bastante miedo, por lo visto era una de las habitaciones del amo, mientras Ramkir avanzo por el pasillo hasta llegar hasta Ogmund, Erwin fue el último en atravesarlo por si volvía a no ser consciente de sus actos, avanzo por él hasta llegar junto a sus compañeros, en ese momento y sin mediar palabra saco su pistola y disparo hacía Ramkir, el cual vio como la bala pasaba a escasos centímetros de su cabeza, con rapidez retrocedió hasta donde estaba Bardul, detrás Erwin había desenvainado su espada mientras Ogmund conseguía de momento retenerle, Ramkir siguió retrocediendo hasta que de repente desapareció, Erwin y Ogmund se quedaron mirando el pasillo vacío, Bardul seguía allí pero no sabían donde podía haber ido Ramkir, Bardul les encomio a que le dieran la mano para poder ir con el al piso superior, a sus habitaciones, pero Ogmund y Erwin no accedieron, querían antes buscar a Ramkir, de repente también el enano desapareció al atravesar la puerta del Oeste del pasillo, cuando ellos la atravesaron entraron en una habitación con distintos estantes con comida seca y podrida además de tinajas pasadas, detrás de ellos tenían una puerta cerrada, cuando la abrieron vieron que daba a la cocina donde estaban los cuerpos de los zombis que se habían convertido en Nikkit y Johan, sus cuerpos estaban descuartizados por toda la cocina, mientras sus cabezas aun seguían castañeando los dientes mientras sus ojos les miraban con una mirada de odio, con rapidez abandonaron la habitación para dirigirse a la parte de Este del castillo....


miércoles, 1 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 10

La profecía se había cumplido y con ella su vuelta, las fuerzas de la oscuridad volverían a reinar en el Viejo Mundo, los débiles humanos serían sus esclavos, los codiciosos enanos sucumbirian de codicia y los arrogantes elfos se convertirían en polvo, todo aquello sería lo que acontecería  en cuanto recuperara sus fuerzas, cada vez se sentia mas fuerte, notaba como iba recuperando parte de su poder y con ello el fin del Imperio se iba acercando cada vez mas...


Tras hablar que hacer decidieron realizar la misma operación que usaron para sacar los mandobles de la habitación, con la cuerda de Ogmund consiguieron enganchar uno de los cuerpos que había cerca de la entrada, mientras Erwin y Ramkir permanecían atentos Ogmund se dispuso a tirar de la cuerda, pero por mas que empujó apenas pudo mover el cuerpo, era demasiado pesado por lo que Erwin se dispuso a ayudarlo, entre ambos empujaron con todas sus fuerzas, de repente se escuchó un fuerte ruido como si algo reseco se desgarrara , el cuerpo literalmente se abrió por la mitad y de él empezaron a salir sanguijuelas tan grandes que casi median dos palmos, los demás cuerpos empezaron a temblar hasta que de su interior empezaron a salir mas sanguijuelas, mediante un hechizo de Ramkir pudieron percatarse que huían del fuego y que se las podía matar, aunque prácticamente toda la estancia estaba llena de ellas, si querían los tan codiciados objetos tendrían que buscar alguna forma de entrar a por ellos.


Ogmund fue quien entró, con una antorcha en una mano y el martillo en la otra fue ahuyentando a las sanguijuelas, ayudándose del fuego las mantenía lo suficientemente alejadas de él, ahora que las tenia mas cerca pudo ver algo horrible, cada una de ellas tenía el rostro del muerto del que había salido, y todas le miraban con una sonrisa maliciosa, con rapidez avanzó hacia donde estaban los objetos pero por desgracia cuando llegó hasta ellos estos desaparecieron de su vista, en su lugar quedó una tarima cubierta de polvo, al llegar a ella noto como parte del suelo cedía unos centímetros al apoyar su pie, justo cuando lo levanto para volverse y salir de la habitación se escuchó un crujido y un muro de piedra cayó a plomo tapando la puerta, por suerte mientras tuviera la antorcha podría mantener a las sanguijuelas apartadas, pero como mucho disponía de una hora para salir de allí antes que la antorcha se agotase, fuera Erwin y Ramkir se dispusieron a ayudarle para sacarlo, rápidamente sus ojos miraron por la habitación, por suerte allí había varias armas contundentes que les podrían servir para intentar tirar la pared abajo, pero Ramkir aconsejo a Erwin que no tocara nada antes de que mirase si había alguna que pudiera tener algún encantamiento y pudiera ponerles peor las cosas, pero Erwin haciendo oídos sordos de lo que Ramkir le había dicho cogió un arma y empezó a golpear con fuerza la pared, Ramkir le recrimino no haberse esperado a que el comprobará que no había ningún peligro por coger dicha arma, lo cual hizo que ambos se enzarzaron en una disputa verbal que a punto estuvo de llegar a algo mucho mas personal, por suerte para ambos el que Ogmund estuviera en el otro lado y que el tiempo apremiaba hizo que la cosa no fuera a mayores, por lo menos de momento,  quizás lo ocurrido anteriormente en el pasillo no se había olvidado del todo, dejando de lado sus diferencias  ambos empezaron a golpear la pared haciendo saltar trozos de piedra con cada golpe, hasta que un frío atroz que emanaba del suelo les hizo retorcerse de dolor, era lo mismo que le había sucedido a Ogmund cuando abrió a golpes las dobles puertas del Gran Salón, era como si el propio castillo se defendiera de los golpes, tenían que encontrar otra forma de poder liberar a Ogmund, por suerte Ramkir encontró en la pared una piedra que tenia movimiento hacía ambos lados, probo a girarla hacía la derecha, se escucho un ruido seco y de repente la pared de piedra empezó a subir escondiéndose por encima de la puerta de entrada, Ogmund salio de la estancia aliviado de dejar atrás aquel lugar, Ramkir movió la piedra hacia el otro lado, entonces se escucho como si algo se rompiera haciendo caer la pared de piedra de golpe y dejando la habitación sellada para siempre.



La noche ya estaba avanzada y desde primera hora de la mañana llevaban inspeccionando el castillo, estaban cansados, así que se prepararon a pasar la noche en la habitación, atrancaron la puerta de entrada con las armaduras y escudos que allí había, se dispusieron a hacer guardias y pasar la noche lo mejor posible, fuera se escuchaban ruidos extraños, incluso de alguna puerta, hasta ellos llegaba el ruido de la lluvia y los truenos de la tormenta, pero las guardias fueron pasando, hasta que en la última, Ogmund de repente vio que a través de la puerta de entrada se empezaba a formar algo extraño, un fantasma, vestido con harapos y con cara de lunático empezó a levitar hacia Ogmund empezando a chillar un grito aterrador, el grito hizo despertarse a Erwin y a Ramkir, Erwin ante tal visión se quedó paralizado donde estaba, mientras Ramkir conseguía realizar un hechizo de fulgor iluminando la habitación, Ogmund invoco a su Dios para que bendijera su martillo lanzándose sobre el fantasma, el cual al sentir el contacto del martillo bendecido abandonó la habitación atravesando la puerta, expectantes y en guardia esperaron durante unos minutos haber que sucedía, pero al ver que no sucedía nada decidieron ponerse ya en marcha y seguir investigando el castillo, con cautela salieron al pasillo, pero estaba desierto, se encaminaron a la puerta que había al Norte del pasillo, esta daba a un largo pasillo, hacia el Oeste terminaba en un puerta y hacia el Este en un recodo que giraba hacia el Norte, con Ogmund en cabeza avanzaron primero hacia el Este, pero justo cuando llegaron al recodo este desapareció y en cambio delante de Ogmund había unas escaleras que descendían, justo unos instantes antes de eso Ogmund desapareció de la vista de Erwin y Ramkir, estos ante lo que había pasado tantearon con el bastón delante de ellos, pero en principio nada extraño ocurrió, con cautela avanzaron hasta el recodo, este giraba hacia el Norte donde acababa en una pared y  pudieron ver una puerta en la pared del Oeste, antes de seguir por allí volvieron sobre sus pasos y caminaron por el pasillo hasta la puerta que había en el Oeste, al abrirla vieron que daba a otro pasillo y en el se veían unas escaleras que descendían, cerraron la puerta y al girar vieron alarmados que ya no estaban en el pasillo, se encontraban en una sala circular, en ella había distintos mueblas rotos y varias ballestas y virotes inservibles a causa del tiempo que tendrían, parecía que se encontraban en una de las torres exteriores del castillo, en un lateral había una escalera de caracol que ascendía y en el centro una trampilla daba paso a unas escaleras de madera que descendían, bajaron por ellas, daban a un sótano pero lo único que se veía era un agua de color verde oscuro, abandonaron el sótano y decidieron subir por las caleras hasta el piso superior, en el encontraron los mismo que en el de abajo, muebles y algún virote de ballesta en mal estado, las escaleras seguían subiendo, en el siguiente piso la escena era muy diferente, se veían dos puertas cerradas y en el suelo por lo menos había diez cadáveres amontonados, todos vestían con túnicas negras y en su mano agarraban una daga, ante aquella visión pararon de subir los escalones pensando que hacer...


Mientras Ogmund al encontrarse de repente las escaleras se giró hacia Erwin para ver que hacían, pero cuál fue su sorpresa, primero al no ver a sus compañeros y segundo al ver que detrás suyo ya no estaba el pasillo si no que se encontraba en una sala circular, al mirar por las troneras pudo ver la casa de huéspedes, por lo que pudo deducir que se encontraba en una de las torres exteriores que estaba al fondo del castillo, donde se encontraba había una escalera de caracol que subía hasta el piso superior, una puerta que aunque probó abrirla no pudo al estar como atrancada, y también había una trampilla que daba a unas escaleras que descendían hacia el sótano, con cuidado fue bajando por dichas escaleras hasta que llegó al fondo, allí en medio del sótano podían verse varios esqueletos tirados y entre ellos distintas piezas de oro que brillaban ante la luz de la antorcha, de las paredes colgaban tapices negros representando ejércitos de no  muertos, de repente empezó a sentirse un frío sobrenatural y de los tapices empezaron a salir esqueletos que se dirigían hacia él, aunque Ogmund era consciente de que aquello no era real y que todo era una ilusión decidió abandonar con rapidez el sótano, empezando a subir al piso superior...