lunes, 11 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 26



Hacía más de dos años que en un recodo del camino había comenzado todo, en ese entonces no eran más que un cazarratas y un ayudante de cámara acompañados por un pequeño Halfing en busca de un futuro mejor, de algunas monedas que les hicieran la vida más fácil, en esa época como hicieron en Bögenhafen  habrían salido corriendo del peligro nada más olerlo, temerosos y asustados ante lo que pudiera ocurrir, pero ya no eran los mismos, habían cambiado, ya no eran simples gentes del Imperio, eran Erwin Schulz, Caballero Pantera, Héroe y Campeón del Imperio por méritos propios, y Ogmund Silverhand ungido y tocado por la mano de Sigmar, no caminaban solos, a su lado otros tres valientes compartían el mismo destino, Ramkir Siegfried no solo un hechicero de batalla de la Orden Brillante, si no también un miembro de la ancestral Orden de los Buscadores de la Luz, Leopold Kossmann un defensor acérrimo de Ulric y de su Graf Boris, defensor de un Imperio unido por sus gentes, y por último Íñigo Krauszer de Antúñez, un extranjero venido de tierras lejanas pero con cualidades dignas de mención, sin quizás ninguna lealtad hacia el Emperador pero si hacía sus compañeros de armas, la decisión era fácil de adivinar, intentarían ayudar al Emperador o darían sus vidas por intentarlo.

                                            


Hicieron noche en el templo de Morr, al día siguiente Ogmund ayudo a la Gran Indagatrix a descifrar el código del diario que el Canciller tenía escondido en sus dependencias, en el básicamente confirmaba las palabras de Dieter y lo incriminaba sin ninguna clase de duda, por la tarde tenían preparadas habitaciones en la parte pudiente de la ciudad, en un local de respetable clientela, en El Imperial, allí pudieron darse un buen baño caliente y descansar sobre cómodos colchones,  Ogmund volvió a tener el mismo sueño que noches anteriores, pero esta vez el Grifo portaba entre sus garras algo brillante, por su silueta bien podría tratarse de un martillo, al despertar en su palma derecha tenía claramente marcado un cometa de dos colas.
Ese día decidieron aprovecharlo para hacer una visita a la parte donde tenía sus dominios el señor del crimen Francesco Sarducci, a través del barman de una taberna consiguieron concretar una entrevista con alguien relacionado con ese hombre, este desconocía si ese tal Karl estaba en la ciudad o no, ni si estaba en tratos con algún otro grupo de delincuentes, básicamente tenia conocimiento de lo que ellos ya sabían del tema de los barriles de pólvora, además de que Vesper pagaría unas buenas monedas por atraparlos, por lo visto uno de sus chicos había desaparecido y todo apuntaba hacía nuestros héroes, había gente que afirmaba haber visto como se lo llevaron a la fuerza, en cuanto al tema de Karl, por una módica bolsa llena de 50 coronas de oro acepto intentar conseguir información de si ese tal Karl había tenido tratos o estaba entre los hombres de Vesper o Dieter, en un plazo de cuatro días intentaría averiguar algo más, si tenía información se lo haría llegar al barman para concretar una entrevista.
Después de aquello decidieron visitar las dependencias de Fassbinder, en ellas aun quedaban restos de sangre seca, el cuarto estaba completamente patas arriba, se habían encargado registrarlo de arriba a abajo, en el suelo de  la entrada aun se podía adivinar más o menos el contorno del cuerpo, aunque para Leopold la muerte estaba claro que se había producido por un disparo en la cabeza, a la altura de la cabeza, en la pared, se podían ver las salpicaduras y restos pequeños de metal, el resto ya lo sabían por Inga, le había destrozado la cabeza, seguramente a golpes, y desmembrado su cuerpo, en el cuarto poco más había que pudiera darles alguna pista, prácticamente era la hora de comer, por lo que volvieron a El Imperial, allí pudieron dar buena cuenta de un Estofado mientras recogían una nota con el sello de la Gran Indagatrix, les instaba a que se reunieran con ella en la Capilla de Morr a ultima hora de la tarde, en esa entrevista les puso al corriente de lo que ya habían oído por las calles durante la mañana, Altdorf ya no se mantenía neutral y apoyaba a Ostland en la guerra, además era cuestión de días que el Emperador sería apartado de sus funciones para que su sobrino pudiera proclamarse nuevo Emperador del Imperio,  aquello solo traería desgracias y muerte, la vida del Emperador y del propio Imperio pendía de un hilo, se estaba tejiendo un plan a la desesperada para intentar que eso no ocurriera, incluso a ella misma le quedaban horas para que los hombres del Príncipe la fueran a buscar y acabara en las mazmorras al igual que el primo del Emperador, también le habían llegado noticias de que el Canciller y el carcelero habían sido encontrados muertos, sin signo de lucha, con el cuello roto, se estaban haciendo indagaciones al respecto pero desconocía los resultados, para nuestros héroes había llegado el momento de decidir que hacer, huir de la ciudad y dejar a su suerte al Emperador y al Imperio, o volver a enfrentarse al peligro que supondría tener que salvar a Karl Franz, la decisión no era fácil de tomar, debían meditarla tranquilamente mientras descansaban en El Imperial, aunque desde un principio su idea era seguir adelante, no habían llegado hasta aquí para ahora abandonar todo, Inga seguramente ya no los volvería a ver así que se despedido de ellos agradeciéndoles todo lo realizado hasta el momento, y rezando a Morr y a Sigmar para que siempre tuvieran sus ojos puestos sobre ellos.





Al día siguiente esperaron pacientemente en El Imperial, a primera hora de la mañana la alegría inundo la ciudad, los pregoneros gritaban la noticia de que el ejercito de Altdorf comandado por Kurt Helborg había vencido al ejercito de Middenlan que avanzaba hacía la ciudad, eso junto con los refuerzos que venían de Nuln hacían ver el futuro de la ciudad con ojos más optimistas, a mitad de la tarde el hermano Philip les trajo una nota, en ella se les instaba a que acudieran a una dirección al sur de las murallas dos horas antes de amanecer, guiados por Íñigo acudieron a la cita esquivando a las patrullas de guardias que se encargaban de que se respetara el toque de queda, cuando llegaron al lugar de la cita una puerta se abrió para darles paso franco a una estancia donde Simon, su antiguo ayudante de cámara les aguardaba, este les explico el plan, deberían llegar hasta la habitación del Emperador a través del alcantarillado que había debajo del Palacio Imperial, a través de varias puertas secretas que tenían marcadas en el mapa que les entrego, les dijo como se podían abrir cada una de ellas, antes de la ultima puerta debería haber ropas dispuestas más acorde con las de Palacio para que se pudieran cambiar y perfume para tapar el olor de las alcantarillas, una vez tuvieran al Emperador tenían varias formas de salir, o bien a través de palacio, la cual parecía muy peligrosa y abocada al fracaso, por las alcantarillas y salir a algún lugar de Altdorf, o a través de sus dos canales principales de alcantarillado, uno salía al Reik, y el otro se usaba para cuando el Reik venia crecido y desembocaba en el pequeño Reik, una vez fuera en la carretera de Bögenhafen estarían dispuestos caballos para que pudieran cabalgar hasta el paso del canal de Weissbrück, allí en la posada de las Siete Estrellas tendrían todo su equipo, desde allí deberían llegar hasta Walfen, donde estaba acuartelado el ejercito del victorioso Kurt Helborg, este era leal a Karl Franz y protegería al Emperador, a sus pies tenían dispuesto las ropas de los guardias de alcantarillas junto a cinco faroles, tras vestirse adecuadamente encaminaron sus pasos hasta la zona del Palacio Imperial, saltando la verja llegando sin ningún contratiempo hasta la estatua del Emperador Wilhelm II que estaba detrás de la Cancillería, en ella se encontraba la puerta secreta que daba acceso al corredor que desembocaba en el  alcantarillado, con rapidez penetraron en aquel tosco corredor que descendía hasta otra puerta secreta que daba a uno de los corredores principales del alcantarillado de Altdorf, había una estrecha pasarela a cada uno de sus lados, mientras que el agua sucia corría por el medio, alguna rata se dejaba ver por la estrecha pasarela, saliendo corriendo en cuanto la luz de los faroles llegaba hasta ellas, a ambos lados distintos corredores cilíndricos traían las sucias aguas de la ciudad hasta el canal principal, un sepulcral silencio reinaba en el lugar, con cuidado empezaron a moverse pegados a la pared en busca del quinto pilar que estaba marcado en el mapa, allí debería encontrarse otra de las puertas ocultas, una vez llegaran ya pensarían como cruzar al otro lado...





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