martes, 10 de marzo de 2020

EL ENEMIGO INTERIOR. EL CASTILLO DRACHENFELS. Sesión 7

Le quedaba poco tiempo, ya tenía que haber ido junto a su señor, la cena estaba a punto de celebrarse, desde que habían partido de Altdorf un terrible presentimiento lo había acompañado, pero nadie quería escuchar los miedos de un simple iniciado de Sigmar, con rápidos movimientos trazo palabras casi ilegibles en un trozo de papel y lo enrollo para poder introducirlo en un frasco de cobre, escondiéndolo debajo de una piedra suelta del suelo de su humilde habitación, para mas seguridad de que no sería encontrado apoyo una pata del camastro sobre la piedra, aterrado ante lo que podría pasar se arrodilló junto al camastro rezando para que Sigmar protegiera sus almas y le diera fuerzas ante lo que habría de venir, después con paso firme abandonó su habitación cerrando la puerta tras de si...




Erwin, Ogmund y Ramkir estaban junto a la puerta de entrada del castillo Drachenfels, la tarde ya estaba bastante avanzada y apenas quedarían un par de horas de luz, antes de entrar decidieron que comprobarían  que había alrededor del castillo, con cautela se dirigieron a la parte Este del patio de armas, desde allí fueron rodeando el castillo, seis torres lo circundaba interconectadas por las altas murallas, la otra torre se alzaba desde la parte trasera del propio castillo, justo en la parte trasera había un edificio de un tamaño considerable que por lo que pudo deducir Erwin sería una casa de huéspedes, en el patio de armas había un pozo, en su interior flotando en el agua vieron huesos y trozos de carne humana tanto en estado de descomposición como carne fresca, en la otra parte del patio de armas se alzaba una fuente de dos metros de altura que representaba a dos jóvenes entrelazados, los jóvenes tenían distintas mutaciones y pústulas por todo sus cuerpo, como mínimo resultaba una imagen angustiosa y perturbadora.
Como la noche no tardaría en llegar y la tormenta ya amenazaba con llegar hasta el castillo decidieron que investigarían la casa de huéspedes para así poder descansar allí y a primera hora del dia siguiente entrarían al castillo, una doble puerta de roble macizo era su única entrada, su interior estaba en la mas absoluta oscuridad, Ogmund encendió su farol y con el fueron investigando las habitaciones, algunas de ellas estaban en buen estado mientras otras habían sido saqueadas, en el ala Este en una habitación encontraron un Orco muerto con su hacha oxidada en la mano, sin ningún rastro de haber recibido una herida y una expresión de terror en la cara, en el ala Oeste una de las habitaciones era especial, su mobiliario era el mas austero pero en su interior se respiraba cierta tranquilidad, para Ogmund era como si Sigmar estuviera allí, al registrar la habitación Erwin se percató de que un adoquín del suelo estaba suelto, tras apartarlo descubrió un frasco de cobre con una nota dentro, en ella un joven iniciado de Sigmar relataba sus malos auspicios sobre las intenciones del dueño del castillo, decidieron que descansarían en esa habitación, cenaron y se prepararon para pasar la noche, Ramkir realizó la primera guardia sin que nada extraño sucediera, Erwin cogio el relevo y justo cuando estaba a punto de despertar a Ogmund para revelarlo se escuchó un terrible grito de mujer del ala Este del edificio, el grito desperto a Ogmund y ambos se miraron con cierto temor en sus caras, unos segundos mas tarde pudieron escuchar un fuerte golpe, como si las puertas de entrada se hubieran abierto y golpean las paredes al ritmo del aire que junto a la tormenta reinaba fuera del edificio, preocupados y en guardia terminaron de pasar la noche, a la mañana siguiente la tormenta seguía sobre ellos, con cautela abandonaron la habitación, en la puerta Ramkir pudo ver pequeños arañazos que la cruzaban de lado a lado.


Desandando sus pasos llegaron hasta la entrada al castillo, dentro entraron por un largo pasillo con una puerta al final, el pasillo estaba esculpido con garras, cabezas y como cuerpo saliendo de sus paredes, varias garras y cabezas estaban rotas en el suelo, con cautela avanzaron en fila para mantenerse alejados de las garras, llegaron al otro extremos del pasillo sin que nada ocurriera, pero en ese momento Erwin que iba en cabeza dio un paso atrás, la idea de atravesar esa puerta no era muy buena, lo mejor era dar media vuelta ahora que estaban a tiempo, Ogmund tambien empezo a pensar de esa forma, en cambio Ramkir no pensaba lo mismo y adelantándose a Erwin decidió abrir la puerta y ver que había al otro lado, en la puerta noto que había magia, pero sin poder hacer mucho mas decidió abrirla, no ocurrió nada, al otro lado había una sala pequeña y cuadrada con un a puerta a cada lado, Erwin avergonzado porque un mago demostrara mas valor que el se rehizo y siguió a Ramkir al otro lado, Ogmund tras unos segundos de duda tambien atravesó la puerta, primero decidieron abrir la puerta del Este, esta daba a una gran sala donde había seis cómodas butacas y sobre cada butaca un muerto sentado y amordazado, en una esquina de la habitación sobre un carrito con ruedas había distintos bisturís y tiras de piel secas, cerraron la puerta y probaron a brir la del Norte, esta daba a un gran salón sobre el que había dispuesta una gran mesa, sus comensales aun seguian alli, o mejor dicho sus huesos, los esqueletos de hombres y mujeres estaban sentados en sus asientos como si estuvieran a punto de ponerse a cenar, sus ropas estaban en muy mal estado, desde donde estaban poco mas podían descubrir de los allí presentes, aunque el oro lanzaba destellos con la luz del farol, cerraron la puerta y abrieron la del Oeste, esta daba acceso a una gran sala, decidieron entrar y ver que habia alli, en el Sur había dos puertas, una de ellas daba a un ropero donde había varias capas deshilachadas por el tiempo, la otra puerta era un servicio con cierto lujo, en la parte Norte de la sala habia un escenario y delante de el habia dispuestas sillas para presenciar lo que alli se hubiera reprfoducido, en la parte Oeste de la sala habia un apuerta, hacia alli se dirijieron con suma cautela, de momento no habian encontrado ninguna amenza, aunque la maldad que el propio castillo emanaba les hacia estar atentos y precabidos...                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

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