martes, 25 de octubre de 2022

EL ENEMIGO INTERIOR.EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 38

En su juventud, Sigmar lidero una expedición contra los pieles verdes en el Paso del Fuego Negro, en la que rescato a Kurgan Barbahierro, Gran Rey Enano de Karaz-a-Karak. Como muestra de su gratitud este monarca le entregó el martillo de guerra Ghal Maraz, también conocido como el Revientacráneos, y pasó a ser conocido como Sigmar Heldenhammer, creando un vínculo entre ambos pueblos que perduraría hasta el colapso se su mundo.

El camino fue duro, desde que se adentraron en las Montañas Negras no pararon de ir ascendiendo, no era un desnivel muy grande pero era constante, sin darles un respiro, por suerte la orientación de Leopold les fue muy valiosa, haciendo que siguieran más o menos una línea recta, caminando entre valles y por las faldas menos escarpadas de las montañas, y en uno de estos valles fueron atacados por un pequeño grupo de goblins, por suerte Ramkir pudo percatarse de la emboscada con el tiempo suficiente para avisar a sus compañeros, como era bien sabido los goblins carecían de una gran inteligencia, por lo que entusiasmados empezaron a salir de su escondite en ambos lados de las montañas disparando sus arcos cortos en dirección al grupo, pero aún estaban muy alejados de ellos y sus flechas cayeron a varios metros de distancia, Erwin en un rápido vistazo había localizado al cabecilla y a la carrera junto a Ogmund y Ramkir  empezaron a dirigirse hacia él, mientras Leopold amarraba la cuerda de la mula en una piedra para después seguirles, los goblins que habían quedado en la otra parte de la montaña creyeron que huían de ellos y dando saltos de alegría tiraron sus arcos y con la espada alzada empezaron a correr montaña abajo entre gritos, la mayoría perdieron pie y rodaron montaña abajo  acabando muertos, el resto salvo uno fueron aniquilados por la magia de Ramkir, el único que sobrevivió se quedo al lado de la mula, rajando con su espada los sacos que esta portaba para ver si encontraba algo que le gustara, aunque al final sucumbió atravesado por la espada de Leopold cuando este descendió de la montaña.

Para llegar hasta el resto de goblins y su jefe tuvieron que correr montaña arriba, lo que les ocasiono alguna que otra caída, varías flechas volaron hacía ellos pero ninguna acertó en su blanco, el jefe goblin intento utilizar su magia sobre ellos pero sin ningún éxito, los goblins fueron cayendo ante los poderes de fuego de Ramkir hasta que solo quedaron un goblin y su jefe, ambos viendo a sus compañeros muertos emprendieron la huida, al goblin sus dioses le ayudaron a escapar para vivir un día más, pero su jefe no corrió su misma suerte y aunque corrió por su vida, Ogmund imploro la ayuda de Sigmar y un cometa voló desde su mano hasta el goblin, acabando con él.


Por suerte los siguientes días no volvieron a encontrarse con mas dificultades, los días fueron pasando y con ellos las provisiones iban disminuyendo, hasta que por fin llegaron a un punto donde parecía que iban descendiendo levemente, hasta que llegaron a una entrada entre dos montañas que daban paso a una especie de valle en forma de cráter, en el valle se podían ver las ruinas de edificios pero en su centro había uno que estaba intacto, de forma rectangular, sin ventanas y con una sola puerta completamente lisa salvo por una argolla de broce en forma de martillo, el techo del edificio era de un extraño material de color negro que reflejaba la poca luz que dejaban pasar las nubes,  pero lo que más les llamo la atención fue que todo el valle estaba repleto de huesos, antes de entrar al valle decidieron buscar un lugar más o menos seguros donde poder dejar a la mula, ya que habían visto volar por los alrededores una Manticora, tras ello volvieron al valle y se acercaron al edificio, según iban penetrando en él las nubes se fueron cerrando sobre sus cabezas y un viento empezó a soplar, con cada paso que daban su fuerza era mayor, hasta casi volverse huracanado cuando estaban a unos quince metros del edificio, en ese momento los huesos que estaban entre ellos y el edificio empezaron a moverse formando un pequeño ejercito de esqueletos, quietos ante ellos, sin hacer ningún movimiento, pero su sola presencia fue suficiente para atemorizarlos, Ogmund intento acercarse a ellos mientras lanzaba una plegaria a Sigmar, pero en vez de apartarse de su camino según caminaba hacía ellos estos empezaron a moverse en actitud agresiva, por lo que retrocedió, decidieron pasar lo que quedaba de tarde buscando entre las ruinas, por si encontraban alguna otra forma de poder acceder al edificio, pero su búsqueda no obtuvo ningún resultado, intentaron descansar lo mejor que pudieron refugiados entre aquellas ruinas, pero el aire que corría por el valle parecía que traía los lamentos de los allí muertos, Ogmund y Leopold pasaron una mala noche en donde apenas pudieron dormir a ratos.


La noche dio paso a un nuevo día, un día gris, melancólico, que no presagiaba nada bueno, tras recoger el campamento se dirigieron otra vez hacia la puerta de entrada del edificio, y como el día anterior el viento fue creciendo en intensidad según se iban acercando, cuando estaban a unos quince metros los esqueletos se volvieron a levantar, Ogmund iba en cabeza implorando a Sigmar, detrás suya iban Erwin y Leopold, coco con codo, y detrás de ellos un Ramkir que seguía sin sentir los vientos de la magia en aquel lugar, se sentía incomodo e indefenso sin su magia, estaban decididos a llegar hasta la puerta, si la fe no les abría el camino lo harían sus armas, según se acercaban a los esqueletos estos empezaron a moverse, a envolverles, hasta que.....

miércoles, 19 de octubre de 2022

EL ENEMIGO INETRIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 37


Tras lo ocurrido en los últimos días ya era hora de encaminar sus pasos a su verdadero destino, su primer objetivo la ciudad de Kemperbad, pero justo cuando estaban buscando transporte un hombre se les acerco para proponerles un trabajo en las Montañas Grises, algo acorde a sus talentos, por su forma de hablar parecía alguien de alta cuna, pero aunque les ofreció una gran cantidad de dinero no fue suficiente para hacerles cambiar de idea, este les entrego un anillo de oro con el escudo del condado del Valle de la Dama, pero con una S en su grabado, si cambiaban de opinión solo tenían que mostrar ese anillo en la Fortaleza Negra para dar con él.


El viaje hasta Kemperbad ocurrió sin ningún contratiempo, primero por el rio y luego por caminos, en Kemperbad debían encontrar una barcaza que remontara el rio hasta Hochsleben, pero por desgracia la guerra iba en aumento, y todo el transporte fluvial estaba dedicado a transportar material y hombres hacía el Norte, por lo que no había forma de poder viajar más allá de Nulm, y Nulm era una ciudad que querían evitar, viajar a pie estaba descartado por el tiempo que supondría, por suerte en la ciudad había dos personas que les podían ayudar, y una de ellas ya sabía que Erwin y Ogmund estaban en la ciudad, Luigi Belladona les había mandado una invitación para cenar con él esa noche, ese hombre controlaba todo lo que entraba y salía de la ciudad, sus tentáculos llegaban hasta la mismísima Altdorf, estaba al tanto de la proximidad de Erwin al Graf Boris y que deberían estar al Este del Imperio y no viajando hacía el Sur, y aunque intento sonsacarles algo de información su intento no obtuvo ningún resultado, accedió a ayudarles a llegar a Hochsleben sin ningún pago, a fin de cuentas como bien decía que no iba a hacer por sus amigos, aunque quedaba claro que el pago era poder abrirse camino en Middenheim, pasaron la velada entre buenas viandas y buen vino, descansaron allí unas horas antes de partir en una pequeña barcaza capitaneada por dos viejos conocidos, el capitán Chistopher y Renat, después de la quema de su barco y tras trabajar un tiempo para los Blucher empezaron a trabajar para el señor Luigi, con ellos viajaron hacía el sur llegando a su destino sin problemas, Hochsleben era un pueblo que vivía alejado del resto del Imperio, aun anclado a los antiguos dioses y tradiciones, en todo el pueblo solo había una tienda donde pudieron comprar lo necesario para adentrarse en las montañas, ropas de abrigo, comida para varías semanas y un burro para poder llevar todo aquello.

Desde Hochsleben hasta el paso del Fuego Negro les llevo cuatro días  en el que aun cruzaron por alguna granja aislada, pero una vez en el paso no se cruzaron con nadie, tras varios días de camino por fin llegaron a la zona donde creían que podían estar las piedras talladas del mapa que les había dado el padre Marcus, pero por más que buscaron no encontraron nada, pero cuando ya estaban empezando a perder la esperanza Ogmund se fijo en un lobo completamente blanco que lo observaba, era muy parecido al lobo que se le había aparecido en sueños, con cautela lo siguieron, adentrándose en la espesura hasta dar con un pequeño obelisco, al lado se podía ver los restos de piedra esparcidos por el suelo de lo que debería de haber sido otro obelisco, en el que quedaba en pie aunque se había intentado borrar y mancillar aun se podía apreciar el símbolo de un martillo grabado en la piedra, parecía que habían encontrado las piedras dibujadas en el mapa, ahora tendrían que adentrarse en las Montañas Negras para intentar encontrar la supuesta capilla sagrada...



lunes, 10 de octubre de 2022

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 36


Sus ojos no apartaban la mirada de aquel edificio, estaba tranquilo, peligrosamente tranquilo, lo había tenido muy cerca pero el destino le había sido esquivo, su lengua se deslizo suavemente por sus labios saboreando ese momento que no se había producido, la gente después de varios días encerrados estaban ansiosos de salir del edificio, desde donde estaba los podía ver encaminarse a la parte trasera del edificio, a la zona de los caballos, a la carreta de los dos enanos, con tranquilidad se dio la vuelta y con paso largo se fue alejando del lugar, ahora no era el momento, ya llegaría el momento de saldar cuentas y pagar por lo que habían echo...


Ya juntos decidieron que subirían a hablar con Annika para ver si alguno de sus chicos había cogido el diario de la doktora, pero justo cuando estaban a punto de llamar a su puerta un enano subía las escaleras, este iba pegado a la pared, utilizándola de apoyo, aunque no le sirvió de mucho cuando Leopold intento hablar con él, el enano reaccionó asustándose, lo que provoco que cayera rodando escaleras abajo, cuando bajaron a socorrerle este ya estaba inconsciente, su cuerpo estaba empapado en sudor y su frente ardía por la fiebre, al igual que la doktora también presentaba varias incisiones en el cuello, de las cuales Ogmund pudo deducir que si eran mordiscos no eran de alguien del tamaño de un niño, y para su horror también pudo ver dos incisiones en el cuello de Ramkir, desde cuando las tenía era difícil saberlo, parecían recientes, entre varios subieron el cuerpo del enano al mismo cuarto donde estaba la doktora,  el hombre mayor que estaba cuidándola les informo que el enano se llamaba Sreluc y que se hospedaba en la cuarta planta junto a su hermano Srulem.

Tras dejar al enano pudieron hablar con Annika, esta aunque reacia accedió a hablar con sus chiquillos para ver si alguno había cogido por accidente el diaria de la doktora, y así había sido, el pequeño Trinidad que solo contaba con cinco años había cogido el diario, los dibujos que en el había le habían llamado la atención, con una sonrisa traviesa le entrego el diario a Ramkir, el diario estaba escrito en Tileano, por suerte Leopold conocía esa lengua y mientras se encaminaban a hablar con el enano para comunicarle que su hermano estaba enfermo pudo ir leyendo las ultimas paginas, en ellas la doktora llegaba a la conclusión que la enfermedad provenía de este edificio, y quien la estaba propagando era un vampiro, el cual podría estar en el sótano, mientras Leopold leía todo esto, el resto llamo a la puerta del enano, pero este sin ni siquiera abrir la puerta les grito que se marcharan de allí, que no le engañarían para salir, y que si intentaban entrar les mataría a todos, todo esto mientras se oían ruidos de estar apuntalando la puerta con algo pesado.



Sin darle importancia al enano se centraron en lo que Leopold acababa de averiguar, pero antes de bajar al sótano decidieron hacer una visita al elfo que vivía en el ático, su puerta y cerradura se veían claramente de mejor calidad, pero el elfo que allí vivía les dejo unos segundos aturdidos, Eluharath ``Cresta de Luna´´ era el primer elfo que veían con aspecto de viejo, su cabellos blancos y lacios, su piel blancuzca y acartonada, junto a unos labios muy finos y unos ojos grises apagados,  sus ropas también resultaban un tanto extravagantes, propias de las lejanas tierras de Catai, pero pese a su apariencia su voz aunque débil aun conservaba la arrogancia de los grandes nobles de su raza, pero ese porte gallardo poco le duro, en cuanto le dijeron que había un vampiro en el edificio les cerro la puerta en sus propias narices, mientras corría varios cerrojos y les amenazaba con usar su magia si intentaban entrar en su casa, y aunque por un momento pensaron en esa opción decidieron dejarlo tranquilo y bajar a investigar el sótano, pero justo cuando pasaban por la puerta del enano Leopold tubo un recuerdo, se vio en un claro en el bosque, de noche, al calor de una fogata, junto a sus compañeros y frente a él la risa de un enano, mientras brindaban con cerveza, ese enano era el mismo que habían dejado en la habitación de la doktora, y detrás de esa puerta, atrincherado estaba su hermano.

Intentaron que con buenas palabras el enano abriera la puerta, pero este estaba claro que no estaba por la labor, así que Ramkir utilizo sus poderes para hacer que la puerta de madera se convirtiera en ceniza, una vez dentro no les resulto difícil convencer al enano para que no hiciera tonterías y les contara lo ocurrido estos últimos días, por lo visto habían sido contratados por alguien que se hacía llamar El Señor de la tumba, un ser encapuchado que olía a muerte, él les había dado un liquido para dejarlos inconscientes hasta traerlos aquí, donde les pagarían una buena bolsa de coronas de oro, pero al estar encerrados sin poder salir se les había acabado ese liquido, dando paso a que se despertaran antes de tiempo, otro tema era donde estaban sus pertenencias, estaban escondidas en una carreta fuera del edificio.


De momento dejaron al enano y bajaron decididos al sótano, aquello parecía un laberinto, lleno de trastos antiguos, inservibles la gran mayoría, pero poco a poco fueron avanzando entre aquellos trastos hasta que por fin llegaron hasta donde acababa el sótano, allí pudieron ver varias sabanas viejas y manchas de un rojo oscuro, tiradas en el suelo a modo de cama, a su lado una mujer de espaldas a ellos estaba quieta delante de un espejo bruñido donde en un principio parecía que se reflejaba su imagen, aunque segundos más tarde pudieron ver que no era su reflejo lo que se veía, si no lo que parecía ser su hermana gemela, las dos mujeres eran prácticamente iguales, con claridad pudieron ver unos dientes afilados, lo que sucedió a continuación apenas duro nos segundos, Erwin, Ogmund y Leopold se abalanzaron sobre una de las mujeres mientras Ramkir intentaba utilizar su magia, entre los tres acabaron con la mujer mientras la otra intentaba influenciar a Ramkir  sin tener éxito, lo cual dio paso a que el resto del grupo acabara con ella.

Parecía que el problema de la epidemia ya estaba resuelto, que hacían esas dos neonatas de vampira en el sótano, quien las había convertido, eran preguntas que de momento no sabían las respuestas, y tampoco disponían del tiempo para indagar en ello, con todo lo ocurrido estas ultimas semanas habían perdido un tiempo valiosísimo, por suerte tanto Ramkir como la doktora Alexandra pudieron recuperarse y no sucumbir ante la enfermedad, que secuelas les podrían quedar en un futuro era algo incierto, la doktora pudo hablar con la guardia y con las pruebas que tenían al cabo de unos días sin que se dieran nuevos casos se levanto la cuarentena del edificio, como les había dicho el enano sus pertenencias estaban escondidas debajo de la leña que llevaban en el carromato, una vez bien pertrechados se prepararon a partir hacia Kemperbad, pero antes de irse decidieron hacer una ultima visita a Eluharath, este apenas pudo contener su legua y las palabras que se le pasaban por la cabeza ante los modales de ese grupo de miserables humanos, pero le daba mucho valor a su vida por lo que se mordió la legua mientras se le acusaba de tener algún trato con aquellas vampiresas o algo peor, por suerte la cosa no fue a mayores y Eluharath cerro la puerta de su vivienda con cierto aire altivo.