La noche cubría toda la ciudad de Middenheim, con ella habían cesado los ruidos del carnaval, para sus habitantes uno de los mejores carnavales de los últimos años, sin ningún atisbo de dudas lo habían vivido al margen de lo que en sus entrañas había estado sucediendo, nunca sabrían lo cerca que habían estado de ver el declive de su amada ciudad, incluso de su propia muerte, pero si alguien sabía de sus secretos y entresijos esos eran nuestros vapuleados héroes, poniendo sus vidas en peligro habían conseguido desbaratar los planes de Gideon y del juez Wasmeier...
Que día era o que hora del día era era algo que desconocían, desde que fueron llevados a los fríos calabozos del Palacio del Graf habían perdido la noción del tiempo, en su pequeña habitación habían tenido tiempo para estar enojados, desesperados sin saber que fortuna les esperaría y reflexivos intentando descubrir que les había llevado allí después de todo lo que habían pasado por salvar la ciudad, quizás la hipótesis mas sensata era que conocían demasiados secretos de la gente importante de la ciudad, la horca o ser quemados en el centro de la plaza bien podría ser su final...., pero por fortuna el destino no les tenía deparada su muerte, no de momento.
La puerta del calabozo se abrió dando paso a una fuerte luz proveniente de un candil, poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la luz dejando entrever la figura de la ayudante del alto hechicero Albrecht Helseher, Janna Eberhauer les puso al corriente de la apremiante situación, gracias a amigos influyentes dentro de la corte se había conseguido que no fueran ejecutados, lo que fueran a hacer con ellos lo desconocía, pero por lo visto en sus pesquisas por salvar la ciudad habían descubierto cosas que les hacían ser un problema bastante molesto.
Por fin, al día siguiente eran sacados de los calabozos, escoltados por una docena de Caballeros Pantera fueron llevados a una audiencia con el Graf Boris, allí estaban todos los consejeros que quedaban en la ciudad, en algunos de ellos como Ar-Ulric o el Canciller Sparsam se notaba cierto nerviosismo, en los rostros de los tres Comandantes se reflejaba el claro desacuerdo de lo que aún estaba por suceder, una vez que estuvieron en la gran sala del trono el juez Ehrlich tomo la palabra disculpándose por el trato que les había dispensado después de todos los esfuerzos que habían realizado para salvaguardar a la ciudad y a sus habitantes, reconociendo la gran deuda que tenían con ellos, y por ello dándoles el mayor galardón que se le puede dar a cualquier hombre del Imperio, el pertenecer a la antigua y noble orden de los Caballeros Pantera...., y viendo las virtudes que habían demostrado y dado la urgencia del Zar de Kislev viajarían hacia allí mañana mismo en representación de la ciudad de Middenheim, mientras su compañera Wanda se quedaría a perfeccionar sus artes en la Real Escuela de Hechicería, con las nuevas abandonaron la sala del trono acompañados por los Caballeros Pantera, fueron llevados a los barracones donde se pudieron asear y vestir con ropas limpias para la ceremonia de los votos, en ellos juraron servir en cuerpo y alma a los Caballeros Pantera, servir y proteger al Graf Boris Todbringer, a su familia, a sus legítimos sucesores junto a sus consejeros con su propia vida, perseguir y destruir cualquier cosa o persona con la marca del Caos, así lo harían hasta que solo la muerte pudiera liberarlos de este juramento.
Durante el resto del día recuperaron sus antiguas pertenencias y fueron equipados con los enseres de un Caballero Pantera, también se les proporcionó caballos para Erwin y para Ogmund y un poni para el pequeño Nikkit, también el juez Ehrlich les dio una carta para entregar al Zar en Kislev y salvoconductos para viajar por el Imperio como emisarios de Middenheim, liberándolos de cualquier pago en los peajes, con el traía un compañero de viaje Leopold Gevheart, un Caballero Pantera que les ayudaría en lo que le fuera posible, por la noche fueron visitados por el Gran Capitular de la iglesia Sigmarita en Middenheim, Werner Stolz, tras hablar con ellos y rechazar el conocer lo que distintos altos cargos escondían realizó los ritos de iniciación para convertir a Ogmund en iniciado de Sigmar.
Con las primeras luces del alba emprendieron camino a caballo en dirección a Talabheim para luego navegar por el río Talabec y el Urskoi hasta llegar a su destino, Kislev, en su viaje pudieron ver como el clima se volvió mas frío según iban avanzando mas hacia el Este, con bosques llenos de ciénagas y marismas, grandes extensiones de vastas praderas y un suelo pobre, requiriendo de mucha labranza para obtener frutos de el, asentándose sus habitantes en poblados pequeños en los margenes del río, la sociedad Kislevita regida por clanes dirigidos por jefes con raíces norteñas, con distintas etnias, los Gospodars conforman la mayoría de la clase campesina, siendo traicioneros y mentirosos, mientras que los Ungol antaño grandes arqueros montados a caballo son el estrato mas bajo de la clase social, al Este de las Colinas del Fin del Mundo, en las grandes estepas los Dolgan con una cultura bárbara que gira alrededor del ganado y el caballo.
Al llegar a Kislev y gracias a las cartas que llevaban fueron escoltados por una docena de caballeros de la Orden del Lobo Blanco hasta palacio, allí fueron recibidos por el Zar Radii Bohka y sus consejeros, sorprendidos ante lo que el Graf Boris había mandado tras su petición de ayuda, tres caballeros Pantera y un niño o un medio hombre, gracias a que Leopold conocía algo de la lengua kislevita pudo entender parte de la conversación de los consejeros con el Zar, por lo visto tenían dudas de que fueran unos impostores, por lo que antes de enviarles al problema por el que habían pedido ayuda al Graf les mandarían a un problema menor, sin ni siquiera hablar con ellos fueron llevados a una sala anexa donde uno de los consejeros del Zar, Vladimir Ilyitch Bogdanov les da la bienvenida y sin mas dilación les informa que en una hora partirían hacía el Este, al pueblo de Volstara, donde algo ha causado una gran agitación, allí deberán hablar con el Administrador Iván Ilyitch Hertzn quien les informara y recibirán mas ordenes, una vez resuelto satisfactoriamente volverán aquí informando personalmente a Vladimir.
Tras viajar por el río Urskoy llegan a un pequeño muelle con algún que otro pequeño bote de pescadores, a los lados del camino se extiende un antiguo y frondoso bosque, donde su densa vegetación hace casi imposible atravesarlo sin seguir algún camino o sendero, tras seguir el sendero durante un kilómetro y medio el pueblo de Volstara se extiende ante ellos, como la mayoría de los enclaves rurales de Kislev se extiende a lo largo de un camino sin pavimentar, a los lados del camino cabañas de una sola planta con pequeños terrenos de labor detrás, al final del camino, en lo alto de una elevación está la mansión del administrador, los graneros y los puestos de los artesanos, al pie de la colina un pequeño templo local a Taal y Rhya, según avanzan por el polvoriento camino lo primero que les llama la atención es que nadie viene a recibirlos, solo el sonido de algún cerrojo o madera atrancando una puerta, justo cuando están llegando al final del pueblo, de una de sus casa un hombre sale trastabillando hasta caer en medio del camino, se vuelve a levantar mientras no para de carcajear mientras ayudándose con los brazos extendidos intenta mantenerse en pie, en ese momento camina hacia adelante hasta golpear con el caballo de Erwin volviendo a caer al suelo, percatándose en ese momento de la presencia de los extranjeros, vuelve a soltar una carcajada mientras desde el suelo intenta hacer una reverencia dándoles la bienvenida al pueblo maldito de Volstara, recordándoles que si han venido a que les arranquen los brazos no se preocupen que el viejo Tzeentch estará encantado de hacerles unos nuevos del color y la forma que deseen, tras sus palabras se vuelve a poner en pie mientras va dando tumbos por el camino hasta que su estómago vacía todo su contenido sobre el camino, sin prestarle mas atención consiguen llegar hasta el porche de la mansión del administrador Ivan Ilyitch Hertzen, vestidos con gran ostentación se disculpa por no haber sido avisado con tiempo y recibirlos con estos harapos, mientras se excusa con sus movimientos hace que sus joyas tintinen, tras este acto gratuito de ostentación les pone al día sobre el problema que sufre el poblado, hará cosa de tres meses Alexis vino diciendo que había encontrado un antiguo circulo de piedras con runas inscritas en ellas, no dijo donde, estaba buscando por la zona una buena veta de carbón cuando lo encontró, esa noche regreso tarde y al día siguiente partió antes del amanecer, nunca volvimos a verle, mande a un grupo de inspectores y trabajadores a buscarle. pero nunca lo encontraron, ni a el ni el lugar, desde entonces nada sucedió hasta hace cuatro semanas, encontramos los cuerpos mutilados de varios leñadores, desde entonces hemos restringido los viajes al bosque viejo, hemos perdido a doce personas, entre ellos a cinco niños,todos con las extremidades arrancadas, Hombres Bestias quizás, nadie que viviera para contarlo ha visto nada, no sabemos por donde buscar, Oleg uno de mis inspectores sugiere que deberías hablar con Pyotr Pyotrovich el carbonero, dice que su hijo es uno de ellos, esta viejo y senil y no creo que os vaya a llevar hasta su propio hijo, pero le dije a Oleg que os lo diría, y así lo he hecho, tras contarle todo lo que sabe les acomodan en uno de los graneros donde también pueden dejar sus caballos mientras deciden que pasos dar para resolver quien o que esta matando a los habitantes de Volstara.
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