viernes, 20 de enero de 2023

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 43

Se sabe que los enanos san grandes orfebres, que cuando se proponen algo no cejan en su empeño hasta conseguirlo, cabezotas, orgullosos, recelosos, incluso avaros, pero si de algo se orgullecen es de su palabra, su honor y el de su familia depende de ello, pues su amistad no le ata solo a él, sino que esa amistad engloba a toda su familia, tanto presente como futura, ese es el valor de la amistad dada por un enano...



Bajaron tres largos tramos de escaleras, seguían adentrándose en la montaña, al final de las escaleras dos grandes puertas negras les impedían el paso, apenas estaban abiertas un par de dedos desde donde se podía apreciar un oscuro y silencioso pasillo, con cautela empujaron una de las puertas lo suficiente para poder pasar, sus bisagras oxidadas por el paso del tiempo se quejaron en forma de chirrido, ante ellos tenían un pasillo con varias puertas a ambos lados, al fondo una intersección y una puerta doble, como pudieron ir comprobando las puertas a ambos lados del pasillo eran pequeñas viviendas, los muebles ya hacía años que se habían desecho y estaban vacías.


En aquel lugar se notaba el frío de no estar habitado, además del completo silencio que lo inundaba todo un sentimiento de melancolía recorría sus estancias, fuera la noche ya había caído y antes de seguir internándose más en aquel lugar decidieron que sería mejor descansar y pasar la noche en alguna de las habitaciones que habían registrado,  cuando de repente un enano apareció en un extremo del pasillo, para acto seguido otro exactamente igual apareció por el otro extremo, Mankir Vistaguda se hacía llamar, su aspecto no presagiaba que tuviera muy buena salud, su piel acartonada y casi pegada a los huesos y sus ojos hundidos y oscuros así lo atestiguaban, en todo momento sus palabras fueron para que se fueran de aquel lugar maldito, antes de que el mal que allí había acabara con ellos y con sus almas, tras lo cual desapareció mientras sus palabras resonaban en sus cabezas, pero esa no fue la única visita que tuvieron esa noche, tuvieron que lidiar con dos espectros enanos que se abalanzaron sobre Erwin y al que consiguieron atravesar con sus gélidas manos antes de que acabaran con ellos, por suerte el resto de la noche no ocurrió nada más.

Después de descansar decidieron inspeccionar las dobles puertas que habían en la intercesión del final del pasillo, una gran sala se abría ante ellos, un camino empedrado flaqueado por columnas de piedra desembocaba en un estrado elevado de piedra sobre el que había tres tronos, de los cuales se empezaron a formar tres elementales de piedra en cuanto Erwin piso el estrado, los tres elementales atacaron a Erwin y a Ogmund, ignorando a Ramkir y a Leopold, el combate fue duro, pues aunque con cada golpe trozos de piedra se desprendían de aquellos seres estos seguían inmutables, pero la fuerza del martillo de Ogmund junto con la ayuda del resto los fue doblegando y acabando con ellos, en la sala no encontraron nada que les llamara la atención, pero en las habitaciones de la pared que había detrás de los tronos encontraron dos llaves negras, volviendo sobre sus pasos regresaron al pasillo del principio para empezar a inspeccionar la zona del este, no sin antes volver a tener la visita del Mankir Vistaguda volviendo a apremiarles para abandonar el lugar, incluso prometiéndoles oro y objetos mágicos, aunque igual que la primera vez sus palabras fueron ignoradas por el grupo...

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