domingo, 7 de marzo de 2021

DARK HERESY. A SANGRE Y FUEGO. Sesión 3

 Siguieron avanzando por el pasillo principal, este acababa con distintos corredores a medio excavar, de uno de esos corredores provenía como una luz rojiza que parecía bajar y subir de intensidad, como si palpitara, pero no pudieron fijarse en ella ya que al llegar a aquel lugar cayeron en una emboscad propiciada por lo que quedaba de la Hermandad de la Malicia, al final fueron abatidos, pero tanto Xanthia como Gianna resultaron heridas, con las fuerzas mermadas fueron avanzando hasta aquella luz, la luz rojiza inundaba una gran caverna, al fondo de esta y a través de una gran grieta del suelo se alzaba una piedra de color lavanda que casi llegaba a tocar el techo, de ella emanaba aquel tono rojizo, según se acercaban a ella empezaron a notar como parecía palpitar, intentando transformar sus cuerpos, Octo callo al suelo de rodillas mientras su cuerpo se retorcía intentando cambiar, mutar..., por suerte para él su fe fue mas fuerte y tras unos segundos de una agonizante lucha consiguió recuperar el control y volvió a levantarse, pero aquella piedra claramente Xenos había abierto una brecha en el Inmaterium formándose un demonio delante de ellos, un ser abotargado y deforme, armado con oxidadas cuchillas de carnicero y mirando fijamente a los acólitos con un único ojo de color blanco lechoso, este inmundo demonio es una incubadora andante de las más terribles enfermedades y excrecencias, pues sirve al repugnante Nurgle, el dios del Caos de la descomposición y el contagio, él cual no parecía acusar los golpes que le iban propinando, y por si eso fuera poco la piedra volvía a palpitar otra vez, en un intento desesperado Gianna con sus ultimas fuerzas lanzo su granada de fragmentación por detrás de aquel ser en dirección a la piedra, la granada fue rodando por el suelo hasta pararse justo a su lado, de repente estallo haciendo que esta estallara en pedazos y devolviendo a aquel ser al lugar de donde había venido, la onda expansiva de la explosión también afecto al  resto de acólitos dejándolos malheridos pero poco a poco fueron recuperándose  ayudándose unos a otros, cansados física y psicológicamente descansaron y recuperaron fuerzas en la habitación donde encontraron a Rata, después desandaron el camino de vuelta, Octo se llevo un trozo de aquella piedra, su luz había desaparecido dejando en su lugar un trozo de piedra aparentemente normal.


Después de descansar y recupera fuerzas hicieron el camino de vuelta lo más rápido posible, habían perdido la noción del tiempo allí dentro, y tras los sucesos acontecidos deseaban volver a respira el aire fresco, sin ningún percance llegaron hasta los montacargas, ascendiendo por el que habían descendido hacía horas o días llegaron, ante ellos tenían la salida, bloqueada por el gran sello imperial, con alegría conectaron el vocotrasmisor, pero la única respuesta fue un pitido, la angustia empezó a apoderarse de ellos, o el vocotrasmisor no funcionaba o hay fuera había pasado algo, pero tanto una como a otra causa podría significar quedarse allí encerrados, aun estaban asimilando aquella situación cuando el eco de un ruido llego hasta ellos, claramente venia de la parte inferior de la mina, como si algo estuviera golpeando o rozando la parte inferior de los montacargas, tras mirarse con cierto miedo decidieron que dos de ellos bajarían a investigar que provocaba aquel ruido, si algo había escapado de la Escombrera tenían el deber de acabar con ello, mientras los otros dos intentarían comunicarse con el exterior, con cautela y muchos nervios empezaron a bajar por el montacargas, una gran oscuridad inundaba el pasillo y de esa negrura venia claramente un ruido, como si estuvieran royendo algo, lentamente fueron avanzando con las armas preparadas hasta que por fin el haz de luz ilumino la escena, una enorme rata estaba en medio del pasillo , en cuanto la luz llego hasta ella levanto la cabeza mirando hacía ellos pero ese fue su ultimo movimiento, la pistola de Arcturus descargo un tiro tras otro sobre aquella alimaña, toda la tensión acumulada la descargo hasta vaciar por completo el cargador, tras aquello un ruido sepulcral reino en todo el pasillo, volvieron a subir por el montacargas hasta la salida donde sus compañeros intentaban comunicarse con el exterior, por suerte una voz contesto a su llamada y al cabo de unos interminables minutos el sello Inquisitorial se fue abriendo hasta poder salir al exterior...




Tras dar novedades de lo ocurrido al Comisario y recibir sus felicitaciones y promesas de reflejar sus esfuerzos en su informe y a su Inquisidor recogieron sus pertenencias y volvieron hasta su capsula de desembarco para volver al Puño Golpeante, pero antes de abandonar el campamento de la Guardia Imperial Xanthia tuvo que ir escondiéndose entre las tiendas de campaña, esquivando al Furriel, el cual al enterarse de la vuelta de los acólitos de la mina estaba buscando a Xanthia para cobrarse lo que esta le había prometido..., según iba cogiendo altura la capsula de desembarco pudieron ver al Furriel gritando mientras agitaba los brazos en su dirección, poco a poco todo se fue haciendo cada vez mas pequeño hasta dejar el planeta atrás y volver a su nave, en ella les estaba esperando Anastacia Orvel Von Karlac, agradeciéndoles de parte del Inquisidor y de ella misma el trabajo que habían llevado allí abajo, se habían ganado un descanso, ella partiría a una misión y en unos días le dejaría en una nave de carga que les llevaría hasta Escintilia donde al llegar recibirían nuevas ordenes para empezar su entrenamiento..., ahora disponían de unos días de descanso que quizás les servirían para conocerse mas, ya que no dejaban de ser cuatro desconocidos...



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