viernes, 18 de junio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 13

Era el gran día de Sigmar, la procesión ya llevaba rato por las calles de Altdorf, un sacerdote asentía con calma ante el clamor de la plebe contra las sucesivas ofensas de los ulricanos, a unos cientos de metros, desde una ventana, un joven miraba enfurecido lo que allí abajo estaba sucediendo, mientras aun más lejos, entre cuatro paredes y rodeado de papeles alguien se recostaba sobre una gran silla mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa de satisfacción...


Tenían por delante casi dos semanas de camino, las pocas cualidades de Íñigo y  Ramkir  cabalgando les haría ir más despacio, los dos primeros días fueron tranquilos, se cruzaron por el camino con algún carromato aislado con los que intercambiaron información, se escuchaban rumores de que los generales del Emperador se estaban preparando para atacar Middenlamd si von Bildhofen lideraba sus tropas hacía el este, también culpaban al Emperador de que cada vez había más mutantes en los bosques, y que su locura cada vez iba a más, se rumoreaba que su solución para esta guerra es que los hombres lunares que según los cuentos de niños vivían en Mannslieb bajarían para salvar al Imperio, al tercer día de viaje casi al caer la noche se encontraron con una construcción reciente, era un puesto de peaje dependiente de Middenlamd, allí pudieron pasar la noche junto al encargado del peaje y su familia, al día siguiente siguieron su camino hasta que dos días más tarde mientras hacían noche en una posta de caminos ocurrió algo extraño, ya de madrugada mientras Ramkir estaba despierto empezó a escuchar a los caballos nerviosos, ante la duda de que pudiera estar pasando algo extraño fue despertando a sus compañeros, además del nerviosismo de los caballos pudieron detectar que el aire traía un olor nauseabundo, con cuidado bajaron hasta las caballerizas para tranquilizar a los caballos y ver que no hubiera nada extraño, poco a poco el olor fue desapareciendo y los caballos se fueron tranquilizando, para ver que había pasado tenían que salir fuera de la empalizada, por lo que decidieron estar atentos durante la noche y mañana por la mañana mirarían fuera por si veían algo extraño, la noche no trajo más sorpresas y al día siguiente abandonaron la posta no sin antes internarse en el bosque, allí Leopold encontró un grupo de cinco huellas de hombres bestias que se perdían hacía el interior del bosque en dirección sur, internase en el bosque no era buena opción por lo que volvieron al camino para seguir su viaje hacía Altdorf, durante los siguientes días y según se iban acercando a la frontera de Middenlamd pudieron ver como los grupos de comerciantes viajaban en grupos más numerosos por miedo a posibles ataques de mutantes, corrían rumores que hacía unos día la aldea de Güthugel había sido atacada y arrasada por un grupo de mutantes, el ataque había sido precedido por un olor nauseabundo, esas noticias las pudieron confirmar primero con un grupo de Hijos de Ulric que les interceptaron en el camino, buscaban a ese grupo de mutantes y a sus aliados sigmaritas, por suerte el grupo mantuvo la compostura y les siguieron el juego sin tener que combatir con ellos, esa misma noche llegaron a Bröckel, en la posada pudieron compartir cena y bebida con una patrulla de caminos que había estado en la aldea de Güthugel, confirmando todo lo que habían oído durante el día.



Por fin tras hacer noche en Kutenholz abandonaron Middenlamd para entrar en las tierras de Reikland, en dos días estarían en Altdorf, tras cabalgar un rato llegaron hasta un lugar que a Erwin y Ogmund les trajo recuerdos, ante ellos tenían una gran roca blanca, el símbolo de Ulric dibujado en su parte norte, el de Sigmar en la parte sur, ambos símbolos estaban manchados con excrementos, era la piedra que señalaba el sendero que desembocaba en el Santuario de la roca brillante, aún estaban pensando en lo que allí había ocurrido hacia casi dos años cuando empezaron a notar un fuerte olor nauseabundo a la vez que algo se movía en el bosque, alejándose de ellos en dirección al Santuario, ante ellos se presentaban dos opciones, o seguir el camino hacía Altdorf o coger el sendero que llevaba al Santuario, tras pensarlo decidieron cabalgar hacía el Santuario, Erwin y Leopold picaron espuelas seguidos de cerca por Ogmund, Íñigo y Ramkir se quedaron un poco rezagados del resto, antes de llegar al claro donde se levantaba ya empezaron a oír el ruido del combate, dos grupos de hombres bestias luchaban contra dos Caballeros del Lobo Blanco y dos Caballeros del Sol Llameante, más alejados dos sacerdotes de Ulric y de Sigmar luchaban por sus vidas ante un grupo numeroso de mutantes, los asaltantes portaban un estandarte con una corona roja dibujada, esa corona ya la había visto antes Erwin y Ogmund, era la misma que habían visto cuando fueron detrás de Etelka Herzen, Erwin y Leopold cargaron contra los hombres bestias seguidos de Ogmund, el mandoble de Erwin acabo con dos de ellos mientras el nuevo martillo de Ogmund rompía de un golpe la caja torácica de otro de ellos, aquello propicio que Erwin pudiera correr hacía donde estaban los Sacerdotes, aquello también le sirvió para ver a un viejo conocido, unos ojos inyectados en rojo lo miraban con odio, era Ernst Heidlemann, el estudiante de medicina que viajo con ellos en el carruaje que les llevo hasta Altdorf, y que luego resulto ser el camarada de Etelka, el que mato uno a uno a los enanos que estaban construyendo la maquina de señales a las orillas del Reik, un fiel miembro de la secta de la Corona Roja, un fiel adorador del Gran Mutador...








No hay comentarios:

Publicar un comentario