martes, 24 de marzo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 9


Los golpes se volvían a oír por todo el castillo, en un primer momento se había asustado llevándose las manos a la cabeza para así poder amortiguar el ruido, pero por mucho que se tapase los oídos los ruidos seguían oyendo, golpes continuos como si estuviesen  derribando el castillo, de golpe igual que habían aparecido los golpes se desvanecieron, poco a poco fue saliendo de donde estaba acurrucado, acercándose a la puerta y asomándose con cautela al pasillo...




Ogmund se acercó a las dobles puertas que estaban en la parte Oeste del pasillo, con cautela tanteo las puertas pero estas se encontraban cerradas con llave, cogiendo su martillo con fuerza se dispuso a abrirlas a base de golpes, el ruido al golpearlas retumbaba por los pasillos mientras iban cediendo poco a poco, pero de repente empezó a sentir como sus piernas empezaban a estar como entumecidas causándole un gran dolor, con determinación lanzó un último golpe que hizo abrir las puertas a la vez que un gran dolor le recorría todo el cuerpo haciéndole escupir sangre por su boca, detrás de las puertas ante ellos se abría una gran sala con varios altares menores en la pared del Sur, había altares de todos los Dioses del Caos conocidos y varios altares que les resultaban desconocidos, delante de ellos colgando del techo se encontraba una jaula dorada y en su interior una arpía que aferrada a los barrotes les miraba con rabia y mirada hambrienta, en la pared del Norte pudieron ver una gran vidriera donde se podía ver al Dios del Caos Khorne a horcajadas sobre una montaña de cráneos, delante de la vidriera había un gran trono de madera esculpido con caras deformadas y delante del trono había lo que parecía un gran cristal de forma esférica,  a ambos lados cortinas negras que representaban distintas imágenes de Constant Drachenfels, con cuidado Erwin se acercó a las cortinas rodeando el espejo esférico por detrás, detrás de las cortinas no había nada escondido y las imágenes solo representaban a Constant Drachenfels cometiendo atrocidades, mientras Ogmund le lanzo una de sus raciones a la arpía esperando poder hablar con ella, pero aparte de miradas de odio y chillidos no pudo sonsacarle mucho más, por miedo a que aquello fuera un portal o algo peor decidieron entornar las puertas y abandonar la gran sala, avanzaron por el pasillo hasta la puerta que había en la pared del Este, esta se abrió sin ningún esfuerzo, dentro había distintas armas y escudos con los emblemas de Bretonia, El Imperio,  Tilea y Kislev, en ellos había grabados distintos simbolos de los Dioses del Caos, incluso en alguno había varios simbolos interpuestos, al fondo de la habitación se podía ver otra puerta cerrada, con cautela pasaron al interior avanzando hasta el fondo para ver que se escondía detrás de dicha puerta pero antes de poder llegar dos armaduras ornamentales que se encontraban en la pared del Oeste empezaron moverse avanzando hasta donde se encontraban Ogmund y Erwin, Erwin esgrimió su mandoble mágico dando fuertes golpes a su enemigo e ignorando su armadura con el poder del que estaba imbuido, pero la armadura parecía no notar los golpes, ante aquello Erwin y Ogmund decidieron retroceder hasta salir al pasillo haciéndose fuertes allí, pero las armaduras una vez abandonaron la habitación volvieron a su posición permaneciendo quietas, Ramkir utilizo su poder creando tres bolas de fuego que hizo impactar sobre una de las armaduras, esta cayó al suelo desmontándose en distintas partes, con la otra hicieron lo mismo y mediante una cuerda sacaron los mandobles fuera de la habitación, preparados, Erwin y Ogmund volvieron a entrar en la habitación, Ogmund corrió hacia la puerta del fondo para ver si estaba abierta mientras Erwin le cubría las espaldas, en el momento que entraron las armaduras se empezaron a rehacerse, pero esta vez entre Erwin y Ogmund acabaron con ellas antes de que se terminaran de formarse mientras que Ramkir lanzaba lejos del pasillo los dos mandobles que también intentaban unirse a las armaduras.




Ya sin el peligro de aquellas dos armaduras animadas miraron con detenimiento lo que la nueva habitación les deparaba, era una habitación mucho más grande de la que estaban ahora, en ella se podía ver suciedad por varias partes y sobre todo diez cuerpos momificados cada cual en una muerte más horrenda, había un cuerpo de una persona obesa con la boca abierta llena de lo que en su día sería comida, otro con medio cuerpo metido en un recipiente que bien podía haber sido coñac, cerca había otro cuerpo medio desfigurado con miles de cortes y a su alrededor monedas con un gran filo en sus cantos, manchadas de sangre seca, pero aparte de los diferentes cuerpos lo que les llamó la atención fue lo que al fondo de la habitación vieron, sobre un pedestal había varios objetos y distintas joyas, entre esos objetos tres sobresalían claramente sobre el resto, una espada de acero bendita, su filo así lo atestiguaba, pocas de esas espadas quedaban en el Viejo Mundo, ya hacía mucho que nadie había podido volver a crear una de esas devastadoras armas, a su lado un bastón con los emblemas de algún alto cargo de los Colegios de la Magia y a su lado un sudario con un grabado, el emblema de Magnus el Piadoso, con suspicacia ante el miedo de entrar y que aquellos cuerpos cobrarán vida como las armaduras de antes,  decidieron probar suerte como antes con los mandobles, con la cuerda intentaron lanzarla para poder coger los objetos, pero por una extraña razón la cuerda no llegaba hasta donde se encontraban, si los querían coger no les quedaría otro remedio que entrar a por ellos....




miércoles, 18 de marzo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 8


De repente el silencio fue roto por el ruido de un golpe, un ruido amortiguado por la distancia, pero tras ese primer golpe vinieron otros, en su cabeza sonaban como si estuvieran golpeando justo a su lado, cada golpe causaba un dolor lacerante en su cabeza, aquella sensación le resultaba desagradable a la vez que le traía recuerdos de un pasado ya lejano, con determinación intentó mover sus manos, incluso mover los párpados, pero aunque notaba que poco a poco iba recuperando las fuerzas estaba tan débil que incluso aquello solo le causaba dolor..., de repente los golpes cesaron y otra vez la calma reinó en el lugar, poco a poco volvió a caer en un sueño en el que el Viejo Mundo sucumbía ante él.....
Tras haber inspeccionado el Gran Salón nuestros héroes se encaminaron hacia la primera de las puertas que había en la pared del Oeste, tras abrirla con cuidado pudieron ver que daba a una habitación grande, en ella pudieron ver lo que sería la cocina del castillo, una gran mesa con restos de tubérculos, ollas y demás utensilios de cocina estaban esparcidos por la mesa y el suelo, también había una gran chimenea donde se podían apreciar gran cantidad de excrementos humanos, tanto resecos como recientes, pero lo que mas alerto a Erwin fue dos cuerpos a los que les faltaban trozos de carne, con rostros cadavéricos, se giraron hacia su dirección y con movimientos torpes empezaron a andar hacia la puerta, en sus manos portaban grandes cuchillos de carnicero, decidieron hacerse fuerte en la puerta y esperar a que los zombis llegarán hasta ellos, pero lo que paso entonces dejó desconcertado a Erwin, de repente cuando los dos zombis estaban a unos pasos empezaron a cambiar, sus cuerpos empezaron a recomponerse hasta convertirse en la viva imagen de dos amigos suyos, Johan al que perdieron en Bögenhafen y a Nikkit al que dejaron hace unos días en Bolgasgrad, pero aun no había terminado de asimilar aquello cuando entre ellos empezaron a lanzarse cuchilladas, con cada una de ellas un trozo de carne salía despedido rociando el suelo de sangre, parte de esa sangre salpicó a Erwin, horrorizado pudo ver como esa sangre se convertía en gusanos que se metían entre su armadura, con rapidez retrocedía mientras Ogmund cerraba la puerta y sujetaba su picaporte para que nadie desde el interior pudiera abrirla, de dentro se podían oír el típico ruido de cuchillos cortando carne y grandes gritos de dolor, al cabo de un rato los gritos cesaron produciendo un tenso silencio, mientras tanto Erwin se había desprovisto de su armadura para eliminar a aquellos malsanos gusanos que recorrían todo su cuerpo, tras volverse a vestir y con pocas ganas de volver a abrir aquella puerta decidieron probar suerte con la que había mas al Norte en la pared del Este, la puerta daba a un largo pasillo que acababa con un recodo hacia el Norte y un puerta hacia el Sur, pero a Ogmund no le cuadraba lo que veía, Ramkir colaboro lo que Ogmund ya había percibido, el pasillo parecía mucho mas largo de lo que debería ser, por magia o por algún otro truco no cuadraba con las dimensiones del castillo, temerosos de lo que les pudiera acontecer decidieron cerrar la puerta e inspeccionar la puerta que les quedaba mas al Norte en la pared del Oeste, abrieron con cuidado la puerta, era una habitación pequeña, la oscuridad reinaba en su interior, gruesas cortinas negras colgaban de todas sus paredes y al fondo una mesa con una tela con el emblema de Catai ocultaba algo, frente a la mesa un había gran sillón vacío, con sumo cuidado entraron Erwin y Ogmund, este último fue retirando la tela que cubría la mesa, sobre ella había una docena de instrumentos de musica de viento y cuerda, eran instrumentos muy extraños, nunca habían visto esa clase de instrumentos, ni en el Imperio ni en Kislev, en el momento que levanto la tela en la estancia empezó a sonar unos compases de musica atonal nipona y dos espíritus con la apariencia de un par de monjes nipones con túnicas de color azafrán empezaron a levitar por encima de ellos, con cuidado volvieron a tapar los instrumentos y abandonaron la sala, entre esta sala y la de la cocina había un espacio lo suficiente grande como para poder albergar otra habitación, pero por mas que buscaron no encontraron ningún indicio de alguna puerta oculta.
Tras ello volvieron sobre sus pasos hasta la primera habitación que abrieron, en ella aun estaban los seis cadáveres que atados a sus butacones les habían arrancado la piel, con cuidado Erwin paso dirigiéndose hacia la puerta que había al Norte de la habitación, a medio camino se escuchó como un chasquido seguido de un latigazo al romperse uno de los músculos de uno de los muertos, este abrió la boca como para lanzar un grito, pero así quedo, con la boca exageradamente abierta en un grito silencioso, sin mas sobresaltos Erwin y el resto avanzaron hacia la puerta que daba a un pequeño pasillo, primero inspeccionaron una puerta a mitad de pasillo, daba a una habitación del Este del castillo, la habitación estaba inusualmente limpia, en su interior había toda clase de relojes, algunos funcionando y otros desmontados, con piezas esparcidas por todos lados, sin nada mas que les llamara la atención siguieron por el pasillo hasta llegar al otro lado, en la parte Norte, al abrir la puerta vieron un gran pasillo en forma de ele, era el mismo pasillo que habían visto desde el Gran Salón, hacia el Oeste daba a esa puerta, pero hacia el Norte había cuatro puertas, dos en la pared del Este, una en la del Oeste y otra al Norte al final del pasillo, decidieron ir primero a la primera puerta de la pared del Este, cuando entraron en el pasillo pudieron ver que todo el estaba repleto de tapices con distintas imágenes tanto al aire libre como dentro de edificios de gente relacionándose, justo cuando Erwin llegó a la puerta paro en seco y girándose hacia Ramkir le empezó a cuestionar y recriminar sus intenciones hacia ellos, su tono fue subiendo de intensidad hasta que con decisión sacó su espada a relucir, Ramkir retrocedió lo mas deprisa posible mientras concentraba los vientos de la magia a su alrededor intentando disolver la magia si allí había algún encantamiento, desde luego no lo consiguió ya que Erwin se abalanzó sobre el atándolo con todas sus fuerzas, su primer golpe fue certero pero Ramkir pudo interponer su bastón en el ultimo instante, en ese momento Ogmund se abalanzo por la espalda de Erwin y ayudándose con su martillo intento inmovilizarlo, y aunque en un primer momento lo consiguió el ímpetu y la fuerza de Erwin lo hizo liberarse para lanzar un último ataque que si que consiguió herir a Ramkir, este siguió retrocediendo saliendo del pasillo y volviendo a concentrar los vientos de la magio intento que Erwin cayera dormido, pero la voluntad de Erwin era tan fuerte que el hechizo no causo ningún efecto sobre el, por suerte en el momento que Erwin se disponía a atacar en vez de ello cayo de rodillas dejando caer su espada al suelo, aun perplejo por lo que había hecho y sin apenas poder dar una explicación por lo que había pasado pidió perdón a Ramkir, tras lo sucedido decidieron que entraría solo uno de ellos en el pasillo, en este caso fue Ogmund el que se dirigió hacia la puerta, nada extraño sucedió, la puerta estaba cerrada con llave, pero no hay nada que un buen martillo no consiga, o eso por lo menos pensó Ogmund, y con varios golpes consiguió que la cerradura de la puerta ya no fuera un estorbo, con miedo a lo que pudiera volver a pasar cruzaron por el pasillo Erwin y Ramkir hacia la habitación pero nada extraño ocurrió, la habitación parecía una pequeña biblioteca, pero en ella apenas quedaban unos cuantos libros aun en condiciones de poder ser leídos, y trataban sobre temas mundanos, detrás de la biblioteca hacia una gran cantidad de moho rojo lleno de esporas pero Ramkir lo vio a tiempo y no se acerco a él, en la mesa había también papeles, pero por la humedad nada se podía leer en ellos, por ultimo en la pared del Norte había colgadas cinco mascaras de distintos materiales, desde hierro hasta papel, pero prefirieron no acercarse a ellas, en la pared del Este había una puerta al igual que la de la habitación estaba cerrada con llave, Ogmund intento forzarla con las ganzúas pero su intento fue en vano, así que martillo en mano intento abrirla como anteriormente, pero aunque su golpe fue de verdad poderoso ni siquiera toco la madera, una barrera azulada absorbió el golpe lanzando pequeños destellos azulados hacia los lados, si querían saber que guardaba esa puerta necesitarían la llave para poder abrirla, sin nada mas que hacer allí volvieron hacia el pasillo mientras se dirigían al resto de puertas que en él había...

martes, 10 de marzo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 7

Le quedaba poco tiempo, ya tenía que haber ido junto a su señor, la cena estaba a punto de celebrarse, desde que habían partido de Altdorf un terrible presentimiento lo había acompañado, pero nadie quería escuchar los miedos de un simple iniciado de Sigmar, con rápidos movimientos trazo palabras casi ilegibles en un trozo de papel y lo enrollo para poder introducirlo en un frasco de cobre, escondiéndolo debajo de una piedra suelta del suelo de su humilde habitación, para mas seguridad de que no sería encontrado apoyo una pata del camastro sobre la piedra, aterrado ante lo que podría pasar se arrodilló junto al camastro rezando para que Sigmar protegiera sus almas y le diera fuerzas ante lo que habría de venir, después con paso firme abandonó su habitación cerrando la puerta tras de si...




Erwin, Ogmund y Ramkir estaban junto a la puerta de entrada del castillo Drachenfels, la tarde ya estaba bastante avanzada y apenas quedarían un par de horas de luz, antes de entrar decidieron que comprobarían  que había alrededor del castillo, con cautela se dirigieron a la parte Este del patio de armas, desde allí fueron rodeando el castillo, seis torres lo circundaba interconectadas por las altas murallas, la otra torre se alzaba desde la parte trasera del propio castillo, justo en la parte trasera había un edificio de un tamaño considerable que por lo que pudo deducir Erwin sería una casa de huéspedes, en el patio de armas había un pozo, en su interior flotando en el agua vieron huesos y trozos de carne humana tanto en estado de descomposición como carne fresca, en la otra parte del patio de armas se alzaba una fuente de dos metros de altura que representaba a dos jóvenes entrelazados, los jóvenes tenían distintas mutaciones y pústulas por todo sus cuerpo, como mínimo resultaba una imagen angustiosa y perturbadora.
Como la noche no tardaría en llegar y la tormenta ya amenazaba con llegar hasta el castillo decidieron que investigarían la casa de huéspedes para así poder descansar allí y a primera hora del dia siguiente entrarían al castillo, una doble puerta de roble macizo era su única entrada, su interior estaba en la mas absoluta oscuridad, Ogmund encendió su farol y con el fueron investigando las habitaciones, algunas de ellas estaban en buen estado mientras otras habían sido saqueadas, en el ala Este en una habitación encontraron un Orco muerto con su hacha oxidada en la mano, sin ningún rastro de haber recibido una herida y una expresión de terror en la cara, en el ala Oeste una de las habitaciones era especial, su mobiliario era el mas austero pero en su interior se respiraba cierta tranquilidad, para Ogmund era como si Sigmar estuviera allí, al registrar la habitación Erwin se percató de que un adoquín del suelo estaba suelto, tras apartarlo descubrió un frasco de cobre con una nota dentro, en ella un joven iniciado de Sigmar relataba sus malos auspicios sobre las intenciones del dueño del castillo, decidieron que descansarían en esa habitación, cenaron y se prepararon para pasar la noche, Ramkir realizó la primera guardia sin que nada extraño sucediera, Erwin cogio el relevo y justo cuando estaba a punto de despertar a Ogmund para revelarlo se escuchó un terrible grito de mujer del ala Este del edificio, el grito desperto a Ogmund y ambos se miraron con cierto temor en sus caras, unos segundos mas tarde pudieron escuchar un fuerte golpe, como si las puertas de entrada se hubieran abierto y golpean las paredes al ritmo del aire que junto a la tormenta reinaba fuera del edificio, preocupados y en guardia terminaron de pasar la noche, a la mañana siguiente la tormenta seguía sobre ellos, con cautela abandonaron la habitación, en la puerta Ramkir pudo ver pequeños arañazos que la cruzaban de lado a lado.


Desandando sus pasos llegaron hasta la entrada al castillo, dentro entraron por un largo pasillo con una puerta al final, el pasillo estaba esculpido con garras, cabezas y como cuerpo saliendo de sus paredes, varias garras y cabezas estaban rotas en el suelo, con cautela avanzaron en fila para mantenerse alejados de las garras, llegaron al otro extremos del pasillo sin que nada ocurriera, pero en ese momento Erwin que iba en cabeza dio un paso atrás, la idea de atravesar esa puerta no era muy buena, lo mejor era dar media vuelta ahora que estaban a tiempo, Ogmund tambien empezo a pensar de esa forma, en cambio Ramkir no pensaba lo mismo y adelantándose a Erwin decidió abrir la puerta y ver que había al otro lado, en la puerta noto que había magia, pero sin poder hacer mucho mas decidió abrirla, no ocurrió nada, al otro lado había una sala pequeña y cuadrada con un a puerta a cada lado, Erwin avergonzado porque un mago demostrara mas valor que el se rehizo y siguió a Ramkir al otro lado, Ogmund tras unos segundos de duda tambien atravesó la puerta, primero decidieron abrir la puerta del Este, esta daba a una gran sala donde había seis cómodas butacas y sobre cada butaca un muerto sentado y amordazado, en una esquina de la habitación sobre un carrito con ruedas había distintos bisturís y tiras de piel secas, cerraron la puerta y probaron a brir la del Norte, esta daba a un gran salón sobre el que había dispuesta una gran mesa, sus comensales aun seguian alli, o mejor dicho sus huesos, los esqueletos de hombres y mujeres estaban sentados en sus asientos como si estuvieran a punto de ponerse a cenar, sus ropas estaban en muy mal estado, desde donde estaban poco mas podían descubrir de los allí presentes, aunque el oro lanzaba destellos con la luz del farol, cerraron la puerta y abrieron la del Oeste, esta daba acceso a una gran sala, decidieron entrar y ver que habia alli, en el Sur había dos puertas, una de ellas daba a un ropero donde había varias capas deshilachadas por el tiempo, la otra puerta era un servicio con cierto lujo, en la parte Norte de la sala habia un escenario y delante de el habia dispuestas sillas para presenciar lo que alli se hubiera reprfoducido, en la parte Oeste de la sala habia un apuerta, hacia alli se dirijieron con suma cautela, de momento no habian encontrado ninguna amenza, aunque la maldad que el propio castillo emanaba les hacia estar atentos y precabidos...