lunes, 3 de mayo de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 7

 La tarde había dado paso a la noche, ante la hoguera se encontraban aquellos dos hombres, estiraban sus manos hacía el calor del fuego mientras planificaban el futuro viaje hacía el sur, en sus rostros había una retorcida sonrisa que se iluminaba la luz del fuego no presagiando nada bueno...

Mientras, no muy lejos de allí, un hombre encapuchado permanecía despierto en la noche, maldiciendo aquel  contratiempo de ultima hora mientras preparaba su siguiente paso en aquella pequeña ciudad...


Un nuevo día amanecía en Bergsburg, a primera hora de la mañana la puerta de la habitación de Leberecht se abrió, encamino sus pasos hacía la escalera portando sus escasas pertenencia para abandonar la posada, como ya habían acordado Ramkir y Leopold lo siguieron hasta ver que se encaminaba hacía la puerta sur de la ciudad, callejeando consiguieron sobrepasarle y llegar antes a la puerta, Ramkir empezó a recoger sus pertenencias en el puesto de guardia de la puerta sur cuando se percato como uno de los guardias se dirigía a Leopold llamándole Dieter, abrazándolo por los hombros ambos se alejaron hacia uno de los barracones perdiéndose de la astuta mirada de Ramkir, sin tiempo para hacer mucho más, Ramkir espero fuera de la ciudad a que Leberecht saliera para seguirlo a cierta distancia, no resulto muy complicado ya que por el camino había bastante transito de gente, pero de repente cuando ya se habían alejado de la ciudad Leberecht dejo el camino encaminándose a una gran planicie que se iba elevando, si Ramkir lo seguía seria más que evidente que lo estaba siguiendo, así que no le quedo más remedio a que este subiera hasta arriba y desapareciera por el otro lado para poder seguir sus pasos, mientras esto ocurría Leopold se le unió, Ramkir tenía muchas preguntas que hacer a Leopold pero ese no el era el momento, aunque la desconfianza que de por si ya tenía hacía Leopold iba creciendo cada día, justo cuando consiguieron subir pudieron ver como Leberecht se internaba en el bosque , con cautela y con la habilidad de Leopold para seguir rastros consiguieron seguirle a cierta distancia, cuando ya había pasado el mediodía por fin pudieron ver hacía donde se dirigía, un pequeño campamento, en el pudieron contar seis hombres dirigidos por otro que bien podría tratarse del Sacerdote ulricano expulsado, Chedwic Wanner, aquellos debían de ser los que se hacían llamar los Aulladores, con cautela fueron retrocediendo para desandar el camino y dirigirse de nuevo hacía Bergsburg para encontrarse con sus compañeros. 

Mientras tanto en Bergsburg, Íñigo, Erwin y Ogmund se dirigieron por la mañana al templo de Ulric para hablar con el novicio Justus, cuando llegaron Ogmund permaneció fuera vigilando mientras ellos entraban, en el templo no encontraron a Justus, otro novicio les atendió con los brazos abiertos llevándolos hasta el encargado del templo mientras el Sumo Sacerdote Berthold Kant estaba incapacitado en su casa por una dolencia, este tampoco conocía personalmente a Justus, pero averiguaron que era el encargado de ir al mercado todas las mañanas para recoger frutas y hortalizas para el templo, llevándose como guía al novicio que les había atendido marcharon hacia la zona del mercado donde había ido Justus, al salir del templo Erwin se percato que Wolfgang estaba en una esquina solitaria rezando, no parecía haberse percatado de ellos, una vez fuera del templo se dirigieron al mercado, Ogmund les seguía a cierta distancia, una vez en el mercado se separaron y peinaron toda la zona, Erwin aprovecho para acercarse a Ogmund y contarle lo ocurrido en el templo, fue precisamente Ogmund quien tubo un extraño presentimiento al ver una bolsa llena de fruta apartada en  un puesto del mercado, tras hablar con el tendero este le conto que el joven Justus se había dejado la fruta para el templo y se había marchado con un hombre extraño, un hombre delgado y alto, con ropas negras y una capucha que impedía verle el rostro, preguntaron por el mercado y varios tenderos los habían visto ir hacía el sur, pero una vez fuera del mercado les perdieron el rastro, por media hora Justus se les había escapado de las manos...

 Marian

Íñigo tenía la idea de que el chico ya debería estar muerto, si eso fuera así que iba a pasar con su cuerpo era toda una incógnita, tras aquel duro golpe esperaron a que Wolfgang saliera del templo de Ulric para seguirlo, este se dirigió a Beilheim donde tras realizar diversas compras en el mercado de la plaza central se encamino hacía su casa, por un momento sopesaron asaltarlo en su casa, pero lo descartaron, con el ruido que aquello provocaría a los pocos segundos estarían rodeados de simpatizantes de aquel grandullón, decidieron abandonar la ciudad para ir en busca de sus compañeros, si estos habían dado con los Aulladores por lo menos podrían acabar con ellos, pero antes Erwin visito a Marian en la Ostra Azul, le entrego una carta para que se la hiciera llegar al Barón Eduard, en ella le informaba de lo acontecido en el ultimo día y de su partida para intentar acabar con la amenaza de los Aulladores, después Ogmund y Erwin visitaron el templo de Sigmar, en el se entrevistaron con el Sacerdote de Sigmar el Lector Rudolf Geissnan, este escucho atentamente sus palabras y mostro preocupación ante las sospechas de que alguien les involucrara en el asesinato de ese joven novicio ulricano, por desgracia no abandonarían la ciudad como había sugerido Ogmund, aquello sería como admitir dicho crimen incluso antes de haberse producido, pero cerrarían las puertas del templo por la noche y todos sus feligreses permanecerían dentro del templo los próximos días, poco más podían hacer por lo que se prepararon para partir, pero Erwin tubo una idea, aunque creía que de poco podía servir, durante un par de horas estuvieron moviéndose por distintas posadas haciendo correr el rumor de que los hijos de ulric habían secuestrado a un novicio ulricano al que pretendían matar de alguna forma depravada para dar ejemplo, tras aquello abandonaron la ciudad por la puerta sur, la tarde ya estaba empezando a decaer cuando fuera de la ciudad Erwin, Íñigo y Ogmund se juntaron con Ramkir y Leopold....

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