sábado, 13 de marzo de 2021

DARK HERESY. ESCLARECIMIENTO. Sesión 2

 Ante ellos tenían Desesperanza, encima de una colina, rodeada por montañas, un pequeño pueblo de tiendas se había formado alrededor de la catedral, ubicada en el centro y en la parte más elevada de la colina destacaba sobre el resto del asentamiento, enorme con cuatro pilares en cada esquina y coronada por una gran cúpula, alrededor de aquel pueblo de tiendas de campaña se alzaba una muralla formada por planchas de metal y justo enfrente del camino una puerta formada por distintos materiales ensamblados, una voz les da el alto, el hermano Severus rifle en mano es el encargado de la seguridad de los feligreses que allí se encuentran, una vez comprueba que son quienes dicen ser les deja pasar al interior, una vez dentro es el hermano Lamark quien les da la bienvenida a Desesperanza, Lamark es un tipo bonachón ya entrado en años, un antiguo Guardia Imperial que dejo el cuerpo para seguir al abad, se encarga de alojarlos en la Clota Llorona, una especie de cantina con alguna habitación que ha sido habilitada para ellos, junto a la Clota Llorona el otro edificio de construcción rígida es el Priorato y la zona de los generadores de luz, Lamark se disculpa de que el abad no haya podido recibirles, pero esta noche esta atendiendo a una de las niñas del campamento, mañana por la mañana seguro que podrán verlo, una vez instalados Aristarchus se va a descansar a su habitación, su aspecto de agotado no deja lugar a dudas que necesita un buen descanso, mientras los cuatro acólitos dan una vuelta por el complejo, pueden ver como en una parte se acumulan las tiendas de la gente que vive allí, menos unas pocas que están algo retiradas, son las de los nativos Ashleen, distribuidos por todo el campamento hay barriles encendidos que aportan algo de luz, de momento lo mejor era descansar, mañana tenían todo el día para ver el lugar...


Al día siguiente desde primera hora el calor ya era sofocante, después de desayunar junto a Aristarchus, él cual claramente no había pasado una buena noche, se encaminaron hacía el Priorato para hablar con el abad Skae, allí lo encontraron junto a los hermanos Severus y Lamark, era un hombre de avanzada edad, pero con una mirada muy vivaz y un don para la palabra, con una cordial sonrisa les agradeció de que hubiesen venido para ayudar en lo que seria un momento tan importante para Iocanthos, les explico que llevaban varios días con sucesos extraños, hacía un par de días que se habían visto luces extrañas en las estribaciones cercanas, cuando a la mañana siguiente subió Lamark encontró dos cuerpos que por su estado deberían llevar varios días muertos, tras hablar un rato el abad y Aritarchus se retiraron a la Catedral mientras los acólitos eran libres de investigar junto a Lamark que les serviría de guía para todo aquello que necesitasen.

Sin tiempo que perder ocuparon la mañana para subir hasta donde se habían visto las luces y se habían encontrado los cuerpos, Lamark los guio hasta el lugar, allí no había nada que les llamara la atención, pero justo cuando empezaban a dar la vuelta un Hexálido se abalanzó sobre Xanthia desgarrando su cuerpo con sus garras, por suerte entre todos consiguieron que la bestia cayera antes de que pudiera volver a atacar, todo aquello ocurrió mientras un cuervo de esquisto que estaba posado un poco más arriba giraba su cabeza sin ojos hacía ellos, tras haber acabado con el Hexálido pudieron comprobar que tenía heridas mortales  de varios días, y también le faltaban los ojos, siguiendo sus huellas llegaron hasta una planicie donde claramente aquel animal había sido atacado por varías aves, quizá por los cuervos de esquisto que sobrevolaban sobre sus cabezas, tras no encontrar nada más bajaron a Desesperanza, por el camino de vuelta Lamark les conto como el abad había estado rezando en una de las tiendas para  ayudar a una niña que estaba enferma, en estos días habían tenido varios enfermos con fiebres altas, por lo que cuando llegaran a Desperanza después de comer se acercarían a visitar a esa niña.

Acompañados por Lamark fueron a visitarla, por el camino la gente de Desesperanza se acercaban a Octo, primero tímidamente y luego en masa para tocarlo o que les bendijera, lo veían como si el propio Emperador hubiera venido hasta allí..., la niña como bien les había dicho Lamark había mejorado tras la noche de rezos del abad, estaba consciente aunque bastante débil, le había remetido la fiebre, junto a ella estaba su madre que no se separaba de su lado, Gianna y Arcturus mantuvieron apartada a la madre mientras hablaban con ella para que Xanthia y Octo pudieran hablar con la niña tranquilamente, Xanthia se mostro bastante empática con ella, la niña le conto que cuando salió de la Catedral de llevar las flores con la que la estaban decorando para la consagración volvió a la tienda de su madre,  de allí como hacía todas las noches salió hasta el pozo a por agua, al volver cuando estaba pasando al lado de la Catedral de repente la oscuridad se hizo mas densa, empezó a escuchar graznidos a su alrededor y empezó a temblar de miedo, algo horrible la atenazaba el cuerpo, por fin consiguió salir corriendo sin saber hacia donde hasta que todo se volvió negro, esta mañana despertó en la tienda entre los brazos de su madre, mientras les contaba todo aquello de repente empezó a temblar mientras se hacía un ovillo contra la esquina de la tienda y gritaba que los cuervos estaban allí, que los oía, pero ninguno oía aquellos graznidos, incluso fuera tampoco se veía nada extraño, había cuervos de esquistos sobrevolando Desesperanza pero estaban muy altos como para ser lo que oía, pero mientras Xanthia cogía la mano de la niña intentando calamar empezó  a escuchar esos graznidos como si estuvieran dentro de la tienda, a la vez que notaba un gran mal cerca, la noche anterior había notado algo pero no quiso darle importancia, pero ahora lo volvía a sentir mas fuerte,  hasta que de repente desapareció aquella sensación junto a los graznidos, la niña también dejo de escucharlos y cayo en un tranquilo sueño, tras aquello hablaron con el abad, el cual certifico lo que les había dicho la madre de la niña, había encontrado a la niña al Sur de la Catedral cuando por la noche salía de ella, la niña estaba inconsciente en el suelo ardiendo por la fiebre, la cogió en brazos y la llevo junto a su madre.

Antes de que cayera la noche recorrieron el trayecto desde la tienda hasta el pozo, no encontraron nada que estuviera fuera de lugar, el agua del pozo tenía un ligero sabor a tierra, algo normal viendo el entorno pero no parecía estar envenenada, al hacer el camino de vuelta si que encontraron un cubo escondido entre las piedras del terraplén que subía hasta la Catedral, también se veían surcos como si alguien hubiera subido por aquel lugar y la parte superior al lado de los muros de la Catedral una zona con huellas secas, tanto de un pie pequeño como de otro mas grande, como pudieron comprobar mas tarde en la habitación del abad vieron las sandalias con restos de barro, confirmando las palabras del abad de que fue él quien encontró a la niña, cuando Xanthia encontró aquellas huellas y se agacho para tocarlas volvió a ocurrir algo extraño, volvió a notar aquella sensación de miedo y de la propia tierra seca empezó a manar sangre, incluso sus manos estaban manchadas, aquello duro poco tiempo, a los pocos segundos todo volvía a ser normal, sus compañeros no habían visto nada extraño, su mente parecía mas perceptiva a lo que allí estuviera pasando, mientras todo aquello ocurría Octo pudo ver como uno de los Ashleen desde la lejanía no les quitaba ojo, en cuanto vio que se habían dado cuenta dio media vuelta volviendo a las tiendas que permanecían separadas del resto, hasta allí lo siguieron para hablar con él, tras la insistencia de Arcturus les conto que su abuela les decía que esta colina estaba maldita, que en la antigüedad en ella habitaba un gran mal y por ella corrían ríos de sangre en ofrendas a Dioses antiguos, con todo lo que estaba pasando volvía a tener miedo cuando la noche caía sobre Desesperanza.



La noche ya había descendido sobre Desesperanza, el abad y Aristarchus (aunque en la intimidad lo llamaban Pistachus) estarían durante la noche en la Catedral preparándola para la Consagración del siguiente día, y hacía allí decidieron ir, en la puerta montando guardia estaba el hermano Severus, al verlos venir con el rifle laser en mano les dijo que nadie podía pasar al interior, el abad y Aristarchus estaban dentro y habían dado orden de no ser molestados, ante la insistencia de los acólitos Severus accedió a llamar a la puerta solicitando la presencia de Aristerchus, este acudió  a la puerta accediendo a que pasaran al interior, dentro había varios hermanos rezando junto al abad ocupado la parte central de la catedral, por su mirada no le hacía mucha gracia esta intromisión, los acólitos le contaron todo lo que habían averiguado y empezaron a examinar el interior de la Catedral lentamente, de esa forma alargaron su estancia en el interior hasta bien avanzada la noche, Xanthia vuelvo a tener otra vez una visión, de una de las macetas con flores ve una hoja de cuervo de esquisto, al cogerla esta se deshace en polvo y vuelve a oír los graznidos y sentir esa presencia malvada,  pero parece que nadie de los allí presentes nota nada fuera de lo normal, después el abad arto de ellos decide que todos se retiraran a descansar, cuando Xanthia le cuenta lo que le esta pasando a Aristerchus este se muestra preocupado, al parecer quizás su mente este abierta a sentir más fuerte cualquier pequeña ruptura de la disformidad, si su mente no es fuerte tiene que tener cuidado ante los peligros que en ella se esconden, tras esa pequeña conversación y visiblemente cansado se retira a su habitación deseoso de que llegue el siguiente día para poder consagrar la Catedral a su antepasado San Drusus.

La noche transcurre silenciosa mientras descansan pensando que les deparara el día siguiente...







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