domingo, 21 de mayo de 2023

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 51

Su mirada no paraba de dirigirse hacía el grupo donde estaban Ogmund, Erwin y lo que portaban, no paraba de preguntarse que era aquello y que hacían allí, otra vez ellos, desde hacía varios años no habían parado de entrometerse en sus asuntos, al principio lo había tomado como un juego, pero se habían convertido en una gran molestia de la  que no había podido deshacerse, y otra vez volvían a aparecer..., su mirada paso de curiosidad a odio cuando el Ghal-Maraz apareció ante la vista de todos, había perdido la partida, pero ya habría tiempo para volver a intentarlo, era el momento de abandonar el lugar...


La reunión comenzó con el Emperador dando un emotivo discurso de como el Imperio se había unido con el liderazgo de Sigmar para vencer a sus enemigos y de como otra vez el Imperio se estaba volviendo a romper por culpa del Caos, tenían que estar todos juntos para volver a luchar contra su verdadero enemigo, pero aquellas palabras no surtieron efecto sobre algunos de los lideres norteños, estos querían que el Emperador fuera del Norte, para ellos el Sur del Imperio al amparo de su protección se había debilitado, o se nombraba a un nuevo Emperador en esta asamblea o serían las armas y el campo de batalla quien lo decidiría, pero no contaban con lo que Ogmund portaba con él, con un gesto Ogmund deposito sobre la mesa el gran bulto que portaba, poco a poco quito la manta que lo envolvía, todos los presentes se quedaron asombrados ante lo que tenían ante sus ojos, el Ghal-Maraz emitía unos destellos dorados que lo envolvían, su poder era perceptible incluso para alguien ajeno a la magia, el cielo se abrió y un rayo de luz cayo sobre él, a la vez que a lo lejos se escuchaban aullidos de lobos, como si el mismísimo Ulric le rindiera pleitesía, fueron unos segundos de silencio que se vieron rotos por una risa, la risa de Greta, la ayudante de Martín Fechner, pero su risa pronto ceso, el Ghal-Maraz se quedo suspendido en el aire para luego volar directo a la mujer, golpeando en su cabeza, esta se partió como una cascara vacía, su cuerpo golpeo brutalmente contra la pared de piedra que tenía a su espalda, rebotando y cayendo unos metros delante de donde se encontraba, el Ghal-Maraz volvió volando esta vez a la mano de su legitimo portador, el Emperador, pero mientras tanto el cielo se había oscurecido, las piedras de las ruinas parecían que se movían, la mesa por un momento parecía que había envejecido varios años y uno de los guardias se retorcía en el suelo gritando a la vez que varías mutaciones le empezaban a surgir de su cuerpo, y de repente ocurrió, el vientre de Greta se abrió y de el empezó a surgir una gran oscuridad que fue cogiendo forma, ante ellos apareció un Gran Demonio de Tzeentch, y junto a él la disformidad se rasgo materializando a cuatro Incineradores,  el pánico y el caos se adueño del lugar, lo primero era sacar a sus lideres de aquel lugar para ponerlos a salvo, el Emperador y el Graf Boris fueron sacados del lugar, acompañados por el Conde Siegfried von Walfen y el Gran Duque Leopold von Bildhofen, el ayudante del Príncipe heredero Martín Fechner también abandono el lugar dejando a su señor en un estado de shock mirando los restos de su amada Greta, mientras se fueron produciendo los distintos combates, los Incineradores fueron lanzando sus chorros de fuego pero poco a poco fueron acabando con ellos, pero la gran lucha se producía en otro lugar, por un lado Ramkir intentaba utilizar los vientos de la magia, pero estos estaban tan alterados que le resultaba difícil controlarlos, pero aun así intentaba hacer lo que podía contra los Incineradores, Ogmund acabo con rapidez con el guardia que en el suelo gritaba mientras las mutaciones se apoderaban de su cuerpo, pero cuando el Gran Demonio apareció sus piernas no le respondieron,  solo podía mirar a aquel ser desde la distancia, incapaz de dar un solo paso hacía él, mientras Erwin junto a Leopold y a Ludwing el Campeón del Emperador  contuvieron al Gran Demonio de Tzeentch, sus espadas le atravesaban mientras este infligía duros golpes sobre ellos,  uno de esos golpes habría acabado con Erwin y con Ludwing si no hubiese sido por el padre Beoca, aquel ser era un enemigo temible y al que quizás no podrían derrotar, poco a poco los iba debilitando, pero al igual que había aparecido la disformidad se rasgo y fue absorbido hacía su interior abandonando aquel lugar, la calma volvió, el cielo volvió a abrirse dejando paso a la luz del sol, la mayoría habían acabado mal heridos, necesitados de atenciones medicas, pero ningún noble había perecido,  aquello sirvió para que la paz volviera al Imperio, nadie podía negar quien era el portador del Ghal-Maz y por lo tanto el verdadero Emperador del Imperio, y quien era su verdadero enemigo...




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