Todo se había derrumbado como un castillo de naipes, aquel estúpido se había dejado coger, ahora solo sería cuestión de tiempo que fueran a por él, pero ya no podrían parar lo que hace mucho tiempo tenía que haber ocurrido, aquel falso dios debía ser erradicado, pisoteado de una vez, y junto a él sus estúpidos y engreídos siervos, sus leales guardias cabalgaban a su lado, hacía el arropo de sus hermanos de armas.
Simon les trajo nuevas, se había pagado una generosa cantidad de dinero al posadero del Imperial para paliar los daños sufridos por la explosión, cuando regresaran tendrían esperándoles unos baños calientes donde poder relajarse de lo ocurrido los últimos días, mientras, sus ropas serian remendadas y limpiadas para la ocasión, pues esa misma noche tenían una invitación para acudir a la casa de Middenheim en Altdorf, cansados de la ajetreada noche que habían tenido se dispusieron a volver al Imperial, en él pudieron darse ese baño caliente y descansar unas horas, aunque Íñigo primero prefirió gastar sus últimas fuerzas en un conocido lupanar bien conocido por Ramkir, luego se reunió junto al resto en el Imperial.
Por la noche acudieron a su cita, allí fueron recibidos por su anfitrión, que no era otro que el propio hijo del Graf Boris, Heinrich Todbringer, cenaron generosamente mientras conversaban de asuntos intrascendentes, después de cenar se juntaron en un pequeño salón donde ya solos si que Heinrich fue preguntando por los sucesos que habían sucedido desde que salieran de Kislev, mostrándose sorprendido con la verdadera identidad del hermano Karl, agradeciéndoles en todo momento lo que habían conseguido en favor del Imperio, sintiéndose en deuda con ellos. Sabiendo de las creencias de Ogmund y teniendo en cuenta las circunstancias de como se produjo su juramente como Caballero Pantera, le libro de dicho juramento, y igual pensaba hacer con Erwin, pero antes de que pudiera pronunciar esas palabras Erwin pidió a Heinrich que si era digno de poder pertenecer al Circulo interior de los Caballeros Pantera, aquello cogió desprevenido al hijo del Graf, dejando ver por unos segundos la alegría y orgullo que significaba aquella petición, por supuesto accedió a ella, al igual que a Leopold le fue entregado el medallón de los Caballeros Pantera, pasando a ser uno de ellos, durante la velada también fueron informados de que el Graf entraría mañana en la ciudad para reunirse con el Emperador y así discutir la estrategia para intentar para esta guerra, mientras eso ocurría les aconsejo que descansaran, ya avanzada la noche se despidieron de su anfitrión hasta que recibieran nuevas de él.
Como bien les había informado Heinrich, el Graf Boris junto a su guardia personal llegaron a la ciudad a mitad de mañana, las trompetas anunciaron su llegada, la gente empezó a amontonarse en las calles sorprendida, y aunque algún que otro lanzaba insultos en voz baja, la mayoría de gente mostraba cierto respeto, en Palacio fueron recibidos por el Emperador, la Condesa de Nuln y toda la gente importante de la corte, tras los saludos protocolarios el Emperador, la Condesa y el Graf se encerraron en el salón del trono, nuestros héroes decidieron no moverse del Palacio y estar atentos, sospechaban que estando el Emperador y el Graf juntos algo podría pasar, pero por suerte nada extraño ocurrió, Íñigo tuvo un encuentro un poco desafortunado con Martín Fechner, el asesor del Príncipe, este de malas formas aparto a su secretaria Greta Cranach cuando Íñigo intentaba ayudarla con unos papeles, lo siguiente fue un cruce de palabras entre ambos que no fue a más gracias a la intervención de la mujer, lo cual más tarde le ocasiono algún disgusto en forma de golpe.
Durante los dos días que estuvieron vigilando la gente que se movía por Palacio Ramkir tuvo la oportunidad de hablar con el Canciller y primo del Emperador el Conde Siegfried, este le informo de que el Patriarca Supremo de los Colegios de la Magia le había pedido que pusiera a la guardia a buscarlo, por lo visto se le acusaba de usar magia prohibida en la ciudad, la misma que se había usado hace unas semanas en el santuario de la Piedra Brillante, se le acusaba de la muerte de los sacerdotes que allí vivían y de un joven estudiante de medicina, además de los miles de muertos que habían perecido en el incendio de Altdorf, junto a los daños que se habían producido en la ciudad, el Conde prometió a Ramkir interceder por él en cuanto se pudiera hacer publico todo lo ocurrido, pero de momento le aconsejo no salir de Palacio y no mostrarse mucho, por lo visto las acusaciones venían de un protegido del propio Patriarca, de un viejo amigo de Ramkir y sobre todo de Ogmund y Erwin, Sigfrido.
El veneno que Íñigo había usado contra el hermano Karl les había salvado la vida, así que Íñigo intento tirar de los contactos en los bajos fondos, acudió al mismo hombre que les había dado la información sobre la reunión de la Mano Purpura para intentar conseguir algunas dosis, y tras un día de espera pudo conseguir una, quizás a un valor desorbitado, pero si era tan eficaz como la anterior vez bien valía ese dinero, ese mismo día habían recibido una nota para acudir a la casa de Middenheim a las 10 de la noche, -que podría significar aquello?, difícil saberlo, por lo que Íñigo decidió visitar el lupanar por lo que pudiera ocurrir, Erwin decidió esperarle fuera, cerca de la puerta de entrada, poco a poco el tiempo iba transcurriendo sin que Íñigo saliera de aquel antro de perversión, por lo que ya cansado de esperar Erwin decidió entrar para ver donde estaba su compañero, tras hablar con la mujer que regentaba el lugar y más tarde con la chica que había elegido Íñigo pudo averiguar que este había salido por la puerta trasera, la chica ignoraba el motivo, quizás su mujer sabía que estaba aquí o había visto a alguien en la calle, ella que iba a saber, y aunque Erwin amenazo a la chica con su daga, esta aterrorizada no pudo decirle nada más, Erwin salió por la puerta trasera, pero allí no había nada que le pudiera dar una pista de lo ocurrido, empezó a vagar por las calles de alrededor sin ningún resultado por lo que decidió permanecer cerca del puente que cruzaba hacia la otra parte de la ciudad, y allí fue donde vio venir a Íñigo, o más bien lo que quedaba de él, apenas se mantenía de pie, su rostro bien podría haber sido el de un cadáver, el rostro blanquecino y las pupilas enrojecidas, apenas podía hablar, con la ayuda de Erwin consiguieron llegar hasta el Palacio donde pudo recuperarse un poco, lo suficiente para relatarles a todos lo que había ocurrido, cuando dejo a Erwin entro en el lupanar, allí estuvo buscando con que chica o chico pasaría un buen rato, una vez elegida subieron a la parte superior del lugar, a las habitaciones, pero camino de ellas a través de una ventana vio una cara que juraría haber visto días atrás, no sabía si los habían seguido hasta aquí o la coincidencia los había juntando, con rapidez salió por la puerta trasera para intentar dar caza a esa persona antes de que se escabullera, pero de repente su cuerpo empezó a fallarle, todo empezó a dar vueltas, le pareció que ando entre las calles una eternidad hasta que todo se volvió negro, lo siguiente que recordaba fue despertar con la boca reseca, su cuerpo apenas le obedecía pero poco a poco había conseguido ir hacia el Palacio hasta que Erwin vino a él, alguien le había envenenado, quien, cuando o donde, lo desconocía...
Con Íñigo ya mejor, pero reposando en cama, se empezaron a preparar para su cita en la casa de Middenheim...
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