lunes, 7 de agosto de 2017

EL ENEMIGO INTERIOR. MUERTE EN EL REIK. Sesión 10.

Poco a poco la noche iba cayendo en el Imperio, un grupo de enanos junto a un joven humano cenaban y charlaban amigablemente alrededor de una agradable fogata, no había nada mejor que compartir viejas historia con un viajero tan agradable, el joven se hacía llamar Ernst Heidleman y iba camino de Altdorf para seguir con sus estudios de medicina, se mostró tan atento que incluso mitigo alguna de las dolencias que alguno de los enanos padecía, y así poco a poco la noche fue avanzando y con ella la hora de el merecido descanso, o así debería de haber sido, pero a mitad de noche el joven humano utilizo sus poderes de hechicería para ir dando muerte a cada uno de ellos, cada cual de una manera mas atroz, a todos salvo a uno de ellos, para el ingeniero jefe Aynjull la muerte sería una liberación, el tormento que sufrió fue inimaginable, sus alaridos de dolor resonaban por toda la ladera pero nadie los oiría, estaban solos el y el joven aprendiz de galeno....

Tras amarrar el barco al pequeño embarcadero de la maquina de señales Erwin, Ogmund, Nikkit y Sigfrido desembarcaron y con precaución se dirigieron hacia el campamento de los trabajadores enanos, ya antes de llegar apreciaron que alguna de las tiendas mostraban signos de haber sido quemada en alguna de sus partes, sacando las armas y con mas cautela se acercaron, la escena que presenciaron fue horrible, seis de los enanos yacían muertos en la tienda donde dormían, algunos de los cuerpos presentaban signos de haber sido quemados como por dos lenguas de fuego, sus cuerpos estaban hinchados y en estado de putrefacción, el olor que emanaba de allí junto a las moscas hicieron que tanto Erwin como Ogmund tuvieran que retirarse vomitando todo lo que tenían en sus estómagos, una vez repuestos se dirigieron a la trampilla que daba acceso a la torre, pero allí encontraron el cuerpo del ingeniero enano que dirigía al grupo de enanos, Aynjull colgaba desnudo de una cadena, tenia sus ojos quemados, al igual que todas las partes de su cuerpo mas sensibles, desde luego la muerte que tuvo fue horrible e interminable.

Gracias a la llave mágica descendieron hacia la torre, tras comprobar que nadie había entrado en ella se dirigieron con premura hacia la cámara central donde depositaron todas las llaves en forma de estrella de seis puntas en sus respectivos lugares, para decepción de todos nada ocurrió, pero justo cuando el desanimo hacia mella en ellos, un fuerte chasquido hizo que el circulo que rodeaba la estrella de seis puntas empezara a girar en el sentido de las agujas del reloj, a la vez del centro una apertura iba dando paso a unas escaleras que descendían, con mucha precaución descendieron por ellas dando a una sala con seis estancias a su alrededor, de cinco de ellas se podían ver grandes estantería llenas de volúmenes, la sexta estancia estaba dominada por una gran mesa sobre la que había tres volúmenes abiertos, dos de ellos hablaban de profecías y del lugar donde trozos de la luna Morrslieb habían caído, justo el lugar era en las Colinas Áridas, donde Etelka había ido a buscar algo que no pudo encontrar, el tercer libro era un diario, el diario de Dagmar Von Wittgenstein, un antiguo mago Celestial que por su locura abandono los Colegios de la Magia y del que nadie mas volvió a saber de el, en el diario afirmaba haber encontrado la piedra de disformidad mas grande jamas vista, y con ella en su poder seria el hombre mas poderoso del Viejo Mundo, sus ultimas anotaciones eran que partía con un grupo de gente a las Colinas Áridas con un receptáculo para poder transportarla al Castillo Wittgenstein, tras quemar toda la información para que nadie mas pudiera usarla salieron de la torre en dirección al barco, por precaución hicieron noche en la otra orilla y al día siguiente a pesar de los intentos de Sigfrido de ir directos al castillo decidieron partir hacia Delberz para informar a Heironymus.

Durante siete días viajaron hasta llegar sin ningún contratiempo a Delberz, las noticias que trajeron no hicieron otra cosa que intranquilizar mas al viejo mago, era un asunto delicado, el Castillo de Wittgenstein fue otorgado por la Emperatriz Margritta en 1979 y al igual que Kemperbad no debía pleitesía al Emperador, Heironymus sabia de los peligros que podría entrañar la entrada en el castillo y las posibles consecuencias de estar cerca de la piedra de disformidad, su noble y viejo corazón le hacia que no les exigiera que fueran allí, les dio unos días para que pensaran y decidieran si querían viajar hacia el castillo, tras hablar entre ellos  por fin tomaron una decisión, no irían a ese lugar maldito, quizás el miedo a la muerte o ha algo peor les hizo tomar esa decision, Heironymus como bien les había dicho acato su decisión, no sin sentir una gran decepción, sin mas tiempo que perder envío a Sigfrido de vuelta a Altdorf para que informara de todo lo acontecido y decidieran que se debía de hacer, Sigfrido se despidió de todos ellos, fue una despedida fría, el había anhelado hacer ese viaje y encontrar lo que Dagmar había traído de las Colinas, pero la decisión que se había tomado lo alejaba de ese camino, tras haberse quitado el peso de la decisión descansaron durante dos semanas, al final de la segunda semana Heironymus le comunico que un mensajero del Colegio Celestial le había traído una información importante ocurrida en el Castillo Wittgensteim, por lo visto el castillo se había derrumbado sobre el río, habían encontrado túneles escavados bajo sus cimientos, no sabían quien los habría podido hacer, si humanos o enanos, en los escombros del Castillo se habían encontrado claros signos de que se adoraba a  Slaanesh, pero no se había encontrado ni rastro de la supuesta piedra de disformidad que allí pudiera haberse encontrado, si en verdad alguien la había cogido no se sabia ni quien, ni que consecuencias traería en un futuro....

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