miércoles, 19 de mayo de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 9

 Wanner se encontraba intranquilo aquella noche, todo estaba preparado para partir, esperarían hasta el amanecer a que el Cazador de Brujas Bernd llegara al campamento y partirían dirección Sur, a varios días se encontrarían en el bosque con el grupo de los Hijos de Ulric que estaban a las ordenes de Wolfgang, pronto, muy pronto darían buena cuenta de esos sucios sigmaritas...


Erwin, Ogmund, Ramkir y Leopold avanzaban con cautela a través del bosque, bien era sabido en todo el Imperio de lo peligroso que resultaba caminar por los bosques, y aun más de noche, pero por Sigmar no toparon con nada que les pusiera en peligro, con cautela se acercaron hasta el campamento de los Aulladores, claramente estaban preparados para partir, seguramente estuvieran esperando al Cazador de brujas para ello, sin hacer ruido fueron cogiendo posiciones mientras Ramkir empezaba a manipular los vientos de la magia, pero estos fueron caprichosos y se arremolinaron a su alrededor haciendo que su magia no funcionara, algo no había salido como él esperaba y los ojos de Ramkir se volvieron de un color rojo intenso, aquello hizo que Wanner notara su presencia, todo ocurrió muy deprisa, Ramkir dio forma a los vientos de la magia para formar bolas de fuego que impactaron sobre Wanner ,a la vez que Leopold hacía rugir su arcabuz hiriendo a Wanner, Leberecht y varios aulladores que se encontraban cerca, Erwin tras disparar su pistola cargo hacía adelante,  más tarde el propio Leopold se le unió en la refriega, con Wanner ya recuperado del asalto inicial conjuro una tormenta que estallo encima de las cabezas de Ramkir y Ogmund, sobre Ramkir empezaron a caer esquilas de hielo que le atravesaron parte de su cuerpo dejándolo malherido, Ogmund tuvo mejor suerte y pudo correr a ayudar a Erwin y Leopold, Ramkir consiguió alejarse de allí como bien pudo, pero eso no le impidió a Leberecht que una de sus saetas le atravesara a Ramkir la pierna, haciéndole caer de rodillas sin aliento, uno de los aulladores corría hacía él con el hacha levantada para darle el ultimo golpe, solo le quedaba un intento antes de que este llegara, intentando ignorar el dolor de sus heridas intento volver a dominar los vientos de la magia, pero el dolor era tan intenso que le fue imposible hacerlo, su muerte estaba cerca, pero su día aun no estaba escrito, el aullador llego hasta donde se encontraba, levantando su hacha sobre su cabeza, pero en el ultimo instante su pie tropezó haciendo que cayera sobre él, casi sin querer su bastón le atravesó dejando una cara de asombro en su rostro mientras la vida se le escapaba.

Mientras, Erwin también había sufrido de la pericia de Leberecht con la ballesta, pero esto no le había impedido abrirse camino entre los aulladores, apoyado por Leopold y Ogmund habían dejado un reguero de cadáveres a sus espaldas hasta llegar a Wanner, este con su magia había intentado congelar la sangre de Erwin, pero fracaso en su intento, dándole la oportunidad a Erwin de atravesarlo con su mandoble, y de esa forma acabar con su vida, después fue Leberecht quien cayo ante los envites de Erwin, Leopold había intentado noquearlo para poder interrogarlo, pero Erwin no estaba por la labor.


Ante ellos tenían al grupo de los Aulladores muertos, entre sus pertenencias no encontraron nada que les pudiera relacionar con los Hijos de Ulric, o donde debían juntarse con ellos, aquello se lo habían llevado a la tumba, tras juntar los cuerpos y prenderles fuego abandonaron el lugar de vuelta a Bergsburg, una vez cerca de la ciudad decidirían que harían, si las palabras del Cazador de Brujas eran ciertas Íñigo estaba muerto, pero el chico Justus podría seguir aun vivo, las primeras luces del día iluminaban la ciudad cuando salieron del bosque...


El día se fue abriendo en la ciudad de Bergsburg mientras Íñigo avanzaba con rapidez hasta la puerta Sur, la noche había sido mas que placentera, pero tenía que encontrar a sus nuevos aliados, no sabía nada de ellos desde que los dejara la noche anterior fuera de la ciudad, había dejado a Justus con Marian en el lupanar, en aquel lugar seguro que no lo buscarían, por suerte el hermano mayor del templo de Ulric no había sido un problema a la hora de convencerle de la necesaria ausencia de Justus por unos días, sus pasos ya empezaban a enfilar la calle que desembocaba en las grandes puertas de acceso a la ciudad cuando algo le llamo la atención, con una agilidad bien entrenada giro sobre si mismo desapareciendo casi al instante en un soportal, desde allí podía observar con mas seguridad lo que allí ocurría...



No hay comentarios:

Publicar un comentario