martes, 6 de marzo de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 4.

Algo iba mal, un escalofrío le recorrió la espalda, de reojo miro hacia detrás donde los cuatro sacerdotes que le acompañaban estaban rezando y ayudando en las ofrendas que allí se iban a realizar, pudo observar como se miraban entre ellos como esperando que algo sucediera, poco antes había escuchado como la puerta del santuario se cerraba con llave, podía levantarse y salir al exterior a pedir ayuda a sus guardias, pero eso arruinaría el propósito de haber venido hasta este lugar sagrado para los cultos de Sigmar y de Ulric, si quería dar una imagen de unidad no seria por culpa suya que eso no ocurriera, con fuerza Yorri XV aferro su bastón de Gran Teogonista mientras seguía rezando a Sigmar para que le protegiera y le diera fuerzas.



Después de la explosión que se produjo en el interior del Santuario hubo unos segundos de confusión,  rotos por los aullidos que emitían tres grupos de renegados siervos de Ulric que cargaban desde el bosque a los Templarios de Sigmar y a quienes con ellos se encontraban, en este caso nuestros esforzados héroes, fue una dura batalla en la que aun siendo superados en numero sus habilidades marciales fueron suficientes para decantar la victoria hacia su lado, no sin antes haber sufrido graves heridas, Erwin y Ogmund  estuvieron a punto de caer en el combate pero consiguieron aguantar de pie.

Erwin junto a Nikkit fueron los primeros que forzando la puerta consiguieron acceder al interior del Santuario, allí pudieron contemplar como todo había sido devastado, aun las llamas danzaban por las paredes y el techo, delante de ellos el cuerpo de uno de los sacerdotes yacía en el suelo envuelto en llamas, mientras los otros tres rodeaban a un tercero con recios ropajes que portaba un gran bastón, a su alrededor se podía apreciar una barrera de protección, todos estaban entonando salmos, por suerte Erwin y Nikkit despacharon con rapidez a uno de los sacerdotes, mientras el Capitán de los Templarios y Ogmund despachaban al otro, el tercero ardió entre llamas azuladas, el sacerdote vestido con recios ropajes se presento como  Yorri, al escuchar su nombre tanto Erwin como Ogmund lo reconocieron, ante ellos tenían al Gran Teogonista, aun no siendo muy devotos el tener a semejante persona delante imponía un respeto enorme, Yorri les fue dando las gracias uno por uno, hasta que cuando llego hasta Erwin no pudo evitar sonreír, al parecer su parecido con alguien de la corte de Altdorf era mas que evidente, y aunque Erwin intento sonsacar a quien se podía parecer Yorri prefirió mantenerlo en secreto, tras darles las gracias por su ayuda y tras haber escuchado los motivos por los que marchaban hacia la ciudad de Middenheim el Gran Teogonista les prometió que indagaría sobre los negocios de Mathias Blucher.



Mientras en la casa que había mas al norte del claro encontraron a los dos sacerdotes de Ulric que allí vivían, habían sido maniatados, sus dos compañeros de Sigmar no habían tenido tanta suerte y yacían muertos, los dos supervivientes contaron como por la mañana habían llegado los renegados y les habían sometido, contaban que el Gran Teogonista no era otra cosa que un Demonio que quería destruir el culto de Ulric y al propio Imperio, preocupado por los acontecimientos el Gran Teogonista les dio una carta para que se la entregaran al Sumo Sacerdote Ar-Ulric, en ella le contaba lo sucedido y lo apremiante de tomar medidas para poner remedio a la situación antes de que que eso ya no fuera posible, había tenido una entrevista secreta con el pero lo había notado ausente, como si otros menesteres le tuvieran ocupado, espereraba que con lo sucedido viera lo apremiante de la situación, también les rogó que acudieran al Templo de Sigmar en Middenheim y le contaran lo sucedido al Alto Capitular Werner Stolz, este les podría ayudar en lo que pudiera, para ello entrego a Ogmund un anillo con su sello personal, sin mas tiempo que perder el grupo de Templarios y el Gran Teogonista montaron en sus caballos para partir en dirección a Altdorf, no sin antes decirles que si necesitan cualquier cosa en Altdorf no dudaran en hacérselo saber.

Nuestros héroes partieron en sentido contrario, sus pasos les llevaron hasta la ciudad de Middenheim, gobernada por el Graf Boris Todbringer, Middenheim es una ciudad que nunca ha sido tomada, erigida allí donde Ulric puso su fuego eterno, encima de un peñasco de 165 metros de altura, fueron los enanos quienes cavaron túneles para poder llegar a su cima y poder construir la ciudad, sus edificios han sido construidos para durar y así llevan mas de 2000 años, los hechiceros también colaboraron con la construcción y la defensa de la ciudad, para acceder a sus cuatro puertas se construyeron cuatro viaductos que en su kilómetro y medio de longitud salvan los 165 metros de altura del peñasco, sus murallas de ocho metros de altura estaban siendo decoradas con banderas para la celebración del conocido Carnaval de Middenheim, el cual comenzaría en dos días,  mientras permanecen en la cola para poder entrar en la ciudad, un hechicero la abandonaba con todas sus pertenecías quejándose de que hasta por respirar les acabarían robando por vivir allí, su enfado y resentimiento eran considerables, también culpaba de ello al avaro Canciller Sparasm, cuando por fin llegaron a las puertas de entrada un grupo de milicianos les preguntaron si eran o habían sido sacerdotes o hechiceros, a Wanda se la llevaron aparte, y tras tomar nota de su aspecto y de su nombre se le impuso el pago de 50 coronas de oro, tanto al entrar como al abandonar la ciudad, así como al final de cada mes, el primer pago cumpliría al acabar la semana de Carnavales, también les aconsejaron evitar la zona Sur de la ciudad y que en la ciudad estaba prohibido portar armas de mas de un palmo de hoja, así que con esas recomendaciones y con el pago realizado entraron en Middenheim, en sus calles se podía apreciar el buen ambiente que había gracias a la proximidad del Carnaval, también había mucha gente, les costo encontrar una posada con una calidad precio aceptable, en Las Armas del Templario encontraron alojamiento para los días que estuvieran en la ciudad, allí dejaron sus pertenencias mientras pensaban que pasos tomar...


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