martes, 20 de abril de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 5

 Entre aquellas cuatro paredes se sentía raro, extraño, fuera de lugar, cuanto tiempo había pasado..., meses desde que tuvieron que  abandonar lo que llamaban su hogar, meses deambulando por los bosques, meses dando su merecido a aquellos traidores sigmaritas, meses disfrutando de sus gritos en la noche..., pero las palabras de su mentor resonaban en su cabeza, él había tenido el honor de haber sido elegido por su líder para venir hasta allí mientras sus compañeros esperaban su vuelta, debía reunirse con aquel hombre, él le explicaría lo que estaba por venir, algo grande que daría su merecido a aquellos adoradores de un falso y traicionero Dios...


La noche paso sin ningún percance, un nuevo día amanecía en Bergsburg, la niebla aún inundaba las partes altas de la ciudad cuando Ogmund y Leopold se dirigieron a la casa de Middenheim, Ramkir y Erwin permanecerían cerca por si sucedía alguna complicación, Íñigo también merodearía por las tabernas de la zona pero en solitario, Ogmund y Leopold fueron recibidos por el ayudante de cámara del Barón, con el tuvieron unas palabras que pudieron haber ido a mayores si no hubiese sido por el medallón de los Caballeros Pantera que sutilmente enseño Leopold, aquello les abrió las puertas de la mansión, siendo recibidos por el Barón Eduard von Münsterberg, tras servirles una copa de vino le enseñaron la carta que habían encontrado en la casa de Wolfgang, por desgracia no le sonaba la heráldica que en ella figuraba, era la primera vez que la veía, ni quien podría ser ese tal Wanner, aunque intentaría averiguar lo que pudiera, en uno o dos días les diría algo, por otro lado les conto que si que había distintos nobles o comerciantes acaudalados de la ciudad que estaban en contra de lo que estaba pasando, aunque nunca lo dirían en publico si no querían perder sus posesiones o algo más, el máximo exponente de los sigmaritas en la ciudad era el Lector Rudolf Geissnan, de los ulricanos era Berthold Kant, ambos disponían de casa propia aunque pasaban la mayor parte del tiempo en sus respectivos templos, con la promesa de intentar averiguar lo que pudiera y de enviar una carta a Middenheim sobre lo que ponía en aquella carta, abandonaron aquel lugar para encaminarse de vuelta a la posada donde estaban hospedados.

                  Barón Eduard von Münsterberg

Mientras esto sucedía, Erwin y Ramkir pudieron ver como a mitad de mañana Wolfgang entraba en el templo de Ulric, a la media hora un sodado de la guardia también entraba en su interior para al poco salir fuera acompañado de Wolfgang, a ellos se les unió un nuevo hombre de mas edad, un sargento de la guardia, como luego pudieron averiguar el soldado era Torsten Gauss, días atrás les había comentado Leopold que se le podía encontrar en la puerta sur de la ciudad y que era un simpatizante de Wolfgang, el otro hombre era el sargento Markus Staudinger, y según vieron más tarde tenía mercenarios a su servicio, varios de estos hombres fueron los que según fueron llegando a la posada de la Pepita de Oro estaban apostados fuera controlando el lugar, aunque intentaban pasar desapercibidos para nuestros héroes les resulto fácil percatarse de ello, por miedo a que estuvieran esperándoles a ellos se alejaron de la posada hasta que se pudieron juntar, el ultimo en llegar fue Íñigo que había seguido a Wolfgang y sus dos amigos desde que salieron del templo, Wolfgang se despidió de ellos cerca de su casa, Torsten se fue en dirección sur y Markus dirigió sus pasos hasta los hombres que vigilaban su posada, tras unas palabras con ellos marcho hasta los barracones de los soldados en la puerta sur, tras aquello Íñigo volvió sobre sus pasos hasta encontrarse con el resto del grupo, solo había una forma de saber si aquellos hombres les estaban esperando, por grupos fueron pasando por la calle donde estaban apostados para ver su reacción, pero nada extraño sucedió, o eran muy buenos actores o no eran ellos la causa de que estuvieran allí..., estaban vigilando a alguien de dentro o estaban esperando la llegada de alguien?..., durante la tarde se fueron turnando para vigilar si había algún cambio o sucedía algo, pero nada extraño sucedió, Ramkir ojeo el libro de entradas de la posada viendo dos entradas nuevas en el día de hoy, Gundru Dulfant y Leberecht Eucken, esta noche solo Íñigo iría a la Taberna La Cabeza del Lobo, en ella se encontraba Wolfgang junto al sargento Markus, hasta que más tarde apareció Torsten y se les unió, este asentía ante las palabras de Wolfgang mientras apuraba su jarra de cerveza, desde donde estaba Iñigo no podía captar la conversación, pero acercarse más sin llamar la atención resultaba imposible, pero en ese momento un fuerte puñetazo en su cara hizo que rodara por el suelo, la buena fortuna quiso que rodara en dirección a donde estaba Wolfgang, escuchando como este le decía a Torsten - tráelo mañana por la noche, Markus asegúrate que no es un impostor-, lo siguiente que noto Íñigo es como dos fuertes manos lo agarraban de la ropa y lo levantaban bruscamente del suelo, con un gesto intuitivo consiguió apartarse a un lado mientras se hacía una composición de lugar, delante de él tenía a un enfadado Olf, el mismo que la noche anterior había dejado meandose las botas antes de salir corriendo, por suerte el tabernero puso fin a la disputa antes de que la cosa fuera a mayores, Olf a regañadientes agacho las orejas y malhumorado abandono la taberna, no sin antes amenazar a Íñigo de que esto no quedaría así, para cuando todo volvió a la normalidad Markus y Torsten habían abandonado la taberna dejando solo a Wolfgang, enfrascado en sus propios pensamientos mientras paseaba su mirada por la gente que había en la taberna, entre ellos Íñigo, este al rato de su altercado abandono el lugar dirigiéndose a la Pepita de Oro, en ella puso en antecedentes a sus compañeros de lo que había ocurrido, tras ello empezaron a planificar lo que harían al día siguiente, la tensión entre Ramkir y Ogmund fue en aumento según iban mostrando sus puntos de vista, Ogmund se inclinaba por esta misma noche acabar directamente con ellos, mientras que Ramkir abogaba por intentar averiguar más sobre sus intenciones, además de que matarlos sin crear alboroto era imposible, Leopold e Íñigo permanecían en un segundo plano, aunque les acompañaban en aquella empresa aun no se habían ganado la confianza para que su palabra tuviera peso en aquella decisión, fue la decisión de Erwin la que termino con aquella discusión, esta vez la cautela se impuso en la decisión de Erwin apoyando las palabras de Ramkir...

             Leopold/Ramkir/Íñigo/Ogmund/Erwin

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