martes, 29 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 15

Había llegado el día, desde que se conocieron habían hablado mucho sobre lo que necesitaba el Imperio para volver a resurgir en todo su esplendor, y por fin todos aquellos sueños que parecía que nunca llegarían a hacerse realidad estaban a punto de ocurrir, parecía que el propio Sigmar había puesto a aquel hombre en su camino...




Tras la explosión el grupo empezó a moverse por la calle de las 100 tabernas, desde allí podrían llegar hasta uno de los puentes que comunicaban con la zona donde se encontraba la Catedral de Sigmar, y de donde salía una gran cantidad de polvo provocado por la explosión, durante el trayecto las trompetas no paraban de sonar de distintas partes de la ciudad, las puertas de entrada a la ciudad se habían cerrado para que nadie entrara y saliera, como luego pudieron comprobar los puentes también habían sido bloqueados, al igual que los puntos importantes de la ciudad, aunque Ogmund intento hacer valer su posición de sacerdote de Sigmar para poder cruzar al otro lado de la ciudad le fue imposible conseguirlo, los soldados tenían ordenes y el nerviosismo estaba más que patente en el ambiente, por suerte un viejo conocido estaba cerca y con buen animo se acerco a Erwin, era Josef Quartjin, un viejo amigo que tiempo atrás les llevo en su barcaza hasta Bogenhafen, como casi siempre una gran cantidad de cerveza estaba en el interior de su estomago, con buen animo accedió a llevarlos en su barcaza al otro lado de la ciudad, y de esa forma pudieron cruzar, su primera intención fue llegar hasta la Catedral de Sigmar, pero les fue imposible, un cordón de seguridad rodeaba la Catedral no dejando entrar ni salir a nadie, pero si que pudieron enterarse que efectivamente la explosión se había producido en la Catedral, en los niveles inferiores, varios sacerdotes que estaban reunidos celebrando un conclave habían muerto, entre ellos se encontraba el mismísimo Gran Teogonista Yorri XV, con esa pésima  noticia se dirigieron hacía la parte este de Altdorf, preguntando consiguieron llegar hasta la dirección que les habían dado en Middenheim, subieron hasta la puerta seis, esta se encontraba en la tercera planta del edificio, allí un anciano vestido con ricos ropajes les invito a pasar, tras comprobar que la nota no había sido abierta les acomodo en una habitación interior, sirviéndoles una taza de té  mientras esperaban a la persona que tenía que venir, tras quince minutos de espera escucharon ruidos de gente que subía por las escaleras, tres soldados de la reiksguard se apostaron fuera mientras el anciano presentaba a su señor el Conde Siegfried von Walfen, todos como marcaba la etiqueta hicieron una reverencia mientras el Conde pasaba a su lado hasta el asiento principal de la habitación, el Conde von Walfen era el primo de Emperador y como luego les conto estaba aliado con el hijo del Graf Boris, Heinrich Todbringer, el cual era quien les había traído desde Kislev, tanto Heinrich como el Conde von Walfen pensaban que en Altdorf podría estar pasando algo como lo sucedido en Middenheim durante los carnavales de hace dos años, más aun, con lo sucedido hoy con el Gran Teogonista y con la salud del Emperador, el cual llevaba un mes aislado, casi nadie tenia audiencia con él, salvo el Canciller Johann Heinz y el Lector de la Corte Lothar von Metternich, su misión era intentar averiguar si el asesinato del Gran Teogonista tenia alguna relación con el estado del Emperador o de lo que estaba pasando en Altdor, intentar frustrar los planes de cualquier posible secta y conseguir pruebas de quien estuviera detrás, para así él poder hacer algo, por otro lado para intentar no levantar sospechas no deberían mostrar ninguna afiliación hacía Sigmar o Ulric, se harían pasar por agentes de Morr, para ello deberían visitar el templo de Morr donde la Gran Indagatrix Inga les proporcionaría los documentos necesarios para su coartada, ella seria su enlace en la ciudad, también les proporciono los papeles para poseer una casa dentro de Altdorf, en ella uno de sus hombres, Simon Helmholtz les haría de ayuda de cámara, por el pasado de cada uno de ellos Erwin era la persona indicada para hacerse  pasar por algún noble mientras el resto se harían pasar por sus vasallos, los nombres que usarían o sus funciones es algo que ellos deberían decidir, tras volver a gradecer su ayuda y desearles otra vez que todo acabara bien se despedido de ellos, no sin antes volverse otra vez hacía Erwin para decirle que tenia un físico muy parecido al del Canciller Johann Heinz,  el Canciller llevaba dos años en su cargo, siendo en todo momento una persona intachable, tras aquella revelación se quedaron solos en la habitación, como les dijeron esperaron media hora hasta abandonar el edificio en dirección al templo de Morr, evitando la zona de la Catedral de Sigmar llegaron hasta el templo sin ningún problema, allí fueron atendidos por un iniciado que les llevo hasta una habitación apartada donde más tarde la Gran Indagatrix Inga se les unió, al igual que el Conde von Walfen estaba al tanto de sus cualidades, les proporciono papeles para  hacerse pasar por agentes de Morr, mañana a mediodía se volverían a ver en el templo para informarla de  lo que hubiesen podido averiguar y luego irían a ver el resto de los cuerpos que se estaban encontrando donde se produjo la explosión, después se verían cada tres días para informarla de sus pesquisas, su consejo es que no hablaran con nadie más que con ella sobre lo que averiguaran, tras algunas preguntas les llevo hasta la zona de la explosión, allí les dejo junto al Capitán de la Guardia Lucas von Blücher.


Este les llevo hasta la zona de la explosión, parte de la pared había caído hacía el agujero que se veía en el suelo, parte del altar también se había derrumbado, la explosión se había producido dos nieves más abajo, con cuidado bajaron, allí pudieron ver las palabras que en un tono rojo sangre habían sido escritas...

El lobo blanco se levanta y consume el cometa de dos colas

Recuerda Bösel

Deja que el instrumento de su poder sea su muerte

También entre los cascotes pudieron encontrar astillas de madera ennegrecidas, por la forma curvada podrían ser de algún tonel, y por su olor que contuviera arenque, cuando volvieron al exterior allí les estaba esperando el Capitán von Blücher junto a los dos caballeros arrestados por abandonar su puesto antes de la explosión, tras las palabras de Erwin al Capitán para que se retirase mientras hablaban con los dos caballeros, pudieron enterarse de que un sacerdote que se hacía llamar hermano Karl se acerco hasta la entrada que daba a las estancias inferiores del templo, ellos estaban custodiando esa zona, el hermano Karl venia con noticias de un posible ataque al Palacio Imperial, y que debían correr para llegar hasta allí y así recibir nuevas instrucciones de su Capitán, aquel hombre vestía de rojo con los símbolos de la fraternidad Crimsonita, hablaba con acento de Middenheim y en nombre del Gran Capitular de Middenheim Werner Stolz, ante las distintas preguntas del grupo y aunque los dos caballeros no le habían dado ninguna importancia, si que cuando fueron hacía el Palacio Imperial se cruzaron con un carromato conducido por tres hombres con ropajes vulgares y que  por su olor iban cargados con barriles de pescado, poco más se podía sacar ya de allí y la tarde iba decayendo, por lo que tras abandonar la zona acordonada de la Catedral  se encaminaron hacia su nueva casa en el distrito de Weksviertel...




lunes, 21 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 14

Sus ojos desprendían un odio irracional hacía quien tenía delante, aquel hombre ya frustro sus planes en el pasado y otra vez volvía a interponerse en su camino, no estaba dispuesto a dejar que sus engaños le quitaran el favor del Gran Mutador, él y solo él era el elegido para acabar con el Imperio..., alzando los brazos hacía el cielo e invocando el poder de Tzeentch desencadeno un infierno de fuego a su alrededor, su amo lo había elegido y lo protegería de aquellas llamas infernales...


Erwin freno su carrera cuando vio a Ernst y lo que a su lado se encontraba, una bestia horrible, un minotauro de un considerable tamaño, en sus poderosos brazos empuñaba un gran hacha a dos manos y en su frente brillaba la marca de Tzeentch como si la tuviera a fuego vivo, a cualquier otro hombre la sola visión de aquella criatura le hubiera causado un miedo atroz, pero Erwin no era un hombre cualquiera, los dos últimos años habían forjado a un Campeón del Imperio, cogiendo fuerte su mandoble avanzo con determinación hacia ellos, el minotauro restregó la tierra con unas de sus pezuñas y cargo hacía Erwin, mientras, Ogmund y Leopold luchaban contra los dos hombres bestias que acosaban al Caballero del Lobo Blanco que aun quedaba en pie, Íñigo y Ramkir llegaron hasta donde estebaban peleando, escucharon que algo oculto en el bosque se acercaba, Íñigo permaneció atento, con la pistola presta para disparar a lo que de allí saliera, mientras Ramkir avanzo para ayudar a Erwin, por desgracia poco pudo hacer, cuando intento dar forma a su magia con desesperación noto que en aquel lugar no había ningún rastro de los vientos de la magia, al parecer los vientos de la magia se arremolinaban alrededor de aquel humano, y con un ligero movimiento de la mano de aquel humano surgieron lo que él había intentado realizar hacía apenas unos segundos, cuatro pequeñas bolas de fuego salieron disparadas, dos de ellas se estrellaron en Erwin, pero su coraza fue suficiente para protegerlo, pero las otras dos volaron directas hacía Ramkir explosionando en su pierda derecha con tal fuerza que a punto estuvieron de acabar con su vida, un dolor lacerante recorrió todo su cuerpo mientras contemplaba su pierna casi carbonizada, con sus fuerzas menguadas apenas podía sostenerse en pie, arrastrando la pierna poco a poco fue moviéndose para buscar la protección de los arboles, mal herido y sin sus poderes mágicos poco podía hacer salvo esconderse.


El minotauro cargo a Erwin pero a este le resulto fácil esquivar su feroz ataque, lo que ocurrió después apenas duro unos instantes, con el mismo movimiento que utilizo Erwin para esquivar el ataque de aquel ser, giro sobre si mismo haciendo girar el mandoble en un circulo tan preciso que la cabeza del minotauro se separo de su cuerpo sin que este se hubiera dado cuenta de lo sucedido, la mirada de Ernst reflejaba cierto temor con lo que estaba ocurriendo, su confianza empezaba a flaquear, su magia no parecía que estuviera haciendo mella en Erwin, mientras, Íñigo disparaba su pistola contra el hombre bestia que había emergido del bosque en su dirección, tras su certero disparo saco sus armas en un ágil movimiento, entre él y la ayuda de Leopold consiguieron acabar con rapidez con aquella bestia para apoyados con los gritos de Ramkir salir en ayuda de Erwin, mientras, Ogmund cargaba contra los hombres bestias que asediaban al único Caballero del Sol Llameante que quedaba, al norte el grupo de mutantes seguía luchando contra los Sacerdotes mientras el Caballero del Lobo Blanco corría en su ayuda.


Erwin había cargado contra Ernst, unos segundos más tarde Leopold y Íñigo se les unieron, la marca de Tzeentch recorría el cuerpo de aquel humano como si estuviera viva, aquello distrajo a sus atacantes dándole el tiempo necesario para lanzar el hechizo más destructivo de los hechiceros brillantes, un infierno de llamas se desencadeno en aquel lugar, el propio Ernst sucumbió ante ellas, Ramkir que estaba muy mal herido vio que llegaba su hora, pero Ogmund cargo con él para sacarlo fuera de aquel mar de fuego, Erwin izo lo propio con un Leopold exhausto, mientras Íñigo consiguió salir mal herido pero por su propio pie,  del resto de gente que había en el claro solo dos mutantes consiguieron escapar de aquel infierno, el resto fallecieron entre agónicos gritos, una vez que Ogmund pudo atender las heridas de sus compañeros, Ramkir se acerco hasta el cuerpo de Ernst, lo que allí había era una masa desigual, llena de distintas mutaciones, con un gran respeto enterraron los cuerpos de los sacerdotes y de los caballeros, Ogmund y Leopold se encargaron de levantar plegarias a sus respectivos Dioses, los cuerpos de los mutantes y de los hombres bestias los quemaron en una gran pira para después volver al camino y seguir rumbo hacía Altdorf, esa noche pudieron descansar sin ningún contratiempo y al día siguiente casi a mediodía por fin ante ellos pudieron contemplar la capital del Imperio, ante ellos tenían Altdorf...

Tras dejar los caballos al cuidado de Erich Alder, en los establos de su propio nombre, se dirigieron a la larga cola de gente que esperaba para entrar en la ciudad, tras unos veinte minutos de cola por fin llegaron hasta sus puertas, allí como ya les paso en Middenheim tuvieron que dejar todas sus pertenencias menos un arma de mano y una daga, todos menos Ogmund, que tras mucho tiempo por fin volvía a lucir el emblema de sacerdote de Sigmar, aquello le permitió entrar en la ciudad con todas sus pertenencias, una vez atravesadas las puertas la calle desembocaba en la Königplaz, la plaza estaba llena de gente, tanto de gente que entraba como de los lugareños del lugar, varios jovenzuelos contratados por varias posadas se les acercaban para ofrecerles sus gangas mientras ahuyentaban a sus competidores, también entre tanto gentío abundaban los carteristas y demás delincuentes, por lo que nuestros héroes bien hacían en tener sus bolsas a buen recaudo, ante ellos tenían una amplia calle que se internaba en la ciudad, aquella era la tan conocida y variopinta calle de las cien tabernas, justo cuando estaban empezando a moverse se produjo una gran explosión, el suelo templo por unos instantes, más allá de la calle de las cien tabernas se apreciaba a ver la cúpula de la Catedral de Sigmar, y justo allí una gran columna de humo negro ascendía hacía el cielo, por unos segundos todo el mundo se quedo quieto, un terrorífico silencio cayo sobre Altdorf para dar paso a momentos de confusión y locura...



viernes, 18 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 13

Era el gran día de Sigmar, la procesión ya llevaba rato por las calles de Altdorf, un sacerdote asentía con calma ante el clamor de la plebe contra las sucesivas ofensas de los ulricanos, a unos cientos de metros, desde una ventana, un joven miraba enfurecido lo que allí abajo estaba sucediendo, mientras aun más lejos, entre cuatro paredes y rodeado de papeles alguien se recostaba sobre una gran silla mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa de satisfacción...


Tenían por delante casi dos semanas de camino, las pocas cualidades de Íñigo y  Ramkir  cabalgando les haría ir más despacio, los dos primeros días fueron tranquilos, se cruzaron por el camino con algún carromato aislado con los que intercambiaron información, se escuchaban rumores de que los generales del Emperador se estaban preparando para atacar Middenlamd si von Bildhofen lideraba sus tropas hacía el este, también culpaban al Emperador de que cada vez había más mutantes en los bosques, y que su locura cada vez iba a más, se rumoreaba que su solución para esta guerra es que los hombres lunares que según los cuentos de niños vivían en Mannslieb bajarían para salvar al Imperio, al tercer día de viaje casi al caer la noche se encontraron con una construcción reciente, era un puesto de peaje dependiente de Middenlamd, allí pudieron pasar la noche junto al encargado del peaje y su familia, al día siguiente siguieron su camino hasta que dos días más tarde mientras hacían noche en una posta de caminos ocurrió algo extraño, ya de madrugada mientras Ramkir estaba despierto empezó a escuchar a los caballos nerviosos, ante la duda de que pudiera estar pasando algo extraño fue despertando a sus compañeros, además del nerviosismo de los caballos pudieron detectar que el aire traía un olor nauseabundo, con cuidado bajaron hasta las caballerizas para tranquilizar a los caballos y ver que no hubiera nada extraño, poco a poco el olor fue desapareciendo y los caballos se fueron tranquilizando, para ver que había pasado tenían que salir fuera de la empalizada, por lo que decidieron estar atentos durante la noche y mañana por la mañana mirarían fuera por si veían algo extraño, la noche no trajo más sorpresas y al día siguiente abandonaron la posta no sin antes internarse en el bosque, allí Leopold encontró un grupo de cinco huellas de hombres bestias que se perdían hacía el interior del bosque en dirección sur, internase en el bosque no era buena opción por lo que volvieron al camino para seguir su viaje hacía Altdorf, durante los siguientes días y según se iban acercando a la frontera de Middenlamd pudieron ver como los grupos de comerciantes viajaban en grupos más numerosos por miedo a posibles ataques de mutantes, corrían rumores que hacía unos día la aldea de Güthugel había sido atacada y arrasada por un grupo de mutantes, el ataque había sido precedido por un olor nauseabundo, esas noticias las pudieron confirmar primero con un grupo de Hijos de Ulric que les interceptaron en el camino, buscaban a ese grupo de mutantes y a sus aliados sigmaritas, por suerte el grupo mantuvo la compostura y les siguieron el juego sin tener que combatir con ellos, esa misma noche llegaron a Bröckel, en la posada pudieron compartir cena y bebida con una patrulla de caminos que había estado en la aldea de Güthugel, confirmando todo lo que habían oído durante el día.



Por fin tras hacer noche en Kutenholz abandonaron Middenlamd para entrar en las tierras de Reikland, en dos días estarían en Altdorf, tras cabalgar un rato llegaron hasta un lugar que a Erwin y Ogmund les trajo recuerdos, ante ellos tenían una gran roca blanca, el símbolo de Ulric dibujado en su parte norte, el de Sigmar en la parte sur, ambos símbolos estaban manchados con excrementos, era la piedra que señalaba el sendero que desembocaba en el Santuario de la roca brillante, aún estaban pensando en lo que allí había ocurrido hacia casi dos años cuando empezaron a notar un fuerte olor nauseabundo a la vez que algo se movía en el bosque, alejándose de ellos en dirección al Santuario, ante ellos se presentaban dos opciones, o seguir el camino hacía Altdorf o coger el sendero que llevaba al Santuario, tras pensarlo decidieron cabalgar hacía el Santuario, Erwin y Leopold picaron espuelas seguidos de cerca por Ogmund, Íñigo y Ramkir se quedaron un poco rezagados del resto, antes de llegar al claro donde se levantaba ya empezaron a oír el ruido del combate, dos grupos de hombres bestias luchaban contra dos Caballeros del Lobo Blanco y dos Caballeros del Sol Llameante, más alejados dos sacerdotes de Ulric y de Sigmar luchaban por sus vidas ante un grupo numeroso de mutantes, los asaltantes portaban un estandarte con una corona roja dibujada, esa corona ya la había visto antes Erwin y Ogmund, era la misma que habían visto cuando fueron detrás de Etelka Herzen, Erwin y Leopold cargaron contra los hombres bestias seguidos de Ogmund, el mandoble de Erwin acabo con dos de ellos mientras el nuevo martillo de Ogmund rompía de un golpe la caja torácica de otro de ellos, aquello propicio que Erwin pudiera correr hacía donde estaban los Sacerdotes, aquello también le sirvió para ver a un viejo conocido, unos ojos inyectados en rojo lo miraban con odio, era Ernst Heidlemann, el estudiante de medicina que viajo con ellos en el carruaje que les llevo hasta Altdorf, y que luego resulto ser el camarada de Etelka, el que mato uno a uno a los enanos que estaban construyendo la maquina de señales a las orillas del Reik, un fiel miembro de la secta de la Corona Roja, un fiel adorador del Gran Mutador...








martes, 8 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 12

 -¿Me convoco milord?

-En efecto, tengo un mensaje para que entregues a nuestro socio en Altdorf tu mismo.

-Si, milord.

-Y esta vez llévate a Konrad y Fritz contigo, la carretera se vuelve cada vez más peligrosa.

-Si puedo hablar libremente milord, esta seguro que son los indicados, el ascenso que tuvieron a Caballeros Pantera por el Graf fue un error.

-Bien podría ser amigo mío, pero han demostrado ser muy capaces de cualquier cosa, audaces e ingeniosos, por el bien de ellos y el nuestro espero no haberme equivocado, gran parte de nuestras esperanzas están depositadas en esos hombres, pero daros prisa, debéis partir enseguida, nuestro socio debe ser informado con rapidez.


Tras su encuentro con Kirsten, fue Erwin quien bajo al piso inferior de la posada  a por Leopold para que se uniera al resto del grupo y así ponerle al tanto de lo que había pasado, fue en ese momento mientras bajaba por las escaleras cuando Erwin vio a Leopold despedirse amigablemente de un hombre que abandonaba la posada del Dragon Verde.

Por la tarde Ramkir se encamino hacia los Colegios de la Magia, Íñigo lo acompaño, aunque su destino era otro, queria visitar a Ar-Ulric para comunicarle las noticias que tenía de su sobrino Justus, y así de paso conseguir una buena bolsa de oro, Ramkir volvió a hablar con el máximo responsable de las artes arcanas de la ciudad, Albrecht, le conto todo lo acontecido desde que había encontrado a Erwin y a Ogmund, así como lo sucedido hacía unos días en Bergsburg, Albrecht se mostro muy interesado sobre los detalles del Castillo Drachenfels, según las ultimas noticias en las Montañas Grises se estaban produciendo sucesos extraños y el Castillo se había vuelto a ver, tras aquella conversación y antes que Ramkir se sumergiera entre los distintos libros de magia que allí había, le pidió a Albrecht si podía mediar con los enanos de la ciudad, para que con el pico de Gromril que habían arrebatado a Wolfgang forjaran un martillo, Albrecht asintió con la cabeza pondría todo su empeño en poder llegar a un fructífero acuerdo con ellos, Ramkir se quedo allí estudiando los antiguos volúmenes hasta que la noche cayo sobre la ciudad.

Mientras, Íñigo pudo visitar a Ar-Ulric, este se mostro sorprendido y preocupado ante lo ocurrido con su sobrino Justus, agradeció a Íñigo su implicación en el asunto y como pago le entrego una bolsa de coronas de oro, y se quedo con su estoque para imbuirlo con el favor de Ulric, cuando lo recogió al día siguiente la parte acerada del arma tenía un tono más oscuro, era uno de los efectos de haber permanecido dentro de la llama Eterna de Ulric.


Esa tarde tanto Ogmund, Erwin y Leopold permanecieron en la posada por si recibían alguna noticia, pero no fue así, descasaron durante aquella noche, al día siguiente Ramkir volvió a salir a primera hora hacía los Colegios de la Magia, donde permanecería hasta ya entrada la noche, Leopold también marcho a primera hora de la mañana para intentar dar con su Capitán para darle novedades de lo ocurrido desde su ausencia, durante su camino hacía el Palacio Real sintió la extraña sensación de que alguien le estaba observando, pero por más que intento ver si sus sensaciones eran ciertas no vio nada extraño, desde la lejanía era Íñigo quien le siguió hasta que llego al Palacio, una vez en Palacio los Caballeros Pantera le dejaron pasar y Leopold perdió de vista a Íñigo, tras una hora y media Leopold volvió a salir y se encamino con paso firme y decidió de nuevo a la posada del Dragon Verde, a mediodía una nota fue dejada en la posada para ellos, en ella se les citaba a las ocho de la noche en el Cabaret de la Luna Roja, Erwin y Ogmud fueron los encargados de acudir, en un reservado volvieron a encontrarse con Kirsten, esta les conto que el Imperio  necesitaba otra vez de sus cualidades, deberían salir mañana hacía Altdorf, en los Establos de Staller les proporcionarían caballos para su viaje, una vez llegaran a Altforf estos los deberían dejar al cuidado de Erich Alder, en los Establos Alder, cerca de la puerta Norte, con decirle que iban a hacer negocios con Rüdigar Francke este no haría preguntas, una vez en Altdorf y después de alojarse deberían ir al distrito Oberhausen, enfrente de la embajada de Ulthuan verían una casa adosada, en ella debían acudir a la puerta seis donde deberían entregar una nota lacrada a un señor mayor llamado Theobald Haushofer, importantísimo entregar la nota sin abrir, de no ser así sus vidas estarían en peligro, ante la insistencia de Ogmund y de Erwin de las razones para ir a Altdorf, Kirsten les conto que tras los incidentes ocurridos en los carnavales del año pasado encontraron papeles medio quemados en lo que quedo de la residencia del juez Wasmeier, en ellos pudieron averiguar que él juez era un cabecilla de la célula que se encontraba en Middenheim, se hacían llamar la Mano Purpura, adoraban a Tzeentch el Gran Mutador, habían conseguido desactivar aquella amenaza, en Altdorf pensaban que estaban ocurriendo cosas extrañas y pensaban que algo parecido podría estar pasando, con un movimiento de cabeza Erwin y Ogmund accedieron a la demanda de Kirsten y al día siguiente saldrían hacía Altdorf, Kirsten les dijo que Leopold era quien decía ser, tras desearles suerte abandono el lugar para no ser vistos juntos, al rato Erwin y Ogmund volvieron a la posada donde pusieron al corriente al resto, Ramkir los acompañaría, de eso no había ninguna duda, Leopold también seguiría con el grupo, según él esas eran sus nuevas ordenes, solo tenían la duda de Íñigo, su trabajo de traerlos sanos hasta Middenheim había concluido, pero tras sopesarlo decidió viajar con ellos, tenía la corazonada de que aquello le traería buenos beneficios, esa noche descansaron tranquilamente, todos menos uno, Ogmund tuvo un extraño sueño, se encontraba en un gran prado cubierto de nieve, al Este unas enormes montañas, y sobre ellas algo luminoso se iba acercando, cuando paso sobre su cabeza pudo ver el Cometa de Sigmar volando hacía el Oeste, hacia Altdorf, a su paso la nieve desaparecía dejando en su lugar un prado verde.


A  la mañana siguiente los cinco recogieron los caballos y partieron hacía Altdorf, no sin antes Ramkir recoger el martillo de Gromril, el martillo que alzaría Ogmund en sus lucha contra los enemigos del Imperio, al galope abandonaron Middenheim, la abandonaron por el puente que Wasmeier había destruido consiguiendo huir, el puente ya estaba reconstruido aunque aun había varios ingenieros enanos trabajando en él, poco a poco se fueron alejando de la ciudad hasta perderla de vista, después de mucho tiempo abandonaban el Norte del Imperio para volver a casa, a Altdorf, a la capital del Imperio, allí donde todo empezó...



jueves, 3 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 11

 El Imperio si algo tenía eran bosques, los bosques del Imperio siempre habían resguardado a descarriados que no tenían cobijo en la sociedad, o a otras cosas peores, en esos bosques un joven de rubios cabellos se calentaba las manos ante una fogata mientras sus pensamientos estaban en otro lugar, no estaba solo en ese claro del bosque, más gente se movía a su alrededor... 


El camino hacía Middenheim fue relativamente tranquilo, no tuvieron ningún percance en los diez días de viaje, unas horas antes de llegar a la ciudad del Lobo Blanco decidieron deshacerse de los dos caballos que obtuvieron al acabar con los guardias de Bergsburg, entraron a Middenheim por la puerta este, cada uno de ellos entro por separado menos Erwin y Ogmund que entraron juntos, a fin de cuentas ya habían estado en la ciudad anteriormente, de eso hacía más de un año, por un momento por sus cabezas pasaron recuerdos de aquellos días, parecían mucho más lejanos de lo que en verdad habían sido, aunque el recuerdo de Nikkit volvió a a aflorar en sus pensamientos, una vez dentro de la ciudad buscaron un buen lugar donde poder hospedarse, Erwin y Ogmund preferían no visitar la posada de Las Armas del Templario, allí se habían hospedado en su anterior estancia en la ciudad, Leopold les llevo hasta la posada del Dragón Verde, esta también se encontraba cerca del Gran Parque, al igual que al entrar en la ciudad también se alojaron por separado, mientras hacían tiempo para visitar el Cabaret de la Luna Roja cenaron en la posada, en ella escucharon todo tipo de rumores, desde la falta de resolución del Graf para intervenir en la contienda, hasta que todo aquello era un plan del Gran Teogonista para empequeñecer a Ulric, también corrían rumores que en la carretera que unía Middenheim y Altdorf se habían producido ataques de mutantes, sobre todo desde que el edicto del Emperador los amparaba, cuando la noche empezaba a caer se dirigieron al Cabaret, Ramkir y Leopold permanecieron por la inmediaciones mientras Erwin y Ogmund entraban en el local, seguidos un poco más tarde por Íñigo, una vez dentro Íñigo se dedico a moverse entre la gente pudiente que frecuentaba aquel local escuchando aquí y allá, la mayoría de ellos apoyaba al Graf pero tenían cierto temor al no tener un ejercito cerca para defender la ciudad, mientras Erwin y Ogmund se acercaron a la barra y se dirigieron al barman, este los miro de arriba a abajo y una vez se aseguro de donde venían llamo a una de las chicas del local para que les sirviera, Elisse se dirigió a ellos moviendo sus caderas, como todas las chicas del local era una mujer joven y atractiva, tras preguntarles en voz alta que querían se les acerco y susurrando les pidió que le dijeran donde se hospedaban, tras obtener ese dato les dijo que ya se pondrían en contactos con ellos, acto seguido se retiro de ellos, y entre risas les dijo en voz alta que aunque tentadora tenía que rechazar su propuesta amorosa, varias miradas estaban posadas en lo que estaba pasando pero tras la retirada de la chica todos volvieron a sus propios asuntos, permanecieron un rato en el local antes de abandonarlo y juntarse todos en la posada.

La noche paso sin ningún percance, al día siguiente Íñigo acompaño a Ramkir hasta las Escuelas de Magia en Middenheim, allí se vio con su colega  Albrecht Helseher, con el que mantuvo cordiales palabras y el permiso para visitar su famosa biblioteca de magia, tras permanecer unas horas volvió con Íñigo a la posada junto al resto de sus compañeros, a primera hora de la tarde una mujer vistió la habitación de Erwin y Ogmund, allí se reunieron todos menos Leopold, al cual prefirieron dejar aparte, la mujer resulto ser la misma que les visito en Talagraad, esta vez su pelo era de un negro azabache, la mujer escucho de sus propias palabras todo lo ocurrido en Bersgburg, la muerte de Bernd le llamo la atención, como luego les conto el Cazador de Brujas había pertenecido a la Schwarzmäntel, una sociedad secreta que se encargaba de dar caza y eliminar discretamente a los cultistas y otros enemigos del Imperio, fue creada por el Gran Duque Gunthar von Bildhofen de Middenland, el hermano del emperador Magnus el Piadoso, fue creada en Middenheim en el 2350, aunque ante el miedo de los demás Condes Electores de que el Gran Duque Gunthar pudiera beneficiarse de ello para ocupar el puesto de su hermano cuando este falleciera decidieron disolverla en el 2362, pero por lo dicho por Kirsten la orden estaba activa, Bernd había servido en ella hasta que había decidido traicionarles y unirse a los Hijos de Ulric, Kirsten les felicito por el trabajo que habían realizado y les entrego una bolsa con coronas de oro para que descansaran y disfrutaran en la ciudad, pronto volvería a ponerse en contacto con ellos para el siguiente trabajo que su benefactor queria que realizasen,  ya no solo el futuro de Middenheim estaba en juego si no el del propio Imperio, antes de partir Ramkir le pidió una ultima cosa a Kirsten, que confirmara la identidad de Leopold con algún Caballero Pantera de la ciudad, una vez la mujer se hubo marchado se dieron cuenta que no le habían comentado nada tanto de la carta que les habían  arrebato a los dos guardias, como de la dirección donde debían entregarla...