miércoles, 4 de agosto de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 20

Ante tus ojos se abre un prado abierto cerca de un gran río y rodeado por bosques profundos y oscuros. Un grifo está alerta mirando a un lado del río. Pronto, un lobo blanco que lleva una llama en su boca saca a un ejército del bosque. Otro ejército aparece en el otro lado dirigido por un campeón que lleva una gran martillo de guerra. detrás de este segundo ejército hay una gran serpiente escarlata, bastante rígida. Los ejércitos chocan en el centro del prado con el grifo atrapado entre ellos, gritando de dolor. Pronto una neblina púrpura se eleva desde los pies de los soldados y los envuelve mientras se espesa. Los sonidos de los gritos de la batalla pueden ser escuchados,  hasta que de repente todo se calla. La niebla se disipa y allí no hay señales de los soldados, ni vivos ni muertos. Tampoco hay ninguna señal del grifo salvo el suelo sobre el que estuvo, empapado de sangre. 

                                                                                                                             ``Sueño de Ogmund´´


El ruido fue en aumento, la gente corría, gritando, agolpándose en la entrada de la capilla de Ulric, de ella sacaban a golpes a los dos iniciados junto al sacerdote que la regían, tras ser apaleados salvajemente fueron ahorcados, sus cuerpos quedaron inertes delante de la capilla, poco a poco un fuego se inicio dentro de la propia capilla para luego ir extendiéndose por las casas adyacentes, aquello propicio que la gente empezara a marcharse, menos las personas que seguramente vivían cerca,  empezaron a hacer una cadena humana para intentar apagar el fuego, por suerte este fue sofocado un par de casas antes de que llegara a la que ellos utilizaban para descansar, todo lo ocurrido lo pudieron presenciar desde lejos, con la impotencia de no poder hacer nada contra toda aquella gente fuera de si, las noticias de la detención de los causantes de la explosión corrían por la ciudad, dando por echo que los detenidos eran ulricanos, aquello solo hizo que en la ciudad se produjera una caza de cualquier simpatizante ulricano, durante toda la tarde el caos y la confusión reino sobre la ciudad.


Nuestros héroes se encaminaron hacía la casa donde habían capturado a Fokker,  por el camino Ogmund les conto al resto el extraño sueño que había tenido, y el que se repetiría en días sucesivos, cuando llegaron a la casa se aseguraron que esta vez no había nadie vigilando, en su interior aparte del desastre y restos de sangre encontraron unos documentos que atestiguaban el radicalismo del sacerdote sigmarita Fokker, y el poder embarcar en una de las barcazas de los Blucher con destino a Nuln, poco más había allí, su siguiente paso fue visitar otra vez los muelles, como bien sospechaban aquella barcaza estaba allí esperando a que de nuevo se pudieran abrir las puertas de la ciudad, hablando con los estibadores pudieron averiguar donde se encontraba el almacén donde dejaban su carga los Blucher, hicieron una visita a tal almacén, pero si esperaban encontrar al hermano Karl su decepción fue evidente,  allí no encontraron rastro de nadie, lo siguiente justo antes de anochecer fue entrar en las oficinas de los Blucher, en ella encontraron una carta donde se instaba a dar cobijo y después facilitar su salida de la ciudad al hombre que llegaría junto a los barriles de arenque (pólvora) de Nuln, mientras tanto Erwin mediante argucias y unas cuantas coronas de oro había convencido al marinero que estaba custodiando la barcaza de los Blucher para poder mirar la bodega, en ella no encontró a nadie escondido y nada que le resultara extraño, la noche había empezado a caer en la ciudad por lo que se apresuraron para volver a su casa, mañana deberían madrugar, el toque de queda se levantaría y las puertas de la ciudad se volverían a abrir, deberían estar pronto en el puerto para ver si alguien extraño subía a la barcaza.

A la mañana siguiente Erwin, Ogmund y Ramkir se dirigieron hacía la calle de las cien tabernas con la esperanza de encontrar a su amigo y navegante Josef Quartjin, pero por más que anduvieron por los alrededores no lo vieron, mientras Leopold junto a Íñigo vigilaron la barcaza de los Blucher, a Íñigo no le resulto complicado ver que uno de los supuestos marineros no era tal, claramente no hacía ninguna de las funciones que en un barco se desempeñan, aquel hombre simplemente intentaba pasar desapercibido, incluso hubo un momento que se bajo del barco, quizás aquel hubiera sido un buen momento para intentar cogerlo, pero Íñigo y Leopold no lo vieron tan claro y decidieron seguir con el plan establecido la noche anterior, en el puerto también pudieron ver a Josef, al que saludaron, en una hora partiría, por lo que si querían viajar con él deberían darse prisa, con rapidez anduvieron hacía la calle de las cien tabernas donde se juntaron con el resto, tenían dos opciones para dar caza a la barcaza donde atracara en la siguiente noche, o por el rio en la barcaza de Josef o a caballo, al final decidieron viajar con caballos siguiendo el rio, partieron de inmediato, el viaje fue agotador pero consiguieron llegar al pequeño pueblo donde había atracado la barcaza de los Blucher justo cuando empezaban a bajar a tierra sus marineros, por el camino, a mitad de mañana hubo un suceso que les llamo la atención, por el rio en dirección a Altdorf se cruzaron con una comitiva de cinco barcos, el que iba en medio portaba el estandarte del Príncipe heredero Wolfgang Holswig-Abenauer, hacía años que corrían toda clase de rumores sobre el Príncipe, que podría significar aquel barco, iría en el el heredero legitimo al trono del Imperio...