miércoles, 25 de diciembre de 2019

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 22

Cuanto mas se acercaba mas podía sentir los vientos de la magia, como había sospechado Wasmeier se encontraba en las antiguas ruinas del templo del Caos rodeado de cientos de demonios, con los conocimientos que había atesorado en Bolgasgrad había conseguido despertar el antiguo poder que allí palpitaba esperando ser restaurado..., la lucha fue despiadada, la magia que allí había era demasiado fuerte, incluso para el mismo Durgul, de cada demonio que destruía se volvían a formar dos mas, pero el poder que Durgul había aculmulado durante estos cientos de años le hacia ser un hechicero mas que temible, exhausto consiguió acabar con todos sus enemigos hasta conseguir llegar a Wasmeier, o lo que que quedaba de lo que un día fue el juez de Middenheim, ahora su cuerpo había mutado, varios tentáculos salían de su cuerpo y su cara había dejado de ser humana, por desgracia cuando Durgul pudo llegar hasta donde estaba Wasmeier este traspaso un portal desapareciendo del lugar, dejando a Durgul con las manos crispadas, mientras un grito de frustración recorría el lugar...



Con cautela empezaron a caminar por el túnel que habían salido las ratas gigantes, poco a poco fueron avanzando, en la tierra se podían apreciar huellas de varias de esas criaturas, llegaron hasta un cruce donde dos corredores se dirigían hacia el Norte mientras un tercero se abría hacia el Este, de este último se apreciaba que venía un ruido de agua, el silencio mas sepulcral reinaba en el lugar, con mucha cautela Erwin y Nikkit se dirigieron hacia el corredor del Este mientras Ogmund les cubría las espaldas por lo que pudiera suceder de los corredores del Norte, cuando Erwin y Nikkit entraron en el corredor pudieron ver que comunicaba con una gran caverna por donde discurre un río subterráneo, poco mas pudieron apreciar puesto que varias de esas ratas se abalanzaron sobre ellos, al mismo tiempo Ogmund pudo escuchar ruido de pisadas que venían corriendo hacia él desde los corredores del Norte, a los pocos segundos de esas alimañas se abalanzaron sobre él, el combate fue duro pero poco a poco estaban consiguiendo mermar a sus enemigos, pero del fondo de la caverna una de esas ratas apareció masticando un extraño polvo negro mientras hacia claros gestos de magia, una guadaña se manifestó en sus garras, por desgracia Erwin pudo sufrir en sus propias carnes el poder de dicho arma, por suerte Sigmar estaba a su lado protegiéndolo de todo mal, Erwin contraatacó hiriéndola de gravedad, pero no pudo evitar que volviera a usar su poder para que una gran nube fétida inundara la caverna haciendo que primero Ogmund y luego el resto cayeran al suelo inconscientes, presas de terribles pesadillas, por suerte antes de que Erwin cayera pudo atravesar a tan vil criatura destrozando su corazón y con ello habiendo eliminado a todas las ratas que allí había.



Primero despertó Ogmund, iluminar la estancia pudo ver a todas las ratas muertas y a sus dos compañeros tumbados en el suelo, heridos pero vivos, poco a poco fueron despertando de sus propias pesadillas, juntaron todos los cuerpos y les prendieron fuego mientras desandaban sus pasos hasta el antiguo templo de Sigmar y luego hasta volver al templo de los Enanos a través de la puerta secreta, volvieron a cruzar esa parte del templo hasta la puerta que no habían abierto la anterior vez, cuando llegaron ante ella pudieron ver que la pared que antes daba por terminado el pasillo ya no estaba, el pasillo continuaba dando paso a un pasillo que había sido excavado, antes de seguir por allí abrieron la última de las puertas que les quedaba por examinar, en su interior pudieron ver una habitación que parecía el dormitorio de Durgul, pudieron percatarse que varios de sus libros cambiaban de sitio, incluso Ogmund pudo ver durante un segundo como unos ojos aparecían en uno de los lomos de  uno de los libros,  con cautela abandonaron la habitación y siguieron por el pasillo, el pasillo en todo momento ascendía hasta que por fin salieron al exterior, estaban en los pantanos que había fuera de la ciudad, de repente pudieron oír la voz de una mujer entonar un conjuro, en ese momento la tierra tembló levantándose ante ellos un dragón, o mejor dicho lo que quedaba de un dragón, en varias partes de su cuerpo se podían ver sus huesos o la piel colgando, sus ojos emitían un color verde fantasmagórico, a su lado una mujer caminó hacia ellos, esa mujer humana era Durgul, en sus  ojos se podían apreciar los cientos de años que había vivido y en sus palabras siempre utilizaba el masculino, tras escuchar las palabras de nuestros héroes su tono fue relajándose pasando del enojo a la resignación por haber destruido el templo de Zubassin y la muerte de Alexis III, sus acciones habían sentenciado a la ciudad, con la muerte de Alexis III la gente había perdido a su caudillo y con la destrucción del templo de Zubassin,  Necoho se haría con el control, perdiendo la ciudad la protección que estos le proporcionaban, el Norte volvía a ser fuerte y grandes cambios se avecinaban, incluso los Skaven volvían a hacerse de notar tras cientos de años de estar escondidos, las tierras del Imperio volvían a enfrentarse entre ellos por tener el control para cuando el emperador enfermo cayera, todos estos presagios solo podían significar una cosa, el Caos estaba a punto de volver a parecer y con ello el Imperio ardería en llamas, Wameier les había engañado acumulando y robando un poder muy peligroso, en el Norte se había desatado un gran poder, Wasmeier podía ser el causante de ello, Durgul junto a su dragón zombi partieron hacia allí, mientras nuestros héroes volvieron sobre sus pasos saliendo del templo por donde hacia varias horas habían entrado, con rapidez consiguieron llegar hasta la casa del hechicero, allí le contaron todo lo sucedido menos el descubrimiento del templo de Sigmar, le apremiaron para que informara a Bogdanov de lo que allí habían descubierto y con su ayuda salieron de la ciudad tomando el camino del Norte, la travesía de varias horas hacia el Norte les llevo hasta las antiguas ruinas de un templo dedicado al Caos, allí pudieron encontrar a Durgul, sus manos aun estaban en carne viva, de sus ropas solo quedaban jirones, el cansancio se reflejaba en su cara, alrededor suya se podían ver cientos de restos de cuerpos deformes de color rosa, el aire crepitaba en pequeños chispazos de pura magia, el poder allí desatado había sido de tal magnitud que aun quedaban resquicios que poco a poco iban despareciendo, pero por desgracia Durgul no había podido atrapar a Wasmeier, o lo que quedaba de el, ahora estaba tocado por el Caos, su cara había envejecido, se le había escapado entre los dedos a través de un portal, ahora mismo nadie podía saber donde había ido....

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