sábado, 17 de julio de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 17

El humo se podía vislumbrar desde cualquier parte de la ciudad, la explosión había resultado impresionante y sus efectos por las noticias que habían llegado eran prometedores, por fin lo habían conseguido, hoy era el primer día de un nuevo y renovado Imperio, lo que parecía un sueño, por Sigmar se había convertido en una realidad, pero ahora debían de salir de la ciudad, viajar hacía Nulm y allí empezar una nueva era de esplendor para Sigmar, con tranquilidad embarcaron en una barcaza que poco a poco se fue dirigiendo hacía la salida del este, ya casi estaban llegando cuando de repente las trompetas empezaron a sonar, el ruido de trompetas iba saltando de un lado a otro como si hablaran entre ellas, una larga cadena empezó a emerger del río levantándose dos metros por encima de él, varías más le siguieron dejando el rio intransitable, las barcazas empezaron a amontonarse cerca de la salida de la ciudad mientras de una de ellas varios hombres se lanzaron al río nadando hacia una de sus orillas...


El día amaneció encapotado,  oscuras nubes cubrían el cielo de Altdorf, a primera hora el grupo se dirigió hacía el sureste de la ciudad, hasta la zona donde los dos estibadores habían dejado el carro en manos de Gustav Fokker, por desgracia allí poco pudieron averiguar, el carro se había internado hacía el oeste de la ciudad, con aquella vaga pista decidieron dejar aquella investigación para más adelante, toda la mañana las campanas del templo de Morr y Sigmar estuvieron sonando en honor al Gran Teogonista, su féretro junto a la gente importante de la ciudad fueron en peregrinaje por la ciudad hasta volver de nuevo a la catedral, donde fue enterrado en sus catacumbas, durante ese peregrinaje el grupo pudo ver al Emperador Karl Franz, en vez de ser un hombre vigoroso de unos treinta y pico años, su aspecto agotado bien podría ser el de un hombre en su ocaso, la gente a su paso hacia el gesto de ahuyentar los malos espíritus, en la procesión Erwin y Leopold vieron como un joven sacerdote sigmarita miraba a Erwin con sorpresa para luego posar su vista en la gente que andaba más atrás de la comitiva, en concreto sobre la persona de Canciller del Imperio Johann Heinz, él y Erwin claramente podrían ser hermanos gemelos, su parecido era más que razonable, encabezando a los sacerdotes que acompañaban al Gran Teogonista iba un viejo conocido de Erwin y Ogmund , el padre Beoca, su cara reflejaba el cansancio de estos últimos días, su mirada hacía el suelo, sumido en sus propios pensamientos mientras rezaba plegarias a Sigmar, pero quiso el destino o el propio Sigmar que cuando la comitiva pasaba cerca del grupo por un momento este levantara la cabeza fijando sus ojos en Ogmund, por unos instantes su cara esbozo un intento de sonrisa, la comitiva siguió su triste camino mientras el padre Beoca volvía una vez más su cabeza en dirección del grupo para luego perderse entre la multitud,  después de aquello decidieron parar a comer, para más tarde dirigirse a investigar en el barrio de los enanos, a través de unas monedas pudieron averiguar con quien debían hablar si querían algo en aquel lugar, el mismo enano les llevo hasta Karstin Largsdottir, una comerciante de gran importancia, esta desconocía que un enano del gremio de ingenieros había sustraído cuatro barriles de pólvora, esta hizo un trato con ellos, a cambio de que la mantuvieran informada de lo que averiguaban les proporcionaría una entrevista con el gremio de ingenieros enanos, antes del ocaso se produciría dicha entrevista.


Como bien les dijo Karstin a ultima hora de la tarde se entrevistaron con el jefe de ingenieros enanos, tanto para entrar como para salir de sus dependencias fueron privados de su vista tapándoles los ojos, en una pequeña habitación se entrevistaron con el jefe de ingenieros enanos Vikram Greathammer, este les confirmo que en efecto cuatro barriles de pólvora fueron sustraídos unos días antes de la explosión, desde el día de la explosión el ingeniero Batrek Steelfist no había sido visto, lo habían buscado en su casa sin ningún resultado, siempre había profesado antipatía ante los ulricanos, había asistido con frecuencia a las locas diatribas del alborotador Mayer Gauss cerca de la Universidad, los últimos días entre sus mas allegados conocidos había dicho que tenia un nuevo amigo, un sacerdote sigmarita de Middenheim, también se conocía que pasaba ratos en la poco respetable taberna de los Senos de Myrmidia, en ella tenia contactos con un traficante de drogas llamado Otto Bebel, con aquella información abandonaron el gremio de ingenieros para con la compañía de un enano dirigirse a la casa de Batrek, allí claramente hacía días que su dueño no había venido, pero buscando entre sus ropas pudieron encontrar un viejo canutillo que probablemente usaría para drogarse y una dirección de una pensión cerca de la calle de las cien tabernas, Pensión de Fritz, la noche estaba empezando a caer por lo que volvieron a su casa para descansar y preparar el día siguiente.

La noche no trajo ningún contratiempo y al día siguiente a primera hora se dirigieron hacía la pensión de Fritz, en ella su propietario un demacrado Fritz Rilke les confirmo que un enano con ese nombre le alquilo una habitación en el piso de arriba, pero que hacía días que no lo había visto, tras un pequeño incidente con Erwin y luego con Íñigo y tras unas monedas de Ramkir este les abrió la puerta de la habitación, en ella el olor a orín y excrementos es más que evidente, sobre la cama tendido boca arriba estaba Batrek, apenas respira, el color del colchón claramente muestra los días que lleva allí tendido, en la mesita de al lado hay un polvo que claramente muestra una droga que Erwin y Ogmund ya vieron en Middenheim, delirios de Ranald, pero Íñigo también detecta restos de belladona, la cual es la que le ha provocado este estado, para finalmente ocasionarle la muerte, la cual por su estado no tardara en llegarle, sus fosas nasales muestran claramente su adicción, al enano apenas le queda un hilo de vida, pero Ramkir consigue humedecerle sus resecos labios y tras acercar su oído a ellos consigue escuchar que el sacerdote bastardo le enveneno dejándolo morir, fue un sacerdote llamado el hermano Karl, le engaño y murió Yorri por su culpa, tras aquello el enano se desvaneció para luego morir a causa del veneno, mientras parte del grupo espera allí junto a Fritz el resto aviso a los enanos para que se encarguen del cuerpo del ingeniero enano, tras aquello abandonan el lugar para dirigirse a un lugar tranquilo donde poder comer y pensar que hacer durante la tarde...


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