miércoles, 31 de octubre de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. ALGO HUELE A PODRIDO EN KISLEV. Sesión 6

El gélido aire de las montañas del Fin del Mundo era como un bálsamo para Ogmund, después de que sus compañeros le sacaran de ese maldito lugar el sentirse otra vez al aire libre le hacía recuperar sus fuerzas, tras unos minutos de descanso era hora de pensar que hacían, podían regresar a Voltsara a pedir ayuda, quizás en el templo de Taal y Rhya pudieran auxiliarles..., pero antes de eso decidieron bajar una última vez, Nikkit quería probar a tirar una antorcha dentro de la habitación , quería cerciorarse que una vez lanzada la antorcha al recogerla esta seguía allí, con una cuerda atada a su cintura penetro en la cámara circular lanzando la antorcha en dirección a la habitación, en ese momento varios fantasmas goblins avanzaron hacia el con los brazos extendidos, con rapidez Nikkit se giró para acudir donde estaban sus compañeros, pero para su asombro donde debía estar el pasillo que daba a las escaleras ahora había un muro de sólida piedra, sin apenas tiempo para pensar que hacer se lanzo a la carrera hacia el muro de piedra, por suerte para el el muro resulto ser una especie de ilusión, en su carrera lo atravesó sin causarse ningún daño, llegando junto a sus compañeros, juntos estiraron de la cuerda recuperando la antorcha encendida, con ello dedujeron que la habitación al parecer no era ningún portal.




Con esa certeza Nikkit se atrevió a penetrar en la habitación con la antorcha, quizás una vez penetrase podría vislumbrar su interior, atándose la cuerda y con la antorcha en su mano avanzo rápido hacia la habitación, en cuanto se acerco a ella varios fantasmas goblins salieron abalanzándose sobre el, sin prestarles atención penetro en la oscuridad, dentro de ella no veía nada, ni siquiera el resplandor de la antorcha que portaba en su mano, tampoco se oía nada, un silencio de ultratumba reinaba en el lugar, solo sentía como los fantasmas hurgaban en su interior, y aunque se resistía con toda sus fuerzas al final noto como su pequeño corazón era apretado hasta hacerle perder la conciencia.
Mientras en el pasillo Erwin y Ogmund aguantaban la cuerda, cuando notaron que esta daba un tirón empezaron a tirar rápida de ella, de repente parecía que el bulto del que tiraban era mas liviano, al salir de la habitación oscura pudieron ver con claridad la razón, en el otro extremo de la cuerda no vieron el cuerpo de Nikkit, en su lugar había un esqueleto de un ser de mediana altura, bien podría tratarse de un halffling, un goblin o un enano, lo que quedaba del cuerpo estaba en tal estado que era imposible averiguarlo, por suerte decidieron tirar de la cuerda, ya que cuando trajeron el cuerpo hasta donde estaban ellos, el cuerpo por arte de magia se convirtió otra vez en Nikkit, no tenia pulso, con rapidez Ogmund consiguió que su corazón volviera a latir recuperando poco a poco sus fuerzas, tras hablar decidieron tapar la entrada con piedras y buscar ayuda en el pueblo de Voltsara, 
con los ultimas luces de la tarde llegaron, allí pudieron reencontrarse con su camarada Leopold, también pudieron hablar con el administrador Ivan Ilyitch Hertzen, tan altivo como la primera vez que lo conocieron, les arengo a acabar su trabajo lo antes posible, ante las demandas de Nikkit, Ogmund y Erwin, les presento al Padre Arsavyn, era el encargado junto a un joven novicio de dirigir el pequeño templo dedicado a Taal y Rhya, el padre Arsavyn era un hombre ya entrado en años, demasiado mayor como para acompañarles en su regreso al templo enano, pero les ofreció su ayuda, les proporcionó agua bendecida del propio templo, así como sus plegarias durante toda la vigilia para que sus armas limpiaran aquel lugar, así que con la esperanza de que eso sirviera de algo le entregaron sus armas al padre Arsavyn para que sus oraciones y ruegos las infundieran de un poder lo suficiente poderoso como para acabar con el mal que allí moraba.

Al día siguiente con las primeras luces del alba partieron en dirección al templo enano con la determinación acabar con el mal que aún anidaba allí, a media mañana y sin ningún contratiempo llegaron hasta el lugar, quitaron las piedras que tapaban la trampilla y bajaron a su interior, como el día anterior Nikkit se ato una cuerda a su cintura, con su hacha en una mano y el vial del agua bendecida en la otra se encamino hacia la habitación oscura, mientras Erwin y Ogmund aguantaban la cuerda, Erwin no perdía de vista a Nikkit mientras que Ogmund vigilaba las escaleras de acceso al templo, Nikkit arrojo parte del agua bendita a la oscuridad, esta al entrar en contacto con ella empezó a burbujear emitiendo pequeñas volutas de humo, en ese momento de la oscuridad emergió una cabeza de un goblin con sus mandíbulas desencajadas de una forma antinatural, prácticamente en ellas podría caber la cabeza de Nikkit, el fantasma del goblin empezó a morder la cabeza de Nikkit al tiempo que con sus manos hurgaba en sus interior, mas fantasmas empezaron a surgir de la oscuridad con las mismas intenciones, y aunque Nikkit en un intento desesperado empezó a esparcir el agua bendita a la vez que daba hachazos a diestro y siniestro, pero no pudo evitar caer al suelo sin aliento al notar como sus ultimas fuerzas le abandonaban, Erwin contemplo todo aquello desde donde estaba, empezó a tirar de la cuerda cuando Ogmund con un grito de aviso le alertaba del peligro que se les avecinaba, de la pared sur del pasillo habían emergido dos fantasmas goblins que se abalanzaron sobre ellos, Ogmund cayo inconsciente mientras como la vez anterior algo estranguló su corazón, mientras que Erwin aterrado ante lo que le había ocurrido a Nikkit empezó a subir escaleras arriba alejándose de aquel lugar de pesadilla, cuando hubo subido un buen trecho de escaleras y sin apenas ya aire pudo recomponerse y calmarse un  poco, cogiendo valor empezó a desandar sus pasos, al llegar al final de la escalera vio el cuerpo inerte de Ogmund, con rapidez lo saco al exterior donde pudo reanimarlo, luego ambos volvieron a bajar, recuperando el cuerpo sin vida de Nikkit, su cuerpo estaba pálido y sin pulso, ya nada se podía hacer por el, aquel lugar les superaba, taparon la entrada para que nadie mas sucumbiera ante el mal que allí anidaba y con una gran tristeza regresaron de vuelta a Voltsara, ya era de noche cuando por fin llegaron, antes de llegar hasta la mansion del administrador se encontraron con su camarada Leopold, le dieron las malas nuevas de la muerte de Nikkit, este apenado se acerco al cadáver del Halffling, pero al verlo se giro hacia Ogmund y Erwin recriminandoles que aquello no era de buen gusto, en ese momento Nikkit se acaba de incorporar como si se hubiera levantado de una buena siesta, ya no presentaba esa palidez y su corazón volvía a latir, ante la duda de que algún ser hubiese ocupado el cuerpo de Nikkit, Erwin le pregunto acontecimientos del pasado que solo Nikkit podía conocer, al parecer era Nikkit, que podía haber pasado no lo sabían ni tampoco querían darle muchas vueltas, su compañero volvía a estar entre ellos.

Pusieron al día de todo lo acontecido al arrogante Administrador de Voltsara, aguantando una vez mas sus dotes de superioridad, y al día siguiente partieron en dirección a Kislev, satisfechos por haber cumplido con la misión que les encomendaron, pero con el mal sabor de boca de no poder haber vencido el mal que habitaba en el templo enano, tras dos días de viaje por fin llegaron a Kislev, durante el viaje Nikkit aprovecho para alejado de miradas indiscretas quemarse a conciencia la zona del pecho donde le había salido el símbolo de Slaanesh.



Una vez en Kislev lo primero que hicieron fue entrevistarse con Bogdanov, el cual les felicito por sus avances en Voltsara, dejándoles un par de días de descanso hasta que les encomendara su siguiente misión, a los dos días de estar en Kislev fueron llamados a palacio, fueron llevados hasta las puertas que daban acceso a la gran sala de Zar Radii Bohka, allí se encontraron con Bogdanov, en ese preciso momento un gran frío empezó acercarse por el pasillo, por el caminaba una mujer joven, vestida con ropajes violetas, rodeada de un pequeño séquito todo el mundo se arrodillaba a su paso, incluso el propio Bogdanov hinco una rodilla al suelo inclinando su cabeza en muestra de sumisión y respeto ante la hija del Zar, la Emperatriz de Kislev, también conocida como la Reina del Hielo Katarin Bokha, la mayor representante de las Brujas del Hielo, conocedora del Saber del Hielo, una magia tan antigua como el propio Viejo Mundo, según se alejaba el frío también lo hacia con ella, Bogdanov les llevo a un reservado en uno de los laterales del pasillo, allí les expuso su siguiente misión, los tres partirían esta misma tarde en dirección a las estepas Orientales, mas allá de las montañas del Fin del Mundo, a la ciudad de Chernozavtra, en ella deberían encontrar a Gurthgano Gorthaudh para darle un mensaje, Sulring Durgul se encuentra en Bolgasgrad, el les daría nuevas instrucciones de lo que hacer, tras equiparse para el largo y frío viaje partieron hacia el Este, camino a las antiguas y colosales montañas del Fin del Mundo, si hace unos meses alguien en una taberna les hubiera dicho que cruzarían las montañas del Fin del Mundo se hubieran reído en su cara mientras pedían otra ronda de cerveza, pero el destino es tan caprichoso y desconcertante que siempre acababa sorprendiendo hasta al mas sabio...


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