martes, 30 de mayo de 2017

EL ENEMIGO INTERIOR. MUERTE EN EL REIK. Sesión 2.

La noche caía sobre Weissbruck y con ella sus calles se iban quedando vacías, sus habitantes tras una dura jornada de trabajo buscaban refugio en alguna de sus tres tabernas, de ellas irradiaba un calor acogedor ademas de las risas de sus ocupantes, en otro lugar de Weissbruck, en un sótano, la oscuridad casi se podía tocar con las manos, en ella unos ojos atemorizados no dejaban de mirar la puerta por donde había entrado esperando a que se abriera y alguien viniera a por ella, mientras esperaba a que eso ocurriera abrazaba con fuerza su muñeca, buscando en ella la valentía para hacer frente a la oscuridad...


Mientras Erwin, Ogmund y Nikkit se encaminaban a la posada de El Hombre Feliz para intentar averiguar algo sobre Elvyra y sus posibles captores, dejaron encerrada a Liza en el sótano donde la encontraron, sin poder fiarse de nadie era la mejor opción, hay podría estar segura hasta que volvieran a por ella.

La taberna de El Hombre Feliz estaba ubicada hacia el sur de Weissbruck, de ella salia un gran bullicio, en su interior se podían distinguir gente del lugar y otros forasteros, gente de la mina cercana de Delfgruber, y aunque cada uno de ellos busco por la taberna a alguien grande con alguna prenda gris desgarrada no encontraron a nadie que les llamara la atención, pero a Erwin si que alguien le encontró, mientras deambulaba por la taberna dos hombres se le acercaron intentando venderle una capa marrón que uno de ellos llevaba en sus brazos, ante el rechazo de este el otro hombre le tendió la mano para estrechársela pero Erwin no estaba por la labor y ignorándolo busco con la mirada a sus compañeros, pero entre el bullicio no los encontró, justo cuando se volvía a girar hacia los dos hombres el que le había tendido la mano se la estrecho para acto seguido ambos desaparecer entre el bullicio de la taberna, Erwin se noto algo húmedo en la palma de su mano, tenia como pintura color purpura, se dirigió hacia la barra donde se la limpio a la vez que Ogmund y Nikkit se reunían con el sin haber visto ni oído nada de los tres hombres que buscaban o de Elvyra, ni siquiera el posadero les pudo decir nada que les pudiera ser útil, pero mientras se dirigían a la salida un viejo que allí estaba sentado mascando tabaco si que les fue de utilidad, por unas cuantos chelines de plata les contó que la noche anterior tras hombres fornidos cargaron un baúl en una carretilla y marcharon hacia el norte, en dirección a la exclusa, el posadero pudo corroborar que estos tres extranjeros que ademas no olían muy bien eran de Altdorf y que lo extraño de todo es que segun ellos mañana por la mañana un amigo suyo les vendría a recoger pero en vez de dormir en la taberna pagaron y se fueron la noche anterior.

Sin perder mas tiempo y aprovechando el amparo de la noche se encaminaron hacia la exclusa al norte de Weissbruck, en ella Ogmund encontró entre la maleza un baúl en el que podría haber cabido un cuerpo, y una carretilla, con cuidado cruzaron al otro lado del canal, allí encontraron unos pasos de alguien que había caminado cargado, siguiendo los pasos llegaron hasta un granero en bastante mal estado, con unas puertas envejecidas de color rojo, con cautela se acercaron a ellas, en su interior se oía los ronquidos de alguien, con mucha destreza entre los tres consiguieron levantar el listón que por dentro les impedía entrar en el granero, una vez dentro y sin apenas hacer ruido entre Nikkit y Ogmund se encargaron que el hombre que emitía los ronquidos no volviera a despertar, pero mientras avanzaban hacia el otro lado del granero de allí una saeta voló en dirección a Erwin fallando por muy poco, cuando Erwin y Nikkit subieron a la parte de arriba del granero en ella había dos hombres fornidos y Elvyra amordazada y con las manos atadas a la espalda, uno de los hombres la mantenía cogida por detrás mientras con un cuchillo amenazaba con degollarla si no tiraban las armas, mientras el otro con la ballesta ya recargada les apuntaba, pero pese a la amenaza Nikkit y Erwin se abalanzaron sobre el hombre de la ballesta acabando con el sin que pudiera dispararlos, mientras el otro hombre junto a Elvyra  se lanzaba desde la parte alta del granero al exterior, aterrizando sin ningún daño en un montón de paja que había debajo, sin perder tiempo y dejando a Elvyra allí tumbada salio corriendo a  la a
protección de la noche, y aunque le disparo Nikkit y consiguió herirlo el hombre pudo escapar, registraron a los hombres muertos y salvo alguna moneda y las hierbas que habían cogido de la casa de Elvyra poco mas llevaban encima, solo un pendiente de plata con la forma de una cabeza de rata que ambos llevaban les llamo la atención, con rapidez volvieron sobre sus pasos hasta la casa de Elvyra donde tras revisar la herida que Erwin y Ogmund tenían infectada les preparo un bálsamo que haría que la infección remitiera, también les contó que los hombres venían de parte de un alto cargo de Altdorf, el cual quería unas hierbas necesarias para realizar un  ritual o ceremonia destinado a las artes oscuras, por supuesto que ella no accedería a tales demandas, por eso mismo huyo de Altdorf hace unos seis meses, no sabia como la habían encontrado, pero otra vez volvería a cambiarse el nombre y buscaría otro lugar donde vivir, y aunque Nikkit insistió en saber quien era esa persona Elvyra no consintió en dar su nombre, así ellos estarían mas a salvo, tras un emotivo reencuentro entre Elvyra y Liza comieron algo todos juntos, descansando lo que quedaba de noche en casa de Elvyra para al día siguiente recoger todos sus enseres y sin que nadie mas lo supiera abandonar Weissbruck en la barcaza de nuestros aventureros en dirección a Altdorf para luego poner rumbo a Delberz, a la casa del maestro de Hans, Heironymus Blitzen un conocido de Elvyra, un Hechicero de las altas escuelas de la magia, un Hechicero Celestial...

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