martes, 13 de marzo de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 5.

Poco a poco las primeras luces del alba iban iluminando la ciudad de Middenheim, poco a poco sus gentes empezaban a hacer sus quehaceres diarios, los artesanos empezaban a abrir sus tiendas y talleres, los mozos hacían los recados que se les había asignado, los sacerdotes empezaban con sus rezos matutinos, mientras en una habitación un hombre se levantaba cansado y atemorizado, sentado en la cama con las manos aguantándole la cabeza meditaba que podía hacer, durante un mes se preguntaba lo mismo todas las mañanas obteniendo siempre la misma respuesta, nada..., no muy lejos los rayos de luz iluminaban un estudio donde otro hombre ojeaba unos papeles , con cara de satisfacción repasaba que todo estuviera en orden, ya faltaba poco para el gran momento, ya casi podía acariciarlo, por fin el poder que tanto deseaba seria suyo..., mientras un hombre antaño poderoso, con sangre Todbringer corriendo por sus venas, languidece lentamente aferrado a su trono observando como sus súbditos iban y venían trayendo noticias y susurrándole consejos al oído...




Erwin, Ogmund y Nikkit dejaron el equipaje en la habitación al cargo de Wanda y intentaron aprovechar lo que les quedaba de tarde, primero encaminaron sus pasos hacia el templo de Sigmar, allí tras ser atendidos por un novicio y tras ver el sello del Gran Teogonista que portaba Ogmund fueron llevados ante el Gran Capitular Werner Stolz, tras contarle lo sucedido en el santuario de la piedra negra y dar gracias a Sigmar por la salud del Gran Teogonista se mostró a ayudarles en lo que pudiera, pero por desgracia su poder en la ciudad era mínimo, con esa promesa de dirigieron al gran templo de Ulric, allí fueron atendidos por alguien de confianza de Ar-Ulric, FranzFassbinder, el cual les comunico que       Ar-Ulric no se encontraba en el templo, tras mucho insistir consiguieron que a primera hora del día siguiente se entrevistaran personalmente con Ar-Ulric, de el poca ayuda pudieron obtener, salvo la certeza del estado de nervios y de angustia en el que se encontraba.




Después de la visita al Templo de Ulric, y tras haber entregado la carta del Gran Teogonista a Ar-Ulric caminaron de nuevo al hostal donde se hospedaban para recoger a Wanda y ir a visitar el gremio de Hechiceros, pero por el camino conocieron a Karl Matthaus, un pilluelo de 13 años vestido con harapos, el cual en su huida de un vendedor de pasteles Halfling se acerco a nuestros Héroes en busca de ayuda, Nikkit se encargo de solucionar el problema pagando el pastel robado a su compatriota y entablo una conversación con el pilluelo, el cual estaba a cargo de otros cuatro compañeros, al final llegaron a un acuerdo, les pago un penique de plata a cada uno para que buscaran por las posadas de la ciudad a Johan y Hans, con la promesa de una corona de oro si encontraban alguna noticia sobre ellos, después de este percance y ya con Wanda entre ellos se dirigieron a la Sede de el Gremio de Hechiceros, en ella Erwin tubo que hacer uso de todo su carisma para que le dijeran al Gran Hechicero  Albrecht Helseher que venían de parte de un buen amigo suyo, Hieronymus Blitzen, ese nombre les abrió las puertas del gremio, haciendo que sus ruegos fueran atendidos, Albrecht Helseher y su guapa ayudante Janna Eberhauer les escucharon atentamente mientras le contaron todo lo sucedido con la piedra de disformidad, , desconocía si la piedra se encontraba entre los muros de la ciudad, si así era estaría a buen recaudo ya que no había habido indicios de su presencia, en cuanto a Gotthard Wittgenstein estaba seguro que no estaba en la ciudad, por lo menos no con ese nombre, les contó como los últimos impuestos dictados estaban debilitando la ciudad, los impuestos sobre Sacerdotes, Enanos y Hechiceros eran desproporcionados, si antes de que terminase el Carnaval no eran retirados  la gran mayoría abandonaría la ciudad dejándola sin apenas  protección, desconocía si Gotthard Wittgestein tenia algo que ver con esto, pero era de vital importancia averiguar quien estaba detrás de los impuestos antes de que acabase el Carnaval y se hicieran efectivos, seguramente el Canciller Sparsam era el responsable de animar al Graf Boris a que firmara el impuesto sobre los Hechiceros para llenar aun mas las arcas, ademas le había realizado proposiciones indecentes a Janna cuando fue a pedirle explicaciones por los nuevos impuestos, también corría el rumor por la ciudad de que el juglar de la corte, el elfo Rallane Lafarel había tenido mucho que ver en el impuesto sobre los Enanos.

Por ultimo les informo que los impuestos habían sido redactados y aprobados  por los tres jueces supremos, habían sido aprobados sin tener unanimidad,uno de ellos había votado en su contra, ese tenia que haber sido Karl-Heinz Wasmeier, el cual antes de Juez Supremo  había pertenecido al gremio de hechiceros, los otros dos jueces eran Joachim Hoflich que tenia fama de ser duro y arisco, y Reiner Ehrlich el cual estaba atravesando una profunda depresión, los jueces se mantenían al margen del resto de gente para ser imparciales, pero Albrecht Helseher les redacto una carta para que pudieran ser atendidos por el juez Karl-Heinz Wasmeier.

Janna Eberhauer les aconsejo que si querían acercarse a la gente que se movía cerca del Graf Boris los diferentes actos del Carnaval eran una buena oportunidad, no lo conocía en persona pero el Juglar de la corte el elfo Rallane Lafarel quizás fuera de los mas asequibles por su naturaleza alegre y vividora, aparte de su conocimiento de la corte, sin mas que decir y con la promesa de Janna de que se verían por el carnaval abandonaron el gremio de Hechiceros camino al Palacio, no sin antes parar a comer y preparar el encuentro con el Juez Supremo.

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