miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 9

Con frustración y rabia contenida Braag decidió abandonar el lugar que había visto en sus visiones, el combate estaba claramente decantado hacia los humanos que habían aparecido en el ultimo momento, escupió al suelo maldiciendolos, había perdido a parte de sus guerreros, pero eso poco importaba, sabía que mas vendrían al amparo de su poder, y con ellos volvería al lugar sagrado..., y después ya se encargaría de arrasar el pueblo de esa maldita bruja y de esos entrometidos humanos...




El combate fue duro y brutal, Erwin se vio rodeado por varios hombres bestias que gracias a su superioridad numérica se las veían felices, pero su habilidad con la espada hizo que el combate poco a poco cayera de su lado, aunque fue herido por varios de ellos, su armadura de Caballero Pantera le defendió lo suficiente para que cayeran muertos a su alrededor, ayudando en los últimos momentos del combate a Sonja, la cual sin la pericia de Erwin acabo con varias heridas.





Al otro lado del camino combatían Ogmund y Nikkit, lo que parecía un combate controlado contra el Bestigor se complico al aparecer de la nada dos hombres bestias, los dos se enfrentaron contra Nikkit, un mediano al que pronto aplastarían entre sus pezuñas, o eso es lo que seguramente pensarían antes de caer bajo sus ataques, y aunque el combate fue reñido y Nikkit sufrió varias heridas, al final consiguió alzarse victorioso, teniendo tiempo de ayudar a Ogmund en su encarnizada lucha contra el Bestigor, su lucha fue cuanto menos agónica, ambos combatientes se atacaban y paraban los ataques a la par, pero poco a poco la velocidad en los ataques del Bestigor fueron haciendo mella en el iniciado de Sigmar, hasta que en uno de esos envites Ogmund dejo sus defensas al descubierto, el gran hacha del Bestigor voló hacía su desprotegido cuello anunciando su muerte, pero como tantas otras veces Sigmar parecía salvaguardar a su siervo, justo cuando el hacha avanzaba hacia su objetivo un rayo de luz, un simple rayo de luz atravesó las nubes perpetuas de las Montañas del Fin del Mundo para iluminar el signo de Sigmar que colgaba del cuello de Ogmund, causando que el Bestigor tuviera que cerrar los ojos haciendo que su ataque pasara a escasos milímetros del cuello de Ogmund, esta repentina ceguera fue aprovechada para con rápido movimiento de su brazo golpear con su martillo en el pecho de la bestia, con tal fuerza que varias costillas del Bestigor se rompieron, cayendo de espaldas sobre la blanca nieve sin un ápice de vida, solo uno de los hombres bestias junto al Shaman consiguieron huir de la carnicería que allí se había producido.




Sin tiempo que perder se dirigieron hacia la gran grieta que que había al borde del pequeño lago, de su interior provenía un calor sofocante y un olor a azufre, a pocos metros de la entrada encontraron el cuerpo sin vida de Troy, el cual debería llevar un par de días muerto, en ese momento escucharon un grito de terror que provenía de fuera de la grieta, al salir para comprobar quien o que había provocado ese grito pudieron ver al fantasma de Troy junto a dos aldeanos, y junto a ellos el espectro con el que horas antes habían combatido, sin pensárselo dos veces cargaron contra el, no antes de que poseyera a uno de los aldeanos, convirtiéndose en un enorme oso blanco, al igual que la anterior vez tras recibir varias heridas a causa de sus enormes garras el gran oso blanco cayó herido de muerte después de un ataque poderoso de Sonja que consiguió hundir su espada hasta la cruceta, pero aun no estaba vencido, el espectro se materializo ante ellos, Ogmund, Nikkit y Sonja se enfrentaron a el mientras Erwin se retiraba unos pasos por miedo a ser poseído por el espectro al tener la marca del oso en su cuerpo, ante el ataque del espectro Sonja fue la primera en caer ante su toque helado, pero poco a poco Nikkit y Ogmund junto a Erwin que se les unió mas tarde consiguieron derrotarle haciendo que su esencia volviera a donde había surgido, dejando a Sonja tumbada en la blanca nieve volvieron a penetrar en la grieta, descendieron hasta llegar a una pequeña cámara donde un rio de lava se remansaba antes de seguir su curso, allí había cinco escudillas sobre la lava, en ellas al parecer había plata liquida burbujeando, un sexta escudilla estaba sobre la piedra al lado de la lava, en ella la plata se había solidificado partiéndose en dos trozos, con cuidado la volvieron a colocar sobre la lava, al lado de las otras cinco, poco a poco la plata empezó a fundirse hasta que empezó a burbujear, con rapidez empezaron a desandar el camino, allí el calor y la falta de aire limpio eran insoportables, al cuerpo de Troy le dieron santa sepultura lanzándolo a la lava, después recogieron a Sonja y guiados por Nikkit descendieron hacia la aldea de Morton donde la anciana Bruja del Hielo Yulenka Vólkova les atendió con sus heridas.

Durante los dos siguientes días intentaron encontrar el lugar sagrado, pero a causa de las nieves que cayeron por la noche o bien los puntos de referencia ya no estaban o el camino para llegar hasta el lugar se había cerrado, sin mas tiempo que perder se despidieron de Sonja, ella tenía que partir a darle noticias de lo ocurrido a su señora Natasha Petrova y nuestros Héroes tenían que seguir hacia la ciudad de Chernozavtra, la cual según les contó Sonja había sido arrasada durante la primera invasión del Caos, para luego volver a ser habitada y ser golpeada duramente por la peste donde nuevamente fue abandonada dejando a los muertos allí donde caían, por eso paso a ser llamaba la ciudad de los muertos, por desgracia la despedida fue amarga, Sonja no podía permitir que se llevaran las espadas sagradas de sus hermanas, y como bien le recordó Nikkit de que la habían salvado la vida y que habían arriesgado sus vidas por su causa poco podía hacer, avergonzada ante las palabras del Halfling se separo de ellos afligida por el dolor de no poder ayudarles como ellos la habían ayudado a ella, tras abandonar la aldea  de Morton descendieron de las Montañas del Fin del Mundo, poco a poco el frío fue haciéndose menos intenso mientras caminaban por las grandes estepas de esta parte de Kislev, sin ningún contratiempo avanzaron hacia la ciudad de Chernozavtra, la cual según sus mapas no debería estar a mas de un día de camino....



Continuara....




lunes, 19 de noviembre de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 8

Braag mirara con atención el circulo de piedras que tenía delante, desde que había tenido la suerte de encontrar aquella tumba de los Dioses Oscuros todo había cambiado, los propios Dioses habían guiado sus pasos otorgándole sus bendiciones y colmandolo de poder, habían guiado sus pasos hasta aquel lugar inhóspito, un lugar casi inaccesible en las Montañas del Fin del Mundo, con cada día que pasaba mas hombres bestias y mutantes se unían bajo sus ordenes, algo estaba cambiando en el Norte, los vientos traían tiempos de guerra y destrucción...


El gran Oso blanco rugió mientras se lanzaba contra Erwin, Nikkit corrió tan rápido como pudo hacia Erwin y el Oso para ayudar a su amigo, mientras Ogmund y Sonja permanecían aun paralizados ante lo que sus ojos habían presenciado, por suerte Erwin pudo esquivar uno tras otro los zarpazos y bocados del Oso a la vez que con su espada le iba infringiendo cortes por todo su cuerpo, Nikkit se les unió poco después, al igual que Sonja y Ogmund, suerte o quizás el favor de los Dioses, pero el Oso no consiguió herir a ninguno de ellos, sintiéndose acosado y malherido intentó huir del combate pero en un ataque desesperado para que no escapase Ogmund consiguió atravesar uno de sus flancos con su espada, hundiendo toda la hoja en su cuerpo, este con un gran rugido de dolor cayó en el suelo muerto, en ese momento su cuerpo empezó a retorcerse hasta volver a tener la apariencia del aldeano que unos minutos antes habían encontrado, su cuerpo sin vida estaba lleno de heridas, entonces pudieron presenciar como de su cuerpo emergió un espíritu lleno de odio y frustración, el cual se deshacía en guijarros de aire que se perdieron hacia el Norte.

Mientras aún recuperaban el aliento pudieron escuchar pasos de alguien que venía corriendo, del bosque nevado emergió un aldeano que gritando y moviendo los brazos les pedía que no atacaran al Oso, el hombre decía llamarse Torkel, el Profeta,   los Antiguos Dioses estaban volviendo y le habían hablado, colmarían de regalos a sus siervos, el Oso protegía al poblado de Morton de los Hombres Bestias, el tenía también el mordisco del Oso al igual que Erwin al que llamaba hermano, como a todos aquellos que se unieran a ellos, cuando todos vieran el resurgir de los Antiguos Dioses todos se unirían a ellos.

Al parecer el aldeano conocía la ubicación de un lugar antiguo, donde los Antiguos Dioses le habían guiado, quizás podría ser lo que estaban buscando, con halagos se unieron a el para que les guiase a aquel lugar, tras un par de horas de un arduo ascenso Tokel hizo un alto para que tanto Nikkit como Ogmund fueran iniciados en el nuevo credo, arrodillados con el torso desnudo fueron marcados con el mordisco del Oso, el cual lo realizo Torkel con un cuchillo, tras ello ya eran todos hermanos, listos para recibir a los Antiguos Dioses, tras caminar otra media hora por fin llegaron, ante ellos un acantilado de unos cuarenta metros, debajo podían ver los restos de lo podría haber sido un templo, rodeado por uno de sus lados de un río que nacía de unos cascadas que de formaban en el mismo acantilado, desembocando en un pequeño lago a los pies de las ruinas, del cual emergían vapores, tras una mirada de complicidad entre ellos,  Nikkit y Ogmund atacan con sus armas a Torkel, pero sus armas atraviesan el cuerpo como si de aire se tratara, pero Torkel asustado ante el ataque retrocede perdiendo pie en el borde del acantilado, pero en vez de caer su cuerpo permanece flotando en el aire, su cara refleja aun el horror de haberse visto atacado por sus propios hermanos y horrorizado desciende hacia el valle para luego salir corriendo huyendo de ellos, sin ni siquiera darse cuenta que es un espíritu, tras la imposibilidad de poder bajar por allí empiezan a caminar por el acantilado hasta dar con una parte menos elevada consiguiendo descender al valle.





Según se adentran en el descubren un antiguo camino medio enterrado entre la vegetación y la nieve, aun se puede apreciar alguna que otra baldosa, a la derecha del camino solo quedaban los restos de los cimientos de lo que había sido una casa, delante de ellos el río que nacía de la cascada del acantilado cruzaba el camino que llevaba hasta la pequeña elevación donde habían visto los restos de lo que podría haber sido un templo, un único vado cruzaba el río, a la izquierda el río se remansaba en un pequeño lago, en el lugar se percibía un extraño olor, mientras caminaban hacia el vado Nikkit escucha como unos guijarros se desprendían de alguna roca y iban a parar al lago, intenta aguzar su vista hacia el lugar donde aquello había sucedido pero no observa nada extraño, en cambio Ogmund si que le pareció observar que durante un momento algo brillaba en aquella zona, quizás algo metálico, también pudo observar una grieta en la pared del acantilado cerca de donde se encontraban, con cautela se acercar y encendiendo una antorcha penetran en ella, la grieta de unos dos metros de ancho se adentraba unos ocho metros, al fondo lo único que encontraron fue un secadero de hojas, todas eran de la misma especie, pero desconocían que tipo de hoja era, tras revisar la grieta volvieron a salir al exterior, para su asombro un grupo de ocho hombres bestias peinaban la zona de las ruinas, mas a lo lejos, al otro lado del lago había otro hombre bestia ataviado con extraños ropajes, acompañado con uno mucho mas grande que el resto, en cuanto fueron descubiertos los hombres bestias empezaron a correr hacia ellos, Erwin y Sonja les esperaron en su parte del vado, donde podrían hacerse fuertes mientras los hombres bestias lo intentaban cruzar de uno en uno, mientras Nikkit y Ogmund agazapados entre las ruinas de la antigua casa utilizaban sus hondas para ir derribando a dos de los hombres bestias que cayeron muertos rodando por la ladera hasta el río, todo el plan funcionaba hasta que algo extraño ocurrió, de repente el hombre bestia que era mas grande desapareció de donde estaba para aparecer a la espalda de Nikkit y Ogmund, soltando sus hondas empuñaron sus armas y empezaron a combatir contra su nuevo adversario, al cual gracias a su superioridad numérica mantuvieron a raya, a la siguiente que le sucedió lo mismo fue a Sonja, un hombre bestia aparecieron junto a ella enzarzándose en un combate cerrado, Erwin se mantuvo firme en su defensa del vado, siendo cargado por un hombre bestia mientras otro se materializaba a su espalda, en el otro lado del lago se podía escuchar los gritos guturales del que parecía ser el jefe de los hombres bestias, por suerte para Erwin de momento gracias a sus dotes de guerrero los mantenía a raya, pero poco a poco les iban rodeando por lo que todo podía cambiar en cuestión de segundos...



martes, 6 de noviembre de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 7

Tras varios días de viaje poco a poco sus pasos les habían llevado hasta el paso que les permitiría cruzar las temibles Montañas del Fin del Mundo, los primeros copos de nieve ya caían sobre sus cabezas pero nada que ver cuando dentro de unas meses el paso quedará prácticamente cerrado por las nevadas y el frío, abrigados con pieles enormes copos de nieve caían lentamente posándose con suavidad sobre el solitario camino que transitaba por aquel salvaje paraje, caminaban intranquilos, nunca antes habian estado tan al Norte y nunca antes habían visto un lugar tan inhóspito como las Montañas del Fin del Mundo.


Sus cavilaciones fueron súbitamente interrumpidas por el pifiar de sus corceles, a unos metros de su posición había un grupo de sacerdotisas fuertemente armadas, cubiertas de sangre, la escena helaba la sangre, varias de ellas parecían terriblemente despedazadas por algún animal salvaje, o quien sabe por qué, con precaución se acercaron a donde estaban las mujeres, en el suelo había huellas de un gran oso, las sacerdotisas estaban todas muertas menos una, Sonja Ivanova, gemia dolorosamente mientras se debatia entre la vida y la muerte, gracias a la ayuda de Ogmund la pudo estabilizar hasta que recuperando un poco la conciencia les pidió que la ayudasen, que llevaran a sus hermanas al cercano pueblo de Morton y que acabarán con el gran Oso Blanco,  recogieron también los enseres que portaban antes de ser atacadas por el gran Oso Blanco, entre ellos había una gran libro antiguo que por título rezaba ANTIGUOS DIOSES DEL NORTE, Erwin lo pudo mirar cuando Sonja descansaba camino del poblado de Morton, ya que cuando esta estaba despierta no le quitaba ojo, el libro hablaba sobre los espíritus Laedstef, antiguos espíritus que habían venido del Norte, y que habían sido encerrados o de algún ritual para hacer algo con ellos, en el poco tiempo que dispuso para ojear el libro no pudo sacar mucho mas en claro.


Tras una media hora de camino por fin llegaron al poblado de Morton, allí los aldeanos les recibieron amablemente, fueron llevados hasta el centro del pueblo, donde una mujer ya entrada en años les esperaba a la puerta de su cabaña, al parecer era la líder espiritual del poblado, Yulenka Petrova, a la que Ogmund pudo reconocer como una Bruja del Hielo, sin apenas mediar palabras hizo pasar a Sonja al interior de la cabaña y  junto a ella a Erwin, tras desnudarla para lavarla y recubrir sus heridas con una pasta machacada a base de hierbas la envolvió con gruesas pieles, junto al cuerpo de la mujer desnuda hizo que se acostara Erwin, el calor de su propio cuerpo ayudaría a Sonja a pasar la noche, el frío del invierno había penetrado en su interior, si la fortaleza de Erwin conseguía mantenerla caliente venceria al frío que recorría su cuerpo, si no ambos sucumbirian ante el.
Mientras, fuera de la cabaña Nikkit y Ogmund observaban como los aldeanos preparaban los cuerpos de las otras cinco sacerdotisas para alguna especie de ritual funerario, al parecer el grupo de sacerdotisas llevaban un tiempo merodeando por la zona buscando algún lugar, de vez en cuando habían pasado o dormido en el poblado, mantienen una buena relación con Yulenka, la cual antes de la caída de la noche realizó los ritos funerarios quemando en una gran pira los cuerpo de las cinco sacerdotisas muertas, Ogmund y Nikkit descansaron esa noche en una de las cabañas de los aldeanos, junto a una familia que les trato como a uno mas de la unidad familiar.
Al día siguiente el cuerpo de Sonja presentaba claros síntomas de mejora, su color de piel a diferencia del pálido de la noche anterior ahora era mas bronceado, de sus heridas no quedaba ni rastro y su respiración era mas sosegada, Yulkenka hizo levantarse a Erwin y dándole la ropa le indico donde descansaban sus amigos para que se juntara con ellos, justo llego a tiempo para desayunar una gachas junto a ellos mientras se ponían al día de lo sucedido, apenas habían acabado de desayunar cuando la puerta de la cabaña fue abierta de golpe, en ella se recortaba la silueta de Sonja, ya recuperada, con espada en mano les exigió que le dieran el libro que portaba cuando las encontraron en el camino, sin discutir se le fue entregado, ya mas tranquila les abordo para ver si la ayudarían a cazar al oso que les había atacado, ante la existencia de que les contara que estaba pasando y que tenía que ver en ello el oso y el libro, decidió contarles que el oso era un espíritu antiguo que había sido liberado de su cautiverio, esto estaba profetizado en el libro, por eso habían viajado hasta aquí intentando encontrar el sitio donde reposaba el espíritu de Beorg y el de sus cinco lugartenientes, si eran liberados la muerte se cernía a su paso, en tiempos antiguos varias Brujas del Hielo habían conseguido encarcelar sus espíritus en plata fundida en algún lugar donde el calor los mantuvieran encerrados, la única forma de eliminarlos era mediante armas de palta o mágicas, o volviendo a meter al espíritu en la plata líquida o inmolarse con el espíritu dentro, tras meditarlo un poco decidieron ayudar a Sonja.
Tras pertrecharse se internaron en el bosque buscando huellas de la bestia, el primer día sus esfuerzos no encontraron su recompensa, salvo a última hora de la tarde, encontraron unas huellas erráticas de pies humanos, siguiendolas dieron con un aldeano con signos de haber sido atacado por algún animal, estaba exhausto y con una fiebre alta, le indicaron el camino que debía seguir hasta llegar al poblado, pero como mas tarde averiguaron nunca alcanzo el poblado, o bien cayo exhausto antes de llegar o se perdió por el camino, Sonja también les informo que durante los últimos días que habían buscado por el bosque habían encontrado rastros de un grupo de hombres bestias, quizás fuera casualidad o tuvieran algo que ver con el Laedstef, justo antes de caer la noche por fin Nikkit encontró rastros que podrían permanecer al oso, avanzaban en dirección Norte, de noche poco mas podria hacer, asi que decidieron volver al poblado a descansar y seguir mañana desde ese punto.
Después del merecido descanso a primera hora partieron hasta el punto donde el día anterior habían encontrado las huellas, junto a ellos varios grupos de aldeanos también salieron a buscar a los aldeanos que días anteriores no habían vuelto, tras rastrear la zona fueron avanzando hasta que encontraron las pisadas de cuatro personas que caminaban hacia el Norte, nada extraño salvo que un poco al lado de esas huellas había huellas de dos personas que habían regresado corriendo, decidieron seguir las huellas de las cuatro personas para ver que había sucedido, varios cientos de metro mas adelante pudieron ver un cuerpo ensangrentado de un aldeano tirado en el suelo, y a su lado de rodillas otro aldeano, cuando se acercaron este ultimo se giro asustado, tras hablar con el les contó que de repente un gran oso blanco cargo contra ellos, los cuatro salieron corriendo pero el tropezo y cayo al suelo, su amigo dio media vuelta para ayudarle, pero en ese momento una gran zarpa le rozo la cara para después lanzar por los aires a su amigo despedazandolo cuando cayo al suelo, horrorizado corrió para esconderse entre los árboles, hasta que cuando ya no se  oía nada pudo salir de su escondite y acercarse a ver a su amigo, en su cara aun se apreciaba el terror que había sentido, alrededor se podían ver huellas de un gran oso, dejando al aldeano empezaron a revisar las huellas intentando ver  que dirección había seguido cuando de repente Erwin noto como algo apretaba su hombro, la presión fue en aumento hasta notar como la armadura cedia, abriéndose ante la fuerza de unos colmillos que llegaron hasta su carne dejando ver su propia sangre resbalar por su brazo, al girarse la escena que contemplaron fue horrorosa, el aldeano se retorcía en movimientos antinaturales, su cara aun conservaba rasgos humanos, pero tenía un gran hocico como un oso,con puntiagudos dientes, ante la sorpresa de todos el aldeano en cuestión de segundos se había transformado en un gran oso blanco, alzándose sobre sus patas traseras emitió un gran grito que helo la sangre de todos aquellos que lo escucharan....