Tras haber dejado atrás las Montañas del Fin del Mundo, Erwin, Ogmund y Nikkit siguieron caminando durante varios días en dirección Este hasta encontrar un viejo y olvidado camino que discurría al lado del río Zapadryeka, siguiendo ese camino por fin pudieron divisar la ciudad de Chernozavtra, desde su posición mas elevada se veía una ciudad amurallada en la que grupos de gente iban de aquí para allá, fuera de la ciudad y rodeándola había asentado un campamento también con gente que iba y venía, pero nadie entraba o salía de la ciudad, en la parte Sur del islote se podía distinguir un vado que comunicaba con la parte Sur de la ribera, pero desde donde se encontraban no podían verla, en esas estaban cuando empezaron a escuchar como de la dirección de la ciudad se acercaban unas pisadas de algún animal al trote, con rapidez se escondieron a la espera de ver que venía hacía ellos, tras unos segundos de espera vieron aparecer un grupo de cinco hobgoblins montados en lobos, cuatro de ellos se pararon con los arcos preparados ante cualquier eventualidad mientras uno de ellos se aproximaba donde habían estado contemplando la ciudad, mientras el lobo husmeaba la zona el hobgoblin empezó a hablar en un tosco viejomundano, no querían hacer daño a nadie, su jefe Habblo se lo tenía prohibido, mejor ser amigos, antes estas palabras y de ver como el lobo había encontrado el rastro de Erwin decidieron salir de sus escondites, tras una breve charla decidieron que les acompañararían a ver a su jefe, tras descender el camino varios cientos de metros llegaron hasta un campamento hobgoblin, asentado en la parte Sur de la orilla controlaban el vado desde el cual se podía entrar o abandonar la ciudad, en su paseo por el campamento pudieron percatarse que aquello no era una simple banda, todo parecía indicar que era un pequeño ejército muy bien organizado, cosa mas que extraña tratándose de pieles verdes.
Para los hobgoblins eran el centro de atención, pero se mantenían a distancia mientras eran llevados hasta su líder Habblo, pero antes de llegar a su tienda la comitiva fue detenida por varios hobgoblins, entre ellos uno mas alto avanzó hacía ellos, al parecer era uno de los lugartenientes de Habblo, deseoso de hacerse notar increpó a Erwin, lo único que consiguió con ello fue terminar con la nariz rota, una pierna ensartada por la espada de Erwin y apartado a un lado de una patada, y dando gracias a que Erwin en el último momento se contuviera de cortarle la cabeza, ante el tumulto de la pelea fue el propio Habblo el que con solo su presencia hizo que la multitud exaltada se fuera dispersando, enfurecido por lo ocurrido se llevo a Erwin, Ogmund y Nikkit a su tienda donde después de reprocharle su actitud y de casi perdonarles la vida, según sus palabras, les insto a que dejaran todas sus armas en su tienda y que por esta noche dormirán en el campamento hobgoblin, mañana decidiría que haría con ellos o si los dejaba pasar por el vado hacia la ciudad, para que no se metieran en mas problemas el viejo Krowbag les acompañaría mientras estuvieran en el campamento, Krowbag les acompaño hasta el gran comedor donde pudieron comer algo medianamente decente y también le enseño el campamento hobgoblin en todo detalle, y aunque otro de los jefes intento provocar a Erwin para que midieran sus fuerzas en una lucha este no cayó en sus provocaciones con lo que la noche paso tranquila, dando lugar a un nuevo día.
Por la mañana fueron conducidos ante Habblo, este les hizo participe de lo que había decidido, pagarían tres coronas de oro por cabeza para poder cruzar el vado, incluso el niño Nikkit, aunque para nuestros aventureros no tenia ninguna gracia para Habblo era un gran chiste el comparar a Nikkit con un niño.., aparte del pago y a causa de los problemas que habían causado también le tendrían que hacer un favor, deberían entregar una carta al jefe de los dolgan, eran las condiciones para que abandonasen la isla sin ser masacrados por los hobgoblins, las condiciones eran muy claras, una cabeza de res por cada cinco dolgan y la promesa de los jefes dolgan de dejar de atacar las caravanas hobgoblins durante un año, o las aceptaban o nadie abandonaría la ciudad, Erwin se guardo la carta y tras recoger sus armas abandonaron el campamento hobgoblin internándose por el vado, el vado estaba sumergido en el río, con lo que el agua les llegaba hasta las rodillas, podían notar como bajaba con fuerza, mientras a sus espaldas apoyados en las barricadas los hobgoblins soltaban vítores mientras por el otro lado un grupo de dolgan a caballo llegaban hasta la orilla y sacando sus arcos dispararon hacia su dirección haciendo que las flechas cayeron unos metro delante de ellos, invitándolos a que se detuvieran, Nikkit y Erwin habían aprendido algo de kislevita en los meses que llevaban por aquellas tierras y pudieron hacerse entender con los dolgan, gracias a ello uno de ellos podría avanzar, el resto debería quedarse allí hasta ver sus verdaderas intenciones, Erwin avanzó hacia ellos, una vez en en la otra parte del vado solo tuvo que esperar unos segundos hasta que una comitiva de tres extraños personajes llego hasta donde ese encontraba, uno de ellos iba vestido con un casco con dos cuernos de bisonte, lleno de tatuajes y vestido con extrañas ropas, tenia aspecto de ser el líder espiritual de los dolgan, un chamán como gustaba llamar por aquellas tierras a estos extraños personajes, cuando vio a Erwin dijo que ya lo había visto en sueños, que eran extranjeros que sin saberlo ellos mismos habían llegado aquí para servir a los dolgan en su misión, que los propios espíritus los habían enviado, en ese momento del cielo despejado se escucho un atronador trueno dando mas veracidad a sus palabras, dando el visto bueno para que Ogmund y Nikkit se reunieran con la comitiva, el hombre extraño les insto a seguirle hacia su tienda mientras posaba una de sus manos en el hombro de Erwin, el cual de repente cayó al suelo sumido en un gran sueño, y aunque la intención de Nikkit fue despertarlo, el hombre le dijo que no lo hiciera, ya que los espíritus en este momento se estaban comunicando con su amigo, así que sin mediar mas palabras Ogmund y Nikkit cargan con Erwin hasta la tienda de tan peculiar personaje, donde lo dejan sobre un jergón hasta que al cabo de unos minutos despierta gracias al olor de un ramillete de ramas que el chamán no para de pasar por su cuerpo mientras canturrea algo incompresible...
No hay comentarios:
Publicar un comentario