En su juventud, Sigmar lidero una expedición contra los pieles verdes en el Paso del Fuego Negro, en la que rescato a Kurgan Barbahierro, Gran Rey Enano de Karaz-a-Karak. Como muestra de su gratitud este monarca le entregó el martillo de guerra Ghal Maraz, también conocido como el Revientacráneos, y pasó a ser conocido como Sigmar Heldenhammer, creando un vínculo entre ambos pueblos que perduraría hasta el colapso se su mundo.
El camino fue duro, desde que se adentraron en las Montañas Negras no pararon de ir ascendiendo, no era un desnivel muy grande pero era constante, sin darles un respiro, por suerte la orientación de Leopold les fue muy valiosa, haciendo que siguieran más o menos una línea recta, caminando entre valles y por las faldas menos escarpadas de las montañas, y en uno de estos valles fueron atacados por un pequeño grupo de goblins, por suerte Ramkir pudo percatarse de la emboscada con el tiempo suficiente para avisar a sus compañeros, como era bien sabido los goblins carecían de una gran inteligencia, por lo que entusiasmados empezaron a salir de su escondite en ambos lados de las montañas disparando sus arcos cortos en dirección al grupo, pero aún estaban muy alejados de ellos y sus flechas cayeron a varios metros de distancia, Erwin en un rápido vistazo había localizado al cabecilla y a la carrera junto a Ogmund y Ramkir empezaron a dirigirse hacia él, mientras Leopold amarraba la cuerda de la mula en una piedra para después seguirles, los goblins que habían quedado en la otra parte de la montaña creyeron que huían de ellos y dando saltos de alegría tiraron sus arcos y con la espada alzada empezaron a correr montaña abajo entre gritos, la mayoría perdieron pie y rodaron montaña abajo acabando muertos, el resto salvo uno fueron aniquilados por la magia de Ramkir, el único que sobrevivió se quedo al lado de la mula, rajando con su espada los sacos que esta portaba para ver si encontraba algo que le gustara, aunque al final sucumbió atravesado por la espada de Leopold cuando este descendió de la montaña.
Para llegar hasta el resto de goblins y su jefe tuvieron que correr montaña arriba, lo que les ocasiono alguna que otra caída, varías flechas volaron hacía ellos pero ninguna acertó en su blanco, el jefe goblin intento utilizar su magia sobre ellos pero sin ningún éxito, los goblins fueron cayendo ante los poderes de fuego de Ramkir hasta que solo quedaron un goblin y su jefe, ambos viendo a sus compañeros muertos emprendieron la huida, al goblin sus dioses le ayudaron a escapar para vivir un día más, pero su jefe no corrió su misma suerte y aunque corrió por su vida, Ogmund imploro la ayuda de Sigmar y un cometa voló desde su mano hasta el goblin, acabando con él.
Por suerte los siguientes días no volvieron a encontrarse con mas dificultades, los días fueron pasando y con ellos las provisiones iban disminuyendo, hasta que por fin llegaron a un punto donde parecía que iban descendiendo levemente, hasta que llegaron a una entrada entre dos montañas que daban paso a una especie de valle en forma de cráter, en el valle se podían ver las ruinas de edificios pero en su centro había uno que estaba intacto, de forma rectangular, sin ventanas y con una sola puerta completamente lisa salvo por una argolla de broce en forma de martillo, el techo del edificio era de un extraño material de color negro que reflejaba la poca luz que dejaban pasar las nubes, pero lo que más les llamo la atención fue que todo el valle estaba repleto de huesos, antes de entrar al valle decidieron buscar un lugar más o menos seguros donde poder dejar a la mula, ya que habían visto volar por los alrededores una Manticora, tras ello volvieron al valle y se acercaron al edificio, según iban penetrando en él las nubes se fueron cerrando sobre sus cabezas y un viento empezó a soplar, con cada paso que daban su fuerza era mayor, hasta casi volverse huracanado cuando estaban a unos quince metros del edificio, en ese momento los huesos que estaban entre ellos y el edificio empezaron a moverse formando un pequeño ejercito de esqueletos, quietos ante ellos, sin hacer ningún movimiento, pero su sola presencia fue suficiente para atemorizarlos, Ogmund intento acercarse a ellos mientras lanzaba una plegaria a Sigmar, pero en vez de apartarse de su camino según caminaba hacía ellos estos empezaron a moverse en actitud agresiva, por lo que retrocedió, decidieron pasar lo que quedaba de tarde buscando entre las ruinas, por si encontraban alguna otra forma de poder acceder al edificio, pero su búsqueda no obtuvo ningún resultado, intentaron descansar lo mejor que pudieron refugiados entre aquellas ruinas, pero el aire que corría por el valle parecía que traía los lamentos de los allí muertos, Ogmund y Leopold pasaron una mala noche en donde apenas pudieron dormir a ratos.
La noche dio paso a un nuevo día, un día gris, melancólico, que no presagiaba nada bueno, tras recoger el campamento se dirigieron otra vez hacia la puerta de entrada del edificio, y como el día anterior el viento fue creciendo en intensidad según se iban acercando, cuando estaban a unos quince metros los esqueletos se volvieron a levantar, Ogmund iba en cabeza implorando a Sigmar, detrás suya iban Erwin y Leopold, coco con codo, y detrás de ellos un Ramkir que seguía sin sentir los vientos de la magia en aquel lugar, se sentía incomodo e indefenso sin su magia, estaban decididos a llegar hasta la puerta, si la fe no les abría el camino lo harían sus armas, según se acercaban a los esqueletos estos empezaron a moverse, a envolverles, hasta que.....
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