martes, 29 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 15

Había llegado el día, desde que se conocieron habían hablado mucho sobre lo que necesitaba el Imperio para volver a resurgir en todo su esplendor, y por fin todos aquellos sueños que parecía que nunca llegarían a hacerse realidad estaban a punto de ocurrir, parecía que el propio Sigmar había puesto a aquel hombre en su camino...




Tras la explosión el grupo empezó a moverse por la calle de las 100 tabernas, desde allí podrían llegar hasta uno de los puentes que comunicaban con la zona donde se encontraba la Catedral de Sigmar, y de donde salía una gran cantidad de polvo provocado por la explosión, durante el trayecto las trompetas no paraban de sonar de distintas partes de la ciudad, las puertas de entrada a la ciudad se habían cerrado para que nadie entrara y saliera, como luego pudieron comprobar los puentes también habían sido bloqueados, al igual que los puntos importantes de la ciudad, aunque Ogmund intento hacer valer su posición de sacerdote de Sigmar para poder cruzar al otro lado de la ciudad le fue imposible conseguirlo, los soldados tenían ordenes y el nerviosismo estaba más que patente en el ambiente, por suerte un viejo conocido estaba cerca y con buen animo se acerco a Erwin, era Josef Quartjin, un viejo amigo que tiempo atrás les llevo en su barcaza hasta Bogenhafen, como casi siempre una gran cantidad de cerveza estaba en el interior de su estomago, con buen animo accedió a llevarlos en su barcaza al otro lado de la ciudad, y de esa forma pudieron cruzar, su primera intención fue llegar hasta la Catedral de Sigmar, pero les fue imposible, un cordón de seguridad rodeaba la Catedral no dejando entrar ni salir a nadie, pero si que pudieron enterarse que efectivamente la explosión se había producido en la Catedral, en los niveles inferiores, varios sacerdotes que estaban reunidos celebrando un conclave habían muerto, entre ellos se encontraba el mismísimo Gran Teogonista Yorri XV, con esa pésima  noticia se dirigieron hacía la parte este de Altdorf, preguntando consiguieron llegar hasta la dirección que les habían dado en Middenheim, subieron hasta la puerta seis, esta se encontraba en la tercera planta del edificio, allí un anciano vestido con ricos ropajes les invito a pasar, tras comprobar que la nota no había sido abierta les acomodo en una habitación interior, sirviéndoles una taza de té  mientras esperaban a la persona que tenía que venir, tras quince minutos de espera escucharon ruidos de gente que subía por las escaleras, tres soldados de la reiksguard se apostaron fuera mientras el anciano presentaba a su señor el Conde Siegfried von Walfen, todos como marcaba la etiqueta hicieron una reverencia mientras el Conde pasaba a su lado hasta el asiento principal de la habitación, el Conde von Walfen era el primo de Emperador y como luego les conto estaba aliado con el hijo del Graf Boris, Heinrich Todbringer, el cual era quien les había traído desde Kislev, tanto Heinrich como el Conde von Walfen pensaban que en Altdorf podría estar pasando algo como lo sucedido en Middenheim durante los carnavales de hace dos años, más aun, con lo sucedido hoy con el Gran Teogonista y con la salud del Emperador, el cual llevaba un mes aislado, casi nadie tenia audiencia con él, salvo el Canciller Johann Heinz y el Lector de la Corte Lothar von Metternich, su misión era intentar averiguar si el asesinato del Gran Teogonista tenia alguna relación con el estado del Emperador o de lo que estaba pasando en Altdor, intentar frustrar los planes de cualquier posible secta y conseguir pruebas de quien estuviera detrás, para así él poder hacer algo, por otro lado para intentar no levantar sospechas no deberían mostrar ninguna afiliación hacía Sigmar o Ulric, se harían pasar por agentes de Morr, para ello deberían visitar el templo de Morr donde la Gran Indagatrix Inga les proporcionaría los documentos necesarios para su coartada, ella seria su enlace en la ciudad, también les proporciono los papeles para poseer una casa dentro de Altdorf, en ella uno de sus hombres, Simon Helmholtz les haría de ayuda de cámara, por el pasado de cada uno de ellos Erwin era la persona indicada para hacerse  pasar por algún noble mientras el resto se harían pasar por sus vasallos, los nombres que usarían o sus funciones es algo que ellos deberían decidir, tras volver a gradecer su ayuda y desearles otra vez que todo acabara bien se despedido de ellos, no sin antes volverse otra vez hacía Erwin para decirle que tenia un físico muy parecido al del Canciller Johann Heinz,  el Canciller llevaba dos años en su cargo, siendo en todo momento una persona intachable, tras aquella revelación se quedaron solos en la habitación, como les dijeron esperaron media hora hasta abandonar el edificio en dirección al templo de Morr, evitando la zona de la Catedral de Sigmar llegaron hasta el templo sin ningún problema, allí fueron atendidos por un iniciado que les llevo hasta una habitación apartada donde más tarde la Gran Indagatrix Inga se les unió, al igual que el Conde von Walfen estaba al tanto de sus cualidades, les proporciono papeles para  hacerse pasar por agentes de Morr, mañana a mediodía se volverían a ver en el templo para informarla de  lo que hubiesen podido averiguar y luego irían a ver el resto de los cuerpos que se estaban encontrando donde se produjo la explosión, después se verían cada tres días para informarla de sus pesquisas, su consejo es que no hablaran con nadie más que con ella sobre lo que averiguaran, tras algunas preguntas les llevo hasta la zona de la explosión, allí les dejo junto al Capitán de la Guardia Lucas von Blücher.


Este les llevo hasta la zona de la explosión, parte de la pared había caído hacía el agujero que se veía en el suelo, parte del altar también se había derrumbado, la explosión se había producido dos nieves más abajo, con cuidado bajaron, allí pudieron ver las palabras que en un tono rojo sangre habían sido escritas...

El lobo blanco se levanta y consume el cometa de dos colas

Recuerda Bösel

Deja que el instrumento de su poder sea su muerte

También entre los cascotes pudieron encontrar astillas de madera ennegrecidas, por la forma curvada podrían ser de algún tonel, y por su olor que contuviera arenque, cuando volvieron al exterior allí les estaba esperando el Capitán von Blücher junto a los dos caballeros arrestados por abandonar su puesto antes de la explosión, tras las palabras de Erwin al Capitán para que se retirase mientras hablaban con los dos caballeros, pudieron enterarse de que un sacerdote que se hacía llamar hermano Karl se acerco hasta la entrada que daba a las estancias inferiores del templo, ellos estaban custodiando esa zona, el hermano Karl venia con noticias de un posible ataque al Palacio Imperial, y que debían correr para llegar hasta allí y así recibir nuevas instrucciones de su Capitán, aquel hombre vestía de rojo con los símbolos de la fraternidad Crimsonita, hablaba con acento de Middenheim y en nombre del Gran Capitular de Middenheim Werner Stolz, ante las distintas preguntas del grupo y aunque los dos caballeros no le habían dado ninguna importancia, si que cuando fueron hacía el Palacio Imperial se cruzaron con un carromato conducido por tres hombres con ropajes vulgares y que  por su olor iban cargados con barriles de pescado, poco más se podía sacar ya de allí y la tarde iba decayendo, por lo que tras abandonar la zona acordonada de la Catedral  se encaminaron hacia su nueva casa en el distrito de Weksviertel...




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