La noche caía inexorable sobre la ciudad de Kemperbad, poco a poco sus gentes se refugiaban en sus casas después de una dura jornada de trabajo, pero aun con la fría noche envolviendo todo dos puntos de luz se alzaban sobre la ciudad, uno de ellos era en las afueras de la ciudad, en una gran casa se celebraba una gran fiesta a la que acudían toda la gente importante de la región, en el otro, un grupo de hombres se afanaban por acabar su jornada laboral, con la luz de sus candiles terminaban de cargar una barcaza que mañana partiría con las primeras luces del alba, pero la luz que emitían los candiles se fue empequeñeciendo a causa del fuego que empezó a engullir la bodega de la barcaza, y que poco a poco iba consumiéndolo todo..., mientras, alguien oculto en las sombras observaba como las llamas bailaban de alegría encima de la cubierta...
Después de dos semanas de un merecido descanso en casa del Hechicero Heironymus era hora de partir, Erwin, Ogmund y Nikkit habían casi decidido poner rumbo hacia la ciudad de Marienburgo pero Heironymus les pidió un ultimo favor, necesitaba que lo llevasen tanto a el como a Wanda a Kemperbad, allí se iba a realizar una reunión secreta con sus colegas sobre lo acontecido en el castillo de Wittgenstein, sin perder mas tiempo al día siguiente emprendieron viaje hacia Altdorf y después hacía Kemperbad, un viaje sin contratiempos ni sobresaltos, tras 11 días de navegar por fin tenían ante si las altas paredes escarpadas de Kemperbad, antes de atravesar las esclusas con palabras de agradecimiento se despidieron de Heironymus y de Wanda.
Mientras maniobraban para amarrar la barcaza en la zona portuaria dos hombres que allí había les llamaron la atención, parecía que hablaban entre ellos mientras miraban hacia la barcaza, uno de ellos alto y de avanzada edad asintió con la cabeza para acto seguido dirigirse a uno de los almacenes que tenia a su espalda, mientras el otro, un joven de veintipocos años se dirigía hacia la barcaza con una sonrisa en la cara, tras presentarse como Matthias Blucher, un joven alegre y con don de gentes, un importante mercader de esta zona del Imperio, les ofreció que fueran a ver a su camarada Max Wagner, necesitaban un barco como el de ellos para realizar un transporte, y seguro que el negocio les satisfaría con creces, y así ocurrió, hablaron con el hombre mas mayor, Max Wagner, el trabajo era fácil, transportar una carga de lujosa porcelana venida de Catai hasta Marienbrugo, por ello Max les ofreció 600 coronas de oro, pero visto el poco interés que despertó en nuestros aventureros tubo que subir su oferta inicial hasta 750 coronas de oro para poder cerrar el trato y firmar el contrato, y que mejor forma de celebrarlo que en una buena taberna.
Una vez la barcaza estuvo amarrada en los muelles privados de los Blucher, Ogmund, Erwin y Nikkit se encaminaron hacia la Taberna Cuello de Cisne, de la taberna salia un olor a buena comida y vino peleón, dentro el ambiente era agradable, la taberna estaba muy concurrida de diferentes comerciantes venidos de todo el Imperio, mientras llenaban sus estómagos y refrescaban sus gargantas en ella conocieron a un tipo gordinflón de rudos modales y voz fuerte, Alex Eisen, el cual les contó lo bien que le habían ido los negocios y que pasado mañana partiría hacia a Altdorf desde donde luego se dirigiría hacia Middenheim para disfrutar del Gran Carnaval de la ciudad, y de sus mujeres en especial, durante la cena también conocieron a Ruairi Roddy, un joven comerciante en un alto estado de embriaguez, el cual creía conocer lo que causo el derrumbe del castillo Wittgenstein, desde los enanos cavando bajo tierra hasta los hombres pez mordisqueando la arena, por suerte para ellos Thierry Ostend un comerciante de la zona se los quito de encima para que siguiera diciendo sus locuras en otro lugar de la taberna.
Sin mucho mas que hacer descansaron en la taberna para al día siguiente dar una vuelta por la ciudad hasta pasado el mediodía que se dirigieron hacia el puerto, esa era la hora en que debería de llegar la mercancía para ir cargándola en la barcaza, allí también estaban esperando un grupo de estibadores comandados por Klaus, un hombre muy corpulento, una vez llegada la mercancía y habiendo sido examinada por nuestros aventureros para ver que en realidad era porcelana se dio la orden para que se empezara a cargar en la bodega, en ese momento Klaus les entrego una carta del señor Matthias Blucher, era una invitación para esa misma noche en su mansión de las afueras, se celebraba el primer aniversario de su boda y se exigía etiqueta para poder asistir, Erwin aun conservaba un par de trajes que podrían valer para tal evento, uno para el y otro para Ogmund, así que con apenas tiempo buscaron una sastrería para poder confeccionar uno para el pequeño Nikkit, una vez los tres estuvieron elegantes se dirigieron dando un largo paseo hacia la mansión de Matthias Blucher.
A la fiesta había asistido la flor y nata de la alta sociedad de Kemperbad como de sus alrededores, incluso gente venida de Altdorf o Nuln, en ella nuestros aventureros estaban como pez fuera del agua, cuando eran presentados a alguien importante y se enteraban que no eran grandes empresarios o no tenían títulos eran ignorados, en la fiesta también se encontraba Luigi Belladona, el cual intercambio unas palabras con Erwin y Nikkit, mientras esto ocurría Ogmundo conoció a Rudolf Meier un mercader de Bohengafen, el cual guardaba un gran resentimiento hacia Matthias Blucher y el hermano de su mujer Karoline, un tal Heinrich Steinhager, desde que se produjo ese matrimonio de un Blucher con una Steinhager habían empezado a acaparar la mayor parte del negocio al Oeste de Altdorf, arruinando a su paso a mas de un pequeño comerciante.
Llegada la medianoche muchos de los invitados empezaron a marchar subidos en sus ostentosos carruajes mientras otros pocos preferían volver dando un fresco paseo a la luz de las estrellas, segun caminaban hacia la ciudad se podía observar un aura anaranjada que emergía de la zona del puerto, segun se fueron acercando el olor a quemado se hizo plausible, hasta que cuando por fin tuvieron a la vista el puerto, sus peores sospechas se hicieron realidad, un barco ardía en el puerto, y ese barco era el suyo, Klaus y los estibadores a su cargo se afanaban en apagar el fuego, un fuego que había consumido la carga que deberían de haber llevado a Marienburgo y que había dejado inservible el barco, cuando el fuego fue apagado por completo también descubrieron que parte de sus pertenencias habían ardido, el fuego había sido provocado pero nadie sabia quien había podido ser el causante, una hora mas tarde el señor Matthias Blucher apareció por el puerto, desolado ante lo que sus ojos contemplaban y obteniendo las mismas respuestas que ellos habían tenido sobre la posible identidad del culpable les invito a que pernoctaran el la Taberna Cuello de Cisne, los gastos correrían por su cuenta, ahora debía atender otras cuestiones y ya mañana hablarían de lo ocurrido...
Con pasos cansados y sin apenas mediar palabra Ogmund, Erwin y Nikkit se encaminaron hacia la taberna, por el camino en mayor o menos medida a su mente acudía la duda de que pasaría ahora con la barcaza y el cargamento que allí se alojaba, quien se haría cargo de todo ello....
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