miércoles, 18 de marzo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 8


De repente el silencio fue roto por el ruido de un golpe, un ruido amortiguado por la distancia, pero tras ese primer golpe vinieron otros, en su cabeza sonaban como si estuvieran golpeando justo a su lado, cada golpe causaba un dolor lacerante en su cabeza, aquella sensación le resultaba desagradable a la vez que le traía recuerdos de un pasado ya lejano, con determinación intentó mover sus manos, incluso mover los párpados, pero aunque notaba que poco a poco iba recuperando las fuerzas estaba tan débil que incluso aquello solo le causaba dolor..., de repente los golpes cesaron y otra vez la calma reinó en el lugar, poco a poco volvió a caer en un sueño en el que el Viejo Mundo sucumbía ante él.....
Tras haber inspeccionado el Gran Salón nuestros héroes se encaminaron hacia la primera de las puertas que había en la pared del Oeste, tras abrirla con cuidado pudieron ver que daba a una habitación grande, en ella pudieron ver lo que sería la cocina del castillo, una gran mesa con restos de tubérculos, ollas y demás utensilios de cocina estaban esparcidos por la mesa y el suelo, también había una gran chimenea donde se podían apreciar gran cantidad de excrementos humanos, tanto resecos como recientes, pero lo que mas alerto a Erwin fue dos cuerpos a los que les faltaban trozos de carne, con rostros cadavéricos, se giraron hacia su dirección y con movimientos torpes empezaron a andar hacia la puerta, en sus manos portaban grandes cuchillos de carnicero, decidieron hacerse fuerte en la puerta y esperar a que los zombis llegarán hasta ellos, pero lo que paso entonces dejó desconcertado a Erwin, de repente cuando los dos zombis estaban a unos pasos empezaron a cambiar, sus cuerpos empezaron a recomponerse hasta convertirse en la viva imagen de dos amigos suyos, Johan al que perdieron en Bögenhafen y a Nikkit al que dejaron hace unos días en Bolgasgrad, pero aun no había terminado de asimilar aquello cuando entre ellos empezaron a lanzarse cuchilladas, con cada una de ellas un trozo de carne salía despedido rociando el suelo de sangre, parte de esa sangre salpicó a Erwin, horrorizado pudo ver como esa sangre se convertía en gusanos que se metían entre su armadura, con rapidez retrocedía mientras Ogmund cerraba la puerta y sujetaba su picaporte para que nadie desde el interior pudiera abrirla, de dentro se podían oír el típico ruido de cuchillos cortando carne y grandes gritos de dolor, al cabo de un rato los gritos cesaron produciendo un tenso silencio, mientras tanto Erwin se había desprovisto de su armadura para eliminar a aquellos malsanos gusanos que recorrían todo su cuerpo, tras volverse a vestir y con pocas ganas de volver a abrir aquella puerta decidieron probar suerte con la que había mas al Norte en la pared del Este, la puerta daba a un largo pasillo que acababa con un recodo hacia el Norte y un puerta hacia el Sur, pero a Ogmund no le cuadraba lo que veía, Ramkir colaboro lo que Ogmund ya había percibido, el pasillo parecía mucho mas largo de lo que debería ser, por magia o por algún otro truco no cuadraba con las dimensiones del castillo, temerosos de lo que les pudiera acontecer decidieron cerrar la puerta e inspeccionar la puerta que les quedaba mas al Norte en la pared del Oeste, abrieron con cuidado la puerta, era una habitación pequeña, la oscuridad reinaba en su interior, gruesas cortinas negras colgaban de todas sus paredes y al fondo una mesa con una tela con el emblema de Catai ocultaba algo, frente a la mesa un había gran sillón vacío, con sumo cuidado entraron Erwin y Ogmund, este último fue retirando la tela que cubría la mesa, sobre ella había una docena de instrumentos de musica de viento y cuerda, eran instrumentos muy extraños, nunca habían visto esa clase de instrumentos, ni en el Imperio ni en Kislev, en el momento que levanto la tela en la estancia empezó a sonar unos compases de musica atonal nipona y dos espíritus con la apariencia de un par de monjes nipones con túnicas de color azafrán empezaron a levitar por encima de ellos, con cuidado volvieron a tapar los instrumentos y abandonaron la sala, entre esta sala y la de la cocina había un espacio lo suficiente grande como para poder albergar otra habitación, pero por mas que buscaron no encontraron ningún indicio de alguna puerta oculta.
Tras ello volvieron sobre sus pasos hasta la primera habitación que abrieron, en ella aun estaban los seis cadáveres que atados a sus butacones les habían arrancado la piel, con cuidado Erwin paso dirigiéndose hacia la puerta que había al Norte de la habitación, a medio camino se escuchó como un chasquido seguido de un latigazo al romperse uno de los músculos de uno de los muertos, este abrió la boca como para lanzar un grito, pero así quedo, con la boca exageradamente abierta en un grito silencioso, sin mas sobresaltos Erwin y el resto avanzaron hacia la puerta que daba a un pequeño pasillo, primero inspeccionaron una puerta a mitad de pasillo, daba a una habitación del Este del castillo, la habitación estaba inusualmente limpia, en su interior había toda clase de relojes, algunos funcionando y otros desmontados, con piezas esparcidas por todos lados, sin nada mas que les llamara la atención siguieron por el pasillo hasta llegar al otro lado, en la parte Norte, al abrir la puerta vieron un gran pasillo en forma de ele, era el mismo pasillo que habían visto desde el Gran Salón, hacia el Oeste daba a esa puerta, pero hacia el Norte había cuatro puertas, dos en la pared del Este, una en la del Oeste y otra al Norte al final del pasillo, decidieron ir primero a la primera puerta de la pared del Este, cuando entraron en el pasillo pudieron ver que todo el estaba repleto de tapices con distintas imágenes tanto al aire libre como dentro de edificios de gente relacionándose, justo cuando Erwin llegó a la puerta paro en seco y girándose hacia Ramkir le empezó a cuestionar y recriminar sus intenciones hacia ellos, su tono fue subiendo de intensidad hasta que con decisión sacó su espada a relucir, Ramkir retrocedió lo mas deprisa posible mientras concentraba los vientos de la magia a su alrededor intentando disolver la magia si allí había algún encantamiento, desde luego no lo consiguió ya que Erwin se abalanzó sobre el atándolo con todas sus fuerzas, su primer golpe fue certero pero Ramkir pudo interponer su bastón en el ultimo instante, en ese momento Ogmund se abalanzo por la espalda de Erwin y ayudándose con su martillo intento inmovilizarlo, y aunque en un primer momento lo consiguió el ímpetu y la fuerza de Erwin lo hizo liberarse para lanzar un último ataque que si que consiguió herir a Ramkir, este siguió retrocediendo saliendo del pasillo y volviendo a concentrar los vientos de la magio intento que Erwin cayera dormido, pero la voluntad de Erwin era tan fuerte que el hechizo no causo ningún efecto sobre el, por suerte en el momento que Erwin se disponía a atacar en vez de ello cayo de rodillas dejando caer su espada al suelo, aun perplejo por lo que había hecho y sin apenas poder dar una explicación por lo que había pasado pidió perdón a Ramkir, tras lo sucedido decidieron que entraría solo uno de ellos en el pasillo, en este caso fue Ogmund el que se dirigió hacia la puerta, nada extraño sucedió, la puerta estaba cerrada con llave, pero no hay nada que un buen martillo no consiga, o eso por lo menos pensó Ogmund, y con varios golpes consiguió que la cerradura de la puerta ya no fuera un estorbo, con miedo a lo que pudiera volver a pasar cruzaron por el pasillo Erwin y Ramkir hacia la habitación pero nada extraño ocurrió, la habitación parecía una pequeña biblioteca, pero en ella apenas quedaban unos cuantos libros aun en condiciones de poder ser leídos, y trataban sobre temas mundanos, detrás de la biblioteca hacia una gran cantidad de moho rojo lleno de esporas pero Ramkir lo vio a tiempo y no se acerco a él, en la mesa había también papeles, pero por la humedad nada se podía leer en ellos, por ultimo en la pared del Norte había colgadas cinco mascaras de distintos materiales, desde hierro hasta papel, pero prefirieron no acercarse a ellas, en la pared del Este había una puerta al igual que la de la habitación estaba cerrada con llave, Ogmund intento forzarla con las ganzúas pero su intento fue en vano, así que martillo en mano intento abrirla como anteriormente, pero aunque su golpe fue de verdad poderoso ni siquiera toco la madera, una barrera azulada absorbió el golpe lanzando pequeños destellos azulados hacia los lados, si querían saber que guardaba esa puerta necesitarían la llave para poder abrirla, sin nada mas que hacer allí volvieron hacia el pasillo mientras se dirigían al resto de puertas que en él había...

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