martes, 19 de octubre de 2021

EL ENEMIGO INTERIOR. EL IMPERIO EN LLAMAS. Sesión 27

Había llegado el momento, hacía días que lo había presentido, desde que percibió ese gran poder algo en su interior le decía lo que había pasado, se había negado a creerlo pero ahora tenia la certeza de lo ocurrido, era el momento de dar un paso la frente, estaba preparado para ello, sentía que su poder era inmenso, aquellos que habían perpetrado ese acto comprobarían hasta donde llegaba su poder y crueldad, y sabía quienes eran...


Ante ellos tenían el corredor principal del alcantarillado, el olor que de él emanaba era insoportable, por lo menos para cualquier mortal así hubiera sido, pero para ellos el deber les hacía que aquel olor fuera más llevadero, como bien les había indicado Simon avanzaron hacía la izquierda, en busca del quinto pilar, allí debería encontrarse la puerta secreta, para llegar primero debían saltar al otro lado del cauce del alcantarillado si no querían sumergirse en el agua sucia que lo atravesaba, salvo Ramkir y Leopold que tuvieron que ser ayudados para no caer al agua el resto consiguió saltar sin ningún problema, una vez en el otro lado les resulto sencillo encontrar la piedra que abría la puerta secreta, esta desembocaba en un pasadizo que comunicaba al acuífero de Palacio, claramente la construcción era de manufactura enana y estaba flanqueada por una estrecha pasarela y su respectiva barandilla, a la izquierda se podían ver unas escaleras de piedra que ascendían, en la parte contraria por donde habían llegado deberían encontrar otra de las puertas secretas, hacía allí se dirigieron con rapidez, abriéndola y penetrando en un pequeño pasadizo donde estaban las ropas para que se pudieran cambiar, además de perfume para intentar desprenderse o enmascarar el olor de las alcantarillas, ante la duda de a  donde podrían dar los escalones de piedra, Íñigo y Leopold se acercaron con cautela para dejar en uno de sus escalones unos de los faroles, en caso de huir por allí el derramar aceite sobre ellos les podría dar ventaja si estaban siendo perseguidos, una vez cambiados de ropa y abierta la puerta secreta del pasadizo empezaron a ascender por unos escalones que les deberían de llevar hasta la habitación del Emperador, y así fue cuando al llegar al final de los escalones abrieron la ultima puerta, esta movió la estatua del antiguo Emperador Wilhem II,  ante ellos tenían una antesala con un gran sofá enfrente de una chimenea que aun estaba encendida, de las paredes colgaban tapices que mostraban los acontecimientos más importantes de Magnus el Piadoso y de Wilhem II, a su derecha unas grandes puertas que debían de dar a algún pasillo, mientras que a la izquierda una gran puerta entreabierta dejaba ver una cama con dosel, con cuidado fueron entrando en la habitación, pero cuando Leopold que era quien cerraba el grupo estaba a punto de entrar escucharon una pequeña conversación detrás de las dobles puertas, para acto seguido ver como el pomo empezaba a girar para abrir una de ellas, rápidamente cada uno se escondió donde pudo, la puerta se abrió y una anciana con los ropajes de Shallya entro en la habitación, cerrándose la puerta de nuevo, en sus manos llevaba una bandeja con una sopa caliente, pan, queso y una manzana troceada, con rapidez Erwin la inmovilizo mientras Ramkir cogía la bandeja para que nada cayera al suelo, la anciana no opuso resistencia y al poco la tenían tendida en el suelo atada, amordazada y con los ojos vendados.


En la otra habitación estaba el Emperador dormido, desde que lo habían visto en el funeral del Gran Teogonista Yorry XV había mejorado su aspecto, aun se le veía débil, pero ya no aparentaba la edad de un anciano, a través de un gran ventanal que daba al patio interior de Palacio pudieron ver que ya estaba amaneciendo,  no tenían tiempo que perder, ante el miedo de que el Emperador no pudiera entender la situación y se pusiera a gritar decidieron inmovilizarlo y amordazarlo, ya habría tiempo después de explicarle todo muy bien, ya que el trato que le iban a dar no iba a ser el más apropiado, y de esa forma volvieron a descender por los estrechos escalones que daban al pasadizo, allí tras cumplir con la etiqueta le terminaron de explicar la situación, este una vez libre de ataduras les pregunto sus nombres dándoles las gracias por haberle sacado de su jaula, y aunque débil intentaría no ser una gran carga, Ogmund intento mitigar en lo posible la debilidad del Emperador mediante diferentes bendiciones, ahora debían de salir de la ciudad, si volvían sobre sus pasos debían atravesar el acuífero, si no, podían intentarlo por el otro lado del pasadizo que debía de dar al alcantarillado que desembocaba en el pequeño Reik, empezaban a escuchar ruido de pisadas pero sin poder ubicarlas con exactitud, por lo que decidieron probar suerte por el alcantarillado que daba al pequeño Reik, avanzaron con cautela, incluso tuvieron que esconderse en una de las ramificaciones, sumergidos en las fétidas aguas hasta las rodillas,  hasta que una patrulla de guardias de alcantarillas pasaba de largo buscando el origen de la luz que habían visto, tras andar durante un buen rato el corredor se ensancho dando paso a una gran estancia, la canalización de agua seguía más adelante pero unos gruesos barrotes les impedían continuar su camino, en uno de los laterales unos escalones daban paso a una puerta que debía de dar a alguna sala donde descansaban o pasaban el tiempo los guardias de alcantarillas, en  el techo una pequeña rejilla traía el ruido de sus voces, los barrotes eran lo suficientemente gruesos para que no pudieran ser doblados, pero Ramkir utilizo sus artes mágicas para calentarlos y así poder doblar un par de ellos, mientras esto ocurría de la parte superior pudieron oír como un guardia entre insultos  mandaba a los guardias de alcantarilla a patrullar por el alcantarillado, en busca de cualquier cosa que vieran sospechosa, eran ordenes de Palacio, se empezaron a escuchar pasos que se iban acercando a la puerta, Íñigo se había encargado de esparcir en los escalones aceite, a la vez que Ramkir consiguió doblar el ultimo barrote para poder salir  la puerta se abrió, los dos hombres que iban en cabeza resbalaron rodando escaleras abajo, lo que ocurrió después fue rápido,  Ogmund cogió al Emperador pasando entre el hueco de los barrotes doblados, Leopold los siguió un poco más rezagado por si la cosa se complicaba detrás, mientras Íñigo en un rápido movimiento cogía el farol que había soltado el guardia al caer y lo lanzo contra los peldaños de la escalera, esto provoco que el aceite que había sobre ellas prendiera, para acto seguido ensartar con su Vizcaína al guardia que aun estaba en el suelo, ayudado por Erwin acabaron con otros dos guardias mientras daban tiempo a que Ramkir utilizando de nuevo su magia volviera a doblar unos de los barrotes para dejarlo en su sitio y así que nadie les pudiera seguir, tras avanzar durante unos cientos de metros por fin salieron al exterior, ante ellos tenían un pantano y a sus espaldas a unos trescientos o cuatrocientos metros los muros de la ciudad de Altdorf.

Sin tiempo para descansar y con el Emperador exhausto siguieron avanzando hasta alcanzar la carretera de Bögenhafen, en ella estaba esperándolos Erich Alder junto a seis caballos, sin mediar palabra les ayudo a montar y salieron al galope hacía el pueblo de Hartsklein en el canal de Weissbrück, allí tenían habitaciones reservadas donde tenían todas sus pertenencias, y donde descasaron hasta mitad de tarde, ya que decidieron esperar a Ramkir que se había quedado bastante rezagado, aunque esto le sirvió para ver como dos jinetes de la guardia de Altdorf atravesaron Hartsklein y siguieron hacía adelante, ellos podían hacer noche en la posada o seguir camino a Walfen, con el riesgo que les caería la noche antes de llegar, decidieron esto ultimo, avanzaron por el camino que llevaba a Walfen hasta que ya caída la noche una patrulla del ejercito de la Reikland les intercepto, fueron escoltados hasta el campamento donde intentaron hablar con Kurt Helborg, pero sus peticiones no fueron atendidas y un lugarteniente fue quien se intereso por ellos y por sus motivos, aquello podría haber sido un problema pero fue el propio Emperador quien se mostro ante todos antes de que eso ocurriera, aquello cogió por sorpresa a los soldados que estaban cerca y poco a poco la voz se fue corriendo por todo el campamento...

Tanto el Emperador como sus rescatadores fueron escoltados hasta el castillo de Walfen, allí el Emperador se separo de ellos, fueron llevados a habitaciones individuales donde tenían preparado un baño caliente, cómodas camas y ropa limpia, después de un día tan estresante bien se merecían un descanso...

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