La mañana ya estaba bien avanzada, un hombre elegantemente vestido caminaba por el puerto frotándose las manos como quien se quiere quitar el frío, minutos antes había cerrado un trato con un insignificante capitán de barco, un mercader de pelo de caballo, un trato que a ojos de cualquiera seria insignificante, pero que para sus futuros intereses podría ser crucial, si su instinto no le fallaba, como nunca le había ocurrido, por tres pasajes para Altdorf obtendría grandes beneficios, las puertas del lejano Norte parecían que estaban mas cercas, con aire ausente y una gran sonrisa en la cara el hombre se volvió a frotar las manos pero esta vez la causa no era el frío, si no por el trabajo bien hecho, grandes cambios se avecinaban en el Imperio, y el estaba dispuesto a no dejar pasar la oportunidad que se le brindaba....
Ya avanzada la noche las llamas de la barcaza fueron por fin apagadas, la barcaza seguía a flote, pero los daños eran cuantiosos, poco mas se podía hacer durante la noche así que apesadumbrados por lo ocurrido nuestros tres aventureros se dirigieron a la Taberna el Cuello del Cisne, en ella varios de los comerciantes que allí se hospedaban y a los que habían conocido la noche anterior les acogieron con diferentes muestras de compañerismo ante lo ocurrido, tras darles ánimos y intentar mitigar sus penas con alguna que otra copa el tema de conversación fue derivando a la fiesta del Señor Matthias Blucher.
A la mañana siguiente, a primera hora inspeccionaron lo que quedaba de su barcaza, los daños eran cuantiosos, así que encaminaron sus pasos hacia los almacenes Blucher, allí era donde la noche anterior los había emplazado Matthias Blucher, estaba consternado por lo ocurrido, se había perdido toda la carga, nadie sabia o había visto nada, pero movería sus propios contactos para intentar averiguar quien estaba detrás de todo esto, también en cierta medida lamentaba lo ocurrido con la barcaza y se sentía en deuda con Erwin, Ogmund y Nikkit, así que les ofreció un trabajo, la mitad de lo acordado del viaje a Mariemburgo por llevar un arcón a Middenheim antes de que comenzara el Carnaval, y así con ese dinero se podrían arreglar los desperfectos de su barcaza, pero nuestros aventureros aun conservaban el contrato en el que claramente se podía leer que el responsable de reparar los desperfectos del barco era la familia Blucher, Matthias tras releerlo varias veces no tubo mas remedio que admitir que así era, estaba escrito y firmado así que se haría cargo de los daños que había sufrido la barcaza, Erwin, Ogmund y Nikkit tras meditarlo también accedieron a hacer el transporte del arcón a Middenheim, dos barcos zarpaban al día siguiente hacia Altdorf, el del gordo y mal hablado Alex Eisen, y el de Uairi Roddy un comerciante de pelo de caballo, tras haber tenido Nikkit una pequeña diferencia con Alex Eisen, decidieron que viajarían hasta Altdorf con Uairi Roddy, se lo notificaron a Matthias para que se encargara de los tramites y del pago, mientras ellos visitaban la ciudad para reponer sus equipos perdidos en el incendio.
Al día siguiente, antes de mediodía por fin ponían rumbo hacia la capital del Imperio, justo antes de soltar amarras, al barco se le unieron tres nuevos pasajeros, tres sacerdotes de Sigmar, el padre Rolf y el padre Martin, veinteañeros con torsos y brazos fuertes, y un tercero de mediana edad con cara de bonachón, el padre Marcus, los dos jóvenes novicios portaban espadas al cinto como si con ellas quisieran proteger algo o ha alguien, provenían de un monasterio cercano a Dunkelberg, Nikkit entablo cierta amistad con el padre Rolf y el padre Martin averiguando que se dirigían a una reunión importante del padre Marcus en el templo de Sigmar en Altdorf, era la primera vez que ambos salían del monasterio y sus alrededores, les costaba esconder la emoción que sentían de poder vislumbrar las maravillas de Altdorf, el padre Marcus permanecía la mayor parte del tiempo bajo cubierta enfrascado en la lectura de un gran libro, aunque ello no le privo de sentir la perdida de fe en Ogmund y movido por ello tuvo un acercamiento hacia el, ofreciéndole su apoyo por si necesitaba hablar como amigo o como confesor...
Tras varios días de viaje tanto Ogmund, Erwin y Nikkit decidieron abrir tanto el arcón como la carta que se les había entregado, en el arcón no encontraron nada importante, una urraca disecada, una vaina de espada oxidada, una concha de mar grande y un manto de un peregrino cubierto con parches de santuarios de todo el Imperio, pero en cambio la carta si que desvelo oscuras intenciones, tras leerla varias veces pudieron entender que los objetos del arcón no valían nada, que en realidad la mercancía que debía llegar a Middenheim eran ellos tres, para quien o que...
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