martes, 28 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 14

Maximilian von Steinhoff y Juliane Fassbinder habían recorrido un largo y tortuoso camino hasta llegar, aquello había dejado muy mermado sus poderes, necesitaba descansar antes de penetrar en el corazón del castillo, allí estaba lo que tanto ansiaba, podía percibir su poder, casi tocarlo con sus delgados dedos..., la mano de su amada rozó la suya, si, notaba el cálido olor a sangre caliente, estaban cerca, abrió los ojos mientras una implacable sed de sangre lo envolvía...



Bardul les acompañó hasta el final del pasillo, allí estaba la habitación del escribano, penetraron en ella, la estancia había tenido días mejores, parte de la estantería estaba rota, los libros y papeles se deshacían con el tacto de los dedos,  junto a un escritorio estaba Stanislav Goethe, o más bien su silueta traslúcida, como bien les había advertido Bardul era un fantasma, los huesos descansaban en un montón al lado del escritorio, en el escritorio se podían ver distintos libros con anotaciones de entradas de mercancías, Stanislav era un hombre con descendencia kislevita, de un humor de perros, los trato como patanes hasta que Ogmund audazmente saco a relucir el nombre de Durgul, por lo visto el odio que sentía hacía aquel personaje era más fuerte que las dudas que tuviera de las intenciones de nuestros héroes hacia su señor Drachenfels, trato a Durgul como un sucio ladrón del tres al cuarto, alguien que nunca llegaría a hacer sombra a su señor, tras hablar con él les quedó claro que no sabía cómo penetrar a la torre central del castillo y con ello a las catacumbas donde descansaba su señor, aunque según sus palabras en ellas había más huéspedes, un mutante llamado Gerd y un antiguo aprendiz de Drachenfels que perdió su cordura hace tiempo, lo que si que hizo fue ordenar a Durgul que les buscara habitaciones para que pudieran descansar hasta que su señor subiera de su descanso, seguro que estaría ansioso de las nuevas noticias que traían sobre Durgul, aquello les acarrearía  grandes recompensas de su señor, con estas últimas palabras y con una sonrisa taimada abandonaron la habitación, una vez fuera convencieron a Bardul para que les llevará a esas escaleras que descendían hasta una puerta que el miedo y lo que le dijo su amo tanto le aterraba, acompañando a Bardul descendieron las escaleras que les habían llevado hasta su habitación, cuando llegaron al pasillo y se dieron la vuelta las escaleras en vez de ascender ahora descendían, descendieron por ellas y caminaron por un largo pasillo que poco a poco se fue envolviendo en niebla, primero una niebla ligera hasta hacerse tan densa que les impedía cualquier visión, cogidos de las manos llegaron hasta el final del pasillo, allí les aguardaba una puerta de roble con finas filigranas, al tocar  la puerta estas empezaron a moverse formando un Sol, una Luna y un cuadrado sin nada en su interior, con miedo a lo que pudiera ocurrid Ramkir abrió la puerta, una luz dorada inundaba todo el lugar sin poder ver lo que les aguarda en su interior, uno detrás de otro entraron en su interior.

Ante ellos tenían una gran sala iluminada por una luz dorada que entraba por una ventana situada en un  lateral, delante de ellos había una mesa con jarras ornamentadas llenas de un delicioso vino, a su lado bandejas de galletas recién cocinadas, enfrente de la mesa una tumbona con cómodos cojines que parecían invitarlos a tumbarse a descansar, al fondo de la habitación tres espíritus guardaban una puerta, los tres espíritus eran elfos vestidos con largos hábitos con un laúd bordado, parecían iniciados del Dios élfico Liadriel, patrón de la poesía, música, baile y el vino, parecían igual de aturdidos que ellos de estar en aquel lugar, con cautela empezaron a intentar hablar con ellos para saber sus intenciones, los fantasmas no les dejarían pasar, más allá de esa puerta sólo había muerte y lo que era peor, la pérdida de sus almas, y no podían permitir que aquello les ocurriera y podían evitarlo, nuestros héroes intentaron convencerles de que aquello era a lo que habían venido, a acabar con ese mal, pero según pasaba el tiempo empezaron a sentirse más cansados y como una ligera somnolencia les inundaba, con lo que tanto Ogmund como Ramkir empezaron a lanzar sus hechizos para fortalecer sus armas, en ese momento los fantasmas élficos empezaron a pronunciar palabras extrañas y del suelo delante de ellos se elevó una barrera de zarcillos que se elevó hasta el techo, por suerte la magia de Ramkir esta vez si que funciono y con un circulo de su mano hizo desaparecer esa pared desapareciendo según caía al suelo, con urgencia Ramkir volvió a hablar con los espíritus pues las ganas de dormir eran  cada vez era más intensas, no querían hacerles ningún daño, no les habían atacado, solo querían pasar y acabar con el mal que había mas allá, antes esas ultimas palabras los espíritus se apartaron dejando paso franco a un Erwin aún en pie, cargado con el cuerpo de Ramkir y de Ogmund atravesó la puerta.


Al otro lado de la puerta la luz era completamente distinta, una luz violeta dejaba vislumbrar una habitación parecía de la que venían, al lado de la mesa había un incensario del cual emanaba un ligero humo que inundaba toda la sala, al lado en una especie de tumbona estaban dos bellas mujeres con apenas ropa que tapara sus esbeltos cuerpos, en cuanto Erwin las vio dejó a sus compañeros apoyados en la pared, mientras las dos mujeres se levantaron dejando caer al suelo la poca ropa que tapaba sus encantos, ante aquella visión Erwin empezó a despojarse de sus pertenencias mientras se acercaba hasta ellas sumido completamente en sus encantos, estas lo recibieron con los brazos abiertos mientras acariciaban su cuerpo con  sus manos y lenguas, en ese momento Ramkir recuperó la conciencia viendo una escena muy distinta a la que Erwin estaba viviendo, rodeando a Erwin había dos diablillas de Slaanesh, por suerte su grito de aviso hizo salir de su estado a Erwin logrando apartarse de ellas antes de que pudieran acabar con él, en ese momento junto a Ogmund que despertó un poco más tarde se enzarzaron en combate logrando acabar con ellas y tras cerrar alguna herida de Erwin con las plegarias de Ogmund siguieron por la puerta del otro lado de la estancia.



La tercera habitación tenía el mismo mobiliario, en la mesa se podían ver jarrones con agua cristalina y grandes lirios, la luz que inundaba esta estancia era de un blanco puro, y al final custodiando la puerta un guerrero con un mandoble y una coraza les miraba tan aturdido y confuso como ellos, en su pecho de su coraza llevaba el emblema de un puño dorado, el emblema de Solkan, el Dios de los cazadores de brujas, encargado de erradicar al Caos en todas sus formas, por desgracia la confusión le duró apenas unos segundos, tras lo cuales cargó hacía ellos, por suerte entre los tres pudieron hacerle entender que buscaban el mismo propósito, el de acabar con el mal que habitaba en ese castillo, incluso se dispuso a acompañarlos ante semejante empresa, por desgracia en cuanto intentó atravesar la puerta desapareció de sus vistas, con cautela cruzaron la puerta entrando a una habitación donde no había ninguna puerta, detrás de ellos solo ya no había puerta, la estancia estaba iluminada de un tono rojizo, frente a ellos una gran mesa presidía la escena, sobre ella había un ataúd abierto y a su lado una mujer con ropajes negros y la tez muy pálida los miraba fijamente, a su alrededor se veían los dibujos pintados en el suelo que representaban al Dios de la sangre  Khaine, cuatro candelabros negros con sendas velas negras estaban colocados en cada una de las esquinas y en su centro cuatro cuencos con algún líquido rojo, la mujer en cuanto les vio aparecer toma la palabra, con un pergamino en la mano y acercándolo a la vela intentó que la escucharan antes de cometer una imprudencia, al igual que ellos querían entrar en la torre del gran hechicero Drachenfels, buscaban un objeto que les pertenecía y solo mediante el hechizo que tenía en la mano y con la colaboración de todos podrían abrir el portal, era el momento de unir fuerzas momentáneas, mientras la mujer les exponía sus ideas del ataúd pudieron ver cómo un hombre joven y apuesto se levantaba, su tez al igual que la de la mujer era pálida, contrastando con sus ojos enrojecidos, en ese momento Ramkir dio un paso adelante y manejando los vientos de la magia creo tres bolas de fuego que lanzo sobre la mujer haciendo que parte de sus ropas y el propio pergamino ardieran, tanto la mujer como el hombre  mostraron unos largos colmillos mientras sus miradas de odio miraban a nuestros héroes...



lunes, 20 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 13

Según iba quitando los tapices del pasillo sus ojos no podían evitar mirar las imágenes que allí había, en ellas empezó a distinguir escenas donde la gente incitada por los sacerdotes llevaba a los hechiceros hasta la hoguera, la ira le iba embargando dándose cuenta de lo que le deparaba de Ogmund y Erwin, o acababa con ellos o ellos lo terminarían matando por la espalda, con determinación empezó a conjurar unos de sus hechizos mientras Ogmund le daba la espalda...





Delante de ellos tenían la esfera de oscuridad, sin saber que hacer con ella o que podría pasar si penetraban en su oscuridad probaron a conjurar las bolas de fuego de Ramkir al centro de la habitación, las bolas cruzaron toda la estancia sin toparse con nada tangible hasta estrellarse en la pared de enfrente oscureciéndola de negro por culpa de los impactos, sin nada más que hacer sin correr riesgos decidieron descender por la torre y volver al castillo para volver al pasillo donde se teletransportaron, pero antes tenían que pasar por el largo pasillo con tapices colgados donde Erwin había intentado atacar a Ramkir, tras plantear varias ideas al final decidieron que Erwin no entrara mientras Ogmund y Ramkir iban descolgando tapices por si eran la causa de la locura de Erwin, pero según estaban descolgando tapices la ira se apoderó de Ramkir empezando a conjurar uno de sus hechizos haciendo que tres bolas de fuego impactaran en el cuerpo de Ogmund, por suerte Ogmund aguantó el envite y mal herido retrocedió por el pasillo escondiéndose junto a Erwin en la habitación de los relojes, por suerte Ramkir al abandonar el pasillo volvió a tomar el control de si mismo y así se lo hizo saber a sus compañeros, tenían que encontrar alguna manera de poder atravesar el pasillo que tenían delante sin que se mataran entre ellos, al final se vendaron los ojos para evitar ver los tapices y manteniendo el contacto entre ellos empezaron a atravesar el pasillo lentamente, al poco de entrar en él escucharon como se abría una puerta delante de ellos, unos pasos se arrastraron por el pasillo en su dirección hasta que de golpe se pararon, Erwin pregunto por Bardul a la par que retrocedían por el pasillo hasta salir de él, efectivamente Bardul había aparecido por el otro lado del pasillo con un cubo y una escoba, al verlos se quedó bastante sorprendido por volverlos a ver y más de la forma en que iban con los ojos vendados, entre todos lo tranquilizaron, primero por lo que se acordaba de Erwin cuando intentó matar a Ramkir y por otro lado al ver los tapices del pasillo enrollados en el suelo, el temor al amo ante aquel desaguisado le tenía atenazado de miedo, pero ante la promesa que luego le ayudarían a poner todo en su sitio les llevo cogidos de la mano hasta el pasillo de teletransporte y de allí subiendo unas escaleras hasta su habitación, esta estaba ubicada al principio de un pasillo donde en el ala Este había varias puertas, como luego Erwin vio en este orden están correspondían a la propia habitación de Bardul, la habitación donde en teoría Drachenfels eliminaba a sus prisioneros, una despensa con una gran cantidad de aceite de lámpara, una cocina pequeña con un hornillo donde había una rata abierta a medio cocinar y al fondo el agujero de la chimenea que hacia la función de cagadero, y la última habitación debería pertenecer a la del bibliotecario, en cambio en el ala Oeste solo había una puerta al principio del pasillo, según Bardul en ella su amo entraba con algún prisionero al que ya no se volvía a ver, su amo le dijo que en ellas había una gran magia y que no entrara en ellas, al igual que por donde habían venido, en vez de subir por las escaleras podían bajar y llegar hasta un pasillo con niebla que acababa en una puerta, aquel lugar también le había dicho su amo que era muy peligrosa y no debía acercarse, al hablar de ambos lugares se podía apreciar el miedo que le inspiraba su sola mención, durante el almuerzo estuvieron amablemente hablando con Bardul de las tierras del Imperio mientras ganaban su confianza y le iban sacando todo la información que podían, tras el almuerzo y acompañados por su nuevo amigo se acercaron hasta el fondo del pasillo a visitar al bibliotecario...



lunes, 13 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 12

La cólera no le permitía pensar con claridad, el enfrentamiento con esa monstruosidad había conseguido que hasta la sangre le hirviera, ahora solo sentía deseos de destruir todo aquello que se le pusiera por delante, abajo de la torre se encontraban sus compañeros pero no los necesitaba, nunca los había necesitado, sus poder era más que suficiente para enfrentarse a cualquier cosa, con paso firme y haciendo oídos sordos a sus consejos se volvió a internar en la torre...





De repente ya no estaba en el pasillo, Ramkir miró a su alrededor y pudo comprobar que ya no estaba  junto a sus compañeros, volvía a estar en alguna de las torres del castillo, había una escalera de caracol que ascendía y una trampilla en el suelo que bajaría al sótano, había también una puerta que daba al exterior, pero podía sentir que había alguna protección sobre ella por lo que descarto salir a través de ella, con cautela fue bajando al sótano, estaba vacío, salvo un dibujo de Tzeentch en el suelo por lo que decidió empezar a ascender por los diferentes pisos de la torre, en el siguiente nivel salvo algún virote de ballesta poco más había, pero en el segundo nivel se podían ver dos puertas cerradas que deberían de dar a las almenas de la muralla, pero lo que más le preocupó fue lo que había en el suelo, estaba lleno de un légamo resbaladizo y cuerpos muertos, antes de entrar aprovechando la manta se enrolló las piernas y los brazos para así tener mejor agarre para no resbalarse con el légamo,  con cautela entró en la habitación en dirección hacia una de las puertas, pero en cuanto entró en la habitación cuatro de los cuerpos que estaban en el légamo se levantaron y empezaron a caminar hacia él, parecían humanoides pero sus caras iban cambiando de forma cada segundo, por suerte Ramkir pudo ir acabando poco a poco con cada uno de ellos mientras se encaminaba a la puerta que daba al Sur, pero en ese momento pudo ver una sombra en la escalera que seguía subiendo por la torre, por el hueco había salido un ser monstruoso, sus piernas eran como tentaculares, con ellas se mantenía pegado en el techo desplazándose con una rapidez endiablada, su cara también cambiaba de forma cada segundo, Ramkir al ver a la criatura abalanzándose sobre él en un último esfuerzo concentró su magia sobre la criatura que tenía delante de la puerta para poder derribarla y abriendo la puerta se lanzó al exterior, al atravesarla noto que algún encantamiento ligado a ella se había roto, su esperanza era que la criatura no saliera de la torre pero su esperanza duró poco, la criatura salió por detrás de Ramkir y saltando se puso delante de él mientras por detrás avanzaba la última criatura que había sobrevivido de las que se habían levantado del légamo, Ramkir tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para concentrar los vientos de la magia para así poder lanzar un conjuro con el que acabar con aquella monstruosidad del Caos, por suerte tras varios intentos y estando a punto de caer por las heridas sufridas pudo invocar con acierto el hechizo y acabar con sus oponentes envolviéndolos en ambas bolas de fuego, justo en ese momento Ogmund y Erwin llegaron hasta la base de la torre, habían decidido salir fuera del castillo para buscar a Ramkir por si había aparecido en alguna de las torres, por suerte para todos así había ocurrido.

Erwin y Ogmund empezaron a preparar una cuerda para poder bajar a Ramkir pero este haciendo oídos sordos a sus palabras entró de nuevo en la torre, se le notaba bastante enfurecido y raro en él fuera de sí, ante aquella actitud Erwin y Ogmund decidieron entrar en la torre por la puerta de abajo, Erwin abrió la puerta y entró en ella, en su interior no se veía nada extraño, justo en ese momento Ogmund se percató de que si no había nada extraño y Ramkir no había salido por allí algo extraño podía ocurrir, por lo que recomendó a Erwin salir y esperar fuera, al cabo de cinco minutos Ramkir volvió a salir a las murallas, con la ayuda de la cuerda consiguió bajar hasta ellos, ya se le veía mucho más tranquilo, les contó que en el piso superior de la torre había encontrado un par de cofres, en uno de ellos había varias armas normales y una armadura del Caos seguramente del ser con el que había acabado hacía unos minutos, todo aquello lo había dejado sin tocar, en cambio en el otro cofre había un collar de oro con diez dientes de dragón, un par de botellas de vodka kislevita y una bolsa que contenía cuatro coronas de oro acuñadas en Kislev relativamente recientes, en uno de sus lados se podía ver al actual Zar Radii Bohka, tambien en su interior había una nota escrita en kislevita, la bolsa además tenía propiedades mágicas, había conseguido meter una de las botellas de vodka dentro siendo la bolsa más pequeña que la botella, la nota dejaba entrever que para poder acceder a las mazmorras solo se podía a través de un portal en la torre del diablo, justo desde el patio se podía ver una veleta con forma de diablo que también hacia de pararrayos en la cúspide de la torre central que estaba en la parte superior del castillo, la tarde ya estaba bastante avanzada por lo que decidieron refugiarse en las habitaciones de invitados, en la habitación que consagró el clérigo y que les daba algo más de seguridad, de camino hacia ella tanto Ogmund como Ramkir pudieron sentir como en la torre central del lado Este se notaba un flujo de magia mucho mayor, por lo que decidieron que al día siguiente investigarían aquella torre antes de volver a entrar en el castillo.




La noche paso tranquila hasta unas horas antes de amanecer, de repente en la puerta empezaron a escuchar como si alguien la estuviera arañando a la vez que la temperatura bajaba creando escarcha alrededor de la puerta, un grito escalofriante recorrió el pasillo para volver de nuevo el más absoluto silencio, con cautela salieron de la habitación en cuanto las primeras luces del día aparecieron por el Este, aunque la tormenta seguía azotando el castillo, como habían decidido el día siguiente se encaminaron hacia la torre central del lado Este del castillo, su puerta estaba abierta, con cautela empezaron a subir, la torre era más alta que el resto por lo que tenía que tener algún nivel más, los tres primeros niveles estaban vacíos a excepción de algún mueble roto o algún virote oxidado, el acceso al cuarto nivel de la torre era a través de una trampilla, lo primero que notaron fue que a la luz le costaba penetrar la oscuridad, cuando penetraron en ese piso de las sombras empezaron a surgir espectros que se abalanzaron sobre ellos atravesando sus cuerpos mientras les causaban un gran dolor, por suerte entre el martillo de Ogmund y la magia de Ramkir pudieron acabar con ellos, ya que el mandoble de Erwin por alguna extraña razón había perdido su poder mágico, en el techo pudieron ver otra trampilla, con cautela Ogmund subió al siguiente piso, aquel era el último de la torre, una esfera de oscuridad ocupaba la mayor parte del quinto piso de la torre, la visibilidad era nula dentro de ella y en toda la habitación reinaba un aire gélido, de ella emanaba la magia que habían percibido desde abajo además de una energía emocional negativa...

martes, 7 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 11

Quien se creía que era aquel hechicero del tres al cuarto, llevaba unos días con ellos y ya creía que podía decirle cómo tenía que hacer las cosas, tan arrogante era que creía que su magia lo mantendría vivo, sin una buena espada no duraría ni un día en el castillo, aún resonaban en su cabeza las palabras del día anterior, si no hubiera sido por Ogmud allí mismo le hubiera volado su cabeza de un tiro, pero cada vez lo veía con más claridad, quería dividirlos para conseguir el poder que el castillo escondía y después matarlos, pero no estaba dispuesto a que lo hiciera, con fuerza aferró la empuñadura de su pistola y levantando su brazo apuntó a la cabeza del hechicero mientras accionaba el gatillo...



Ogmund fue ascendiendo con cautela hasta el siguiente piso de la torre, allí solo había muebles rotos por el paso del tiempo y alguna saeta inservible por lo que siguió ascendiendo hasta el segundo piso, antes de entrar en él pudo ver una puerta a cada lado y en el suelo grabados extraños signos, los cuales al prestarles mayor atención pudo darse cuenta de que se trataban de los cuatro Dioses principales del Caos interpuestos unos sobre otros y rodeados por un circulo plateado, con sumo cuidado y pegado a la pared fue bordeando la torre sin entrar dentro del circulo plateado hasta llegar a una de las puertas, por suerte esta estaba abierta por lo que pudo salir al exterior de la torre, estaba en la parte trasera del castillo y desde donde estaba no se veía a nadie, en ese momento de la torre emergió una figura fantasmal que atravesó el cuerpo de Ogmund causándole un gran dolor y haciendo que se alejara de la torre horrorizado, con paso rápido se acercó hasta la torre del Oeste, por suerte justo cuando estaba a punto de entrar en ella pudo ver a Erwin y a Ramkir salir de otra de las torres, gritando sus nombres y moviendo el candil pudo hacer que lo vieran y se volvieran a juntar...

Ramkir y Erwin entraron dentro de la estancia del segundo piso, en ese momento pudieron ver como de unos de los cuerpos muertos en el suelo se levantaba un espíritu, el cual se deslizó hasta donde ellos estaban pidiendo ayuda, suplicaba para que sus cuerpos fueran enterrados fuera del castillo, cuando Ramkir accedió a ello el espíritu desapareció dejando la estancia en silencio, mediante una manta fueron cargando los huesos de los quince cuerpos que allí había y los dejaron amontonados en el patio de armas hasta ver que hacían con ellos, mientras hacían un segundo viaje para dejar los cuerpos escucharon los gritos de Ogmund, los llamaba desde la parte trasera del castillo, con rapidez avanzaron hasta allí, la torre del Noroeste los separaba, con cautela abrieron las puertas, dentro se podían ver varios cadáveres cubiertos por una gruesa capa de légamo maloliente, volvieron a cerrar las puertas y mediante una cuerda consiguieron bajar hasta el patio de armas sin ningún percance, una vez abajo decidieron recoger los huesos que Erwin y Ramkir habían dejado y bajar hasta el bosque a enterrarlos y que Ogmund les diera una sepultura digna, prácticamente eso les llevo toda la mañana, después de comer volvieron al castillo, volviendo a pasar por el pasillo de las estatuas que sobresalían de las paredes, a Ogmund le entro un ataque de pánico pero Ramkir consiguió calmarlo y al final lo convenció para entrar al castillo, mientras tanto Erwin esperaba al fondo del pasillo y desde allí escuchó el ruido amortiguado por la distancia de como se cerraba una puerta, así que con sumo cuidado se dirigieron hacia el Este, en la habitación de los seis cuerpos despellejados cuando entraron empezaron a contraer sus músculo al igual que a mover sus mandíbulas, algunos de las sujeciones se soltaron pero no ocurrió nada más y pudieron pasara hasta el pasillo, en él, en la habitación de los relojes encontraron a un habitante del castillo, a Bardul, un enano de edad avanzada con una barba descuidada y con restos de porquería, estaba escondido entre los relojes pero en cuanto fue descubierto se presentó como un criado del amo, se encargaba de mantener limpia las estancias de esta parte del castillo, tras hablar un poco con él pudieron averiguar que no conocía donde descansaba su amo, por lo visto en las mazmorras, pero desconocía el como llegar a ellas, también les hablo de su amigo el bibliotecario, pero les advirtió que no le dijeran que estaba muerto, eso le enfurecía mucho, así que les animo a que fueran con el al piso superior donde tenia sus habitaciones y donde podría invitarlos a un té mientras dialogaban, le siguieron hacía el Norte, pero en el pasillo largo Erwin volvió a girarse hacía Ramkir empezando a recriminarle sus formas mientras empezaba a sacar su espada, Ramkir reculo saliendo del pasillo pero Erwin deshaciéndose de Ogmund lo siguió, por suerte cuando abandono el pasillo la cólera hacía Ramkir desapareció volviendo a ser dueño de sus actos, mientras tanto Bardul asustado había corrido abandonando el pasillo por la puerta del Norte, Ogmund se asomó y lo pudo ver acurrucado en el pasillo donde se habían teletrasportado por la mañana, llevándose un dedo a la boca indico a Ogmund que guardara silencio, de la habitación de al lado en ocasiones había escuchado fuertes golpes y por su cara parecía que le tenía bastante miedo, por lo visto era una de las habitaciones del amo, mientras Ramkir avanzo por el pasillo hasta llegar hasta Ogmund, Erwin fue el último en atravesarlo por si volvía a no ser consciente de sus actos, avanzo por él hasta llegar junto a sus compañeros, en ese momento y sin mediar palabra saco su pistola y disparo hacía Ramkir, el cual vio como la bala pasaba a escasos centímetros de su cabeza, con rapidez retrocedió hasta donde estaba Bardul, detrás Erwin había desenvainado su espada mientras Ogmund conseguía de momento retenerle, Ramkir siguió retrocediendo hasta que de repente desapareció, Erwin y Ogmund se quedaron mirando el pasillo vacío, Bardul seguía allí pero no sabían donde podía haber ido Ramkir, Bardul les encomio a que le dieran la mano para poder ir con el al piso superior, a sus habitaciones, pero Ogmund y Erwin no accedieron, querían antes buscar a Ramkir, de repente también el enano desapareció al atravesar la puerta del Oeste del pasillo, cuando ellos la atravesaron entraron en una habitación con distintos estantes con comida seca y podrida además de tinajas pasadas, detrás de ellos tenían una puerta cerrada, cuando la abrieron vieron que daba a la cocina donde estaban los cuerpos de los zombis que se habían convertido en Nikkit y Johan, sus cuerpos estaban descuartizados por toda la cocina, mientras sus cabezas aun seguían castañeando los dientes mientras sus ojos les miraban con una mirada de odio, con rapidez abandonaron la habitación para dirigirse a la parte de Este del castillo....


miércoles, 1 de abril de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 10

La profecía se había cumplido y con ella su vuelta, las fuerzas de la oscuridad volverían a reinar en el Viejo Mundo, los débiles humanos serían sus esclavos, los codiciosos enanos sucumbirian de codicia y los arrogantes elfos se convertirían en polvo, todo aquello sería lo que acontecería  en cuanto recuperara sus fuerzas, cada vez se sentia mas fuerte, notaba como iba recuperando parte de su poder y con ello el fin del Imperio se iba acercando cada vez mas...


Tras hablar que hacer decidieron realizar la misma operación que usaron para sacar los mandobles de la habitación, con la cuerda de Ogmund consiguieron enganchar uno de los cuerpos que había cerca de la entrada, mientras Erwin y Ramkir permanecían atentos Ogmund se dispuso a tirar de la cuerda, pero por mas que empujó apenas pudo mover el cuerpo, era demasiado pesado por lo que Erwin se dispuso a ayudarlo, entre ambos empujaron con todas sus fuerzas, de repente se escuchó un fuerte ruido como si algo reseco se desgarrara , el cuerpo literalmente se abrió por la mitad y de él empezaron a salir sanguijuelas tan grandes que casi median dos palmos, los demás cuerpos empezaron a temblar hasta que de su interior empezaron a salir mas sanguijuelas, mediante un hechizo de Ramkir pudieron percatarse que huían del fuego y que se las podía matar, aunque prácticamente toda la estancia estaba llena de ellas, si querían los tan codiciados objetos tendrían que buscar alguna forma de entrar a por ellos.


Ogmund fue quien entró, con una antorcha en una mano y el martillo en la otra fue ahuyentando a las sanguijuelas, ayudándose del fuego las mantenía lo suficientemente alejadas de él, ahora que las tenia mas cerca pudo ver algo horrible, cada una de ellas tenía el rostro del muerto del que había salido, y todas le miraban con una sonrisa maliciosa, con rapidez avanzó hacia donde estaban los objetos pero por desgracia cuando llegó hasta ellos estos desaparecieron de su vista, en su lugar quedó una tarima cubierta de polvo, al llegar a ella noto como parte del suelo cedía unos centímetros al apoyar su pie, justo cuando lo levanto para volverse y salir de la habitación se escuchó un crujido y un muro de piedra cayó a plomo tapando la puerta, por suerte mientras tuviera la antorcha podría mantener a las sanguijuelas apartadas, pero como mucho disponía de una hora para salir de allí antes que la antorcha se agotase, fuera Erwin y Ramkir se dispusieron a ayudarle para sacarlo, rápidamente sus ojos miraron por la habitación, por suerte allí había varias armas contundentes que les podrían servir para intentar tirar la pared abajo, pero Ramkir aconsejo a Erwin que no tocara nada antes de que mirase si había alguna que pudiera tener algún encantamiento y pudiera ponerles peor las cosas, pero Erwin haciendo oídos sordos de lo que Ramkir le había dicho cogió un arma y empezó a golpear con fuerza la pared, Ramkir le recrimino no haberse esperado a que el comprobará que no había ningún peligro por coger dicha arma, lo cual hizo que ambos se enzarzaron en una disputa verbal que a punto estuvo de llegar a algo mucho mas personal, por suerte para ambos el que Ogmund estuviera en el otro lado y que el tiempo apremiaba hizo que la cosa no fuera a mayores, por lo menos de momento,  quizás lo ocurrido anteriormente en el pasillo no se había olvidado del todo, dejando de lado sus diferencias  ambos empezaron a golpear la pared haciendo saltar trozos de piedra con cada golpe, hasta que un frío atroz que emanaba del suelo les hizo retorcerse de dolor, era lo mismo que le había sucedido a Ogmund cuando abrió a golpes las dobles puertas del Gran Salón, era como si el propio castillo se defendiera de los golpes, tenían que encontrar otra forma de poder liberar a Ogmund, por suerte Ramkir encontró en la pared una piedra que tenia movimiento hacía ambos lados, probo a girarla hacía la derecha, se escucho un ruido seco y de repente la pared de piedra empezó a subir escondiéndose por encima de la puerta de entrada, Ogmund salio de la estancia aliviado de dejar atrás aquel lugar, Ramkir movió la piedra hacia el otro lado, entonces se escucho como si algo se rompiera haciendo caer la pared de piedra de golpe y dejando la habitación sellada para siempre.



La noche ya estaba avanzada y desde primera hora de la mañana llevaban inspeccionando el castillo, estaban cansados, así que se prepararon a pasar la noche en la habitación, atrancaron la puerta de entrada con las armaduras y escudos que allí había, se dispusieron a hacer guardias y pasar la noche lo mejor posible, fuera se escuchaban ruidos extraños, incluso de alguna puerta, hasta ellos llegaba el ruido de la lluvia y los truenos de la tormenta, pero las guardias fueron pasando, hasta que en la última, Ogmund de repente vio que a través de la puerta de entrada se empezaba a formar algo extraño, un fantasma, vestido con harapos y con cara de lunático empezó a levitar hacia Ogmund empezando a chillar un grito aterrador, el grito hizo despertarse a Erwin y a Ramkir, Erwin ante tal visión se quedó paralizado donde estaba, mientras Ramkir conseguía realizar un hechizo de fulgor iluminando la habitación, Ogmund invoco a su Dios para que bendijera su martillo lanzándose sobre el fantasma, el cual al sentir el contacto del martillo bendecido abandonó la habitación atravesando la puerta, expectantes y en guardia esperaron durante unos minutos haber que sucedía, pero al ver que no sucedía nada decidieron ponerse ya en marcha y seguir investigando el castillo, con cautela salieron al pasillo, pero estaba desierto, se encaminaron a la puerta que había al Norte del pasillo, esta daba a un largo pasillo, hacia el Oeste terminaba en un puerta y hacia el Este en un recodo que giraba hacia el Norte, con Ogmund en cabeza avanzaron primero hacia el Este, pero justo cuando llegaron al recodo este desapareció y en cambio delante de Ogmund había unas escaleras que descendían, justo unos instantes antes de eso Ogmund desapareció de la vista de Erwin y Ramkir, estos ante lo que había pasado tantearon con el bastón delante de ellos, pero en principio nada extraño ocurrió, con cautela avanzaron hasta el recodo, este giraba hacia el Norte donde acababa en una pared y  pudieron ver una puerta en la pared del Oeste, antes de seguir por allí volvieron sobre sus pasos y caminaron por el pasillo hasta la puerta que había en el Oeste, al abrirla vieron que daba a otro pasillo y en el se veían unas escaleras que descendían, cerraron la puerta y al girar vieron alarmados que ya no estaban en el pasillo, se encontraban en una sala circular, en ella había distintos mueblas rotos y varias ballestas y virotes inservibles a causa del tiempo que tendrían, parecía que se encontraban en una de las torres exteriores del castillo, en un lateral había una escalera de caracol que ascendía y en el centro una trampilla daba paso a unas escaleras de madera que descendían, bajaron por ellas, daban a un sótano pero lo único que se veía era un agua de color verde oscuro, abandonaron el sótano y decidieron subir por las caleras hasta el piso superior, en el encontraron los mismo que en el de abajo, muebles y algún virote de ballesta en mal estado, las escaleras seguían subiendo, en el siguiente piso la escena era muy diferente, se veían dos puertas cerradas y en el suelo por lo menos había diez cadáveres amontonados, todos vestían con túnicas negras y en su mano agarraban una daga, ante aquella visión pararon de subir los escalones pensando que hacer...


Mientras Ogmund al encontrarse de repente las escaleras se giró hacia Erwin para ver que hacían, pero cuál fue su sorpresa, primero al no ver a sus compañeros y segundo al ver que detrás suyo ya no estaba el pasillo si no que se encontraba en una sala circular, al mirar por las troneras pudo ver la casa de huéspedes, por lo que pudo deducir que se encontraba en una de las torres exteriores que estaba al fondo del castillo, donde se encontraba había una escalera de caracol que subía hasta el piso superior, una puerta que aunque probó abrirla no pudo al estar como atrancada, y también había una trampilla que daba a unas escaleras que descendían hacia el sótano, con cuidado fue bajando por dichas escaleras hasta que llegó al fondo, allí en medio del sótano podían verse varios esqueletos tirados y entre ellos distintas piezas de oro que brillaban ante la luz de la antorcha, de las paredes colgaban tapices negros representando ejércitos de no  muertos, de repente empezó a sentirse un frío sobrenatural y de los tapices empezaron a salir esqueletos que se dirigían hacia él, aunque Ogmund era consciente de que aquello no era real y que todo era una ilusión decidió abandonar con rapidez el sótano, empezando a subir al piso superior...