sábado, 13 de junio de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 20

Sigrid avanzaba sin apartar la mirada de aquella neblina, había cientos de cosas que flotaban en ella, ya le había dicho a su compañero que debían tener cuidado, aquel lugar no presagiaba nada bueno, pero el sacerdote de Morr no parecía compartir sus miedos, aquel estúpido kislevita los llevaría a la muerte, todo paso muy deprisa, en la neblina se empezaron a formar caras cada cual más terrorífica, el sacerdote parecía un faro para ellas, se arremolinaban a su alrededor mientras no paraba de gritar desplomándose en el suelo, venciendo su miedo y el impulso de salir corriendo de aquel horrible lugar, corrió hacia su compañero, para cuando llegó a su lado el sacerdote yacía muerto con una mirada de terror en sus ojos, con rapidez dio media vuelta mientras las almas se arremolinaban a su alrededor, se metían en su cabeza, aquello era horrible, una imagen detrás de otra, su cerebro decía basta ante aquel sufrimiento, en sus manos notaba el roce de la madera de la puerta, un paso más y estaría fuera pero en ese momento su mente no pudo más y todo se volvió negro...





Descendieron por las escaleras hasta llegar a las mazmorras del castillo, siguiendo por el pasillo del Norte bordearon toda aquella planta hasta llegar a la puerta que estaba cerrada, con una de las llaves que habían recuperado del reloj consiguieron abrirla, al empujarla para abrirla notaron cierta resistencia hasta que lo que hubiera detrás de ella se desplomó en el suelo, ante ellos tenían un cuerpo humano, por las vestimentas parecía un hechicero, en medio de la habitación había otro cuerpo en posición fetal agarrándose la cabeza con ambas manos, este último vestía unos hábitos con los símbolos del Dios de la muerte Morr, toda la habitación estaba llena de una neblina que ocultaba el techo, al fondo se podía ver una especie de rectángulo que ascendía del suelo y en el que había dos puertas que parecían conducir al mismo sitio, mediante una cuerda y un gancho sacaron el cuerpo del hechicero de la habitación, su muerte no debía haber ocurrió hace mucho ya que su cuerpo estaba poco descompuesto, aunque el frío que reinaba en la habitación bien podría haber ayudado a ello, su cara reflejaba angustia y terror, entre sus enseres pudieron encontrar una carta escrita en kislevita en la que dejaba bien claro lo peligroso del castillo y  lo frustrante de no haber encontrado aun a Drachenfels, tambien se hicieron con una piedra de poder y un talismán de protección que Ramkir guardo para sus uso y una capa que desprendía una ligera sensación de frío y que protegía a su portador de cualquier fuego, esta última se la quedo Erwin, ahora solo tocaba entrar en aquella extraña y peligrosa habitación y correr hacia las puertas, así lo hicieron, pero lo que a primera vista eran unos metros se convirtieron en muchos más, parecía que apenas se acercaban a ellas, mientras tanto alrededor del sacerdote de Sigmar se arremolinaban almas en pena que flotaban en la neblina, están tenían los ojos velados en un blanco lechoso pero según se le acercaban sus pensamientos pasaban a la cabeza de Ogmund, sintiendo la agonía de sus muertes, con fuerza empezó a cogerse la cabeza incapaz de aguantar semejante agonía, por suerte Sigmar no lo había abandonado y con la fuerza de su fe consiguió resistir hasta que Erwin de un empujón lo arrastro al interior de aquel rectángulo, por suerte la misma llave que había abierto la puerta de la habitación abrió una de esas puertas dando paso a un escalera que descendía.



Ante ellos tenían un corredor que bien podría ser una traquea humana, sus paredes tenían un tono rojizo y se movían con un ligero mimbreo, como el recibido por el latir de un corazón, con cautela fueron avanzando por aquel extraño pasillo, durante su recorrido pasaron por distintas intercesiones y por puntos de teletransportacion que gracias a la antorcha de Snitlit consiguieron evitar hasta que llegaron a una zona del corredor en la que había una extraña oscuridad, ni siquiera la antorcha conseguía penetrar en ella, por un instante un espectro envuelto en ropajes negros se perfilo en el borde de la oscuridad, con cautela penetraron en la oscuridad, dentro ni se veía ni se oía nada, Ogmund fue atacado por aquel ser pero interponiendo sus martillo bendecido consiguió mantenerlo alejado mientras conseguía salir por el otro lado, Erwin tambien fue atacado, y aunque el espectro consiguió tocarlo no pareció que le hiciera daño, pero Erwin antes de salir de la oscuridad si que consiguió atravesarlo con su espada, pero como pudieron comprobar más tarde a quien de verdad atravesó fue a Ramkir, el cual al notar como algo afilado atravesaba su pierna retrocedió, aunque una vez repuesto del susto consiguió atravesar la oscuridad y reunirse con sus amigos, unos metros más adelante ante ellos tenían una gran sala en forma de corazón, en ella a ambos lados había distintas figuras de  esbirros del Caos, a su derecha una diablilla de Slaanesh y un incinerador de Tzeentch, a su izquierda un  desangrador de Khorne y una gran inmundicia de Nurgle, pero al fondo de la habitación y sobre un sarcófago descansaba el esqueleto de Constant Drachenfels, ataviado con una brillante armadura y su ya conocida máscara, el camino para llegar allí había sido arduo y peligroso como para dar media vuelta ahora, aun sabiendo que en cuanto entraran aquello podría ser una trampa mortal no les quedaba más remedio que entrar, así lo hicieron, corrieron hacia el sarcófago mientras las figuras empezaban a cobrar vida, Ramkir lanzo sus bolas de fuego sobre la cabeza de Drachenfels provocando tal explosión que su cráneo se desintegro haciendo saltar su mascara por los aires, mientras tanto Erwin y Ogmund destrozaban otras partes de su cuerpo con sus armas, con el cuerpo destrozado de Drachenfels se giraron hacia aquellos cuatro demonios, Erwin se enzarzo en combate con el desangrador, mientras Ogmund se enfrentaba a la diablilla, Ramkir se mantenía concentrado para seguir lanzando sus bolas de fuego cuando el incinerador le lanzo un torrente de fuego, en apenas unos segundos el cuerpo de Ramkir se convirtió en una gran bola de fuego, entre grandes alaridos cayo al suelo para instantes después dar pequeños espasmos mientras el fuego lo seguía consumiendo, mientras tanto Erwin y Ogmund seguían luchando por sus vidas, Ogmund recibió varias heridas de la diablilla pero al final sus martillo acabo con ella al igual que Erwin acabo con el desangrador, después entre ambos consiguieron acabar con la gran inmundicia que lentamente se arrastraba hasta ellos, durante el combate Erwin había notado un cosquilleo en su espalda, el mandoble bendecido por Sigmar volvía a mostrar sus habilidades mágicas otra vez.
Ante ellos tenían el cuerpo de Ramkir consumido por el fuego, un incómodo silencio reinaba en la habitación, no llevaban mucho con Ramkir pero ya había pasado a formar parte de ellos, su muerte era un duro golpe, lo mas normal hubiese sido dejar allí su cuerpo y abandonar aquel siniestro lugar lo antes posible, pero Ogmund en un acto reflejo se arrodillo ante Ramkir y rezo para que Sigmar acogiera su alma, lo que ocurrió a continuación fue un milagro, una luz de tonos blancos y amarillos envolvió el cuerpo de Ramkir y el de ellos, el cuerpo de Ramkir flotaba unos centímetros por encima del suelo, poco a poco su cuerpo fue curándose recuperando su aspecto hasta que por fin la luz desapareció a la vez que sobresaltado abría los ojos, durante unos segundos los tres se miraron intentando entender que había ocurrido y lo cerca que habían sentido la presencia de Sigmar...


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